Partida Rol por web

La ruina del Hombre

La flor de la luz (Nactas, 2 de Numa del año 471 d.T.)

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22/08/2007, 18:36
Director

Tryyta le devolvió la sonrisa, satisfecha, y se entregó al resto del baile. Meridiar se vio todavía rodeado de la marea de títulos multicolor, emblemas, pasadores, cadenas, bordados. Un buen muestrario de que uno es lo que tiene.

El baile terminó finalmente, y comenzó otro. Según las reglas de cortesía, todas las parejas abandonaron el centro para permitir que otras nuevas aprovecharan primero el espacio. En este caso no fue necesario, ya que quedó claro enseguida que los que permanecieron de pie pretendían seguir así, y los que salieron, tras el momento de cortesía, volvieron a ocupar sus lugar en la nueva melodía que pronto inundó la sala.

Tryyta se apartó a un lado, aún sonriente, y se dirigió hacia una puerta mientras sus ojos pasaban por Meridiar como un rayo de luz cálido acaricia la pradera que lo anhela.

- Ha llegado el momento, mi Señor, de que os dé a probar algo que no rechazaréis. Venid, venid, conmigo. Aquí hay demasiada gente. Seguro que estaremos más cómodos en la otra habitación.

De ella se veía su sonrisa y su mirada, y su cuerpo ceñido bajo el vestido elegante. A meridiar le recordaba uno de esos peces escurridizos, suaves al tacto, ágiles y juguetones, que se escondían en un arroyo transparente y fresco y sabían más de anzuelos que el propio pescador. La habitación que se adivinaba tras las puertas apenas tenía unas luces diseminadas, y sólo podía distinguirse una parte de ella, un trozo que el hueco de la buena puerta de doble hoja revelaba. No parecía haber mucha gente por allí, quizá nadie, todo le daban la espalda pendientes del baile y su continuación.

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23/08/2007, 00:11
Meridiar de Loorgyll

El tañido de las primeras cuerdas. Las primeras notas. Ya le eran completamente ajenas. Pertenecían a todos aquellos que se habían lanzado de nuevo al centro.

Tryyta, la hermosa Tryyta había lanzado su invitación mientras ya atravesaba el dintel de la puerta que la llevaban a la otra habitación. Meridiar la seguía, sin prisa pero sin detenerse. Se mostraba cauto aunque no pretendía mostrarse así ante ella. Sonrió hacia ella con brillo en la mirada y fingida excitación.

Parecía uno de aquellos lobos que han conocido al hombre. Ven el cebo y lo saben cebo, pero lejos de alejarse no pueden evitar una fascinación hipnótica sobre el mismo. Lo miran, lo rodean destilando saliva pensando en cómo podrán sacarlo de la trampa sin que sobre sus fauces se cierre el cepo.

Deliciosa y azul se deslizaba entre la multitud para refugiarse en la penumbra. Él no podía hacer otra cosa que no fuera seguirla.

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24/08/2007, 17:13
Tryyta de Hysslûd

Tryyta lo condujo hacia la habitación perlada de luz. Justo al entrar, Meridiar notó un fresco olor de brisa y flores frescas. A la izquierda, una ventana se abría en la pared, y a la derecha...había un grupo de gente junto a unas mesas, charlando animados mientras varios sirvientes rellenaban sus copas de exquisito vídrio tallado.

La muchacha sonrió y abrió mucho los ojos.

- Este baile me ha dado sed, mi buen Meridiar, y siento que aún tengo mucho que hablar con vos. Sé de algo que no podréis rechazar, un néctar como no habéis probado nunca, ni siquiera lo habréis podido soñar, y a partir de ahora ocupará vuestras noches y vuestros deseos. Es en este momento y no en otro en que se trata la mejor uva de Vadoverde. Es, la verdad, poco conocida, pero alguien de vuestra valentía no dudará en probarla, ¿verdad que sí? Venid conmigo.

Se acercó a una de las mesas y susurró algo a un sirviente, quien asintió en silencio. De una esquina fresca y en la oscuridad, destapó una pequeña vasija, y escanció de ella un líquido rojizo y brillante, en dos copas que ella sostuvo con cuidado exquisito.

- Es vino de las hierbas de Qarr, apenas un vino joven sin mucho cuerpo, pero en la región más sabia de Vadoverde le añaden una pizca de tomillo, del tomillo de las colinas, y ahora veréis su efecto. Si os gusta, por favor, guardadme el secreto, ¿queréis?, o no podré sorprender a más hombres atractivos.

