Partida Rol por web

Libertad Escarlata

Capítulo I: De la Mascarada

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21/05/2015, 17:31
Edward L'Strange

Por más que la gente común pueda pensar otra cosa, el despertar nocturno de un Vástago es tan simple como el de un miserable humano. Algunos se arrebujan entre las mantas, otros abren los ojos lentamente y se disponen a levantarse, ninguna de esas opciones es el caso de Edward. La hora de despertarse le llega como un golpe detrás de los ojos, que le hace abrirlos rápidamente y bien grandes, oteando el lugar en dónde se encuentra en busca de peligros.

Hace un año no era así.

Hace un año se podía tirar un par de minutos más en su cama, pensando en sus investigaciones y en qué iba o no iba a hacer durante el día. Tras los sucesos de hace un año, ahora el despertar del Gangrel no era para nada tan tranquilo como antes. Se podría decir que ahora, en el momento en que sus ojos se van a abrir a la noche, una corriente de adrenalina le recorre el cuerpo de arriba abajo.

Salió de la cama y se vistió en pocos minutos. Tenía todo lo que llevaba la noche anterior, aunque esta vez, se había colocado la protección debajo de la ropa antes de salir de su casa. Probablemente no iba a tener ni un minuto de tranquilidad una vez se encuentre fuera de su refugio.

Comprobó las baterías de la grabadora y del intercomunicador y todo estaba en orden. Repasó la cinta de Welsdon una vez más, para saber muy bien cuando parar la comunicación, y pensó que ya no había más nada que pudiera hacer desde su refugio. Tenía controlado todo lo que estaba en sus manos, a partir de allí, podía pasar cualquier cosa.

Vamos, como hasta ahora.

La entrada al hotel y a la habitación no resultó ser un problema. Se sorprendió gratamente al ver que la habitación estaba inmaculada y sonrió al pensar en que tipo de personas han podido hacer todo esto en tan sólo un día. Supuso para sus adentros que uno no llega a la posición de Welsdon así sin más, por lo que un vástago de su calaña tenga este tipo de contactos es más que adecuado.

Ahora se tendría que poner manos a la obra, por lo que el plan B podía irse al garete si no tenía todo atado y más que atado. Por que, a decir verdad, si la cosa no funcionaba (cosa que era más que probable) Edward no habría fallado, en cambio si la caga en algún momento, la cuestión se podría poner bastante complicada.

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21/05/2015, 18:14
Narración

La habitación consiste de dos partes relativamente amplias. La primera es la sala que bien conocía Edward y en donde estaba la entrada principal: la única entrada posible al sitio. La sala es un espacio amplio que consta de cuatro muebles (dos largos y dos medianos) arreglados formando un rectángulo imperfecto sobre una minúscula mesa de centro con adornos que cualquiera pensaría son "elegantes" y "artísticos", pero que realmente parecían a Edward basura barata del hotel para exagerar su elegancia. El tapete nuevo era de un color gris apático, y tenía un aspecto nuevo que se podía explicar fácilmente.

La ventana grande de la sala conduce a un balcón hacia el exterior, desde donde se pueden ver otros altos edificios y abajo, la calle bulliciosa. El balcón oscurecido no ofrece más que una mesa y una silla cómoda de madera. Del otro lado de la habitación, al lado opuesto de la sala principal, había un comedor para unas seis personas con una mesa de vidrio. Las sillas, en juego con la mesa, son de madera pintadas de negro. Un cuadro gobierna la pared de allí, una obra que mezcla figuras imposibles y vagos conceptos abstractos que se traducen en ojos regados en medio de manchones de color naranja y verde. El sitio había sido difícilmente tocado por Welsdom si había estado allí la noche anterior.

La segunda parte es la habitación principal que cuenta con baño propio. La habitación está coronada, por supuesto, por una inmensa cama doble con un arreglo de cobijas negras y blancas. Es baja, por lo que escabullirse bajo ella es una labor imposible. A cada lado hay dos mesas de noche negras también, con cajones amplios que sólo guardan una guía de restaurantes de la ciudad y una hoja con teléfonos de interés. Sobre cada una hay una lámpara y sobre la del extremo derecho descansa un teléfono grisáceo que permite comunicación directa con servicio al cuarto o llamadas al exterior. El minibar descansa no muy lejos de allí: un refrigerador bien provisionado de tamaño moderado que contiene una botella de champán elegante, entre varias otras bebidas. En la pared de la cabecera hay un cuadro grande, con mucha más forma que el de la sala, de una mujer en vestido blanco al borde de un acantilado, de brazos abiertos y que parece a punto de caer. Todo el paisaje, sombrío como es, resalta con la pulcritud del personaje central. Hay también una puerta de vidrio hacia un balcón personal que mira hacia el exterior. Este parece un poco más estrecho, pero ofrece sin lugar a dudas una encantadora vista de Filadelfia en medio de la noche y una sensación de desolación difícil de explicar a simple vista.

