Partida Rol por web

LUNES
Stensrud

Gregory Stinson

12 de Mayo. 6:00.

Cada día amanece más temprano, la luz del sol no tardará en filtrarse por la ventana. Un calor veraniego sorprendió Manhattan hace dos días y dormir se hace complicado.

Las sábanas han caído por los bordes de la cama. En el escritorio hay dos ordenadores, el portátil de la universidad y el de sobremesa donde están guardados todos los datos de las investigaciones "libres" de Gregory. Ambos ordenadores están sincronizados con su teléfono móvil que descansa en la mesita de noche, y cuya luz parpadea rompiendo la monótona oscuridad de la estancia.

Apagas el despertador al primer timbrazo. Las seis de la mañana. Aunque llevabas horas despierto a causa del calor, una súbita pesadez se apodera de tus miembros. Las clases comienzan a las ocho y media. Mirando al techo de tu habitación te percatas del resplandor del teléfono. Tienes un correo:

Dra Cathalina Stensrud                                                                                                 11 de May. (hace 9 horas)

No hablamos desde hace tiempo pero no sé a quién recurrir. Temo haber hallado algo importante que no debí descubrir. Desde hace unos días me persiguen, me observan. No sé en quién confiar. Estoy en el aeropuerto. Cojo un avión a Nueva York esta misma noche. Llegaré a las ocho de la mañana. Me hospedaré en el hotel Grand Kensington. Tenemos que hablar.

Tengo miedo.

Recuerdas a la doctora Stensrud. Una mujer tranquila, bastante pacífica. Hace tiempo fue tu contacto con la Europa del este en diversas investigaciones sobre lo paranormal en el mundo antiguo. No has tenido noticias de ella hasta hoy.

LUNES
Despertar
 

Isabella
12 de Mayo. 6:00.

Cada día amanece más temprano y la oscuridad de la noche comienza a desaparecer. Un calor veraniego sorprendió Manhattan pero en el hogar de Isabella sigue haciendo frío.

Dos personas descansan en la cama de matrimonio. La pequeña Allison tuvo otra pesadilla anoche donde el principal miedo es quedarse sola. En la estancia reina el silencio y se escucha la respiración profunda de la niña. Su madre lleva tiempo despierta.

Coges el móvil de la mesilla de noche y apagas la alarma para que no despierte a Allison, ves un mensaje de Nicholas: "Voy hacia tu casa, llevo el desayuno". Éste es su ritual. Cuando termina un caso ambos podéis mantener una conversación ajena al trabajo y él aprovecha para visitarte y llevarte el desayuno como triunfo tras "coger al malo". Sonríes.

Lucy llevará hoy a Allison a la escuela. Entra a las 8:30. Claire la recogerá a las 17:30 y, en casa, le ayudará con los deberes hasta que vuelvas que, si todo marcha sin contratiempos, será temprano, a las 20:00.

Nicholas está a punto de llegar.

LUNES
Una visita inesperada

Jackie
12 de Mayo. 6:00.

Cada día amanece más temprano y la oscuridad de la noche comienza a desaparecer. Un calor veraniego sorprendió todo Nueva York.

El olor del café recién hecho llega hasta la habitación de la periodista. A lo lejos se escucha el sonido de trastear en la cocina, alguien prepara el desayuno.

Te despiertas y escuchas a tu compañero de piso en la cocina. El desayuno es uno de los momentos preferidos de Jake. Lo toma sentado en un taburete alto, y le dedica el tiempo necesario. Le encanta el ritual de prepararse el zumo de naranja y las tostadas, la combinación del aroma del café con el del pan caliente. Es un placer que nunca había conseguido compartir con su compañera de piso que siempre tenía demasiada prisa o ya se ha marchado cuando él despierta, pero hoy Jake ha madrugado más de lo habitual.

Sorprendentemente, enviaste el último reportaje terminado ayer que saldrá esta mañana por lo que has conseguido descansar ocho horas sin que el móvil resonara en tu habitación. Hoy será un día tranquilo pero sientes que no es una paz sosegada sino una incomodidad silenciosa. Como el silencio que precede a la tormenta.

Suena el timbre. Jake abre y escuchas la voz de Thomas

Thomas: Buenos días señor Hayden.
Jake: Buenos días. Creo que Jackie está en su habitación. ¿Quiere un café?
T: No gracias. No busco a Jackie, vengo a hablar con usted.
J: ¿Conmigo?
T: Sí, necesito un cámara para hoy, a las ocho de la mañana. ¿Estás libre?
J: Sí, pero...
T: Te lo explicaré todo. Va a llegar a la ciudad una mujer que quiero que sigas y fotografíes pero con discreción. No es un reportaje, es una amiga mía en problemas. Me reuniré con ella en el hotel Grand Kensington de Manhattan a las diez. Su avión llega dentro de dos horas. Necesito saber si la vigilan, la persiguen o la acosan de alguna forma. Necesito fotografías de la llegada al aeropuerto, de su hospedaje y de nuestra reunión. Es esta mujer. 
J: Vale y... ¿Y Jackie?
T: Hablaré con ella más tarde. Por ahora te pido discreción. Te llamaré para vernos por la tarde. Adios.
J: eh... adios.

