Partida Rol por web

Si quisiera a alguien más lejos de aquí que esta loca es a este imbécil... - Entendido señor. - Repito casi automáticamente mientras procedo a hacerle caso. Espero que sepan algo que no saque de esta situación, un día más con esta desquiciada y no se que demonios podré llegar a hacer o hasta donde llegaré antes de explotar.

El ascensor no había llegado al Nivel 3 cuando empezaron a oir los gritos.

- ... se supone que lo haremos cuando tengamos el transporte. Ya ha oído el canal táctico. ¿Tiene usted una opción mejor?

- ¡No lo sé! ¡No tengo todas las respuestas! ¡Lo único que sé es que no voy a abandonar a estos reclutas, Breanne! ¡Se merecen algo mejor que esto!

- Si, así es, y ahí es precisamente donde yo quería llegar. Si hubiesemos sido buenos soldaditos nos hubieramos sentado debajo de la nuclear y nos la habriamos comido. Eso es lo que querian ellos ¿no? Pero estamos aqui y todavía respiramos.

- ¿Y qué coño quiere decirme con eso, señora?

- ¡Le digo que no me gusta más esto que a usted, Smith Punn, pero nos estamos quedando sin opciones! ¡Si tiene una idea mejor, cojonudo! ¡Oigámosla ahora mismo!

El ascensor parecía agónicamente lento. El rostro de Melanie era una incógnita pero se dieron cuenta de que sus ojos estaban concentrados y atentos. Estaba absorbiendo cada palabra que venía desde arriba.

- No tengo respuestas - decía Littlefield - ¡Alguien debe de haberla cagado! ¡Seguro que si abrimos el canal táctico, podemos aclararlo con el Cuartel General de la Confederación!

El ascensor llegó a la Sala de Operaciones. Breanne estaba en la isleta, con los brazos cruzados en pose desafiante e inclinada sobre el panel del mapa. El rostro de Smith Punn, vuelto hacia ella, estaba rojo y sus grandes puños sujetaban el extremo de la consola del mapa. Tenía los nudillos casi blancos a causa de la furia. Entre ellos, al otro lado de la isleta estaba Marcus Jans. Miró a los que entraban como si estuviera en medio de un tiroteo atrapado y procurase ser lo más pequeño posible.

- ¡Compruebelo por usted mismo! Son datos del satélite, sargento. Puestos al día en tiempo real - su dedo índice empezó a moverse por el mapa, señalando diferentes localizaciones mientras hablaba - Incursiones Zerg avanzando desde el noreste en una línea irregular, aquí, aquí y aquí. Las primeras avanzadillas alzanzarán los asentamientos exteriores en los próximos minutos. El resto de asentamientos de la zona noreste será atacado en menos de una hora. ¿Dónde están nuestros Marines en este mapa, sargento?

Smith Punn no contestó, mirando el mapa. Breanne lo hizo por él.

- Estan todos en el espaciopuerto de Mar Sara. Las Naves de Descenso de la Confederación llevan tres horas evacuando todas las posiciones. Se han llevado todo el equipo pesado. Aún están llevando tropas de tierra a los transportes centrales de Mar Sara, pero habrán embarcado en menos de una hora. Las Naves de Descenso están regresando en este mismo momento de los puestos avanzados con los últimos Marines. El hermano de Marcus, el estimado Tegiz Marz, está volviendo en éste momento de su último viaje.

- ¿El mismo tipo que nos dejó tirados la última vez? - No daba crédito a sus oídos - ¿Qué le hace creer que va a variar su rumbo, desviarse de su curso, para venir a sacarnos de aqui?

- Que no somos los únicos que se lo van a pedir - replicó Breanne con un fulgor en la mirada - Tegis lleva media hora gritando por el canal de comunicación para tratar de descubrir quién se llevó a su hermano de esta pequeña fortaleza. Aparentemente aún no sabe que le han dejado atrás.

- ¡Eh, no fue culpa mía! - dijo Marcus - Había bajado a reparar el enlace interno. ¿Quién iba a saber que el VCE iba a estar estropeado? Me dejó tirado ahí fuera y tuve que traerlo a rastras hasta aquí. Cuando ví que las Naves de Descenso despegaban de la base, corrí como alma que lleva el Diablo, pero para cuando llegué, ya se habían marchado.

