Partida Rol por web

Wendel ve venir la cola del dragón y se aparta en el último momento evitando así verse golpeado.

- ¡Ajá! -exclama pletórico.

Sin embargo, su alivio se esfuma al comprobar que todos sus compañeros se han visto afectados por el golpe de la criatura. El orgullo de haber salido ileso del golpe unido a la rabia por las heridas de sus compañeros hacen al enano descargar sobre el dragón un golpe cargado con una fuerza inusual profundizando considerablemente en la gruesa piel del dragón, en uno de sus costados.

De inmeditao, Wendel se aparta y se prepara para una posible replesalia.

- ¡No te daré tregua, criatura del demonio! -exclama enardecido.

Parece que sus ataques hacia el dragón están surtiendo el efecto deseado y Arnold consigue agrandar la herida del animal. Pero como si este estuviera escuchando los pensamientos de Fibbin comienza a girarse de un lado a otro destrozando todo con su cola. En uno de los giros la cola se dirige hacia ellos sin tener tiempo para reaccionar.

La mediana sienta el golpe e intenta agarrarse a la cola del dragón pero este se balancea con tanta fuerza que la joven sale volando por el aire hasta impactar contra el suelo.

Ay!...eso ha dolido...Poco a poco se va levantando e intenta ver donde se encuentra aquel monstruo de la naturaleza pero todavía medio mareada ve todo borroso. Aun así intenta enfocar la vista y se prepara para lanzar una nueva flecha. Pero el mareo hace que esta salga disparada de su arco en buena dirección pero sin llegar a impactar fuertemente en el dragón.

El impacto de la cola del dragón hace que el paladín salga volando y aterrice unos cuantos metros más atrás. Rebozado en la cálida arena del desierto y maltrecho por el fuerte golpetazo, Arnold se pone de nuevo en pie dispuesto a no tomarse ni un momento de tregua.

Se acerca cauteloso al dragón, intentando cogerlo desprevenido. En el momento que considera oportuno, levanta el pesado mandoble y lo deja caer con fuerza sobre una de las patas traseras, produciéndole un pequeño tajo.

El dragón a pesar de los duros ataques de sus oponentes sigue manteniéndose en pie. Cuando Wendel lanza su terrible ataque sobre el dragón. Este, al notar el impacto del hacha enanil sobre su costado no puede más que estremecerse de dolor. Levanta su largo cuello y dirige su mirada hacia el cielo mientras gruñe, tuerce su espalda hacia atrás y extiende sus imponentes alas lo máximo posible.

Una vez que el dolor de la herida empieza a mermar, busca con su mirada el artífice de dicho ataque. Cuando lo tiene enfocado con la mirada estudia sus movimientos durante unos segundos y cuando cree que lo tiene a tiro, escupe una fuerte bocanada de fuego.

Wendel que no pierde ni un segundo de vista a su enemigo enseguida se da cuenta de lo que este intenta hacer y en un ágil movimiento fuera de lo común para un enano consigue esquivar lo suficiente la bola de fuego como para que apenas se le chamusque su flamante barba y parte de su antebrazo izquierdo.

Aún aturdido por el duro golpe de cola del dragón Khelben consigue ponerse en pie y aproximarse lo suficiente como para alcanzarlo.

El guerrero le asesta un ligero tajo al dragón en una de sus garras al tiempo que lo esquiva.

-Maldición... esta bestia es muy rápida!!! -Balbucea Khelben mientras evita el cuerpo del dragón.

Khelben observa como mientras le asesta el tajo la bestia lanza una llamarada sobre el enano...

-Menos mal que no lo ha alcanzado de lleno -Piensa el guerrero.

-Bien hecho Wendel!!! -Le grita para animarlo a continuar combatiendo.

Aprovechando que el Dragón enfila al enano con una llamarada, la maga conjura de nuevo su rayo haciendolo surcar la distancia que le separa de su objetivo, condiguiendo impactar en él, pero sin conseguir daños aparentes.

- Maldita criatura malvada -  dice Luthien - Acabarás cayendo!!- exclama llena de ira.

Wendel comienza a impacientarse ante la estoica resistencia de la criatura. Los golpes, a pesar de ser fieros y profundos, no parecen hacer mella en el dragón, que aunque a cada momento parece más furioso, eso no hace si no aumentar su agresividad y su sed de sangre.