La puerta se cierra. Jake susurra "joder, joder, joder, joder" y sus pasos llevan hasta tu puerta. Llama con los nudillos. ¡Jackie! Acaba de venir tu jefe, tengo que contarte algo ¿estás visible?

LUNES
Cotidianidad

Mónica
12 de Mayo. 6:00.

Cada día amanece más temprano y la oscuridad de la noche comienza a desaparecer. Un calor veraniego sorprendió todo Nueva York.

Las sábanas han caído por los bordes de la cama. Sobre el escritorio yace una paleta de acrílicos secos y otra de oleos, diversos botes se esparcen de forma aleatoria y varios tarros con pinceles están repartidos por todas las superficies de la estancia.

Junto a la cama hay una repisa con libros y un pequeño flexo de pinza. Ahí mismo se encuentra el teléfono móvil que comienza a sonar.

La alarma del móvil se repite insaciable hasta que despiertas. Hoy entras en el turno de la mañana y debes estar a las ocho de la mañana en la biblioteca. Nunca te adaptas a los cambios de horarios.

Las declaraciones, ser testigo, identificar al culpable, revivir los hechos una y otra vez. Toda la tormenta que ocasionó la muerte de Al había terminado de forma violenta, con su asesino entre rejas, y marcó el cierre de una etapa en tu vida de emociones intensas, de carreras, llantos, enfados... ahora todo estaba "vacío", "insulso" y casi aburrido. No es que echaras de menos la muerte, las preguntas en la comisaría o el juicio, pero el contraste entre la acción y su ausencia es notable.

Un nuevo día comienza, una nueva etapa. No será fácil pero hay que pasar página.

LUNES
Cábala

Roux
12 de Mayo, 6:00

Cada día amanece más temprano y la oscuridad de la noche comienza a desaparecer. Un calor veraniego sorprendió todo Nueva York hace dos días.

El interior del sótano de la biblioteca de Donovan, lleno de libros antiguos. Una cama deshecha y vacía en un rincón. Caja de pizza de la cena junto a las escaleras, lista para sacar a tirar. Al fondo un escritorio con una figura sentada a él. A los lados columnas de libros que lo enmarcan como si fueran paréntesis. Lee y parece que lleva así una eternidad.

Tus ojos siguen devorando el texto sin percibir el paso del tiempo.

...la Cábala es una tradición mística con origen en el judaísmo y que data del siglo V a.C. Aunque no recibió demasiada atención por parte de los practicantes de artes ocultas no hebreos antes de finales del s. XIV o principios del XV d.C., muchos profesores e investigadores actuales coinciden en que, sorprendentemente, las creencias en la Cábala se ha vuelto a extender entre algunos cultos durante el último siglo, aunque el número total de adeptos sigue siendo una minoría, de la cual unos dos tercios pertenecen a la etnia judía (al menos por parentesco, si no en la práctica) y siempre hombres (mientras que las costumbres de tener que etar casado y tener más de cuarenta años han dejado de aplicarse convenientemente, la prohibición contra las Cabalistas femeninas sigue vigente). No ha sido hasta hace poco que ha ganado popularidad entre los seguidores de mitos y ritos ocultos. No obstante, sigue limitada a unas pocas áreas geográficas. Lugares donde la Cábala tiene un mayor número de seguidores son Nueva York, Alemania, Polonia e Inglaterra.

Suena el despertador, las seis de la mañana. En dos horas hay que abrir el establecimiento. Marcas la página y miras el libro, más moderno y en mejor estado que otros que ya has leído. Buscas a la autora: Dra Dra Cathalina Stensrud de Europa del Este. Ojeas de qué van los párrafos siguientes descubriendo que hace una descripción bastante clara de las características del culto. En los agradecimientos aparece el nombre de Gregory Stinson, profesor de historia de la La Universidad de Nueva York.

Apagué el móvil con un diestro golpe de mano de modo casi inconsciente, mientras mi cuerpo se resistía a abandonar la comodidad de la cama.

-Nnnnnnnooooooooooooo- Exclamé adormilada, mientras lentamente me separaba de mi adorado lecho. Me pasé la mano por el cabello desordenado. Recordé con claridad como anoche me resistí por pura pereza a hacerme una coleta.- Que lista eres Monica... Una puñetera genio.

De alguna manera me las ingenié para ir hasta la cocina aun con la ropa de cama. Una cómoda camiseta ya vieja unas tallas mas grande de lo recomendada, unas bragas y poco más. Por el camino cerré la puerta del estudio para evitar ver los desastres que habría realizado anoche. Recuerdo haber mezclado el rojo miles de veces, buscando la tonalidad exacta... Luego abrir el vino... Y el resto ya lo recogeré al volver de trabajar.

