Partida Rol por web

 Los días transcurren con normalidad... si normalidad llamamos al movimiento soldados, de familias que empiezan a huir de la ciudad y todo lo propio de una evacuación. A pesar de todo, las cosas van bastante bien: la evacuación esta siendo un éxito y poco a poco los habitantes del Transbordador de Drellin van saliendo de la ciudad con las pertenencias que pueden llevarse a mano. Las ayudas entre vecinos y soldados son constantes. Además, los pocos problemas que han podido surgir (los típicos robos que suelen surgir durante este proceso) han sido rápidamente cortados por la guardia de la ciudad. En general, la evacuación esta siguiendo un magnífico orden.

Respecto a las patrullas, algo que atañe más de cerca a nuestros aventureros, la verdad es que han sido bastante tranquilas (para desgracia de Henderch). Si bien es cierto que hubo ciertos problemas con las "invocaciones" de Katan (cierta reticencia por parte de los soldados de Soranna de patrullar con los mismos) al final lo aceptaron como un mal menor (con la condición que ninguna de esas invocaciones entrase en la ciudad) . Para que no hubiese confusiones (poco probable dado el estado de los cadáveres) se les colocaron a los mismos sendos pañuelos rojos en el cuello, para identificarlos. 

Transcurrido tres días desde que volvisteis todo marcha a la percepción. Ha terminado vuestra última vigilancia y os encontráis ahora mismo en la posada, tomando algo antes de iros a acostar.

Tres días de constante movimiento. Tres malditos días sin encontrar un solo trasgo al que rebanarle la maldita cabeza. Tres días sin ni siquiera atisbar en la lejanía a un solo enemigo.

En esto y en otras cosas pienso mientras me hallo sentado ante una mesa de la posada devorando un pollo adecuadamente regado con hidro miel. Y de vez en cuando, se me escapa un gruñido. Aunque no aclaro si es a causa del sabor del pollo o quizá, a causa de la situación vivida.

Finalmente arrojo sobre la fuente el ultimo hueso ya pelado de carne y acabo mi jarra de un trago.

Me permito una mirada a mi alrededor y no es que abunde mucha clientela en el local, a excepción de mis compañeros. Todos en la ciudad, se dan prisa por ultimar los detalles de su éxodo. Algo normal, creo yo.

Finalmente, tras un ultimo gruñido, digo.

Que poco me ha gustado el no haber encontrado a nadie al que reventarle la cabeza. Y no solo por el agradable espectáculo que supone siempre, ver a un trasgo sin cabeza. No.

Me preocupa y mucho, no haber hallado rastro alguno de fuerzas enemigas. ¿Donde están?. ¿Quizá aguardando el paso de la población de este lugar?. Espero que no se nos haya pasado por alto ningún camino secundario por el que hayan podido avanzar sin delatar su presencia.

 Evea que había estado tocando varias canciones, acompañada por el sonido de su arpa, estaba junto al hogar, apoyada ahora de espaldas a la pared.

 Ante las palabras de Hen una sonrisa aloro al inicio, al ver el caracter temperamental del guerrero.

 - Espero que sea un síntoma de que nuestra maniobra sobre el puente fuera la acertada. En cuanto que que la horda nos rodeara para asaltar a las personas que dejan la ciudad... lo dudo, el paso por el transbordador es importante por ese ejército tan grande. Pero me pregunto que será de Jorr, hacé ya tres días qu eno tenemos noticias suyas.

Tres días y ningún movimiento extraño. Un ejército tan grande no era fácil de mover, pero tampoco habían visto ninguna avanzadilla que alentara la espera... - ¿acaso estoy deseando que la incursión se produzca? - se preguntó el joven druida al descubrir su impaciencia por enfrentarse al enemigo - creo que los nervios nos pueden jugar una mala pasada. ¿Pues no parece que estuviera deseando entrar en acción para acabar con esto cuanto antes? - comentó con una sonrisa inocente en la cara - si nuestros presagios son acertados, no tardaremos mucho en enfrentarnos al mayor enemigo con el que nunca lo hayamos hecho - dijo con la mirada algo perdida en sus pensamientos.

