Partida Rol por web

Sareval, sin quitarle ojo al sapo que estaba a su derecha, comenzó a jalear al enano. Simplemente gritó, sin hacer aspamientos que pudieran molestar a los batracios.

- ¡Vamos, enano, demuestra de lo que está hecha tu raza!. 10 monedas de oro por el enano! ¿Alguien me lo cubre?

Bueno, al fin de al cabo si se derramaba sangre no sería la suya. El hechicero estuvo tentado de lanzar algún conjuro a carachatarra antes de que empezara el combate, pero no hubo tiempo y , sobre todo, tras las advertencias de Puñal sobre los batracios, no quería tentar a la suerte y que las criaturas se enojaran.

El enano, que parecía poca cosa a primera vista, emitió un grito que helaba la sangre y avanzó hacia el rechoncho batracio, asestándole un tajo en su viscoso flanco...

El boggard recibe el hachazo de Gongaldur con una mueca de dolor, casi la misma que ponen sus compañeros del público. El enano parece muy seguro de sí mismo, pero el batracio maniobra para no quedarse arrinconado y emite un croar espantoso. Los pájaros de los árboles que hay alrededor salen volando despavoridos, así como las ardillas, conejos, e insectos con capacidad auditiva. A Gongaldur se le torna el gesto bajo la máscara de metal, y Puñal se pega un susto que casi se sube a la copa de un árbol. Este era el famoso croar de los boggards. Ciertamente intimidatorio.

Golgandur nunca había oído nada tan espantoso como el croar de esa sobredimensionada rana. Verdaderamente, sintió miedo como pocas veces lo había sentido...
Pero, aunque su pulso tembló, tan espantosa acción debió distraer al batracio, que de nuevo dejó abierto su flanco y de nuevo recibió el frío metal en su costado...

El batracio parecía ser incapaz de estarse quieto. Dio unos pasos alrededor del enano y esgrimió su maza con fuerza para estamparla estampó contra el costado de Gongaldur, que notó cómo las púas de la vara atravesaban su armadura y se le clavaban profundamente.

Golgandur apretó los dientes; nada de gritar, se dijo. Pero seguramente fue el dolor el que le hizo errar en su nuevo ataque, que sólo hendió el aire...

 - ¡Vamos Cara-Chatarra! ¡Tu puedes!¡Esta noche cenaremos ancas de rana!

El batracio se excita tanto que al lanzar el supuestamente golpe de gracia al enano se pasa de fuerza y la maza cae al suelo.

Lo inesperado de la situación sorprendió al enano, que lejos de aprovechar su situación ventajosa, golpeó infructuosamente la poca armadura que viste el batracio...

El batracio aprovechó el error de su oponente para dar un paso atrás, recoger la maza del suelo y volvera ponerse en guardia.

¡Vamos, mátale de una vez maldito enano! - gritó Puñal desde su posición para picar a Gongaldur.