Partida Rol por web

El enano, nada más ver que aquellos bichos sacaban las lanzas se tiró de cabeza mientras gritaba como un... bueno, como lo que era, un demente. Llegado al primer recolector de rábanos el hacha traza una trayectoria que atraviesa al bicho. Entra por un costado y sale por el otro. Tras unos segundos de silencio, el torso de la criaturilla ce al suelo. Y luego sus piernas.

 Sareval pensó: - Jodido enano, me ha quitado mi idea... y sonrío mientras cargaba contra otro de los kobolds.

- Enano, te sigo! - gritó. Con tanta ansia corrió al combate, que fallo su ataque contra el kobold.

La débil mente de los kobolds no soporta la visión de su compañero descuartizado y menos aún la de ese grupo de salvajes que aparece desde la arboleda armado hasta los dientes. Tiran las lanzas al suelo y salen corriendo a todo lo que dan sus minúsculas piernecillas, perdiéndose en la espesura entre gritos de horror.

Gottfried miraba con estupefacción la escena-. Entiendo que se trate de alimañas, Gongaldur, pero ¿no ha sido un poco excesivo? Si ya trabamos conversación, o algo parecido, con los batracios aquellos, no había problemas en intentarlo con estas criaturas... Bueno, ya es tarde, registremos el cadaver por si llevara algo de interés, y volvamos a los caballos.

 - Estoy de acuerdo con Gottfried. No me gusta eso de ir masacrando alimañas, pero es cierto que así has conseguido ahuyentar al resto. Coged lo que queráis y exploremos el resto del terreno, que mañana tenemos que llegar al puesto de Oleg.

Neaniver hizo una mueca parecida a una sonrisa, carachatarra se habia desquitado de su encuentro con el batracio. Subio a su caballo y lo espoleo hacia donde Sandael indicaba.

Gottfried se dio media vuelta y siguió al hechicero, murmurando una plegaria a su diosa por el alma de la criatura.

 Sareval ayudó al enano a subir en el caballo.

- La próxima vez, amigo enano, la primera sangre será mía. - dijo a Gongaldur con una sonrisa en la cara. Buen golpe, por cierto.

Ardiente, 9 de Pharast de 4.710. Noche.

Un día entero subidos al caballo y paseando por entre matojos y ramas mientras Neanniver garabateaba en un papel y Sandael les hacía detenerse de vez en cuando para reorientarse. Como el día anterior. La exploración no era lo que se dice divertida ni saludable para los glúteos. Estaban cada vez más cerca del Puesto Comercial de Oleg y era muy posible que al día siguente lo alcanzaran en un par de horas, ya que podrían viajar con normalidad y no cartografiando cada palmo de terreno.

Los viajeros encendieron una fogata, ataron los caballos a un árbol cercano y se dispusieron a pasar la noche.