Una taza de café de maquina mientras miraba embobada por la ventana aun ligeramente amodorrada. Nunca entedenré como pueden beber ese agua sucia con polvos. Pensé al recordar la malsana afición del café soluble que había en esta ciudad. Ya me negaba a beber la porquería que servían en la mayoría de cafeterías, motivo por el cual había adquirido una cafetera de calidad para mi piso.

Me dirigía a la ducha cuando volví a oir el maldito móvil. Un sprint, un batacazo y unos cuantos tacos después me llevé el aparato a la oreja con un suspiro. Sabía quien era.

-Fiscal Woodrow, que madrugador...- El buen señor Woodrow, era un hombre peculiar. De horarios bastante extraños y costumbres casi maníacas, pero siempre se portó muy bien conmigo, y era una de las pocas personas que había comprado cuadros de... Bueno, de los "especiales". Mientras hablaba con el me iba desvistiendo camino de la ducha.- Ahá... Si si, no se preocupe. ¿Como? ¿Cuando me he retrasado en una entrega, señor fiscal?- Sonreí ligeramente mientras me dirigía al baño.- Si, a las 7 en el O'Lonelly. No... No. no puede ser antes. Algunas tenemos que trabajar para comer.

Tras unas palabras más por fín colgué y me metí para una ducha expres, los mejores 5 minutos del día. Sin móvil, sin prisa, con el agua caliente cayendo por mi cuerpo, el champú que olía a coco... Y se acabó el placer. 

Salí secándome el pelo con una toalla de mano, mientras me envolvía como una croqueta en una toalla mas larga. 15 minutos, unos vaqueros, deportivas anti-chirridos (especiales para el suelo de la biblioteca), una camisa azul y lista.

Me removí entre las sábanas desperezándome, satisfecha por una buena noche de sueño. En la cocina escuché a Jake desayunando y miré la hora en el reloj un poco asustada, no tenía mucho que hacer, pero no me gustaba quedarme dormida hasta tarde. ¿Las seis y ya está levantado? Pensé extrañada. ¿Por qué se habría levantado Jake tan pronto? Cogí el móvil pero no había ninguna llamada ni ningún mensaje, lo cual era normal, ya que había podido dormir del tirón sin llamadas de madrugada.

Me levanté de un salto para ir a la cocina, por una vez podríamos desayunar juntos y tranquilos, además quería satisfacer mi curiosidad sobre lo madrugador que estaba de repente, cuando escuché que llamaban a la puerta. Me sorprendió oír a Thomas en el pasillo, me miré en el espejo de cuerpo entero que estaba en la puerta del armario. Llevaba puesto mi pijama habitual, un pantalón de algodón negro que se ataba con un cordón y una camiseta blanca lisa, cogí una sudadera de la percha detrás de la puerta y me puse un lápiz sujetándome el pelo, con las prisas no encontré una goma.

Iba a salir de la habitación, para descubrir que traía a Thomas tan temprano a mi casa y que no me pudiera decir por teléfono, cuando le escuché decir que no me buscaba a mí sino que quería hablar con Jake. Pegué la oreja a la puerta, escuchar escondidas estaba feo, pero no sería una buena periodista sin no me saltaba algunas normas.

Cuando mi jefe se fue, di un paso atrás dudando sobre decirle a Jake que lo había oído o disimular, decidí decírselo y, justo cuando iba a abrir la puerta, él mismo llamó.

Abrí de golpe para encontrarme a un Jake sorprendido y, tal vez, un poco preocupado.- Estoy visible y no hace falta que digas nada, lo he oído todo, más o menos. Te costará llegar hasta el aeropuerto, el taxi o el metro, el atasco de la hora punta, casi tienes que salir ya si quieres llegar.- Exageraba un poco pero tampoco demasiado, sonreí mientras perfilaba mi plan, Thomas ocultaba algo, pero no por mucho tiempo. –A ver, son poco más de las seis…- medité un poco el tiempo que tardaría en hacerlo todo.- ¿Necesitas que te lleve? Si vamos en la moto tardaremos bastante menos, además me mata la curiosidad.

Salí del dormitorio con rapidez.- Bueno, otro día que no desayuno, eso sí, necesito café.- Fui a la cocina y me serví una taza que me llevé al cuarto de baño para bebérmelo mientras me arreglaba. Diez minutos más tarde estaba lista.

-Me voy a la redacción, estaré de vuelta en media hora, necesito que me vean para que Thomas no sospeche que iré contigo.- la verdad es que no le di opcion a negarse.

Conduje mi “nena” por las calles de Brooklyn hasta el edificio donde se encontraban las oficinas del periódico, sería entrar y salir, no más de cinco minutos. Al entrar saludé a la recepcionista y a todo aquel con el que me crucé con una sonrisa radiante. Me acerqué con calma a mi mesa y me mantuve de pie para que todos me vieran bien, removí unos cuantos papeles y me dirigía de nuevo a la salida. Al pasar le dejé el recado a la recepcionista de que, si Thomas me necesitaba, me llamara al móvil.

Justo cuando hacía treinta minutos que había salido de casa, paré el motor frente al portal.

Me incorporo de la cama con un sentimiento de preocupacion. Casi de manera instintiva un cigarrillo se coloca en mi boca mientras me llevo el telefono a la oreja.

