Partida Rol por web

El pecho del barbaro comenzo a respirar mas tranquilamente. La rabia le estaba dejando. Pero como siempre que entraba en rabia sucedia, le costaba pensar con claridad. No tenia demasiado claro si tenia que golpear al guardia o no, asi que busco la mirada del paladin para que le orientara.

Aleena llega en ese instante, con pinta de haber estado corriendo sin parar todo este tiempo. Al llegar a la esquina toma aliento, y se acerca a sus compañeros, y al guardia.

Inspiró profundamente y se acercó al guardia con paso decidido y le habló en alta voz, sin miedo a que todos los que sin duda estarían viendo el combate ocurrido le escuchara

- Habeis sido vencido, y si mis compañeros fueran como la mitad de los mercenarios de este lugar, ahora descansaríais en el fondo del puerto para siempre. Lo se, y vos también lo sabeis. Sin embargo - afirmó la mediana antes que el guardia pudiera replicar- no era nuestra intención combatir con vos. Mi señor no desea problemas con nadie, aunque si los hay, como habeis visto, está mas que capacitado para hacerlos frente. Como sabeis, este cargamento era suyo. Se también que el tunante del capitán comerciante quiso estafaros. Y en bien de la concordia, y como muestra de la generosidad del patrón del Trasgo Dorado, estoy dispuesto a devolveros la cantidad que os quiso estafar. ¿Aceptaríais eso y partiriamos como amigos o debemos proseguir este combate hasta que acabeis muerto?

-Ahhhh debían estar peleando por un cargamento de bienes.- Piensa El-Rohir, al escuchar las palabras de la mediana.

- Se puede decir más alto, pero no mas claro. Creo que no tendrás otra oportunidad de marchar con tu vida y tu dinero más clara que esta. - Mientras hablo al guardia veo como Sighvat se está tranquilizando tras usar esa rabia que hace tan peligroso a su pueblo. Parece que me mira como preguntando que hacer, así que levanto mi mano extendida para indicarle que el combate ha acabado de momento. - Tranquilo compañero, respira.

- Y bien - me dirijo de nuevo al korvosano - ¿que decides? En cualquier caso, el cargamento se queda aquí. ¿Te quedas a descansar en el fondo del puerto, o te vas con tu vida y tu dinero?

El gigantón se agacha y recoge su espada, la cual envaina diligentemente. Después recoge la bolsa con el dinero que le ofrece Aleena y se marcha, dejandoos allí con el cargamento intacto.

El-Rohir contempla como se marcha el luchador -Vaya, veo que seguís defendiendo los intereses de Vankaskerkin con extrema eficiencia...-

Envaina su cuchillo y se acerca a examinar las heridas del Bárbaro.-No sé si os acordaréis de mí, trabajé un tiempo como croupier en el Trasgo, y llegué a trabar amistad con Laur, el enano... me enteré hace unas horas que había sido asesinado, y que vosotros le habíais vengado, ¿Me podríais contar que ocurrio?-inquiere.- Podría atender vuestras heridas mientras os invito a unas cervezas...-

- Hemos tenido un poco de suerte, y ese Korvosano mucha. Si no le hubiera desarmado ahora mismo estaría en el fondo del puerto con un hacha clavada en el pecho. - Miro a Sighvat - ¿es grave? quizás podría pedir a Iomedae que restañe sus heridas, aunque creo que tú tendrás mejores recursos, ¿me equivoco?. - Me quedo pensando - El-Rohir ¿verdad? es una suerte que nos hayas encontrado precisamente ahora. Gracias por ayudarnos.

-La suerte es cosa de Desna y si ella dispuso que estuviera aquí, sin duda debía ayudaros; todo ha ido para mejor, ya que hemos evitado un par de muertes, la de tu amigo bárbaro y la de ése tunante que acaba de escapar.-

-Lo de mejores recursos... algunos tengo, te lo puedo asegurar, cada vez que tomo su símbolo e invoco a la señora ¡Desna!...- en ese momento una ola de energía positiva se expande desde El-Rohir.-Ella me ayuda con poderes curativos.

El elfo suelta el símbolo sagrado, que representa una mariposa estrellada y sonríe: -¿Qué me decís al tema de las cervezas? Al menos podríais contarme que pasó con mi amigo.-

Aleena carraspea suavemente.

- He dejado al enano estafador y a su compañera atados en su casa. Casa que por cierto he desvalijado como "indemnización" por los problemas que nos ha causado. ¿Quereis que procedamos a interrogarlos o hablamos primero con el jefe? - dicho esto mira al elfo- Un placer conocerte. Y lamento no haber podido quedarme, pero intenté pillar al estafador - explica al resto de sus compañeros

El barbaro tardo en presentarse ante su nuevo compañero. Estaba revisando los bolsillos de los matones que habian caido bajo su hacha.

- Sighvat - dijo presentandose.

El tipo era un Ulfen imponente, de aspecto bastante descuidado y bastante burdo.

-Hola y un placer también- dice refiriendose a la mediana- y encantado de nuevo Sighvat, ¿que tal te encuentras con esta curación? Efectivamente, mi nombre el El-Rohir, pero casi todo el mundo me llama El, a secas...- concluye mirando a Erion.

¿Un enano estafador? Me pregunto quien puede ser.

-Veo que estáis en medio de un trabajo, si queréis puedo acompañaros hasta que terminéis y entonces invitaros a esas cervezas...-

Eleânail se había quedado un poco apartado, receloso tal vez, del recién llegado. Aunque finalmente sus gestos y buenas intenciones parecieron vencer su recelo natural.

- Mejor ocuparnos primero del tapón barbudo. - Respondió a Aleena antes de volvers hacia El-Rohir. - Nai Desna varyuva le, hantale El-Rohir - Saludó, de forma natural en élfico, aunque se percató del cambio de idioma al momento. - Un placer, mi nombre Eleânail.

El-Rohir sonríe al extraño elfo y se retira a un segundo plano para dejar hacer su trabajo a los empleados de Saul.