Partida Rol por web

- Vamos allá -comenta Wendel con total tranquilidad.

El frío atenaza sus músculos pero el arrogante enano no da muestras de ello, al contrario, sus movimientos y comentarios gozan de una estudiada suavidad que transmite una sensación de indiferencia hacia la hostil temperatura.

Hace falta mucho más para que un enano dé muestras de flaqueza, piensa para sí.

La noche se cierne sobre vosotros mientras decidis donde alojaros para descansar despues de un duro dia. Una el grupo se ha puesto de acuerdo en cuanto a la posada donde pasar la noche, Eddi os conduce hasta ella a traves de estrechas calles, las cuales obligan a el grupo a ir en fila de a uno mientras las recorren.

Al final y despues de unos minutos, Eddi os indica con la mirada la posada que habeis elegido. Esta presidia una amplia plaza con una fuente en forma de grifo en uno de sus laterales. Al rededor de la plaza y junto a la posada se alza el mercado central, que permanece cerrado a esta hora de la noche, pero que mañana a buen seguiro tendria sus puertas abirtas para cualquier cliente.

El grupo se dirige  hacia la posada cruzando la plaza con paso firme. Un mozo aguarda en la puerta a los posibles clientes y cuando llegais a su altura, despues de mantener una pequeña conversacion  con el chico, le haceis entrega las riendas de vuestras monturas para que las conduzca hasta las caballerizas de la posada situada a un lado de esta, acto seguido os indica que podeis entrar en la taberna para pedir alojamiento para esa noche.

El paladín encabeza el grupo que franquea la puerta que da a la posada, tras haber dejado a buen recaudo sus cabalgaduras. Nada más hacerlo, se nota que el bullicio imperante que causan los pequeños grupos de gente que salpican el local, disminuye de tono hasta convertirse en un murmullo y casi todos las miradas se dirigen, con mayor o menor disimulo, hacia los forasteros que entran en el bar.

Ignorando la incómoda sensación que ello produce, Arnold se dirige al posadero que, con las manos apoyadas en la barra, les mira de arriba a abajo.

- Buenas noches -saluda con una sonrisa en el rostro- Mis compañeros y yo desearíamos pasar aquí la noche. Ya hemos dejado nuestros caballos al mozo de cuadra y él nos ha indicado que preguntásemos aquí.

Wendel se adentra en la posada y analiza a los presentes con la mirada al cruzar el umbral, sin embargo, de inmediato su atención se dirige a las cervezas y los platos de cocido que se sirven por doquier. El estómago del enano parece querer saludar cuando ruge estrepitosamente.

- Dejemos las cosas en nuestras habitaciones y bajemos a cenar antes. Ahora mismo me comería una docena de jabalíes. Jajaja.

El enano estalla en carcajadas alegremente mientras el repentino silencio que provoca la llegada del grupo se va disolviendo en conversaciones y una alegre música cuyo origen no llegan a localizar.

El guerrero sigue los pasos del grupo una vez deciden la posada. Al llegar, Khelben le da unos golpecitos afectivos al lomo de su corcél y se despide de él junto a los caballos del grupo, los cuales los recoge un mozo para dejarlos en las cuadras.

Arnold se decide a entrar el primero y echar un primer vistazo. Tras él le sigue el grupo que ya empieza a sentir el frío de la noche en sus carnes.

Khelben escucha como las gentes del local pasan de un estrepitoso ruido de comentarios, carcajadas y palmadas a unos ligeros murmullos cuando entran en la posada, tanto es así que dejan entreoir unos sonidos provenientes de las tripas del enano que rugen de hambre...

-Guardad algo de vuestra ansia para la batalla, señor Wendel. -Le dice Khelben al enano entre carcajadas.

Una vez que el tono de la posada vuelve a ser el normal el guerrero les recuerda entre susurros...

-Recordemos que tenemos "algo" muy valioso y una misión que cumplir. Intentemos pasar lo más desapercibidos posible damas y caballeros. -Les susurra a sus compañeros mientras observa a todos los clientes de la posada y al posadero.

La mediana entra en la posada con la esperanza de que no esté muy llena y no llamar mucho la atención, aunque se encontraban ya a una distancia considerable de su lugar de partida, estaba segura de que la noticia de su partida era conocida por todos y eso le preocupa.

Escucha como Wendel clama por una rica cena y se echa a reir pero la respuesta del guerrero le hace volver a la realidad.

Khelben tiene razón Wendel,lo primero será situarnos, observar bien quién nos rodea y después si acaso podremos comer tranquilamente. La carga que llevamos encima es muy pesada como para hacer las cosas sin meditar...aunque he de decirte que yo también me muerdo de hambre-añade con una sonrisa de oreja a oreja.

Wendel escucha los comentarios del guerrero humano y de la mediana y arruga el gesto.

