Partida Rol por web

Amy se fue con los demás marines, pues también aprovecharía para tomarse un tentempié. Sin duda todas las señales indicaban que se habían ido hacía poco y eso no paraba de hacerle sonar alerta en su interior.

Al llegar y ver aquellos tubos, no se sorprendió que la civil hiciera algún comentario al respecto. Amy ya lo había interiorizado, y aparte lo había estudiado y controlado durante muchos años en su carrera de medicina y sus doctorados de psicología.

- Si.. - dijo contestando a la civil. - Sin estas cámaras, el ejercito sería un...caos.

Ardo continuaba la marcha, pero se puso en la retaguardia, aún dándole vueltas en la cabeza a todos esos pensamientos que le ponían nervioso y disgustado.

Repentinamente algo comenzó a inquietarle, pero no sabía que era. Levantó la mirada y allí los vio de nuevo.

Los tanques de resozialización, a ambos lados del lugar por el que iban caminando. De todas las cosas que le rodeaban, los tanques eran los que más pavor le daban. Le encantaban, pero sin embargo, cada vez que los veía no podía evitar un escalofrío, y tenía que hacer uso de la fuerza de voluntad para no echarse a temblar.

Trató de dejar de pensar en ellos mientras cruzaba la sala y llegaban a la cocina, pero le costó un gran esfuerzo.

Cuando por fin los dejaron atrás pudo respirar tranquilo de nuevo.

- Maldita sea, esas cosas me dan escalofríos, os lo juro.

Se acercó a la mesa y buscó más café que servirse. No tenía hambre. Todo este asunto lo único que conseguía era revolverle las tripas.

Tras las camaras resoc, continuaron por un pasillo iluminado. Pasaron junto a los dormitorios de la tropa, incluidos aquellos en que habiais dejado vuestras cosas antes de salir y, tras eso, la puerta del comedor.

Era una habitación estrecha pero funcional. Aparentemente, la evacuación de la base no se había producido durante ninguno de los turnos regulares de comida. El compartimento estaba como una patena.

Los dispensadores de comida estaban al final de la pared norte. Había un inquietante silencio en la sala que fue roto rápidamente por Melanie.

- Bonito lugar teneis aqui - señaló como si tal cosa - Estéril pero bonito.

Se adelantó acercándose a una fila de dispensadores de comida y bebida

- ¿Quereis algo? ¿Una taza de café? ¿Sabíais que el café era una de las cosas que la gente pedía con más insistencia cuando los colonos originales fueron exiliados de la Tierra?

Dio una vuelta por la sala con las tazas humeantes de café de aquellos que querían y luego se apoyó en una pared. Se hizo de nuevo el silencio.

- Sentaos - en la habitación estaban Ardo, Amy, Littlefield, M´Butu y la propia Melanie. - Aqui no nos van a molestar, ¿no? - preguntó inocente.

- Señora - dijo M´Butu haciendose con un café - ¿Por qué no se toma el café y se relaja? Y de paso se calla un poco. Tenemos una hora antes de que haya que volver. Y dudo mucho que nos moleste nadie, pero no sé que pensará hacer con nosotros. Aunque a mi se me ocurren un par de cosas que podríamos hacer a solas.

Esta algo se trae, ahora es amable de nuevo... Me siento con desconfianza y dudas por este nuevo cambio de actitud. Siempre de ánimo cambiante, pero con la Teniente no pudo, ella la doblegó y le hizo cantar, no creo que todo, pero si más de lo que le hubiera gustado decir.

Me limito a tomar una taza de café y comer algo. Maldita tergiversadora de palabras, en cada oportunidad mete su uña para buscar un hueco donde debilitarnos, pero no lo logrará. Ahora nos trata de interiorisar en un tema que de seguro sabe más que nosotros y cambiará todo a su favor, seguro. Pienso mientras tomo mi café y meto otro bocado, esperando saber que dirá ahora, con que cuento nos vendrá. Porque para mi ahora que lo pienso, tener el arma con la cual toda la guerra se podrìa terminar y no usarla debe ser un cuento.

Se hizo el silencio un largo rato en la sala, después la mujer volvió a la carga.

- Oh, vamos grandetón. Sólo quería que fuesemos amigos - dio un sorbo de café - Llamame Melanie, no señora ni señorita, para eso tengo nombre. ¿Cómo os llamais vosotros? - dijo preguntando directamente vuestros nombres - No quiero llamaros soldaditos toda la vida. ¿Tu eras Ardo, no? ¿Y tú? - Señaló a Littlefield con la taza.

- Encantada de conoceros - levantó la taza a modo de saludo a los que le dijeron su nombre. M´Butu también lo dijo - Y dime, ¿Cómo es que se han presentado los Marines para rescatarme? ¿Cómo me habeis sacado de allí? Los últimos dias no acaban de estar claros en mis recuerdos. ¿Dónde me encontrasteis?

Ardo escuchó las palabras de la chica y asintió ante su pregunta.

Después, cuando les preguntó que por qué la habían ido a rescatar, no pudo evitar una pequeña sonrisa. Con lo vivido estos últimos días, dudaba que la Confederación pusiese en peligro la vida de soldados sólo para salvar civiles que sabían ya muertos. La caja había sido su objetivo desde el principio.

Sin embargo, al no haber estado él entre los que habían encontrado a la chica, prefirió guardar silencio y echar una mirada a los demás, invitando a que la contestasen.

