Partida Rol por web

Viendo como Henderch y Shadowbear tienen controlada la situación con el último trasgo, Necrull mira al bosque por si acaso aun hubiese alguno escondido.

Venga chicos. Ya es vuestro.

Porfidius, aún volando sobre el bosque, al ver como tienen controlada la situación sus compañeros comienza a hacer grandes círculos buscando posibles enemigos y la guarida de estos, si estuviera cerca. Luego comienza a descender lentamente, para culminar con su vuelo en breve.

El ogro camina hasta alcanzar al ultimo de los trasgos. Sus largas zancadas, van dejando huellas profundas en la tierra. Al llegar, alza su gran clava, y la descarga con fuerza sobre la cabeza y hombros del trasgo.

El pobre trasgo de pronto, Se ve el centro de atención de un tipo que gruñe mientras suelta entre dientes no se que de una cerveza, de un enano con mala leche, y de propina, de un ogro que, a juzgar por el olor, no es que sea un zombi no, es que se esta pudriendo a la vista de todos.

Y quizás por el cerebro del trasgo, si es que tiene, pase alguna maldición a la salud del dios de turno. Pero tampoco es que tenga mucho tiempo para pensar en maldiciones. Dos hojas de acero y un garrotazo, se encargan de que los pensamientos del trasgo, queden cortados de raiz. Y yo, tras liberar mi acero, echo un vistazo a nuestro amigote el ogro zombi y tras cruzar una mirada con Shadow, digo.

¿Que te parece?. Este esta peor que yo en un dia de resaca.

Pero mientras digo esto, recupero mi posición de guardia en medio de los arboles y presto toda mi atención a nuestro entorno. Pues me he dado cuenta de que Porfidius, sigue con su reconocimiento aéreo y por tanto, no es el momento de bajar la guardia.

Cita:

El ogro baja la mirada hacia el guerrero de rojiza barba. Extrañamente, por la mente podrida del gigante, pasa un vestigio de pensamiento: -...espero que haya dos...

El ogro, mira alrededor, y cuando se agacha ya a arrancar cerebro del trasgo muerto, zas...desaparece en una humarada de tierra y niebla.

Muy cerca, el viejo katan se habia ya subido al paramo, y observaba con sus ojos negros el cadaver del primer trasgo muerto.
Mmmmmm ...hummmmm....no es que esté tan mal éste....
Hummmm. Quizas...si?...SI!

El ermitaño, se pone en cuclillas, y comienza a registrar el cuerpo del trasgo muerto. No sus pertenencias, -aunque rápidamente hecha un vistazo-, sino mas bien el estado del cuerpo.

Entonces, saca de su bolsa un envoltorio de tela, y comienza a untar y emparchar la fisura en el craneo del trasgo muerto.

Finalmente el guerrero y el enano terminan con el último gran trasgo que queda.

 Ambos os percatáis de que de la espesura comienzan a aparecer grandes trasgos... un nuevo ataque!

Te percatas de que, de la cabaña abandonada salen un can del infierno así como dos nuevos grandes trasgos... directos hacia la batalla. 

Parecia que todo había terminado. El último trasgo había caido, el zombie había desaparecido y la gata estaba a punto de dejar de cantar.
Por fortuna, o por desgracia, Necrull era un hombre precavido y hasta que no se aseguraba de que todo estaba terminado no se dejaba estar. Lo cual vino bien porque pudo observar como más trasgos aparecian en la espesura. No podía etar seguro pero parecian demasiados.

ATENCION, no os relajeis, vienen más.

Maldita sea , aquí somos un buen blanco. Si nos logran flanquear estaremos acabados.

En cuanto se asoma el primer trasgo, el brujo le lanza un nuevo rayo de energia violacea. Aunque no le golpea le hace frenar un poco el estusiasmo.

Deberíamos movernos. Aquí somos una presa facil.

Katan, habia estado estudiando el cadaver del trasgo. Se disponia ya a sacar una piedra rugosa de un bolso, ...dispuesto a realizar quien sabe que extraño ritual, cuando oye la advertencia de Necrull.

Al instante, el viejo ermitaño se pone en pie, alerta, regresando de momento a la seguidad del grupo.

El águila, desde su situación aventajada, invoca del cielo un nuevo relámpago con uno de sus gritos elegantes, que cae por una zona cercana en donde se encuentran los compañeros, pudiendo estos preveer que había más enemigos cerca...

 Evea no había dejado d cantar, se había mantenido cantando en voz baja. Dudaba de que el peligro hubiera pasado. La partida de trasgos emboscadores era lo suficietemente grande como para que alguien la diregiera, y a ese alguien no le había visto... aún.

 Seguía barriendo con la mirada los alrededores en busca de esa alguien, ceando de pronto Perfidius lanzó otro rayo de electricidad contra algo. Evea volvió a cantar ev voz alta, imprimiendo un crescendo en su voz.

¡Vaya!. Pues parece que vamos a tener segundo asalto.

Y nada mas decir esto, todos podemos ver como, cerca nuestro, cae un rayo del cielo marcándonos el objetivo. Y yo, no puedo evitar fruncir el ceño antes de añadir.

Pues en fin. Si hay mas desesperados con ganas de morir por aquí cerca, por mi encantado de complacerles.

Y dicho esto, presto particular atención a la zona en donde ha caido el rayo de nuestro emplumado compañero.

El enano, oserva atentamente en la dirección de impacto del rayo al tiempo que limpia sus armas.

El enano desaparece entre el soto bosque, en un abrir y cerrar de ojos

 Varios soldados se acercan tanto por el norte como el sur. Desde luego, vais a tener que combatir de nuevo...

Katan, tras buscar un lugar en medio del claro, comienza a hacer una especie de cántico ritual, al tiempo que lanza unos guijarros al aire.
Al instante, el aire a su alrededor comienza a ralear, como si el olor a putrefacción que siempre le acompaña, estuviera ahora subiendo de temperatura.

Rapido! Ataquemos antes de vernos rodeados! dice a sus compañeros.

 Evea staba preparada para hjacer frente a la nueva amenaza antes de que nos dividieran en dos grupos decidió abatir cuanto antes a los que se interponían.

 Cantndo estasiada, voz en grito, apunta y dispara a gran velocidad flechas que van a buscar a los grandes trasgos.

El aviso de Necrull y el rayo de Porfidius ayudoó que no les pillaran por sorpresa, pero eso no impidió que los trasgos atacaran.
Sin ceder al panico, el brujo invocó sus oscuros poderes una vez más y un nuevo rayo violaceo surgió de su mano derecha extendida hacia el primer trasgo que avanzaba hacia el grupo. Este recibió de lleno el impacto y se le quitaron las ganas de correr.
Despues de eso vió que el grupo estaba demasiado junto y decidió separarse un poco.