El clóset que acompaña el cuarto es amplio, doble y lo suficiente para que dos personas estén cómodas. Varios ganchos y divisiones hacen parte del diseño del mismo. El baño es otro espacio casi tan amplio como el cuarto mismo. Un inodoro en cerámica negra, un lavamanos, una ducha cómoda encerrada en vidrio y un jacuzzi al que le cabrían cuatro personas. Las toallas habían sido graciosamente proveídas con las iniciales del hotel en la esquina. Todo enchapado en un gris prístino y elegante con un aspecto frío y costoso que gritaba "estilo" con tanta fuerza, que era obvio que los diseñadores del cuarto se habían esforzado demasiado. Era el precio de tener que vivir por la reputación de 5 estrellas.

Notas de juego

El cuarto en total tendrá unos 120 m2.

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21/05/2015, 19:49
Edward L'Strange

La disposición del lugar no era lo mejor que podía esperar. Por suerte, la habitación estaba separada de lo que podía ser la sala de estar y el comedor de una casa pequeña. Comenzó a recorrer lentamente la habitación, mirando desde cada una de las puertas hacía la sala de estar. Calculó un par de veces, y repitió el proceso desde la sala de estar, mirando hacía la habitación y el baño.

Tras tomarse unos veinte minutos con esa especie de ritual, el Gangrel descubrió que en un punto en dónde se encontraba la mesa del comedor con las sillas, podía ver perfectamente la puerta del servicio, la puerta de la habitación y su interior, y por supuesto, la puerta de entrada y la sala de estar.

De las entradas "improbables", Edward no descartó las ventanas, las cuales comprobó que estuvieran más que cerradas y con las cortinas colocadas de tal manera que no se pudiera ver el interior desde el exterior. Tenía que tomar todas las precauciones posibles, porque aunque pensara que todo lo que iba a hacer no iba a salir como esperaba, tenía que intentarlo.

Sólo necesitaba una pista.

Sólo una.

Desde allí podría tirar millas sin problemas.

Ya había elegido el lugar en dónde esperaría, en silencio, oculto en la oscuridad, la posible llegada de su "amigo". Ahora tenía que lanzar la trampa.

La cuestión era sencilla. Iría al dormitorio, hablaría por el intercomunicador desde allí, y después, abriría la ducha dejando que el baño se llene con un poco de vapor. No sabía muy bien si eso iba a funcionar, pero desde su lugar podría ver si alguien entraba y el vapor podría darle un poco de ayuda. Después de llamar, iría a su sitio, y allí esperaría.

Toda la noche.

Apagó las luces de todo el lugar, dejando simplemente la luz del baño y una de las lamparas de la mesilla de noche. Cogió una bata del hotel y la tiró sobre la cama, y la deshizo un poco con las manos. Cogió la grabadora y el intercomunicador y se dispuso a realizar su plan...

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21/05/2015, 20:14
Narración

El sonido de ruido blanco dio la señal de inicio de la grabadora. Durante unas milésimas no se escuchó más que la estática y Edward presionó simultáneamente el botón de la grabadora y el del walkie-talkie.

-Pete. Pete.. - la voz de Welsdom resonó a través de la grabadora. Edward podía imaginar su cara tratando de encontrar las palabras adecuadas para la charada. Al menos sólo él sabía que el Toreador estaba Cain sabe dónde... -Aquí W. No he recibido comunicación tuya desde hace varios días. Cambio ... Sigo esperando tu informe. Tengo a dos hombres perdidos en acción, no quiero tener que contar a un tercero...- Entonces un sonido desde el otro lado lo obligó a detener la grabación, su dedo rápido la cortó a mitad de camino... ¡había una respuesta!

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21/05/2015, 20:18
Radio

-Hey...- dice una voz que se escucha lejana. Una voz particular -...Cabeza de Polla*, ¿Estás ahí?- se trataba de la voz de una mujer desde el otro lado del intercomunicador. -¿Aún sigues buscando a tu sirviente?...- sonó durante unos instantes. La voz, aguda y con un aire juvenil, sonaba socarrona, como burlándose en su virtual charla con Dick.

-cambio...- se escuchó para terminar la breve intervención y dar a entender que aquello era una conversación.

Notas de juego

*Dickhead, en inglés

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21/05/2015, 20:24
Edward L'Strange

L´Strange sonrió.

ESO era una pista. O por lo menos el comienzo de algo. Su grabadora había captado esa voz, y estaba claro que, aunque estaría algo distorsionada por el intercomunicador, alguien podría reconocerla. Claro que ahora tenía que andar con pies de plomo, por lo que le quedaban dos opciones. Intentar imitar la voz de Welsdom, y con su fuerte acento Irlandés eso sería casi un suicidio, o hablar con la muchacha para llegar a un entendimiento.

Se tomó unos cinco segundos para decidirse, y desde el rincón dónde se encontraba, respondió.