Después de que el sirviente añadiera el tomillo a su petición, ella le dio la copa que correspondía a Meridiar y luego tosió, aunque se tapó la boca elegantemente con la mano. Luego sonrió, y sin decir palabra, brindó y se llevó la copa a los labios, dando un trago largo sin un parpadeo, con la vista dilatada fija en Meridiar, mientras él veía cómo el brillo del fuego rodeaba su iris azul frío, y se templaba en una caricia.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Tirada: 1d10+5
Motivo: Descubrir
Resultado: 9+5=14

Tirada oculta

Tirada: 1d10+7
Motivo: Pastilla que Tryyta ingiere
Resultado: 7+7=14

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25/08/2007, 20:21
Rhiannon de Curyll

Ser dueño de ambas bestias…. asentí con la sonrisa en los labios y el reconocimiento en la mirada… Aquel comentario era muy inteligente… acertado… casi descriptivo... y no siempre vence la misma…. mis ojos se perdieron sobre su hombro mientras guiaba mis giros de nuevo… mientras pensaba en como aquella verdad se aplicaba a todo… en como incluso, siendo mujer en mundo de hombres, nosotras también protegíamos nuestro territorio… e intentábamos ganar más tierra… aunque esa tierra solo fuera el derecho a elegir un destino… o la forma de montar a caballo… o de entrenar a un halcón…

Un nuevo giro y los ojos negros de Meridiar aparecieron entre las parejas que bailaban, haciéndose nítidos entre ellos… Y mi gesto mostró sorpresa al sentirlos clavados en los míos, solo un segundo… un segundo después la multitud volvía a engullirle…

La música cesó…y a pesar de la costumbre, permanecimos en la pista mientras una nueva melodía, más suave y pausada volvía a inundar la sala de luz y oro, y las parejas volvían a iniciar el baile mientras yo las miraba sin saber muy bien que hacer…

- Podéis cambiar ahora de pareja si lo deseáis, no está mal visto siempre que sea un conocido.

Es en ese momento, mientras las palabras del norteño teñían de rojo mis mejilas, la figura de una radiante Kattya destacó sobre todo lo demás ante mis ojos, y a su lado, el joven alto y moreno que me habló en el vatinheir… Lonnegahr… El hombre miraba en nuestra dirección…pero su expresión distaba mucho de aquella con la que se había dirigido a mi… y sostuve su mirada unos segundos, intentando descubrir lo que había detrás de aquel gesto… pues Kattya sonreía… pero aquel hombre parecía completamente ajeno a ella y su voz…

Volví los ojos a Mydôyrn, liberando los de aquel otro hombre, que ahora acompañaba a Kattya… y sentí algo agitado en el pecho… preguntándome sin saber responderme si aquella mirada negra de Lonnegahr me observaba a mí… o Mydôyrn….

Mi señor…no veo por qué habría de desear una nueva pareja…Y en todo caso, a parte de vos…solo he sido presentada a tres hombres más… Mi señor donner… el caballero Meridiar… y… el caballero Lonnegahr… miraba a Mydôyrn mientras le hablaba, intentado descubrir... deseando que la agitación del pecho no tuviera fundamento…

Todos ellos están esta noche acompañados por damas bellisimas… que seguro les regalaran una compañía maravillosa... Veréis… de allá donde yo vengo, no es costumbre que sea la dama la que inste al caballero a bailar… así que, en todo caso, no sería yo la que debería cambiar de pareja, sino ellos acercarse a demandar un baile… y difícilmente habían de preferir descuidar a sus parejas para bailar conmigo …

Una leve risa se escapaba ahora de mis labios, una risa ligera y cristalina… casi teñida de orgullo…Una hoja verde en un ramo de rosas… después de todo… quizá lo especial en aquella corte fuera ser simplemente eso... una pequeña hoja perdida entre lo radiante del resto del ramo…. Encogí los hombros y me mordía le labio…mientras negaba con la cabeza divertida por mi propio pensamiento… pero la risa se fue apagando mientras volvía a sentirme arder avergonzada, y buscaba los ojos de Mydôyrn esperando encontrar el reproche en ellos… Demonios… comportate Rhiannon…