Tras unos momentos, miró a Evea - creo que el viejo sabrá cuidarse solo, aunque espero estar en lo cierto - suspiró - después de darle vueltas a la situación, creo que nuestro sitio está aquí. He pensado el establecernos en la torre abandonada de Vraath, pero dejaríamos indefensos a los aldeanos si el ejército invasor tomara otra ruta mejor. ¿Sabéis si Soranna ha puesto vigilantes en las afueras del bosque para mantener el máximo terreno posible cubierto? No me gustaría estar mirando hacia un único sitio y que aparezcan por otro bien distinto - un tono de resquemor le delataba. El druida parecía que no las tenía todas consigo y, quizás, parecíera como si el nerviosismo por la espera empezara a hacer mella, como él mismo había avisado.

Tras tres días de patrulla el grupo había vuelto a Drellin. No habían encontrado ninguna señal de trasgos u otros seres, y eso había puesto nervioso a más de uno.

Por su parte el brujo parecia estar tranquilo. Estaba seguro de que la lucha llegaría, sólo le preocupaba que les encontraran preparados.

Como dice Porfidius, yo no me preocuparia por el viejo. Parece saber lo que se hace, y si ha llegado a esa edad es porque tiene recursos.
En cuanto al ejercito, bueno. Seguro que se han retrasado más por lo del puente y por los cadaveres que dejamos allí. Lo más probable es que el lider haya querido ser precavido, o eso o ha mandado un grupo más reducido de exploradores, lo cual es más dificil de detectar.
Pero estoy convencido de que tendremos una pelea de las buenas. Una que incluso Henderch saldrá contento.

Las palabras de Necrull, hacen que recupere el buen humor. Pero mirando al Warlock, alzo el índice de la mano derecha y puntualizo.

No olvides un detalle de suma importancia. Tan importante como el combate en si, es la posibilidad de poder patear los cadáveres de nuestros enemigos destripados. Y eso se logra con la victoria.

Como me gusta esta palabra. Es evidente por la ferocidad que muestra mi sonrisa. Tras decir esto, miro de nuevo a los mios mientras me levanto de la mesa y añado.

Si estáis seguros de que no se nos ha podido escapar ningún maldito trasgo por alguna ruta secundaria, por mi de acuerdo.

Entonces me vuelvo hacia Porfidius y comento mientras me apoyo contra la ventana.

Templa esos nervios compañero. A todos nos afecta la espera que precede a un combate. Pero estoy convencido de sabrás dar la talla como en todas las ocasiones en las que nos hemos jugado el pellejo.

Pues bien...

Prosigo tras haberme levantado.

Ya que el día llega a su fin, ¿Que hacemos?. Si las patrullas de guardias mantienen un nivel de vigilancia adecuado en torno a esta ciudad, quizá deberíamos aprovechar para reponer al máximo nuestras fuerzas. O también, podríamos hacer una última ronda para asegurarnos del grado de atención de la guardia nocturna.

 La verdad es que la inactividad de los últimos días, bueno inactividad tampoco, pero sin tener un adversario visible al que plantar cara o del que huir, había hecho que la sensación de peligro menguara un poco.

... pordía ser que se dieran por vencidos, no creo.

 La verdad es que la idea de acostarse pronto tenía su atractivo, pues ahora que el éxodo había empezado la ciudad estaba prácticamente vacía.

 Finalmente optó para ir a dar un paseo.

 - Estaría bien ir a dar una ronda de vigilancia nocturna.

Pues por mi vamos....Cuernitos está deseoso de probar su nueva armadura! Miren! Si hasta le castañeta la mandíbula por la ansiedad!
Katan se refiere al minotauro alzado como esqueleto, el cual posee ahora no solo los guanteletes de fuerza de ogro en ambas manos huesudas, sino también un camisote de mallas de su talla. Con las manos enguantadas, sostiene la gigantesca hacha que blande de un lado para el otro al caminar.
Katan por momentos viaja sentado alrededor del cuello del esqueleto, y otras veces se recuesta en los blandos y pútridos brazos del zombie-trasgo.
Pocas veces, ...camina.

