Partida Rol por web

Qué tacaño!

Perdón por la demora :$

Bueno, creo que por el momento necesito estas cosas :D

Botas blandas
Chaqueta bordada de seda
Guantes
Abrigo
Pistola de bolsillo
Cargador de 4 balas
Daga
Chaleco antibalas
Rifle de francotirador

Ya me dirás si si o si no y no me odies, yo te sigo queriendo.

Este finde te abro preludio.

París, 24 de Mayo de 1898.

Habias tenido que huir. Huir lejos de tu ciudad natal. Huir lejos de la Londres que siempre amaste como a una madre.

Ya habían pasado doce años desde el simulacro. Tras las continuas transformaciones en Hyde tras ingerir las pociones, te habias vuelto mucho más misterioso, melancólico y triste a ojos de tus amigos, precisamente uno, Gabriel John Utterson, fue quien estuvo investigando las muertes que tú mismo habías hecho. Bueno, no eras tú, era Hyde,... ¿qué diferencia había?

Fuiste a París. Siempre habías soñado con esa ciudad mágica, de luces y de alegría. Seguramente pudieras empezar una nueva vida, si aprendías a controlar a Hyde. Ahora los efectos eran peores. Bastaba una excitación, un enfado, un cambio repentino y fuerte en tu sistema nervioso para que se liberara la bestia. No eras consciente de lo que pasaba durante esa transformación, pero desde luego no te gustaba lo que te encontrabas al día siguiente.

Ya habían muerto dos mujeres. Eran prostitutas y en realidad no le importaban a nadie, pero eran muertes. No sabías muy bien por qué, pero a pesar de que sabías lo que pasaría, salías cada noche a la calle, a buscar a otra. Pensabas que llegaría el día en que podrías manejar a Hyde, controlarlo. Esto no eran más que experimentos. Al fin y al cabo, eras un científico y siempre lo serías.

Era curioso que te hubieras mudado a la "Rue de la Morgue". El nombre te sonaba, realmente tu memoria no era muy buena, suficiente tenías ya con lo que te pasaba, pero pronto, te iban a recordar qué era,...

La puerta de la casa sonó, alguien la golpeaba con fuerza.

Miro con aprensión a la puerta, "nadie sabe que ahora estoy en Paris, no pueden estar buscándome a mi"

con nerviosismo espero a ver si quien sea que ha tocado a la puerta se marcha pero no parece que sea el caso

Finalmente me acerco a la puerta y pregunto sin abrirla, en frances

-¿si?¿quien es?-

- ¡Policía! - aporrean de nuevo la puerta y después alguien habla como desde el final del pasillo y la intensidad de los golpes disminuye a la vez que la voz del hombre también baja de volúmen.

- Disculpe señor, estamos realizando una investigación. Sería posible que nos abriera la puerta para hacerle unas preguntas. - el policía habla con pesadez, aguantando cada una de las palabras como si le costara horrores.

- Mucho mejog, caballego. - esta vez la voz se escuchaba mucho mejor. Tenía un marcado acento del sur.

Al otro lado de la puerta, Jeckyll se imaginaba el porqué de la visita.

 "Dios, saben que fue Hyde y me han seguido hasta aqui"

empiezo a notar como la tensión se me hace insoportable, sudo profusamente y empiezo a notarme mal

"he de aguantar o tendré que huir también de Paris, y estoy muy cerca de encontrar la cura" me fuerzo a calmarme y abro la puerta, aparte del sudor que perla mi frente mantengo una expresión neutra para los policías

-¿en que puedo ayudarles caballeros?-

Jekyll quitó los dos cerrojos de la puerta. Poco a poco y con un crujido fue abriendo la puerta lentamente para ver, al otro lado a dos policías que permanecían de pie. Uno de ellos miraba hacia su derecha, la zona donde quedaban las esclaeras y hacía un saludo de despedida a alguien que se marchaba. Supusiste que era a aquella voz misteriosa que hablaba con acento.

Finalmente los dos se giraron hacia Jekyll.

- Disculpenos de nuevo señor. Querríamos hacerle unas preguntas. - Hizo una pausa, el policía que estaba más atrás sacó una libreta y una pluma - Supongo que será consciente de que últimamente se han sucedido una serie de acontecimientos de tipo homicida en las inmediaciones de ésta calle. Durante las últimas noches, dos mujeres que trabajaban de manera nocturna a lo largo de la Calle Morgue desaparecieron sin dejar rastro. - El hombre que se encuentra detrás toma nota de un montón de cosas, pero te mira una y otra vez con el gesto fruncido. Quizás estaba apuntando tu aspecto y algunos hechos significativos como el sudor de tu frente. - Al poco, hemos encontrado sus cadáveres arrojados tras unos cubos de basura al final de uno de los callejones. En la mente de todos están los crímenes acaecidos hará unos años en ésta misma calle, y en la que también murieron dos mujeres, madre e hija. Por eso estamos preguntando casa por casa. ¿Ha escuchado algo extraño ultimamente que pudiera relacionarse con estos asesinatos? ¿Quizás algún forcejeo de algunos vecinos? ¿Algún grito nocturno? Cualquier dato que pueda aportar a la investigación sería de mucha utilidad. 