Tras unos breves tonos recibo respuesta de la secretaria de la universidad

Buenos dias, soy el profesor Stinson. LLamo para avisar que hoy no puedo acudir a mis clases.... Aja.. Si una emergencia familiar ... Mi hermana... de acuerdo

Tras colgar el telefono salto de la cama y me meto en la ducha rapidamente. Tras unos minutos salgo y pongo a funcionar la cafetera mientras me empiezo a vestir

​Que demonios estara pasando. La persiguen? Demonios en que se habra metido?

Me tomo el cafe casi de un trago la ansiedad cada vez es mayor... LLamo al ascensor y bajo rapidamente en la entrada como siempre aguarda Henry, el portero, que como cada dia me entrega el new york times. Lo cojo y con un gesto le doy las gracias pero no hay tiempo he de darme prisa

Salgo a la calle y llamo al primer taxi que pasa.

Al aeropurto por favor!! 

Mientras el taxi avanza por las atestadas calles de la gran manzana, reviso en mi smartphone el blog y las redes sociales de la doctora en busca de alguna pista.

Tras un viaje de una media hora llego al aeropuerto, pago al taxista y corro hacia la terminal...

Un viaje en el metro, mientras releía La fundación de Isaac Asimov me permitió aclarar la cabeza. Hoy era un día como cualquier otro, por lo que tras un corto paseo tras salir del atestado transporte, dejó a la joven en el verdadero corazón de Manhattan, la New York Public Library. Su maravillosa fachada, no era mas que el perfecto envoltorio del dulce conocimiento que se atesoraba en su interior... ¡Y yo trabajo para preservarlo, mantenerlo y ampliarlo! Pensé ilusionada, notando como el color tornaba mis mejillas ante el maravilloso lugar de culto que era ese edificio para mi.

-Bueno, basta de bobadas. ¡Hora de currar!- Musité ilusionada mientras entraba en el edificio.

Las horas pasaban sin pena ni gloria envueltas en un maravilloso silencio, solo interrumpido por los tacones de alguna mujer demasiado coqueta para prescindir de ellos y las suaves charlas musitadas entre estudiantes mientras estudiaban.

Me hallaba en medio de mi ronda habitual, colocando algún que otro volúmen en su lugar, cuando me topé con un viejo amigo. El comisario Gordon, un viejo amigo de la infancia que ahora hacía las veces de comisario y jefe del departamento de policias de Manhattan. Nos habíamos visto mucho ultimamente y hasta había dejado caer que le gustaría ir a ver alguna de mis obras... Con su mujer Melinda. Me acerqué al hombre que estaba enfrascado en la lectura de un libro de aventuras policíacas de hace ya unos cuantos decenios.

-¿Como va eso Derek? ¿Ya sabes quien es el asesino?- Susurré divertida ante la cara de concentración del hombre.

En el silencio que precede al amanecer contemplo con una sonrisa a mi pequeña Allison. Mi mano acaricia sus cabellos con delicadeza, ayudándola a descansar de la pesadilla que la asaltó durante la noche y la trajo a mi cama. La luz del sol empieza a colarse, tenue y lateralmente, por la ventana, dibujando los contornos dulces de su rostro con sus planos y sombras. Ella es sencillamente el motor de mi vida en estos momentos, lo que hace que cada minuto valga la pena. - Es increíble lo que ha crecido. - Pienso por enésima vez mientras mi sonrisa se amplía milímetro a milímetro. Me acerco a ella y aspiro lentamente el aroma de su piel. Si cierro los ojos puedo recordar perfectamente su olor a bebé e imaginar las sensaciones de tenerla en brazos, alimentándose directamente de mi pecho en algunos de los momentos más felices de toda mi vida. 

Echo de menos a Dean cada vez que pienso en el pasado. A pesar de que hace ya dos años desde que se fue, en ocasiones todavía busco inconscientemente su presencia en la cama al despertar en mitad de la noche. Su olor ya ha desaparecido de mis sábanas, pero sigue incrustado en mi mente. Sin embargo, sé que lo que aprieta mi pecho en este momento es tan sólo la melancolía inherente al amanecer. Ese momento en que todo el universo parece detenerse durante algunos instantes, dejando que los objetos tomen forma y se desperecen sin prisa. 

Estiro la mano entonces, para coger mi móvil de la mesilla y apagar el despertador antes de que suene. El mensaje de Nicholas me hace esbozar una pequeña sonrisa. Verlo me vendrá bien para despejarme la cabeza. Suspiro levemente y me inclino para besar con dulzura la frente de mi pequeña antes de levantarme con mucho cuidado de no despertarla. 

Dejo la puerta entreabierta tras de mí al salir de mi habitación. Así si Allison se despierta no se encontrará encerrada y sola. Me dirijo al baño y giro el grifo del agua caliente de la ducha para que se vaya entibiando mientras me lavo los dientes. Y en cuanto el vapor de agua indica que la temperatura es adecuada me meto dentro y dejo que las gotas caigan sobre mí con su típico golpeteo, masajeando mi espalda y relajando mis músculos mientras termino de despertarme.