- Pues si os interesa la opinión de un enano, creo que lo mejor, sin ninguna duda, es actuar con naturalidad. Nadie sospechará de un grupo que llega a la posada y se pone a cenar tranquilamente, pero sí lo harán de unos desconocidos que llegan e intentan esconderse o pasar desapercibidos.

El enano se cruza de brazos antes de añadir.

- En cualquier caso habrá que pedir una habitación, si a sus eminencias les parece bien -el humor del enano se había vuelto agrio de pronto, la perspectiva de retrasar la cena le resultaba especialmente molesta.

Mientras Arnold se acerca al posadero a pedir habitaciones, Eddi entra en la posada tras de Wendel y Fibbin los cuales no parecen estar de acuerdo con los actos que deben seguir así que se mete en la conversación que tienen ambos.
Pienso como Wendel deberíamos cenar como gente normal y pasar de ser percibidos y no llamar la atención.
Eddi esboza una sonrisa de oreja a oreja al ver unas jarras de cervezas que se desbordaban en el trayecto de la barra a las mesas
Yo quiero una de esas, ¿queréis una?

-Señores Eddi y Wendel -Dice el guerrero dirigiéndose a ambos.

-Estoy de acuerdo con vosotros en actuar con naturalidad. Mis palabras iban por otros senderos... Una cosa es la naturalidad y otra el no llamar, más de lo necesario, la atención de nadie; el actuar cautelosamente. A mí el primero que me apetecería tener ya en el estomago una de esas cervezas que corren por la barra o saborear algo caliente con lo que saciar mi hambre pero, vuelvo a recordaros, que tenemos una misión en conjunto y deseo terminarla en conjunto -Dice guiñando un ojo en plan de complicidad.

-Lo primero será pedir cobijo, por si no lo hubiese en este lugar, luego dejar nuestras cosas a excepción de lo que todos sabemos, y cenar tranquilamente. -Les termina de susurrar a sus compañeros mientras continuan dirigiéndose a la barra para hablar con el posadero...

Luthien agradece el calor que recorre su cuerpo al entrar en la posada, tanto que se despoja de la manta y la ropa de abrigo que llevaba puesta, mientras el resto de sus compañeros hablaban. Al poco rato, la elfa se acerca hacia el enano, sonriendo al oir su respuesta y lo agrio de su gesto

-Vamos vamos, mi buen Wendel, no os preosupéis que nadie tendrá el valor de privaros de una buena cena y una cerveza, hagamos una cosa, id pidiendo, que ya nos ocupamos de conseguir alojamiento,  sin duda que nos lo hemos ganado.- Alega para todos sus compañeros.

Con paso firme, Luthien se acerca hacia Khelben -Vayamos a conseguir unas habitaciones, y el resto que vayan encargando algo de comer, sin duda necesito reposar, este frío se me ha metido en los huesos.-

Asintiendo con un gruñido, Wendel se adelanta hacia la barra y pide la cena.

- Quiero seis grandes platos de comida acompañados por seis cervezas en esa mesa -dice señalando una mesa en uno de los laterales.

Tras comprobar que el posadero ha escuchado su petición, se dirige con parsimonia hacia la mesa de seis que había señalado y se deja caer sobre el banco que se encuentra contra la pared. A continuación echa una ojeada alrededor en busca de algún individuo o comportamiento sospechoso.

Eddi al ver que Lúthien se desprende de la manta que le había prestado se acerca hacia ella y le dice:
Me podrías devolver la manta si no la vas a usar nos podría venir bien en otra ocasión
Una vez dicho esto esboza una sonrisa al ver las jarras de cerveza de nuevo pasar ante sus ojos:
Me parece bien nosotros iremos pidiendo la cena, pero creo que Arnold ya se adelanto y esta encargando las habitaciones
Wendel busquemos una mesa libre para todos

 El grupo irrumpe en la posada y su presencia hace que la mayoria de los comensales giren sus cabezas hacia la puerta para ver quien o quienes entran por ella.

Tras un vistazo rapido hacia vosotros, todos vuelven sus miradas hacia sus platos, jarras de cerveza o sirvientas del lugar. Todos escepto el posadero que, secando energicamente jarras de cerveza con un trapo viejo, sigue manteniendo su mirada fija en los recien llegados. 

Con aparente tranquilidad, el paladin se dirige hacia el posadero mientras el resto de compañeros toman asiento en una de las mesas libres del lugar...

 Un joven y apuesto hombre mantiene su mirada fija en el paladin mientras seca, energicamente, una jarra de cerveza.

-Buenas noches... contesta este ante las primeras palabras de Arnold, para luego, escuchar lo que Arnold le tiene que decir.

