Partida Rol por web

- Si - dijo Melanie - Fue la máquina de la Confederación la que trajo a los Zerg aquí a pesar de todas sus armas y sus naves estelares y sus soldaditos Marines, querían más poder. Así que construyeron esa caja sin comprender siquiera la muerte que acarrearía. Pensaron que podían controlarlos o capturarlos. No tendían la menor idea de lo que habían desencadenado. ¡Y ahora nos "dan por perdidos" como si no fuéramos más que una cifra en una hoja de cálculo!

Nadie en aquella habitación parecía tener una respuesta para ella. La gente meditaba lo que habían dicho Jon y Melanie. Ésta dejó de resistirse, a pesar de que seguía habiendo furia en su rostro.

- Un planeta lleno de monstruos. Pensé que nunca los vería entre los míos.

Breanne levantó la mirada y la sonrisa maliciosa volvió a aparecer bajo las cerdas de su cabello.

- La vida está llena de sorpresas, ¿verdad? - Se giró hacia Littlefield. Con la mano en el arma, pero sin sacarla - Sus ideas, soldado, son de lo más productivas sin embargo aún no...

- Teniente - interrumpió Smith-Punn - Frecuencia de comunicaciones uno-veinte-nueve.

Ante el gesto afirmativo de la Teniente, que se había girado hacia el canal de comunicaciones, se encendió la transmisión. Todos podiais oir claramente las palabras.

- Aquí la Zorra en la posición tres-cuatro-cero, a cuarenta y cinco clicks del espaciopuerto de Mar Sara... esperando a repostar para despegue inmediato.

- Negativo, Zorra. Informe a la ODD para evacuación inmediata.

- ¿Qué hay de mi petición referente a la Estación Pintoresco?

- Negativo, no hay respuesta.

- ¿Y de la petición de personal? ¡Tengo que encontrar a ese técnico!

- El Cuartel General no tiene información para usted en éste momento.

- Eh, estará en tierra dentro de diez minutos - dijo Marcus con nerviosismo - Puede... puede que no le dejen volver a salir una vez que haya aterrizado.

- Muy bien, ya saben lo que tenemos que hacer - dijo Breanne - Jans, saque el cuerno y sóplelo...

En un momento la habitación pareció en calma. La respiración agitada de Marcus resonaba en toda la habitación. ¿Qué haría? Si llamaba a su hermano, él se enteraría. Pero, ¿le darían permiso para regresar?

¿Y qué pasaría cuando eso ocurriera? ¿Habría espacio para todos dentro de la nave de transporte?

Ardo se quedó mirando a Litlefield, y pensó que nunca le hubiese imaginado diciendo una cosa así.

Sin embargo, tenía que admitir que estaba más o menos de acuerdo con él. Sin embargo, se le olvidaba una cosa. No serviría de nada, nadie evacuaría a los civiles. Era retrasar lo obvio.

Jans se acercó al aparato, pero en ese momento una voz estridente interrumpió la sala.

- ¡Teniente, aquí Fu! ¡Tenemos múltiples contactos acercándose desde cero-cinco-cinco grados! Hay un... Espere un momento... Hay unos veinte... puede que veinticinco avanzando hacia el sur. Hidraliscos creo, señora... Y... ¡Oh, joder! Hay una escuadrilla de ocho mutaliscos volando sobre ellos.

Breanne bajó la mirada al mapa, con los ojos muy abiertos de repente.

- No aparecen en el mapa - dijo, enfurecida - ¿Por qué no aparecen en el mapa?

- Los mutaliscos están virando. Se dirigen hacia la base. Solicito permiso para disparar, señora.

Breanne siguió mirando con ojos enfurecidos el panel.

- ¿Permiso para disparar, señora?

El rostro de Marcus perdía todo el color y el Alférez miraba fijamente a Breanne.

La Teniente se estremeció y salió de su estado de parálisis.

- ¡Negativo! ¡No disparen!

- ¿Qué... qué quiere decir con "no disparen"? - el técnico se volvió en todas direcciones horrorizado.

- ¡Escúchenme! ¡Esta batalla no nos conviene en este momento! - Breanne os llamó a todos a la isleta de mando -  ¡Que todo el mundo se cubra! Si alguien es avistado que abra fuego, pero hasta entonces, permanezcan escondidos. No transmitan, sólo reciban. Creemos que los Zerg pueden seguir el rastro de las transmisiones hasta su fuente. ¡Esperen mis órdenes y confiemos en que pasen de largo!

- ¿Hacia dónde se encamina el Universo - musitó el Alférez - cuando los Marines empiezan a esconderse debajo de la mesa?

Amy iba siguiendo las conversaciones como si se tratara de un partido de tenis. Utilizó toda su cordura para no salir corriendo despavorida. Pensar en que ese planeta estaba condenado y que los iban a dejar en la estacada era algo difícil.

Siempre había pensado que moriría honorablemente en batalla curando a algún marine, y no de esta manera.

- Maldita sea. - digo saliendo por la puerta de la sala y encaminándome hacia el puesto que tenía asignado mientras murmullo: Si esos malditos Zerg se acercan a la base acabarán siendo fritura.

Una confusión enorme estamos viviendo, el fin de nuestras vidas a corto o muy corto plazo no es algo que anime mucho y encima hacerlo escondido para ver si quizás no nos pase algo no es la idea que tengo de morir en combate. Pero la Teniente es la Teniente y tengo que obedecerle siempre. Me cubro tal cual me indica esperando que nos diga que otra cosa hacer. Esperando que estos malditos bichos se vayan y nos dejen en paz un momento.

Ardo actuó como un robot y se cubrió como pudo lejos de las ventanas. Si había alguno cerca, le indica por gestos que se aleje de allí.

Al fin y al cabo no sabemos que clase de visión tienen esos seres, pero mejor prevenir que curar...

Mientras se escondían, apareció una luz en el firmamento. Al este podía verse como se alzaba al vuelo la primera de las naves de evacuación de la Confederación.

En la isleta, el área que rodeaba el panel de control estaba atestada de equipo. La armadura de combate no os permitía esconderos con facilidad tampoco. No obstante, las consolas habían sido construidas según las especificaciones de los Marines y su diseño destacaba tanto por su funcionalidad, como por su resistencia. Parecía una tontería tratar de esconderse en esa pecera que era la Sala de Operaciones cuando realmente podían meterse dentro del centro de Mando, pero ya era tarde.