Me lavo el pelo cuidadosamente y sin prisa disfrutando del aroma a coco del champú. Unos veinte minutos después salgo de la ducha y me envuelvo en mi albornoz, cogiendo también una toalla para envolver en mi pelo, como si fuese un turbante. Mi mirada se detiene un momento en el gancho del que siempre colgaba el albornoz de Dean, pero la aparto antes de llegar a formar un pensamiento al respecto, tan sólo con esa sensación que me aprieta el pecho en ocasiones, a pesar de estar en mi propia casa. O tal vez por ello.

Durante el siguiente rato me seco el pelo y me peino, me visto, de forma elegante pero cómoda, con unos pantalones negros y una blusa fina de color crema, adecuada para el calor que empieza a adueñarse de la ciudad en esta época del año. Y finalmente me maquillo un poco con sobriedad y naturalidad. Lo justo para resaltar lo mejor y ocultar lo peor, pero sin que resulte llamativo. Todo esto me mantiene entretenida hasta las siete. Nicholas debe estar a punto de llegar, así que me dirijo a la cocina y enciendo la cafetera.

Mientras el aparato empieza a funcionar, me acerco a mi habitación, esforzándome por no hacer ruido y le echo un vistazo a Allison mientras cojo unos pendientes de mi tocador. No dudo al elegir los que tienen pequeñas piedras verdes de jade que hacen un juego perfecto con mis ojos. Fueron un regalo de Lucy en las últimas Navidades, en un intento de mi hermana porque dejase de usar los regalos de Dean. Según ella, en la tienda del anticuario donde los encontró le contaron que el jade sirve para curar el corazón. Una sonrisa de medio lado se dibuja en mis labios al pensar en ello. Ojalá fuese tan sencillo curar mi corazón como parece pensar la dulce Lucy. Sin embargo, ella llegará también en un rato y me gusta la idea de ponerme sus pendientes.

Me acerco a la cama para colocar las mantas a Allison y hacer una última caricia en su mejilla antes de salir de nuevo de la habitación con cuidado en dirección a la cocina. Allí empiezo a sacar un par de tazas y el azucarero cuando suena el timbre de la calle y me acerco a abrir a Nick.

          Pulgar e índice presionan ligeramente los párpados tratando de calmar sus ojos, un pesado bostezo comienza a escapar unos centímetros más abajo. Roux mira a su alrededor, observa la fría caja de pizza como quien abre la nevera dos veces en busca de algo apetecible que calme su apetito. Sin obtener respuesta, se gira para alcanzar un bolígrafo y acercar una hoja con algunos garabatos ya en ella.

Dra. Cathalina Stensrud / Profesor Gregory Stinson (Historia)

         Tras una breve pausa, se levanta de su asiento y comienza a estirar sus brazos hacia el techo para aliviar la carga de su espalda, después acerca hasta el despertador para manipularlo y asegurarse que no volverá a sonar de nuevo por hoy. Sus cómodas zapatillas de estar en casa se arrastran hacia el baño, mientras el resto de su ropa va cayendo al suelo, hasta ser estás lo único puesto. El grifo del agua caliente se abre, después agua fría hasta encontrar la temperatura deseada. Una ducha para reflexionar y despejarse.

         Unos minutos después, ya vestido y con la ropa sucia en una cesta de lavandería, abre el pequeño ventanuco enrejado que da al callejón tras la tienda. Unas llaves de aquí, el móvil que se encontraba medio enterrado entre papeles, y algo de dinero suelto son lo que completan sus bolsillos y con lo que se decide a subir las escaleras, no sin tener que bajar una vez en la mitad para recoger la caja que le delata como un mal cocinero, o al menos, de querer emplear su tiempo en algo más gratificante, a su entender.

         Tras abandonar la tienda por su puerta trasera, y deshacerse de la caja, comienza su ritual de cada mañana. Al salir, unos segundos para respirar el aire de la ciudad, cerrar los ojos para escuchar sus sonidos, aún tranquilos, y como resultado una sonrisa que se dibuja en su rostro, ahora despejado.

         Unas manzanas más allá se encuentra una pequeña cafetería, de las primeras que abrieron sus puertas, y en otras horas, regentada casi exclusivamente por grandes amantes del café que disponen de más tiempo del habitual para disfrutarlo sin prisa. Tras la barra, una joven camarera que sin preguntar y dedicando una sonrisa correspondida comienza a preparar dos cafés, bien cargados, como de costumbre. El pago habitual, educados deseos para el día que comienza, y algunos dulces para llevar.

         Para cuando llega de vuelta a la librería, Donovan ya se encuentra despierto, peleando con el “aparato del demonio con el que no me llevo bien”, más conocido como ordenador, que Roux casi le obligó a instalar en el mostrador, a cambio eso sí, del café matinal, necesario para comenzar el día, y además “ningún matasanos me va a decir a mí lo que puedo o no puedo tomar”.