El enano, viendo que sus golpes no son todo lo efectivos que a él le hubiera gustado logra alcanzar al dragón sin embargo su golpe pierde fuerza con respecto a los anteriores. La esperanza de la victoria parece, por momentos, remota.

Uno tras otro sus compañeros van atacando al dragón pero este parece tener más fuerza de la que se podían haber imaginado. Fibbin ya no recuerda cuanto tiempo llevan inmersos en aquella batalla y comienza a temer que el verdadero enemigo se esté acercando hacia ellos mientras pelean.

Ante los nervios, su siguiente disparo acaba por no impactar.

-¡Mierda!-dice cabreada-la próxima vez acabaré contigo, no lo dudes.

El combate continua y cada vez da más la impresión de una bestia acosada por una bandada de molestos insectos que no cesan en su idea. Agobiado, el dragón ha intentado matar a uno de ellos con una bocanada de fuego pero el insecto ha resultado ser demasiado rápido y ha escapado de su ataque.

Arnold aprovecha el momento de confusión provocado por las llamaradas para moverse, situándose en un flanco libre de la bestia. Como buen enjambre, cuanto más rodeado tengan a su víctima, mejor. En el momento en que el guerrero y el enano se lanzan a por el monstruo, el paladín también lo hace. El dragón, aturdido por que le atacan desde todos los costados, acaba recibiendo la estocada de cada uno de ellos y, fugazmente, la sombra de una duda cruza por su mirada endemoniada.

El dragón cada vez se encuentra más acorralado ante los insistentes ataques de los portadores. Sin perder de vista a grifo que todavía permanece tumbado en las inmediaciones del lugar, el dragón centra toda su ira contra el grupo de insignificantes criaturas que se han atrevido a encararse con él.

El dragón está visiblemente afectado por las heridas producidas en las últimas acciones contra él, pero aun así todavía parece encontrarse en buen estado.

Intenta alejarse de los portadores unos metros dando unos pocos pasos hacia atrás. Inclina la cabeza y la encara hacia la derecha. Algo está a punto de suceder. Sin previo aviso, el dragon inhala una fuerte bocanada de aire y se prepara para exhalar  inmediatamente una fuerte y abundante llamarada de fuego, pero el oportuno e inesperado ataque del paladín en el costado del dragón hace que este deje el feroz ataque para otro momento para centrarse en deshacerse lo antes posible de Arnold y su espada.

El guerrero intenta atacar al dragón pero esquiva el ataque...

-Maldición, tendré que flanquearlo -Piensa Khelben mientras corre hacia un lado de la bestia para atacarla, si puede, mientras se centra en sus compañeros para procurar buscar un punto débil donde clavar su espada.

El oportuno tajo de Arnold hace que el Dragón pierda su baza y lance un gruñido de dolor, hecho que aprovechan todos para seguir embistiendo una y otra vez por todos los flancos. Y por supuesto Luthien no iba a ser menos, concentrando toda su energia y enfocándola hacia el Dragon dejó que ésta fluyera impactando sobre la tremenda criatura.

- Vamos vamos, movámonos, no dejemos que pueda cogernos a todos a la vez!!!- gritó.

La duración del combate comienza a hacer mella en la moral del enano. En esta ocasión las palabras de Lúthien hacen que el enano dedique gran parte de sus esfuerzos a desplazarse para dificultar las maniobras de la criatura. En medio del movimiento, Wendel intenta descargar su hacha sobre la piel del dragón, sin embargo el ángulo del golpe hace que el filo del hacha se deslice por la superficie sin llegar a penetrar y por tanto, sin producirle daño alguno. El enano se concentra en su defensa y en el siguiente golpe.

- Un enano nunca falla dos veces seguidas -se dice susurrando.

El cansancio comienza a hacer mella en ellos y eso se nota en sus ataques. Fibbin se toma unos segundos para respirar tranquilamente y ver qué hacen sus compañeros y si estos se encuentran malheridos. El animal hace un rápido movimiento que despista a la mediana justo cuando iba a disparar su flecha y hace que falle su ataque.

