Partida Rol por web

¡Lo hemos matado! Por fin...Fibbin no se cree que el dragón se haya muerto de una vez pero las palabras de sus compañeros le hacen reaccionar.

Si, lo mejor será que nos vayamos de aqui cuanto antes-os dice mientras comienza a revisar sus heridas.-Puede que la batalla se vaya a librar más cerca de lo que pensábamos y estas dos criaturas sean solo el principio de lo que podemos encontrarnos.

El silencio envuelve de nuevo la noche de Embelyon, después del fragor de la batalla. Apagado el fuego del dragón, es la luz de las pocas estrellas que brillan en el cielo la que ilumina la escena donde los cinco héroes contemplan, casi con cierta incredulidad, el cuerpo de la bestia vencida.

Tras el tajo que hizo tambalear al dragón, Arnold se apartó rápidamente para evitar que la mole le aplastase y luego esquivó con facilidad el tímido coletazo final.  Ahora, descansando su peso sobre el espadón que tiene clavado en el suelo, el bondadoso paladín hace gala del único punto negro de su carácter.

- Buen golpe ¿eh, maese enano? -le comenta con vanidad, orgulloso de su hazaña- Fue un acierto mi idea de castigar las patas del dragón. -Después de autoproclamar su momento de gloria, decide repartir también entre todos- Bien luchado, compañeros. Si ésa era la misma bestia que asoló Aldulume, habremos hecho algo de justicia.

¿Y si no lo era...? -Arnold espera que Sadlark no se haya armado con todo un ejército de dragones. Cuando sus compañeros  comienzan a hablar de resguardarse en las ruinas, desclava su arma y se la cuelga a la espalda para encaminarse luego a donde el grifo recobra su aliento.

¿Por qué apareció en el momento preciso? -se pregunta- Quizás aún haya algo más que pueda hacer por nosotros... -Durante unos momentos el paladín se queda de pie, junto al animal, en un silencio respetuoso con el que trata de mostrarle su agradecimiento.

Wendel contempla serio al paladín cuando éste comenta su certero ataque. Tras un segundo en el que el gesto del enano no expresó nada, se echó a reír socarronamente.

- ¡Jajaja! ¡Cierto, cierto! Un buen golpe, sin duda. Ahora... quisiera llevarme un recuerdo de nuestro amigo...

Subido sobre el dragón, Wendel sopesa la idea de arrancarle una de sus huesudas patas como muestra de la hazaña que acababan de lograr. Sin embargo, antes de hacerlo se acerca a la cabeza de la criatura en busca de algún cuerno, o zona escamosa que sirviera mejor como trofeo.

Tal vez una punta de la cresta... piensa para sí.

El grifo mira fijamente al grupo que acaba de salvarle la vida y este con una mirada y un noble gesto, hace saber de su gratitud, para podo después emitir el característico sonido de los grifos y elevar el vuelo hacia el cielo donde poco después y tras otro sonido característico de estos animales desaparece de la vista del grupo en la oscuridad de la noche.

Todos se quedan observando a la criatura que acaban de derrotar y Wendel no tarda en buscar su trofeo personal ( a tu elección Wendel ), el cual no duda en arrancar de cuajo de su cuerpo.

Tal y como indicaron varios de ellos, vuelven a las ruinas donde permanecían antes del ataque y durante la noche tratan de sobre ponerse al duro enfrentamiento que acaban de tener.

Las primeras luces del día aparecen por el horizonte y todos deciden que es un buen momento para partir hacia su destino. Solo hay algo que preocupa al grupo. La poca cobertura que ofrece el desierto que están cruzando. Son visibles a kilómetros de distancia y no hay en los alrededores un solo lugar donde esconderse. A pesar de ello, todos afrontan valientemente la marcha sabiendo que en cualquier momento podrían ser atacados por cualquier criatura enviada por su más temido enemigo en esos momentos.

La marcha de los portadores transcurre sin incidencias y estos optan por parar el tiempo justo para comer y que sus monturas descansen, el resto del tiempo lo ocuparían viajando a diferentes ritmos, según el estado físico de sus monturas en cada momento.

Tras dos días de duro y agotador viaje deciden hacer noche en el lugar donde la noche se adueñe del día. Así que cuando se esconde el sol, los portadores levantan una vez mas el improvisado campamento y tras organizarse en las guardias, intentan pasar la noche lo mejor posible, siempre sin olvidarse de que podrían volver a ser atacados como les paso hace dos noches.

La noche como lo hizo la anterior, transcurre sin sobresaltos y pronto llega el nuevo día. Pero este día no amanece como los demás, acompañado solo por los primeros rayos de sol, si no que un extraño sonido acompaña a la mañana. Un redoble de tambores y un griterío llama la atención del que permanece despierto la ultima guardia.

Luthien es la primera en apreciar la inmensa y ancha columna  de “hombres” que se acerca en la distancia desde el Sur hasta su posición. Inmediatamente despierta a sus compañeros para prevenirlos. Todos se ponen en pie rápidamente y pueden observar aterrorizados como esa inmensa columna avanza hasta su posición haciéndose cada vez más larga y ancha. Un número incalculable de efectivos enemigos avanzan implacables hacia los portadores.