         La puerta principal se encuentra abierta, aunque aún cuelgue el cartel de 'Cerrado'. Una vez dentro el ambiente es más relajado, pareciendo impasible ante el ritmo que a pasos agigantados va tomando la ciudad.

         -  Buenos días Donovan, ¿Otra guerra que no puedes ganar?

         Roux le dedica una sonrisa. Vacía sus manos en el mostrador, y va tras este para hacerse con el control del ordenador, antes de que sea demasiado tarde.

         -  Estos aparatos no sirven para nada, todas la mañanas igual.

         Se aparta del mostrador cogiendo uno de los vasos, lo lleva hasta sus labios y da un pequeño trago que parece aliviar su espíritu embravecido.

         Comprobar los cables, el enchufe, y oprimir el botón. Surte la magia deseada y el ordenador comienza a encenderse, llenando el lugar con un frio sonido que nunca termina de encajar. Roux mira cómplice a Donovan, que desvía su atención para no dar muestras de derrota.

       - Esta mañana había pensado en ir a la universidad, si no me necesitas aquí claro. Hace tiempo que no voy de oyente.

         Una vez el aparato esta a pleno funcionamiento, se abre el navegador y comienza una búsqueda rápida:

Profesor Gregory Stinson

LUNES
El caso Doyle

Mónica Spínola
12 de Mayo. 10:00

Biblioteca pública de Nueva York. Entre dos estantes atestados de libros que huelen a papel viejo y madera. El suelo de mármol blanco contrasta con el tono miel de los estantes y el remate de las columnas.

La figura del comisario se encuentra de pie en el pasillo ojeando un voluminoso libro, seguramente una recopilación de novelas. La encuadernación del mismo es antigua, sus hojas están amarillentas por los años pero se trata de una novela muy conocida. Los mejores casos del famoso detective Sherlock Holmes por Arthur Conan Doyle.

El comisario siente la presencia de algún miembro del personal de la biblioteca que pesnaba obviar hasta que descubrió que se trata de la joven Mónica. -Buenos días pequeña.- Desde que se conocieron el comisario siempre se había dirigido hacia Mónica con ese apelativo cariñoso -Sí, cogimos al malo del último caso: La víctima, director de "Red Garter" decide cerrar el negocio, el productor no está de acuerdo y le mata con un sujetador en el baño del club. Negocios.- comenta ensimismado aun con la novela de Arthur Conan Doyle en la mano -Ahora tenemos uno nuevo. Uno de los feos.- Mientras habla mira el libro que sostiene entre las manos. De pronto sientes una presencia detrás de ti, alguien a quien Gordon mira y acto seguido te dice -Me llevo éste. ¿Puedes ir apuntando mis datos? Enseguida voy.-

LUNES
Una visita inesperada

Jackeline Davidson
12 de Mayo. 8:00.

Jake estaba ya listo cuando llegaste a la puerta de vuestro apartamento y el trayecto en moto se hizo en tiempo record.

El aeropuerto gozaba de una buena multitud cambiante a esa hora de la mañana. La estancia es amplia, ruidosa y luminosa. Ante vosotros se alzan las escaleras por las que descenderá la doctora Stensrud. Jake está con la cámara en la mano mirando a través del objetivo. Os encontráis inmersos en el corro de personas que dan la bienvenida a familiares, compañeros, etc. Hay tres jóvenes vestidos de traje negro que portan carteles con apellidos impronunciables.

El disparador de la cámara denuncia que Jake ha visto a la dra Stensrud. -Esa es- comenta -La anciana delgada y elegante, castaña de ojos claros que está detrás del que parece haberse comido una pelota de playa- Jake ajusta el zoom y lanza otra fotografía que te muestra rápidamente en la pantalla digital de la cámara:

Vuelves a mirar y la localizas. Baja tensa, tiene los labios apretados. De pronto su mirada queda fija en algún punto de la multitud y relaja el rostro, casi sonríe. No saluda, no se mueve, simplemente se queda mirando a alguien.

Tras llegar a la base sale disparada con su equipaje de mano, una maletita sobre dos ruedas, que arrastra tras de sí. Abraza a alguien y ambos andan deprisa hacia la salida. No reconoces al hombre pero sabes que no es Thomas.

-Jackie, mira a ese- Jake mira hacia uno de los supuestos chófer que aguardaban con carteles. Ya no atiende la escalera. Su cabeza, oculta con una gorra de chófer, se orienta hacia la Dra de forma descarada. Cuando ve que se aleja deja el cartel en los bancos abandonado y comienza a andar hacia la salida. Su caminar es rápido pero no recto, hace giros extraños, paradas arbitrarias y sin venir a cuento¹ e incluso ralentizando su persecución. -¿Por qué anda así?- comenta Jake.

En la salida la Dra Stensrud y el desconocido se montan a un taxi. El "chófer" corre hacia un Audi s3 negro aparcado donde las limusinas, a un punto se gira y anota algo del taxi en una libreta, seguramente la matrícula o el número del taxi, se monta en el coche pero no parece arrancar.

LUNES
Stensrud

Gregory Stinson
12 de Mayo. 8:00.