En cualquier caso, Mydôyrn, lo mismo puede aplicarse a vos… Así que por favor… no os sintáis obligado si deseáis la compañía de otra dama para el siguiente baile… Si es vuestro deseo, yo os esperaré allí dije con la sonrisa dulce y sincera en los labios mientras los ojos señalaban un punto en uno de los laterales de la sala, en el que esperaban y charlaban aquellos que no deseaban danzar… Os aseguro que no me sentiría ofendida… almenos no lo haré si volvéis en algún momento… aunque sea solo para despedir la noche al final del baile…

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26/08/2007, 10:16
Meridiar de Loorgyll

Algo dentro de Meridiar le avisaba. Un escalofrío recorriendo sus brazos y el corazón ligeramente acelerado con latidos pesados. Tragó saliva y recorrió la estancia. Tryyta le seducía con la sutileza de una yegua desbocada trotando sin compasión sobre algodones aromáticos. Ya no dice más. Sólo la sigue. La jóven había cometido el error de centrarse en ser la seductora y no la seducida. Se movía deprisa y, al contrario que a la mayoría de los hombres con los que ella habría tenido ocasión de tratar con anterioridad, a Meridiar le ponía en guardia.

Asintió ante la proposición de la jóven aunque no le gustaba atravesar puertas sin conocer la estancia que se encontraba al otro lado. Clava la mirada en el sirviente que sabe cómplice de todo aquello. Trata de atraparla, de leer en sus ojos los matices que necesita. Vino de las hierbas de Qarr. Esperó a que ella bebiera y la miró con su copa aún intacta en la mano.

- ¿No vamos a brindar, mi señora? - sonríe atravesándola con la mirada.

Notas de juego

oh, oh, oh, esto no me gusta nada amigo mío.
Quiero tratar de averiguar varias cosas, dime que llego a ver (recuerda la ventaja del joven Meridiar)
1) ¿Está nervioso el sirviente?
2) ¿Parece meterse algo en la boca Tryyta cuando finge toser?
3) No bebo y ofrezco el brindis para romper lo que espera que haga, obligarla a hablar y aprovechar ese desconcierto para tratar de leer en sus gestos las intenciones que pueda albergar.

Si ese vino lleva tomillo yo no soy un hombre del norte.

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27/08/2007, 12:04
Tryyta de Hysslûd

El gesto de Tryyta pudo ser sorprenderte por lo inesperado. Ese gesto fue una sonrisa complacida y bastante, bastante natural. Apenas había posado los labios sobre el cristal y volvió a retirarlos.

- Sin duda, mi señor. Brindo por este encuentro, tan raro y tan bello para ambos como una alondra blanca en nuestra ventana. Brindo porque el vino nos embriague y por el baile en nuestros días.

Meridiar observó al sirviente, quien ya estaba atendiendo a otro señor, un hombre bastante feo, la verdad, con aspecto de saberlo y no gustarle. El sirviente, que era joven, no parecía hacer o dejar de hacer nada fuera de lugar. El nuevo señor parecía impaciente y justo de maneras, así que no tenía tiempo para perder en gestos superfluos.

Haciendo memoria, el tosido de Tryyta estaba fuera de lugar, pero si lo fingía, lo hacía de forma adorable. Meridiar se convenció de que era bastante posible que hubiera algo más en esa reacción.

Sus ojos fueron a los de ella, obligándose a no mirar la bebida mientras sus labios se acercaban a ella y un suave aroma afloraba afrutado, con un ligero tono a frutos secos y...quizá a tomillo.

Los ojos de Tryyta también sonreían, como en una especie de divertida broma interior.

Notas de juego

Las alondras blancas son raras de la leche. Tú las conoces bien porque en el norte se ven más, pero sólo en invierno. Una alondra posada en una vivienda es señal de buenas cosechas, ya que se la tiene por espíritu protector. Es un animal precioso. Imagina una alondra que, en lugar del color pardo, es blanca.

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27/08/2007, 14:27
Mydôyrn de Nyrr

Mydôyrn se encogió de hombros.

- Entonces continuemos, mi señora, antes de que algún otro de los varios que os miran decida robarme el honor. Tengo curiosidad y veo que conocéis vuestro papel...al menos aquí, en la sala.

El noble acompañó a Rhiannon de nuevo al centro y, tras situarse y esperar un momento, retomó el paso en el momento adecuado. Las luces brillaban y el suelo reflejaba los deseos y los pasos, tanto anhelos como promesas. Quizá al final fuera todo lo mismo.