-NOOOO-grita ya enfurecida por la rabia de no acabar con él de una vez

Concentrándose en castigar las patas traseras del dragón, el paladín vuelve a aprovechar un momento de despiste para atizarle de nuevo sobre una de ellas. El fuerte golpe consigue atravesar esta vez la coraza natural de la piel de la bestia, abriéndole una brecha considerable.

Arnold se mueve ligero, apartándose de la mole escamosa y con sus sentidos alerta. El combate puede ser largo y sus opciones pasan por ser lo suficientemente escurridizos para esquivar los envites del dragón y, al mismo tiempo, confiar en que alguno de los compañeros consiga un golpe afortunado.

Arnold ignora que su fuerte ataque es el que les dará la victoria en esa batalla. En un contundente ataque por parte del paladín sobre una de las patas traseras del dragón, este consigue herirlo y desequilibrarlo lo suficiente como para que caiga al suelo haciendo que todo a su alrededor tiemble debido al fuerte golpe que produce al contactar con la arena.

En ese momento alguien al que todos habían “ignorado” entra en escena. El mal trecho grifo que hasta hace poco permanecía inmóvil en el suelo, casi agonizando por su vida, saca las fuerzas necesarias como para aprovechar la oportunidad que se le brinda con el dragón en tierra y lanza un feroz ataque contra su cuello hasta ahondar mas la herida que momentos antes le habían hecho varios de los portadores.

El dragón agonizante y ahogándose en su propia sangre no deja de moverse espasmódicamente sin llegar a levantarse del suelo. Pegando así sus últimos coletazos de vida. Coletazos que no dudo en dirigir a sus enemigos para intentar infligirle algún daño por muy leve que fuera. Solo consiguió herir a dos de los integrantes del grupo y sin mucho éxito, ya que a parte del golpe recibido no consiguió abrir ninguna herida de consideración.

El último coletazo se lo llevo Fibbin y acto seguido el dragón ceso en su empeño de seguir atacando y simplemente se dejo morir, allí frente a la mirada de todos los presentes, incluido el debilitado grifo que ahora parecía en mejor estado que antes.

- ¡Ahhrrrrrrrggggggggg! -un brutal y desgarrador grito de victoria sale de la poderosa garganta de Wendel cuando el poderoso dragón cae al suelo.

Dispuesto a subirse a la criatura y castigar su garganta con el hacha, el enano se adelanta y se prepara para saltar, sin embargo, algo parece moverse a su alrededor. Wendel se pone tenso hasta que descubre que se trata del grifo, que dando muestra de su agresividad ataca al dragón, ya debilitado. Su ataque resulta feroz y mortal para la criatura que se revuelve agónica hiriendo levemente a Lúthien y Fibbin. Afortunadamente, sus últimos movimientos no tienen mayor consecuencia y la muerte le llega al fin.

Wendel apoya la empuñadura de su hacha en el suelo, y manteníendola vertical la sostiene por el filo.

- Espero que no haya muchos más como este siguiéndonos la pista -comenta algo más tranquilo.

Acto seguido, dirige su mirada hacia el grifo contemplando su majestuoso porte.

Incrédula ante la hazaña que acaban de realizar, Luthien sa un pequeño brinco de alegría a la vez que el enano se sube encima del cuerpo inmovil del dragon, pero casi al instante se da cuenta de sus heridas y de su cansancio asi que con un pequeño chillido de dolor se deja caer al suelo agotada.

- Bravo compañeros - acierta a decir extenuada, mientras trata de revisar sus heridas con cuidado. -Debemos abandonar esta zona, estamos demasiado expuestos-

Khelben, sorprendido al ver como se desploma el dragón después del ataque de Arnold y el remate final por parte del grifón, deja de buscar puntos débiles en la bestia para atacarla pues ya sería en vano.

Con el cuerpo magullado, tras el embiste de la cola del dragón, el guerrero observa los alrededores y el cielo por si hay observadores...

-Tienes razón, Lúthien, aquí somos presa fácil si hay más criaturas inmundas como esta -Le contesta a la maga. -Deberíamos volver a las ruinas y continuar, en cuanto nos recuperemos, con nuestra misión. -Comenta el guerrero hundiendo su espada en la cálida arena para colocarse su equipo y comprobar sus heridas tras el combate. Después recoge su arma y hace un gesto de agradecimiento al grifón...

-Bien hecho, gracias por tu ayuda, amigo!!! -Le grita al animal.