El policía permanece impasible. No ha dejado de mirarte a los ojos en todo el diálogo. Quizás fueses el principal sospechoso, o quizás no tenían ni idea. Los datos que te habían dado, parecían los que te iban a dar.

"calma, calma, no saben nada, es investigación de rutina" estos pensamientos no me tranquilizan mucho, pero al menos me parece que podre contener a Hyde

-yo.. si, escuche lo de los asesinatos, pero no he visto nada, ni tampoco he escuchado nada, lo siento-

ocultas tras la puerta mis manos se abren y cierran sin parar, no puedo dejar que noten lo nervioso que estoy

-si escucho algo les informare... inmediatamente- mi mirada va nerviosamente de la cara del policia con el que hablo a la libreta del que apunta. Apunta muchas cosas, demasiadas, ¿que estará apuntando?

-yo.. estaba a punto de irme a dormir, eh.. ¿hemos acabado?-

El policía que se dirigía a ti trata de mirar por encima de tu hombro, como si trataras de ocultar algo. El de atrás parece haber perdido interés en tí y ahora se dedica a hurgarse la nariz con el dedo.

- ¿Escuchó usted pero no escuchó? - el policía se rasca la cabeza, se ve que no es muy lúcido - Entiendo entonces que ha oído hablar de los asesinatos pero no ha escuchado nada. Algunos de sus vecinos me han comentado que sí escucharon los gritos de al menos una de las muchachas. Quizás dentro de éste mismo edificio - señala el descansillo que queda a su espalda - Por favor, haga usted memoria.

Un olor a quemado te llega, como si alguien estuviese cocinando pescado, pero se le hubiera olvidado apagar el fuego y ahora durmiera la siesta plácidamente. El hombre también lo olfatea a juzgar por los movimientos que hace con su naríz. Ésto le desconcentra de la conversación y sólo responde a tu última pregunta.

- Eh, si claro... Haremos patrullas nocturnas para evitar nuevos asesinatos. Las muy putas se están quejando porque dicen que les robamos clientela, ¿tu te crees? - se ríe de su propio chiste, o intento de chiste. - Le será fácil encontrarnos.

Aunque realmente aquello podria entenderse como un... Le estamos vigilando.

Los policias hicieron un gesto con la gorra a modo de despedida y se dirigieron hacia las escaleras, para subir al siguiente piso. EL hombre que estaba apuntando, antes de guardar la libreta levanta un dedo, acordándose de algo -

- No me ha dicho su nombre, señor...

-mi frances no es demasiado bueno- murmuro a modo de disculpa, aunque parece que pierde rápidamente en interés al llegar ese olor a quemado

Eso hace que parezcan desistir de sus preguntar para irse "gracias a dios", asiento varias veces mientras repiro la vieja formula de afirmaciones incoherentes para que se vayan de una vez.

Tan pronto como empiezan a girarse me dispongo a cerrar la puerta, entonces el otro policia, el que no hablaba me pregunta mi nombre

-¿mi nombre?- los miro con expresión algo estúpida y considero por un momento mentirles, pero podrian verificarlo y entonces si estarían tras mi pista, es menos arriesgado decirles la verdad, no creo que sepan nada de lo ocurrido en inglaterra y mi nombre no tiene porque serles conocido

-soy Jekyll, Henry Jekyll, yo.. buena suerte con el caso señores- cierro la puerta, tal vez demasiado apresuradamente

Ahora patrullan las calles, ¿que voy a hacer? la cura esta por fin al alcance de mi mano, no me puedo parar, pero he de ser cuidadoso, pronto seré libre de esta maldición

- Henry Jekyll... - el policía repite el nombre en voz baja y levanta la vista como si le sonara de algo. Saca la libreta lo apunta y dice:

- ¿Ese nombre es inglés, no? - Jekyll no puede evitar suspirar aliviado cuando se da cuenta de que el policía no sabe quién es. Por un segundo pensó que sería diferente. Tras el saludo estandar con la gorra, los policias marcharon escaleras arriba. Parecía que estaban llamando puerta por puerta, como pudo comprobar antes de cerrar la suya del todo.

Una vez dentro Jekyll apoyó la espalda sobre la misma y tras unos pensativos y largos segundos, continuó pensando en sus fórmulas y experimentos. Quizás esa noche no saldría... ¿o si? El hecho de que la policía estuviera patrullando ya daba que pensar. Si iba por una prostituta ellos lo sabrían. ¿Quería decir eso que un hombre civilizado sería tachado como sospechoso por el mero hecho de querer disfrutar de un poco de compañía femenina?

La respuesta tardaría en llegar...