- Antes de que termine la noche, tendréis una nueva certeza. Dejad la cicatriz para el pasado y comenzad a observar alrededor. Ahora formáis parte de un juego, y no os queda otra más que jugar. Confío en que nuestros papeles sean benévolos.

Como quizá no estéis acostumbrada, os diré algo para que penséis. Aquí nadie hace las cosas por hacer. No confiéis ciegamente en nadie, y eso me incluye. Yo tengo que irme ahora, tras este baile, y os dejaré para que conozcáis el tablero.

El resto fueron los acordes de un arpa y unas flautas ligeras, dulces como la miel oscura que se fabrica en las montañas. El paso del noble fue cadencioso, emotivo, de repente parecía relajar el gesto e irse lejos, y Rhiannon descubrió en su rostro duro una mirada acuosa.

En el final, practicó ante ella una reverencia con el rostro serio, con elegancia y corrección. Y al bajar el rostro, la joven creyó ver caer una gota al límpido suelo de veta clara. Luego, sin añadir más, se fue entre el gentío que se preparaba para el siguiente baile.

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27/08/2007, 23:30
Rhiannon de Curyll

Entonces continuemos, mi señora, antes de que algún otro de los varios que os miran decida robarme el honor….. y de su mano me devolvió al centro de la sala, mientras mis mejillas volvían a encenderse empujadas por la sangre que parecía abandonar el resto del cuerpo para agolparse en mi cabeza…

El baile se inició de nuevo, y volví a dejarme llevar por la guía de Mydôyrn… y volví a sus ojos negros obligada por sus palabras… Antes de que termine la noche…. mis pupilas se afilaban buscando las suyas y aquello que intentaba decirme sin llegar a hacerlo… una nueva certeza… un juego… y no puedo escapar de él…. mientras seguía enredada en sus ojos, enredada en giros y pasos suaves de baile, asentí a sus ultimas palabras con el gesto muy leve de cabeza… Y observando como el brillo de sus ojos negros crecía bajo un manto húmedo, me pregunté que sabía Mydôyrn de lo que había de acontecer… y que escondía su advertencia… No confiéis, había dicho… No lo haría…

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27/08/2007, 23:42
Rhiannon de Curyll

La música se fue apagando, y con ella los pasos de las parejas que danzaban. Mydôyrn me miró un segundo para, con el gesto gentil y protocolario, despedirse de mí por aquella noche…

Buenas noches, mi señor Mydôyrn… dije con voz suave realizando yo también la inclinación debida… recogiendo muy levemente los lados de vestido mientras el pelo dorado resbalaba sobre el satén verde que cubría el hombro, deslizándose sobre el pecho…

Volví a erguirme para verle desaparecer entre la gente que ya ansiaba el inicio de un nuevo baile… y le seguí con los ojos interrogantes, mientras los dedos jugueteaban entre sí ocultos por las amplias mangas del vestido, que de tela rica y con caída, dibujaba el cuerpo sin oprimir, sencillo y sin voladuras…

Permanecí unos segundos allí, pensativa… sin joyas ni artificios, solo el verde del vestido y el brillo dorado del cinturón que perfilaba las caderas, recorriéndolas para partir de la cintura y recorrer el centro de la falda hasta casi besar el suelo… Solo el brillo del pelo suelto serpenteando por la espalda… y el de los ojos ámbar… que ahora observaban a su alrededor…

Las parejas volvían a formarse, y me retiré discretamente a uno de los rincones apartados de aquella sala de luz y oro… casi escondida y desdibujada entre aquellos que, mayores o cansados, preferían la conversación a la danza… y desde allí me dispuse a aprender… y a conocer el tablero…

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28/08/2007, 11:05
Meridiar de Loorgyll

La miró con aprecio mientras brindaba. Si era un cepo necesitaba lamer su filo. Una alondra blanca es cuando el animal lejos de sentirse atraido por el cebo comienza a hacerlo por los destellos de la propia trampa. La tanteaba con la mirada.

Levantó su copa. La penumbra tornaba aquel líquido oscuro pero con ocasionales destellos rojizos.

- Por todo eso y por vuestra sonrisa, dama de Hysslûd, el más dulce de los venenos.