- Lo siento señora - M´Butu dudó - Melanie, no podemos discutir los detalles de una misión con una civil. Y no fuimos nosotros quienes la encontramos, señora. Fue Cutter,... O sea, el soldado raso Koura-Abi. - miró a los demás para ver si alguno sabía responder a la pregunta de Melanie.

Ahora trata de hacerse la amiga, después de que nos gritó barbaridades... Maldita loca, no para de jugar con nosotros. Que se vaya a un demonio, no pienso volver a repetir mi nombre, si es que en algún momento se lo dije. Me quedo ahí, tomando mi café y comiendo algo, esperando que el tiempo con esta mujer se termine y así poder volver con la Teniente, esperanzado de que haya podido contactar con alguien que explique que sucede aquí.

- Si, el tío grande al que conocí hace un rato en la Sala de Operaciones. - dijo Melanie - ¿Y dónde me encontró él?

- La verdad es que no lo sé, señora. La primera vez que le vi le llevaba sobre el hombro y corría para reunirse con el resto de nosotros.

Lo sojos de Melanie sonrieron con calidez.

- Ya veo. ¿Y cómo salimos de allí? La Teniente mencionó que su transporte le había abandonado. ¿Alguien puede explicarme qué sucedió realmente?

Parecía que la chica estaba sacando sus propias conclusiones.

¿Pero es que esta mujer no puede callarse? Encima no solo habla sin parar, sino que encima no para de preguntar. Con un demonio, pobre diablo el que haya estado alguna vez con esta mujer, de seguro se habrá suicidado... Ni le contesto, mi me gasto en prestar atención en lo que dice, solo se que sigue hablando sin parar. Solo veo que su boca se mueve y diversos sonidos salen por ella. Hasta el sonido de su vos comienza a irritarme, prefiero una oleada zerg o de lo que sea antes que seguir escuchándola.

Ardo miró a Melanie con una mirada penetrante. Desde luego, no sabía que buscaba esa mujer, pero no pasaba nada por tener una conversación. Sin embargo, estaría ojo avizor a sus intenciones.

- No sabemos dónde está el transporte... A lo mejor fue alcanzado por uno de esos zergs que surcan el aire... Ni idea. Y sobre lo que está ocurriendo aquí, tampoco tengo respuesta. Lo único que te digo es que si vinimos aquí, fue buscando esa caja, no supervivientes.

No sabía si estaba bien que hablase con ella o no. Pero bueno, él quería que luego ella también contestase algunas preguntas.

- ¿Alcanzada? - Melanie asintió con aire ausente mientras en las comisuras de sus labios se insinuaba un atisbo de una sonrisa - Si, supongo que pudo tratarse de eso. ¿Así que fue una "emergencia"? - se notaba cierta ironía en su voz - Parece que a vuestra Teniente le tocan todas. ¿Qué fue eso de una bomba nuclear? - Melanie se quedó mirando a Ardo, quién parecía ser el único que respondía, aparte de M´Butu, pero éste le daba cierto miedo.

Melanie esperó unos minutos. Nadie pareció querer responderla.

Suspiró, pero unos pensamientos inquietantes le arrugaban el ceño. Llegó a una conclusión, y su frente se alisó mientras volvia a levantar una sonriente mirada hacia Ardo y los demás.

- Bueno, supongo que no tendriais mucha idea de por qué paso eso. Pero una cosa es segura. Salimos de allí gracias a vosotros. Yo pronto volveré a mi vida de pozos termales, tu podrás dedicarte a tus "mujeres" - dijo a M´Butu - tu a la enfermería - Amy - tu, podrías hacer las paces con el mundo, no sé por qué te caigo tan mal, ¿acaso he hecho algo malo? - dijo a Littlefield - Y tú, podrás recordar a esa chica... ¿cómo se llamaba? ¿Meredith? - esto último a Ardo.

Ardo se quedó mirando a Melanie, no quería responder a su pregunta. Una cosa es que le ayudase a entender lo que ocurría y disipase sus dudas.

Otra muy distinta era que le hiciese recordar su muerte... El gran fallo de su vida. Cuando no pudo ayudarla.

- Eso no es de tu incumbencia, civil. Lamento mi comportamiento de antes... Pero no quiero hablar de ello, ¿de acuerdo?

Para empezar callarte esa maldita boca vendría de perlas... Que vengan los zergs y protoss, cuatro hydralisk y otros tantos Dark Templar y los espero solo con mi fusil. La miro y no doy crédito, por cada palabra que cualquiera de nosotros decimos, ella tira unas veinte. En algún momento se le debe acalambrar la boca, dislocarse a lo mejor.

Melanie bajó la mirada hacia su café. Era como si estuviera leyendo los posos en una especia de rito adivinatorio gitano.

- La verdad es peligrosa. Y tú eres un buen soldado, como Littlefield, y Amy... incluso como M´Butu. - dijo Melanie a Ardo. Parecía haberslo repensado - ¿Recuerdas lo que te dije de la caja de Pandora? Pienso que hay una caja de Pandora dentro de cada uno de vosotros. Y una vez abierta, ya no se podrá volver a cerrarla. Aun así, creo que lo más justo con vosotros es que os ayude a recuperar vuestras vidas.

Espero un momento, dejó la taza en la mesa y les dijo:

- Recordad ese momento que os hizo querer uniros a los marines. Alguna razón habrá, ese recuerdo fuerte. - Miró a Littlefield. - Y no tengais miedo de mi, Jon. No puedo haceros nada dentro de vuestras cabezas ¿no?. Es vuestro pensamiento, sólo tratad de acordaros vosotros mismos. Pero os voy a pedir una cosa. Fijaos en los detalles. En esos pequeños detalles.