- La estancia son 10 monedas de Oro por cabeza. En ese precio entra por supuesto, la estancia de vuestras monturas ... Antes de que el posadero acabe de hablar, Wendel hace acto de presencia en la barra y haciendose notar, hace el pedido para que le sea servido en la mesa que señala, para despues dirigirse hacia ella y sentarse a esperar el pedido. 

El posadero frunce el ceño, mira al enano y luego vuelve la mirada hacia Arnold para contunuar su conversacion donde la dejo

... al igual que la comida y bebida que podais ingerir.

Obviando las palabras de Khelben, haciendo referencia a los pasos a seguir antes de cenar tranquilamente, Wendel se dirige hacia la barra donde ve como Arnold esta hablando con el posadero, pero sin hacer el menor caso a estos dos. Hace su pedido y señalando la mesa donde quiere que sea servido, gira sobre si y se dirige de nuevo con sus compañeros.

El enano, haciendo buena gala de una descomunal desconfianza, escruta todo el lugar en busca de algo sospechoso, pero no advierte nada fuera de lo normal. La gente parece comportarse de forma natural, nadie hace caso a los recien llegados. Ni una mirada furtiva, ni un apice de nerviosismo por parte de los alli presentes. Todo parece transcurrir tranquilamente, todo menos los nervios de los portadores de las cenizas.

Pasa poco tiempo desde que Wendel pide la comida hasta que os la sirven en la mesa. Con los platos humeantes y rebosando un buen guiso y las jarras llenas de cerveza, a parte de una cesta de pan recien hecho, los portadores no ven el momento de incarle el diente a la comida.

El rugir de las tripas de Wendel ahora es mas ruidoso y energico que cuando entro en la posada y eso hace que afloren algunas sonrisas en sus compañeros.

Todos mirais a Arnold con recelo deseando que vuelva con vosotros y se siente para poder empezar a dar buena cuenta de la comida y bebida servida. Todos menos Wendel que despues de varios intentos, no puede reprimirse el impulso de comer y cogiendo una rebanada de pan empieza a sumergirla en el caldo del guiso para luego llevarsela a la boca.

Arnold asiente con la cabeza al recibir la información del posadero. Sólo le queda una duda por resolver antes de ir a sentarse con sus compañeros.

- ¿Cómo son las habitaciones? -le pregunta- Espero que estén limpias -comenta, mirando a su alrededor- Habrás observado que somos un buen grupo.  ¿De cuántas camas disponen?

 El posadero mira a Arnold mientras sonrie...No os preocupeis, las habitaciones estan limpias. Eso si, son algo austeras, ya que solo cuentan con un comodo camastro, una silla y una palancana, por si a mitad de noche... ya sabe.

Y por la disponibilidad de las habitaciones no os preocupeis, tengo de sobra para los seis componentes de vuestro grupo.

¿Alguna duda mas joven amigo?... pregunta el posadero al paladin, sin dejar de secar la jarra con la que lleva jugueteando toda la conversacion.

Arnold se aleja de la barra después de cerrar el trato con el dueño y se encamina a la mesa donde están sentados sus amigos, con los platos de suculenta comida delante y, alguno, con la boca llena y las barbas chorreando el caldo del guiso.

- Son diez monedas de oro por cabeza -explica al sentarse- Eso incluye la pernocta y -mira a Wendel- toda la comida y bebida que queramos. Las habitaciones son individuales, o sea que quizás deberíamos tomar alguna medida para proteger las especias. Aunque -mira a su alrededor- esto parece tranquilo.

Después toma la cuchara de madera y revuelve un poco la comida de su plato. Acostumbrado a la austera vida monástica, tampoco es que sienta demasiada hambre, pero se lleva un trozo de carne a la boca.

- Ya lo pensaremos luego. Ahora, repongamos fuerzas.

La comida estaba en la mesa y el estómago de fibbin rugía fuertemente asi que sin dudarlo dos veces se lanzó a por la comida. Pero cuando llegó Arnold y dijo el preció casi se le caen los cubiertos.

-Un poco caro ¿no creeis?...-comentó ella que estaba acostumbrada a dormir si hacía falta al aire libre-pero bueno por lo menos esta comedad sabe riquísima.-y siguió comiendo con toda la felicida del mundo.

Eddi mira a Arnold al decirle el precio:
10 monedas de oro, tiene razón Fibbin un poco caro pero bueno por lo menos tenemos un techo y buena comida, te damos a ti el oro y pagas tu o cada uno paga lo suyo independientemente
Lo mejor seria que otro día negociara otro el precio este posadero le tomo el pelo a Arnold je je je Esboza una sonrisa mientras empieza a comer y beber
Que bueno que esta esto
Eddi alza la mirada hacia el posadero, coge la jarra ya vacía de cerveza y se la muestra en señal de que debe traer mas.