El jóven se llevó el puño izquierdo a la boca, produjo un leve carraspeo y tras disculparse con una sonrisa se llevó la copa a los labios sin apartar la mirada de ella. Como es habitual en el fingía beber más de lo que bebía y bebía más de lo que desearía. Apenas se mojó los labios y engulló un breve trago que dejó pasar entre sus dientes. El era líquido caliente y especiado de olor dulce y atrayente como el nectar de una flor a un insecto. Retiró la copa despacio de sus labios y la dejó sobre la mesa. Se acercó a ella.

- Una auténtica delicia, mi señora. Qué no daría yo por poder llevar algo así conmigo al norte, al castillo de mi padre. - miró hacia el resto de los escasos invitados de la sala, parecían más refugiados de las miradas públicas que participantes de una misma fiesta - Ciertamente es una celebración fabulosa aunque doy por seguro que no la primera a la que asistis en palacio. ¿Cómo fue que una joven como vos acabó en la corte del Donner?

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29/08/2007, 00:05
Director

Y las piezas se movían sobre el suelo de la sala, con un orden absoluto, todos ellos ocupaban su lugar y conocían sus movimientos. Era inevitable la analogía. La luz y la música se unían mientras todos sonreían y miraban. Rhiannon también miraba, pero quizá no sonreía.

Kattya seguía bailando con el joven que se había acercado a ella en el vatinheir. Ambos parecían tratar asuntos serios, y sus miradas eran intensas. Tryyta y Meridiar habían desaparecido, seguramente por la puerta blanca que llevaba a otra habitación iluminada sutilmente con antiguas antorchas. El donner y su esposa seguían igual, bailando como si nadie más estuviera a su alrededor. Recordó al llamado padre del noble de Nyrr, un hombre de barba cana afilada que había visto al principio, ceñudo y recostado en una pared. Ya no lo veía.

Coraar estaba allí, por fin lo veía. El viejo mayordomo, a pesar de su atuendo rojo, había pasado desapercibido todo este tiempo. Discreto y atento, el paradigma del sirviente.

Pocos más eran conocidos. Unnysia había desaparecido, como si nunca hubiera estado allí, y los demás aún no le habían sido presentados. Demasiada gente como para recordarla en una semana entera de inclinaciones y sonrisas cumplidas.

Acabó la canción, y apenas intuyó cómo el joven del vatinheir se acercaba a ella en silencio. Con una voz apenas susurrada, sus palabras rieron en el oído de Rhiannon.

- Pero esto es un imposible. Vos sola, aquí, en el momento grande de la noche. No puedo permitirlo, mi dama. Por favor, permitidme deshacer este agravio bailando conmigo sin dilación.

La mano que le ofrecía era bonita, adornada con dos anillos grandes, uno de oro y el otro de plata. Éste último con una piedra roja engarzada.

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29/08/2007, 00:13
Director

- Mi padre lo decidió así. Soy la segunda hija de tres, de un total de cinco hermanos. Mi lugar estaba claro, y pude elegir. Fui bastante afortunada. ¿Os gusta el vino?

Tenía un regusto amargo, pero era agradable, del tipo que se bebe de un trago sin querer y luego afecta más de la cuenta. Pero Meridiar era precavido, bebía sorbos pequeñísimos, lo justo para notar un aroma agradable y una cálida sensación.

Ella sonrió y pareció quitar importancia al asunto.

- He visto que observabais a la dama Rhiannon. ¿Estáis vos también interesado en ella? Ha llegado hace poco, y no estoy segura de que tenga suficiente vela para sortear las corrientes de la corte. Quizá necesite vuestra ayuda. Desde luego, el Donner ha puesto mucho interés en ella...y en vos.

La canción terminó. Desde la puerta, ahora que ambos se habían alejado un poco de la servidumbre, Meridiar vio cómo un caballero alto se acercaba a Rhiannon. Era el que había bailado antes con Kattya. El de Nyrr ya no aparecía por ninguna parte, y por lo visto nadie perdía el tiempo en ese lugar. Era un joven apuesto, desde luego, y tenía una sonrisa cautivadora, así como una mano anillada que brillaba como sus mismos dientes blancos.