A nadie le cabe la menor duda. Son las tropas de Sadlarck las que se están acercando a la posición de los portadores.

Pero de repente y por la zona Norte, otra inmensa columna de soldados avanza también hacia los portadores, los sonidos que provienen de esa zona son trompetas que suenan sin cesar. Khelben enseguida reconoce el sonido. Es el inconfundible sonido del ejercito llamando a la batalla a todo aliado posible.

Las dos columnas avanzan con paso firme hacia la posición donde se encuentran los portadores. Estos enseguida se dan cuenta de que están en medio de la batalla y miren donde miren, no hay escapatoria posible. Quieran o no tendrán que entrar en batalla y conseguir cruzar, por imposible que parezca, las columnas enemigas para llegar hasta su objetivo.

El turbulento despertar de Wendel lo sobresalta y un conocido sonido de ejércitos llega a sus oídos. La guerra, piensa frotándose la cara.

- ¿Cómo es posible que todo el ejército se haya movilizado más rápido que nosotros? -comenta mirando atónito hacia las tropas aliadas -Deberíamos replegarnos y mezclarnos entre las tropas contrarias a Sadlark. Tal vez nos permitan llegar a la retaguardia y podamos rodear la batalla y atravesar la sordas enemigas por una línea menos densa de enemigos.

Una idea comienza a fraguar en la mente del enano mientras recoge sus pertenencias a toda prisa.

- ¿Y si nos hacemos pasar por tropas del enemigo? Seguramente entre todo ese ejército haya indumentarias que logren acomodarse a nuestros cuerpos y hacernos pasar desapercibidos...

La idea sonaba más razonable en su propia mente. En situaciones desesperadas, medidas desesperadas, se dice apaciguando su ánimo.

La maga observa asustada el despliegue de tropas del enemigo e impotente se deja caer al suelo.

- Tan cerca y tan lejos a la vez, esto va a ser imposible- piensa para si misma mientras el enano expone sus ideas.

- En cualquier casi aquí somos carne fresca para esas criaturas-responde - sea lo que sea debemos hacerlo cuanto antes, aunque quien nos creerá si decidimos mezclarnos con el ejercito aliado?- masculla - Tenemos que conseguir que Fibbin atraviese esas líneas, sea como sea.-

La llamada a la lucha despierta a Fibbin y a sus compañeros. El enfrentamiento con el dragón nos ha robado mucho tiempo...

-De aqui saldremos todos juntos Luthien y entre todos llevaremos las cenizas, no solo yo....-dice la mediana al oir el comentario de la maga.-Lo que está claro, es que como nos pillen aqui tendremos graves problemas asi que pongámonos en marcha sea a donde sea.

Durante el transcurso de los dos días de viaje, Arnold se preocupa de curar a la más maltrecha del grupo, que es la maga. Al poco rato después de haberlo hecho en el despertar del tercer día, el sonido de los tambores de guerra rompe el silencio del amanecer y es la propia Luthien la primera en divisar lo que ocurre.

Arnold medita sobre las dos opciones que plantea Wendel. Es bastante probable que cualquiera de los dos ejércitos dispare contra ellos si deciden ir a su encuentro, tomándoles por enemigos. Pero, en cualquier caso, parece más factible intentar convencer a los ejércitos del norte de que no pertenecen a las tropas de Sadlark. Quizás acercándonos con bandera blanca...

- Me parece demasiado arriesgado, maese Wendel. Es como meterse en la boca del lobo y pretender que no cierre sus fauces -opina el paladín- Sin embargo, lo otro... no me parece descabellado. Intentemos llegar hacia el ejército aliado y confiemos en que vuelva a colar lo de que somos peregrinos. Después ya encontraremos el modo de rodear el enfrentamiento.

Después de dos días de fatigoso viaje por el desierto de Chun el guerrero y sus compañeros, visiblemente cansandos, optan por pasar la noche en un lugar entre las sombras de las rocas. Al amanecer se despiertan sobresaltados por un redoblar de tambores de guerra. Asombrados y ocultos entre las sobras el grupo observa como una horda de guerreros se aproxima a ellos...

-Son las inmundas tropas de Sadlark -Piensa Khelben poniéndose en pie y escuchando las opiniones de sus compañeros.

De pronto el guerrero escucha, por el norte, las trompetas de los ejércitos de los pueblos libres de Embelyon que también se aproximan a la posición donde se encuentran.

-Francamente, maese Wendel, ambas ideas que proponéis me gustan pero... Sería más apropiado buscar alguna alternativa para seguir con nuestra anónima misión. Esta batalla podría sernos muy útil para aproximarnos lo máximo posible a las criptas de Johannes -Comenta el guerrero mientras se afana dar con algún plan.

-Nunca, cuando he guerreado, he estado en medio de dos ejércitos. Deberíamos escapar de aquí lo más aproximados posible a las tropas del bien por si se tuerce el plan de evasión ¿Qué opináis? -Les pregunta a sus compañeros.