La visita de esos policias me ha alterado bastante asi que decido prepararme algo de te y dedicar las horas hasta el anochecer leyendo mis libros de notas, revisando todo lo que he estado avanzando en mi investigación estos meses

Cuando empieza a oscurecer enciendo una lampara de gas y a su trémula luz sigo leyendo y repasando mis cálculos hasta que me duelen los ojos, estoy seguro, la cura esta a mi alcance, no puedo permitirme un alto ahora, interrumpir mis investigaciones podría ser desastroso

Me asomo a la ventana y pego la cara al cristal con incertidumbre, "todo parece igual que siempre, las luces de la ciudad, la gente en las calles. Aunque la policía quiera no veo como podrían controlar a tantisima gente, si pudieran supongo que sacarian a las prostitutas de las calles, pero ellas no se dejarían y cientos de hombres indignados protestarian. No, habrá algunos hombres vigilando, pero en la algarabia de la ciudad podre despistarlos sin problemas"

Pensando esto me visto con mi capa, sombrero y bastón de paseo y me dispongo a salir

Henry bajó los escalones de su caserío.

En la calle no había nadie. Se veía alguna mujer bajo alguna farola de aceite y figuras andando por la calle de los que suponían eran los guardias de seguridad. No era una noche demasiado agradable.

Las piedras mojadas del suelo hacían el terreno un poco inestable y la lejanía no se dejaba ver, escondida tras una capa bastante espesa de niebla. Los faroles parecían círculos que se difuminaban en un radio bastante grande alrededor del foco de luz. Y allí, en medio de todo aquello, Henry se tapaba bien el cuello con la gabardina y se apretaba bien el sombrero, para que el frío no fuera más molestia de lo que en realidad podría ser.

 Embozado con las solapas de mi gabardina y con el sombrero bien calado miro con nerviosismo a uno y otro lado Necesitare la "cooperación" de una de esas mujeres para avanzar mi investigación, la cura esta finalmente a mi alcance. Sin embargo tras la visita de la policía y la visión de los guardias de seguridad me asaltan las dudas. Miro mi reloj de bolsillo comprobando que aún es temprano, las prostitutas trabajarán toda la noche y los guardas perderán interés en unas pocas horas, tal vez sea mejor esperar un poco.

Pensando esto me dirijo a algún cafe próximo, allí podre escuchar sin duda rumores del misterioso asesino y sabre como de cerca esta la policía.

Al llegar al café, no hay nadie. El camarero te mira, sonríe mientras enjuaga un vaso y te pregunta.

- ¿Qué va a ser hoy, Henry?

Sabes que en ese lugar se supone que no sirven bebidas alcoholicas, porque tendrían que pagar un extra por impuestos, pero contigo siempre han hecho una excepción. Siempre que no se sepa fuera de esas paredes.

Dejo mi sombrero a un lado y miro con nerviosismo las sombras en el bar, está casi desierto, es normal, pero aun así no puedo evitar la sensación de que algo se mueve en los rincones oscuros

-Lo de siempre gracias- cruzo mis manos encima de la barra y me miro los dedos con nerviosismo, mis nudillos están blancos por la tensión y me fuerzo a soltar las manos y dejarlas a los lados

Cuando el camarero me sirve me atrevo a preguntar -Hoy hay bastante movimiento en las calles, ¿es por todo eso del asesino?- intento que mi voz suene normal pero se me hace aguda en un par de puntos y levanto rápidamente el vaso como para ocultar mi nerviosismo bebiendo

Inmediatamente el hombre comienza a prepararle un whiskey doble con hielo, no era lo que siempre pedía, pero es que siempre que él le preguntaba, el misterioso y flacucho hombre le respondía lo mismo. Cada día era una cosa diferente, unos dias ron, otras whiskey, pero él no se quejaba, el camarero creía que ni se daba cuenta.

- Dicen que han desaparecido dos mujeres. Que han estado preguntando por el barrio a los vecinos para ver si sabían algo. Y dicen que es un gigantón. Un hombre de más de dos metros, que las degolla a mordiscos... Dicen que van a poner a un detective al frente del caso, porque la policía no consigue nada. Con lo tranquilos que hemos sido siempre aqui, Henry...

 -¿un gigantón que las degolla a mordiscos?- me estremezco visiblemente, aunque no por las razones que el camarero pueda imaginar.

"Hyde sigue sin hacer mucho caso a su nombre, ¿porque sigue haciendo esas cosas horribles y de una forma tan descarada?"

Mi investigación está a punto de obtener resultados, pero Hyde parece querer sabotearla, claro, el siempre ha querido sabotearla, es un demonio enviado por el infierno para atormentarme y no se detendrá hasta mi muerte

Vacío el vaso y lo dejo sobre la barra -otro de lo mismo- digo lacónicamente hundido en mis pensamientos

El camarero sirve otra. Entonces le mira pensativo y pregunta:

- Henry, hoy estás especialmente pensativo. ¿Hay algo que te preocupe?

En ese momento la puerta suena. Dos guardias hacen el amago de entrar pero después se giran con rapidez para gritarle algo a alguien que se aleja. Después vuelven a entrar.

-...diós Alice. Cuidate, bonita.

Para entonces el camarero ya ha ocultado las bebidas alcoholicas y te está sirviendo un zumo de granadina.

- Buenas noches, caballeros.