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29/08/2007, 09:18
Meridiar de Loorgyll

Al joven de Hassped le costaba imaginarse a sus hermanas saliendo del castillo para algo que no fuese dirigirse hacia las tierras de sus maridos concertados. Las cosas estaban así, no era fácil. El aumento de tierras no fue el más valioso de todos los regalos. Defenderlas consumía tantos recursos que el estado del marquesado no era mejor que cuando no contaba con la frontera norte. Su padre luchaba como un oso herido, hasta el límite de sus fuerzas. El lanzazo de la muerte de su hijo lo había doblado pero no sometido, tiraba con fuerza de los Loorgyll, como siempre lo había hecho todo: a base de empuje.

Una hija en la corte era un lujo que sólo familias más acomodadas podían permitirse. Ahí estaba Tryyta rebosando tanto belleza como opulencia.

Rhiannon se movía ahora con el acompañante de Kattya justo cuando Tryyta le sugería que hubiese hecho lo mismo. Parece que esta vez su dama no había conseguido ser la primera aunque se mostraba convencida de contar con mejores recursos.

- Esa dama, Rhiannon, me causa, ¿Cómo lo diría?, cierta curiosidad. Sus modales parecen tan poco pulidos como su aspecto. Como bien decis, mi señora, no parece hecha para este lugar. No tengo interés en ella. Tengo interés en dilucidar por qué el Donner, de todas las mujeres de la corte, la eligió a ella para el hijo del marqués de Nyrr, su invitado extranjero. No parece tratarse de una de las maniobras diplomáticas más generosas que haya visto, si os soy sincero.

La observó un rato, qué distinta era a la dama que le acompañaba en la estancia.

- Creo que la jóven ya tiene su propio Cicerone. La propia sobrina del Donner. Siendo quién es no creo que tenga problemas para ayudarla a sortear las corrientes de la corte. - acercó la copa a los labios saboreando de nuevo aquel vino denso. Un breve sorbo que le recuperaba aquel sabor amargo pero agradable - Pese a todo bailaré con ella, mi señora y saciaré de ese modo la inevitable curiosidad que suscita.

Meridiar sonrio con complicidad. Sostuvo la copa en la mano y se mantuvo con el hombro apoyado en el marco de la puerta observando la estancia, observando el tablero.

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29/08/2007, 10:19
Tryyta de Hysslûd

Tryyta dio un buen sorbo a la copa esta vez y dejó que el líquido cayera sugerente por su garganta, visible el movimiento descendente hacia su pecho hinchado y engalanado, que se movió juvenil y elegante. El vestido remataba el buen hacer de la muchacha, aunque sus palabras posteriores no las habría pronunciado una jovencita.

- Bueno, hubo un incidente esta mañana. ¿No lo sabéis? Y pensar que fuimos llamados a presencia del Donner. Creí que os informaría más detalladamente sobre ello y tenía la esperanza de conocer más por vos - dijo con un gesto de fingida decepción -. A la familia Nyrr le ha salido caro el viaje a Colmillo Sur. El hijo menor del Señor, el más joven de los siete, creo, que tiene, Laggross o algo así, les había acompañado. Ha muerto esta misma mañana. Yo me enteré después. Sin duda fue el motivo por el que el Donner se retiró de la "presentación" de la guardia joven. No sé mucho sobre las causas, hay un fuerte secreto alrededor y no me extraña. Creo que fue encontrado por la guardia en una plaza durante las fiestas. Se habla de una pelea entre gente del pueblo, pero ya se sabe...

Hizo una pausa meditada, con la copa en la boca y los ojos en el verde atuendo de Rhiannon.

- Yo tengo mis propias ideas sobre el papel que juega vuestra joven salvaje en esto. La familia Nyrr llegó a Colmillo Sur con un motivo concreto. En una semana han tenido una audiencia concertada cada día con el Donner, han sido invitados a cenas privadas, el señor Mydôyrn acompañó al Donner durante una jornada de caza en Las Lanzas, incluso.Tanta atención, como comprenderéis, no es precisamente común, y el marqués parece más hosco tras cada una de sus reuniones. No sé aún de qué se trata, pero comienza a suscitar mi interés, el asunto.

Es posible que vuestra jovencita tenga que empezar a afilar pronto sus uñas. Llamadme pájaro de mal agüero, pero...

No terminó la frase. Se encogió levemente de hombros y dio otro sorbo de vino, deleitándose esta vez sin pretender deleitar a nadie más, incluso algo ausente en sus propios pensamientos. Luego sonrió.

- Kattya parece contrariada. No ha debido gustarle que su conquista haya sido reconquistada por otra...