El avión aterriza a la hora prevista. Sin contratiempos. La Dra corre mirando en todas direcciones llevando tras de sí una pequeña maleta con ruedas correspondiente a su equipaje de mano. Sale de la terminal llegando al edificio central y comienza a descender por las escaleras mecánicas oculta entre el grueso de los pasajeros. Desde su posición alta busca con ojos nerviosos algún rostro conocido.

El aeropuerto goza de buena multitud cambiante a esa hora de la mañana. La estancia es amplia, ruidosa y luminosa. Stensrud desciende por las escaleras al tiempo que llegas y te zambulles entre el corro de personas que dan la bienvenida a familiares, compañeros, etc. Hay tres jóvenes vestidos de traje negro que portan carteles con apellidos impronunciables.

Alzas la mano para que la doctora pueda identificarte. Te ve, mantiene la mirada fija en ti y su rostro, que mantenía una gran tensión, parece relajarse. No hace ningún gesto. Nada más terminar el trayecto de las escaleras camina decidida hacia ti. -Menos mal que estás aquí.- Te abraza, tiembla -Tengo reservada una habitación en el hotel Grand Kengsinton, te lo contaré todo allí. Pude avisar también a Thomas Johnson, es periodista- Mientras habla camináis sin pararos a la salida, al aparcamiento de taxis. De vez en cuando lanzas una mirada hacia atrás para ver si alguien os persigue¹. Nunca habías visto a Cathi (así te dijo que la llamaras cuando trabajasteis juntos) tan nerviosa.

Salís del aeropuerto y os montáis en el primer taxi que encontráis. -Bienvenidos a Nueva York. Soy Razdick Kjerulf. Tengan ustedes muy buenos días. ¿A dónde os llevo?- Pregunta el taxista muy cortésmente y con una sonrisa -Al Hotel Grand Kensington, por favor.- Contesta Cathy sin perder la compostura.

LUNES
Despertar
 

Isabella Becker
12 de Mayo. 7:00.

Nick está radiante. Como si un aura de paz y triunfo lo rodearan. Al llegar te da dos besos -Buenos días preciosa. He pasado por Cake's sully y he comprado tarta de manzana y tortitas para el desayuno.- Deja la bolsa en la cocina y regresa. Te coge de los hombros, te aleja, te mira de arriba abajo -sí, preciosa, y ese olor a coco... que bien. Hoy ligas.- dice divertido volviendo a las bolsas -¿Recuerdas el caso? Director de club nocturno es hallado estrangulado en el baño del local con un sujetador. Al principio sospechamos de su ex, normal, tenía una orden de alejamiento. Pues no. Fue el productor, como lo oyes querida, al parecer la víctima quería cerrar el negocio, cambiar de aires. El fotógrafo y productor de los espectáculos del club, el que manejaba a las chicas a su antojo vamos, se negó. Discutieron y... cogió el sujetador de alguna a la que se tiraron en el baño. Ya sabes cómo son esos sitios. ¿Y tú qué? ¿Qué me cuentas? Te veo fantástica.- Coloca cuidadosamente las tortitas en dos platos y una pequeña porción de tarta de manzana en cada uno. Te percatas de que ha comprado una tarta entera que vuelve a dejar en su caja. -Esto para Lucy y Allison.- Nick pone cara como de haber hecho una travesura al traer dulces a las dos más traviesas de la casa -¿Cómo está la dulce pequeña de la casa?-¹

LUNES
Cábala

Roux Kalderash
12 de Mayo, 8:00

STINSON, GREGORY

Categoría:
Profesor Contratado

Área de conocimiento:
Historia y arqueología

Teléfono:
048313573

Correo Electrónico:
G.Stinson@History.nyu

Centro (s):
New York University

Asignaturas:

Historia del siglo XX
Historia de la Arqueología
Fin de Grado e Integració Profesional
Materiales y Técnicas de Investigación

La ficha del profesor es bastante completa teniendo hasta un número de contacto y un correo electrónico. Además del teléfono de la universidad. Indagando un poco más puedes encontrar que es socio de la NYPL (biblioteca pública de nueva york), donde tiene una sala reservada sólo para él, para sus reuniones con alumnos, charlas o investigaciones.

Donovan se asoma por encima de uno de tus hombros. -Conozco a ese Stinson- Comenta -Es un ratón de biblioteca, suele venir de vez en cuando preguntando por ediciones antiguas y descatalogadas.- Sique leyendo la pantalla -Que curioso, los libros por los que me preguntan me llaman la atención y- señala a la pantalla -no son de historia o arqueología sino de sucesos paranormales, sociedades ocultas y esas cosas.- La memoria de Donovan para algunos de sus clientes es prodigiosa.

Sigo ala doctora y su nerviosismo no tarda en contagiarseme. Mientras avanzamos por la terminal no dejo de mirar en todas direcciones buscan a ese enemigo oculto que se cernia sobre nosotros.

Pero que me pasa, ni siquiera se que demonios esta pasando. Pero no puede ser nada bueno Caith esta muy nerviosa-Pienso mientras subimos al taxi.