- Me alegro de que fuera así - La sonrisa de Breanne era casi perversa - Ahora eres mi nuevo mejor amigo, Marcus. Vas a llamar a tu hermano por el canal de comunicaciones en cuanto esté en tierra y vas a convencerlo de que venga a buscarte. - levantó la mirada hacia Smith Punn - Cuando Tegis venga a buscar a su hermano, subimos a la nave y volvemos al espaciopuerto. Luego arreglamos este embrollo y nos largaremos de este planeta.

- ¡No puede hacer eso!

- Ah, la señora Jernic. - Breanne reparó en vuestra presencia por primera vez desde que llegarais - Parece que nos va a acompañar en un pequeño viaje.

- ¿Qué está pasando aquí? - pregunto. Los gritos se oyen casi desde la otra punta de la base.

Amy intentó ocultar su cara de preocupación, aún sin mucho éxito.

- Teniente, reportando. Venimos con ... - se calló y dejó las formalidades al ver que empezaba a hablar todo el mundo. Por un lado quería hacer de buena soldado y omitir todo lo que había oído, pues seguramente no debería haberlo hecho.

Pero no pudo.

- Maldita sea, que alguien nos cuente que está pasando. - dijo mirando alternativamente a sus superiores. - No tenemos evacuación? Nadie recoge nuestra señal?

- Chicos, parece obvio. Aunque algo me dice que lo vamos a confirmar pronto. - Se giró hacia la Teniente - ¡Sin los puestos avanzados de la Confederación no quedará nada que pueda detener a los Zerg! La milicia local no tiene el equipo necesario ni son los suficientes como para detener una invasión planetaria. 

Parecía que la Confederación abandonaba el planeta, dejando a los autóctonos a su merced. Melanie intentó dar un paso adelante, pero los brazos de M´Butu y Littlefield la sujetaban.

- ¿Y los civiles? ¿Y su evacuación?

- Aparentemente - gruñó Breanne - la Confederación ha dado por perdido el planeta... incluidos sus civiles.

Órdenes son órdenes, pero con un demonio, no quiero que le pase a otra familia lo que me pasó a mi. ¿Cómo demonios piensan dejarlos tirados así a su suerte. ¡¡¡Maldición!!! No podemos dejar que esto pase, no así, algo, algo tiene que haber. Si la caja, los bichos vendrían aquí es un tesoro para la Confederación, o hacemos que los Zerg vengan aquí y les damos tiempo a evacuar a todos o les decimos que si no nos buscan, se las dejaremos a los civiles y a menos que los recaten no la tendrán. Esa es la solución. Suelto a la loca para poder hablar. - Teniente, permiso para hablar con franquesa, señora. - Y espero la respuesta de la Teniente.

- ¿Qué mierda es esa? - digo golpeando la mesa con tal fuerza que se oye un leve crujido.

- ¿Me está diciendo que nos van a dejar aquí tirados? Malditos sean los muy hiposdeputa. - añado totalmente enojado.

La pregunta de M´butu sonó en el eco de las mentes de los presentes durante unos segundos. Pero nadie quería responder. La Teniente se giró hacia Littlefield.

- Menos mal que aún hay gente que respeta la jerarquía militar. Permiso concedido, soldado - dijo.

Con cierto nerviosismo sabiendo que estos pobres civiles podrían sufrir lo mismo que mi familia, me trabo al comenzar a hablar, trago esa saliva espesa que producen los nervios y renuevo lo que pienso decir. - Señora, no podemos dejar que esto pase, estamos para proteger a los civiles, combatir contra los Zerg y/o los Protoss, dejarlos morir va encontra de la razón. Algo debemos hacer y esa caja es la solución. - Señalando esa caja fatídica, que tanto desean muchos sin importar el bando. - Le veo dos soluciones posibles a este problema, el primero es activar la caja y atraer a todos los bichos acá mientras los civiles escapan y con la ayuda del hermano de Marcus salir volando de aquí o bien ir con la caja donde están los civiles y tenerla como intercambio, que saquen todos los civiles que puedan a cambio de la caja, después de todo mandaron toda una misión por ella y aquí está. Usemos eso a nuestro favor señora. - Me quedo esperando ahí la respuesta, no se si son correctas mis ideas, pero es mejor que nada.