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30/08/2007, 10:48
Rhiannon de Curyll

El baile se iniciaba de nuevo, y allí, como los niños que se esconden tras las cortinas para mirar a los mayores, veía como las parejas volvían al centro de la sala. Alfiles y reinas... o quizá solo peones que pretendían serlo...

Les observaba.. con el brillo curioso en las pupilas... y con las palabras de Mydôyrn enredandose en ideas que iban y venian... Antes de que acabe la noche... antes de que acabe... tendré una nueva certeza...

Una imagen pareció difuminar todo lo demás... Una Kattya radiante y hermosa como aún no había visto... y aquel hombre... Lonnegahr... que danzaban hablando al parecer temas de importancia... temas que parecían abrasarles la mirada... y yo afilé el ámbar de la mía, que hacía presa de ellos, como las aguilas a las liebres... Solo que, alli... era la libre la que miraba al cielo...

Kattya y Lonnegahr.... Curioso... Ellos dos... y una sombra que parecía rodearles.

Seguí observando atenta, para decubrir a un Coraar al que dediqué una mirada dulce... y la sonrisa acompañada de la reverencia sincera... Sentí la música apagarse... y el bullicio del ir y venir de nobles.... el crujir de faldas, satenes y ricas telas, me distrajo del tablero... y de sus jugadores.

El susurro a mi espalda, con una voz demasiado grata como para sobresaltarme....casi cómplice...demasiado como para no detener la respiración en mi pecho... La voz de Lonnegahr me acariciaba y le busqué con la mirada por encima del hombro... preguntándome dónde estaba Kattya, y qué era lo que la unía a ella...

Con la media sonrisa en los labios... casi con la contienda dibujada en ella, como los niños que dispuestos a no dejarse vencer observan un puzzle complicado, le miraba afilada y erguida... con el brillo casi analitico en los ojos, con la chispa casi desafiante.... Y mientras me tendía su mano, adornada y rica, hermosa,me perdí en sus lineas un segundo, apenas eso.. para levantar los ojos buscando los suyos... mientras mi cuerpo cedía levemente a la reverencía obligada... como el junco cedía al viento.. solo un poco... porque el viento no podía detenerse, y era mejor doblarse que partirse... Al fin y al cabo... solo eran unos segundos... y un junco siempre volvía a erguirse sobre las aguas...

Mi señor... dije tomándole de la mano y dejandome llevar... Un imposible?... aajajajajja.... la risa se me hizo incontenible... y manó fresca y clara del pecho... no os sorprendáis tanto de encontrarme sola... No llevo apenas unos días en la corte, a casi nadie conozco y a nadie obliga la cortesía impuesta a estar conmigo.. Pero si he de seros sincera, a mí me sorprende que me adivinaseis entre tanto esplendor y suntuosidad... sonreía a aquel hombre que ahora ya me ceñía para iniciar el baile... Pero es un honor que lo hayáis hecho... y el honor que me hacéis al bailar conmigo es aún mayor..

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30/08/2007, 11:49
Meridiar de Loorgyll

Si era cierto que aquel vino desataba la lengua, viendo a Tryyta no cabía la menor duda. Le gustaba más así. Atendía con interés cada una de las palabras que salían de sus labios. La joven dama confirmaba todas sus sospechas, sin embargo no acertaba a encontrar la relación que pudiese tener la extraña muerte de aquel hombre del norte con la misión que el Donner le había encomendado.

- ¿Muerto en una plaza? ¿Aquí en Colmillo Sur? Interesante.

Volvió la mirada hacia la joven salvaje mientras Tryyta seguía explicándole los acontecimientos de la última semana concernientes a aquella familia Nyrr.

- Quizá la fortuita muerte del menor de los Nyrr haya hecho anticipar a nuestro señor la conclusión de las negociaciones. Si trataban de llegar a algún tipo de acuerdo cordial no me cabe la menor duda de que ese asesinato es de lo más inoportuno.

Empezaba a encajar piezas de nuevo. Empezaba a entender la importancia de la frontera si aquellos tratados no llegaban a buen puerto. Seguramente el viejo Coraar le explicaría lo que le resta por saber al día siguiente.

- Mi señora, sigo sin acertar, en una situación tan delicada, qué papel puede tener nuestra joven salvaje. Averiguaré lo que me sea posible para vos si así os place.