Arrancamos y tras unos segundos pongo mi mano sobre la de ella para tranquilizarla.

Tranquila, sea lo que sea lo arreglaremos. Hemos salido de muchos atolladeros juntos o no es asi...

Algo no iba bien y lo sabia, no podia esperar a llegar al hotel y escuchar la historia que guaradaba la Doctora

          - Parece que nuestro ratón de biblioteca no es solo eso.- Roux apunta en una hoja limpia los datos que ha encontrado hasta ahora. - De hecho, parece que es un entendido de ese tipo de materias.- Su voz indica la curiosidad que en más de una ocasión ha resultado en días sin dormir.

          Con ayuda de Donovan, la curiosidad enseguida aumenta al ir formando una lista de los últimos títulos por los que se ha interesado en adquirir el profesor Stinson. Otra búsqueda más para saber si tiene algún acto publico próximo.

         - Colabora con esta mujer.- En la pantalla del buscador aparece el nombre de la Dr Cathalina Stensrud. - Si alguien viene a por uno de sus libros, si es que tenemos alguno más, diles que lo tendrán en unos días, antes quiero echarles un ojo.- Roux repasa con cuidado la información que encuentra, y selecciona la que sea de interés para realizar más tarde una búsqueda más exhaustiva.

         Donovan observa como el joven teclea y observa con la vitalidad de quien descubre un nuevo pasatiempo, aunque sus ojos, ya sabios, le indican donde mirar para encontrar las ojeras que delatan a Roux como un chico de costumbres nocturnas. - Quizá deberías echarte, no parece que hayas descansado mucho esta noche. Pensé que no tenias trabajo.-

         Los labios del muchacho se abren, parece que fuese a decir algo, pero enseguida se vuelven a cerrar. Roux cierra el buscador, prepara el programa de la biblioteca, y deja sitio para que Donovan retome su lugar en el mostrador. - No tardaré mucho, solo quiero ir a una de sus clases, después me echaré y descansaré.- Le dedica a Donovan una sonrisa de complicidad que sirve de despedida antes de salir por la puerta hacia la boca de metro, por el contrario, Donovan exhala un suspiro, mostrando su ligero desacuerdo.

         Utiliza el trayecto para repasar la información encontrada de la Dr Stensrud y el profesor Stinson. Se asegura de llegar a tiempo para la próxima clase, y de tomar por el camino una buena taza de café que lo mantenga despierto. Otra para llevar. Listo para mezclarse con los universitarios y buscar un lugar discreto desde donde escuchar.

Frené en seco cuando llegué a la altura del portal, tanto que la moto se me levantó un poco de atrás. Jake me brindó una pequeña expresión de pánico que me hizo sonreír desde dentro del casco. Le entregué el casco de repuesto sin hablar pero él dudo un poco antes de cogerlo.

-Venga Jake, todavía tenemos que llegar al aeropuerto, no tenemos tiempo para dudas.- Le dije simulando un ligero enfado, por lo general conducía bastante deprisa y Jake lo sabía, así que no me extrañaba que estuviera un poquito asustado.

-Jackie, vas a conducir con calma, ¿verdad?- preguntó con un ligero temblor en la voz.

-Oh venga ya guapetón. ¿Cuándo he tenido un accidente, eh? Sube de una vez, cuanto más tardes, más rápido tendré que ir. -Por muy divertido que resultara teníamos un poco de prisa.

Jake se subió a la parte trasera, se acomodó la mochila donde llevaba su equipo y se agarró a mí con fuerza.

-Jake, cielo. Por muy sexy que resulte que te arrimes, necesito movilidad para maniobrar, ¿te importa aflojar poco?

-Joder Jackie, en primer lugar el equipo que llevo es muy caro y, además, me gustaría llegar vivo. Si no te importa y, aunque sé que no es habitual en ti, hazme el favor de practicar la contención y la prudencia.

Me reí sin más antes de apretar el acelerador, el realidad era una moto de 500 no corría tanto.

Cuando llegamos fuimos directos hasta la terminal de llegadas, otro aspecto positivo de las motos era que las podías dejar prácticamente en cualquier sitio. Para no variar, el aeropuerto era un hervidero de gente, nada raro en Nueva York, sin embargo Jake no tardó en localizar a la mujer.

En cuanto la vio comenzó a disparar fotos, era probablemente una estirada intelectual o empresaria. Se encontró con un hombre y se subieron a un taxi, pero lo más curioso no fue eso, el encuentro no podía haber sido más normal. Lo que más raro me pareció fue que, uno de los choferes que esperaban a sus clientes no le quitaba el ojo de encima. El hombre caminaba raro, como si estuviera esquivando a la gente, aunque en realidad no lo hacía. Anotó lo que pensé que sería la matricula o el número identificativo del taxi y trató de seguirles pero el coche no arrancó.

-¿Has fotografiado a ese tipo?- le pregunté a Jake.

-No, ¿quieres que lo haga?

-Sí, intenta sacarle la cara y luego me das copias. Date prisa tenemos que seguir al taxi.