URRRRGG CLAP CLAPPPPP!!! chilla el toro esqueleto, agitando su pañuelo rojo atado entre los cuernos.

 Os disponéis a salir de la posada para dar una última ronda cuando de repente oís un fuerte alboroto en el exterior. 

¡Despertad, despertad! ¡Los trasgos atacan la orilla occidental!- grita alguien. 

Salís con rapidez hacia el exterior, y desde ahí podéis vislumbrar un pequeño resplandor en esa dirección así como humo, mucho humo. El ruido del crepitar de las llamas os confirma vuestros temores: la zona occidental esta ardiendo.

No lo dudáis ni un segundo, corréis hacia donde se encuentra el fuego para hacer frente a la amenaza. Para ello os dirigís hacia el transbordador, único medio para cambiar de orilla.

Cuando os acercáis lo suficiente, veis allí a Soranna reuniendo apresuradamente a alguno de sus guardias.

 Gracias a los dioses que estáis aqui- os dice nada más veros- merodeadores trasgos atacan la zona. Vamos a ir a por ellos y me vendría bien vuestra ayuda.

¡Alarma!

Lo primero que ven mis compañeros, es a un tio salir disparado mientras que, como puede pues va a toda velocidad, trata de hacer tres movimientos simultaneamente.

Bajarse la cimera del yelmo. Lo Cual no es muy difícil pues tiene tendencia a bajarse sola.

Colocar el escudo en su sitio en el brazo izquierdo. Algo ya mas difícil pues hay que ver lo que baila colgando a la espalada.

Y naturalmente, desenvainar, lo que dificulta la carrera un poco, por decir algo, ya que no es que vea demasiado a causa de la jodida cimera del yelmo y, además, que una hoja de metro y medio de largo, calculando por encima, no es que contribuya precisamente a mejorar el equilibrio de una carrera.

Pero cuando logra hacer todo esto a la vez sin estamparse contra el suelo, la imagen cambia. Vaya si cambia.

Y por lo tanto, lo que ahora ve Serenna acercandose a toda velocidad es a un tío con un yelmo repleto de pinchos y un par de flechas clavadas. Con una espada que a la luz de la luna parece mas terrorífica aun, con un escudo triangular que parece totalmente negro a causa de la escasa luz, y con el típico traqueteo que producen las correas de su cota de malla de mithirl.

Y esta aparición, sin ni siquiera subirse la cimera de su casco, lo que da un tono mas cavernoso a su ya ronca voz, se planta delante la capitana y solo suelta una frase.

¿Por donde?.

Katan se acerca seguido de sus dos muertos-esclavos-cadaveres, ...ésta vez a pie, y pregunta a la capitanta al tiempo que sacude unos anillos y collares de hueso para darse suerte.
Solo trasgos? O han visto alguna criatura...más interesante?...para mis experimentos claro...

El enano se pone en pie de un salto y con un rápido gesto recoge y se coloca su capa- Vayamos rápido o no tendras con quien jugar- dice el enano al tiempo que guiña un ojo al guerrero-Tratad de luchar siempre a la luz o estaremos en desventaja....

vamos pues, no perdamos más el tiempo- el enano avanza rápido hacia la puerta

 Por lo poco que se, solo trasgos- responde. La capitana ya ha reunido suficientes hombres y os hace un gesto para que la sigáis.

Montáis todos juntos en el transbordador que os lleva hacia la otra orilla.

Nosotros iremos por esa dirección- dice mientras os señala hacia la izquierda- vosotros podéis ir por la otra. Será la mejor forma de abarcar mayor terreno. Buena suerte- dicho esto, Soranna se marcha con su grupo, dejándoos solos.

 Evea estaba silenciosa, sus sentidos en busca de cualquier amenaza, su zurda aferraba a Lira, con una flecha puesta en la cuerda, sin tensar aún.

 El gruo estaba ya en la orilla enemiga, o eso parecía si se habían avistado trasgos. ¿Serían muchos? ¿De que tipo se tratarían, de batidores, o una fuerza de élite avanzada?

 Ante las palabras de la oficial Evea simplemente asiente.