Volvió a mojar sus labios en el vino. Parecía más un gesto social que un deseo de beberlo. Dejó la copa, apenas intacta en una pequeña mesa, junto a la puerta que se abría al salón de baile.

- Una ciudad no es de quien la conquista sino de quien la gobierna. Kattya debería saber que no basta con arrollar las defensas. Es importante contentar al pueblo o la ciudad ya sin murallas se rendirá al primero que le regale el oído. Iré a hablar con la joven Rhiannon. Creo que Kattya ya ha sufrido demasiadas reconquistas por hoy. Quizá, bellísima Tryyta, la familia Nyrr necesite la atención de una auténtica dama de los Prados y no de una campesina con título.

Clavó en ella la mirada y sonrió con complicidad.

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31/08/2007, 12:31

La sala de baile se hizo opresiva para Meridiar, tras el descanso que supuso la calma de la sala contigua. Desde la misma puerta, el noble pudo ver a la joven Rhiannon hablando con otro hombre joven que curiosamente vestía de negro y plata, sus mismos colores, aunque en no con el mismo trazo.

Por lo demás no se parecían. El nuevo "pretendiente" era más alto y parecía más fuerte y saludable. Curiosamente, su andar era cadencioso, lentos sus movimientos, muy estudiados y galantes, poco propios de la juventud que corría por sus venas.

Cuando se acercó, el joven pareció darse cuenta, y miró a Meridiar con ojos de color indefinido, abiertos, como si quisiera empujarle con ellos hacia atrás. Sólo fue un momento, luego pareció calmar la mirada y volvió a centrar su atención en Rhiannon.

- Creedme que se os adivina desde la distancia, mi señora. Y es la vuestra una luz que no he podido ignorar. ¿Me permitís?

Meridiar llegó entonces a la vista de Rhiannon, y sus miradas se cruzaron un momento, mientras alrededor, el mar justo antes en calma, volvía a rebosar con la marea de colores y olas de sueños y anhelos. Mar de pasión e intriga, hermoso y tubulento en el que se encontraban.

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01/09/2007, 10:36
Meridiar de Loorgyll

El joven de Loorgyll la observaba bajo el dintel de la puerta de una sala contigua en penumbra. Acababa de dejar una copa de vino, prácticamente intacta sobre una bandeja plateada dispuesta para tal fin en una mesa cercana a la puerta y, con el hombro apoyado en el marco, recorría con pulgar e índice el grabado del borde del cuello de su traje. El movimiento parecía algún tipo de gesto inconsciente que realizaba mientras observaba a la dama de verde abiertamente, con los ojos entrecerrados y con cierto aire pensativo. Mientras lo hacía algunas palabras salieron de sus labios dirigidas hacia Tryyta que se encontraba a su lado tragando vino y observando con él la sala de baile.

Cuando la mirada de Meridiar se cruzó con la de Rhiannon éste no se preocupó por ocultarla. Hizo una cortes inclinación de cabeza con una media sonrisa en el rostro. Llevó sus ojos hacia el nuevo "pretendiente" de forma que ella pudiese apreciar ese gesto, como si lo señalase con la mirada. Cuando volvió a ella se encongió levemente de hombros con la misma sonrisa, en parte amable, en parte divertida.

Cada vez tenía más claro que conseguir lo que uno se proponía en la corte de Colmillo Sur en demasiadas ocasiones era más una cuestión de velocidad que de talento. Qué distinto era no obstante aquel jóven noble de Hassped de aquél que hacía unas horas se había batido con el Donner. No había ahora titubeo en su mirada ni inseguridad alguna. Si hubiese sido un guerrero no cabía duda de que aquella sala de baile era su campo de batalla.

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01/09/2007, 10:54
Meridiar de Loorgyll

Notas de juego

Deduzco que el baile comienza de nuevo y que no tengo oportunidad de bailar con Rhiannon hasta que éste termine. Espero la contestación de Tryyta antes de hacer acciones. Tambien quiero saber si Kattya queda fuera del baile para reservarme la posibilidad de entrar a bailar con ella si fuese preciso.

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01/09/2007, 18:01
Director

Notas de juego

Pues deduces mal, caballero (100 px menos) :D.

Los pillas a punto, pero aún no han comenzado a bailar. Apareces antes de que el tipo éste haya sacado físicamente a Rhiannon. Al verte se ha detenido un instante, y además Rhiannon también te ha visto.