-Milady Lúthien, ¿seriais capaz de lanzar para todos algún hechizo de invisibilidad o algo similar? -Le pregunta Khelben a la elfa visiblemente más recuperada tras las curaciones de Arnold.

Mientras discuten sobre la manera de afrontar el desafortunado encuentro e intentar resolver lo antes posible el problema al que se enfrentan, ambas columnas aceleran su paso y cada vez se encuentran más cerca de los portadores.

Los tambores del sur empiezan a entremezclarse con las trompetas del norte, ambos sonidos mezclados junto a la proximidad de las formaciones, hacen  una estresante mezcla para el estado anímico del grupo, que ve como poco a poco las esperanzas de cumplir su cometido se evaporan por segundos.

Desde el sur, sus tropas van avanzando a buen ritmo hacia el lugar donde tendrá lugar la batalla. Mirando a su alrededor se siente orgulloso de su ejército y de vez en cuando mira hacia su retaguardia como si esperara algo o alguien.

Montado en su corcel y en la última fila de la columna de sus fieles soldados, situada a varios cientos de metros del principio de esta, Wargknok espera el momento idóneo para ordenar a su gente que deben atacar. El pulso se le acelera, el sudor frio recorre su frente y mejillas y no deja de mirar al cielo.

Pocos segundos después, el cielo empieza a oscurecer y tomar un tono rojizo, esa es la señal, Sadlark ha hablado y es hora de atacar.

Pronunciando unas pocas palabras, Wargknok prepara a sus soldados y los pone alerta. Espera unos segundos, vuelve a mirar a su retaguardia y sonríe.

Un estruendoso grito de guerra mana de su garganta y rápidamente sus soldados empiezan a gritar enfurecidos, rabiosos y ansiosos de sangre. Estos aumentan mas el ritmo de sus pasos hasta que finalmente acaban corriendo con sus armas en alto y gritando como posesos, como alma que lleva el diablo avanzando implacables hacia su enemigo.

En el lado opuesto, al Norte, el fuerte ejercito formado por todos los pueblos de Embelyon avanzan también implacable hacia el enemigo. Firmes y sin un ápice de miedo en sus rostros, se enfrentan a la batalla sin titubear. Estos no pierden detalle de los movimientos del enemigo. Cuando ven oscurecer el cielo sus rostros cambian rápidamente de semblante, saben que la batalla está cerca. No tardan en darse cuenta de que el enemigo ha empezado a avanzar hacia ellos rápidamente por lo que el capitán del ejército de Embelyon da también la orden de atacar y estas son acatadas rápidamente. Al igual que el enemigo, su paso se aligera hasta acabar corriendo en dirección al Sur. También con las armas en alto y gritando enérgicamente para intentar intimidar al enemigo en la mayor medida posible.

Sorprendentemente y desde el punto en el que se encuentran los portadores. Pueden observar como los extremos de ambas columnas se acercan cada vez más la una a la otra, cerrando asi una posible escapatoria por los flancos y dejándolos en medio de la batalla.

El estruendo producido por el ataque de las tropas de Sadlark y el contraataque del ejército de los pueblos libres deja en suspenso la pregunta del guerrero a la maga.

Arnold mira a un lado y a otro, viendo que la situación exige que tomen una decisión inmediata. Rápidamente, se dirige a la elfa.

- ¿Y bien, Luthien? -le pregunta con ansiedad- ¿Es posible un hechizo como el que os pide Khelben? 

Luthien niega con la cabeza algo frustrada mientras mira a sus compañeros.

- Me temo que no, al menos no para todos, podría conseguir que tres cruzarais las lineas, y es algo que dejo a vuestra elección, o bien Fibbin y dos de vosotros o los tres guerreros mas fuertes como portadores y escoltas.-contesta, guardándose para sí el alto precio que tendría que pagar por realizar esos tres conjuros.

Dicho esto la maga coge una de las pociones de salud que guarda con su equipo y se la toma, sintiendo como el brebaje la renueva por dentro cerrando sus heridas y borrando las magulladuras por los golpes.

Hummm...

Wendel produce un sonido de desacuerdo ante las palabras de Lúthien y tras unos instantes arrugando el gesto habla de nuevo.

- Creo que sería mejor buscar cobijo tras las líneas aliadas. Tal vez si localizamos a alguno de los líderes del ejército podamos contarle que somos los portadores y tal vez nos ayuden. Al fin y al cabo, están aquí para hacerlo.

El enano no ve con buenos ojos la idea de separarse y así se lo hace saber a sus compañeros

A mi tampoco me gustaría que nos separásemos, de esa forma solo dividiríamos nuestras fuerzas en vez de reforzarlas.-contesta la mediana tras oir el comentario del enano.-Además, en las lineas aliadas estará Telsur-continua mientras recuerda al guerrero de Willem.-quizás si hablamos con él sin decirle que somos los portadores, pueda acogernos entre sus filas.

Fibbin sabía que todo era muy arriesgado pero las tropas avanzan hacia ellos y por más que piensa no es capaz de encontrar una solución mejor que aquella.