- Lo siento, cariño, pero no es el Cabeza de polla el que lo está buscando. Me gusta escuchar una agradable voz del otro lado. - Dijo sin más. - Cambio. -

Su grabadora seguía encendida.

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21/05/2015, 20:34
Radio

-¿Entonces supongo que eres otro de sus amiguitos mortales?- respondió tras unos instantes la voz del intercomunicador. -¿Cuando termines de chuparle la polla, puedes decirle que se ponga?... quiero hablar con él- añade.

-Cambio-

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21/05/2015, 20:46
Edward L'Strange

- En este momento tu amigo está indispuesto, no va a poder ponerse. - Dijo Edward con mucha tranquilidad. - Pero no te preocupes, cielo, puedes hablar conmigo. Digamos que soy su "representante" en estos momentos. Así que, todo lo que quieras decirle a nuestro amigo Dick, puedes decírmelo a mí que yo le daré el mensaje. -

El Gangrel no iba a descubrir su identidad ahora mismo, pero por lo que ha podido escuchar, la mujer o muchacha piensa que él es un mortal. 

¿Será también ella un mortal? Hum... lo dudo...

- Cambio... -

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21/05/2015, 20:50
Radio

Pasan unos instantes eternos antes de que se escuche de nuevo una respuesta en la radio. -Lo siento tío...- se escucha, es difícil discernir alguna inflexión particular a través de la comunicación. -... lo que tengo que decir, no se lo diré a un mortal... - se escucha. Hay un silencio sobrecogedor de nuevo.

-... supongo que no querrá encontrar a tu camarada, ¿eh?. O bueno... a todos ellos.- y Edward podría jurar que el sonido que sigue a la frase es una risa ahogada.

-No te lo pediré una tercera vez.- el tono parece menos burlón con esta nueva frase - Dile al cabeza-de-polla...- y pronuncia lentamente el insulto, con delicada pronunciación -...que se ponga.- 

-Cambio-

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21/05/2015, 21:18
Edward L'Strange

- Entonces, cariño, si no se lo puedes decir a un mortal, si me lo puedes decir a mi. - Dijo Edward con una sonrisa. - O tal vez prefieras una reunión para hablar sobre lo que está sucediendo. Lo siento si no puedes ver mis colmillos a través del intercomunicador. -

Dejó pasar unos segundos para que la mujer entendiera lo que realmente Edward quería decirle.

- Así que, cielo, si no quieres hablar conmigo, no podrás hablar con nadie más. Nuestro amigo en común está con la cola entre las piernas y la cabeza metida en la tierra, un poco acojonado. Y me ha pedido ayuda para resolver todo este asunto, y no precisamente para rescatar o saber dónde están sus amiguitos desaparecidos. -

Dejó pasar otro par de segundos.

- Cambio. -

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21/05/2015, 21:29
Radio

Silencio. Esta vez pasan unos minutos de silencio absoluto hasta que se oye de nuevo la voz femenina del otro lado de la comunicación.

-Vaya, es una lástima.- dice. Hay un dejo de desencanto en sus palabras. -Bien, entonces, ¿Con quién tengo el gusto de hablar?- la frase se pronuncia lentamente. -Y más importante aún, ¿Cuántos culos has lamido en la ciudad, contando a su real majestad?

-Cambio-

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21/05/2015, 22:06
Edward L'Strange

- Puedes llamarme Señor Harrison. - Respondió Edward. - ¿Y cómo puedo llamarte a ti, cielo? -

Quiso esperar la respuesta de la mujer al otro lado de la línea, pero no pudo contener una carcajada cuando escuchó de su boca la frase de lamer culos.

Hacía algún tiempo que Edward no lamía culos, ¿un año tal vez? En esa época tenía la lengua marrón de toda la mierda que tuvo que comer. Recordar ese sabor amargo aún le hacía sentir nauseas.

- Jajajajajajajaja. - Rió sonoramente el vástago. - Hace mucho que no hago eso, cariño, hace mucho tiempo. Ahora es a mi al que le lamen el culo, aunque no he tenido el placer de que una lengua real me chupe el agujero, dicho sea de paso. Supongo que tiempo al tiempo. -

Dejó pasar unos segundos nuevamente, para traquilizarse.

- Mi trabajo es solucionar problemas, cielo. Puedes verme como un negociador, o un mediador si quieres. Cambio. -

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21/05/2015, 22:19
Radio

-Encantada, Sr. Harrison- responde la mujer desde el otro lado. -Me temo que no puedo dejarle mi nombre. Por ahora. Pero me ocuparé de que lo sepa, prontoDe nuevo esa inflexión particular en las palabras.

-Bien, Sr. Harrison. Me agrada hablar con alguien con cojones para variar, con alguien importante. Y ya que su trabajo es solucionar problemas, quizás quieras ir a recoger al sirviente de Welsdom. Estoy seguro de qué se muere por contarte lo que le ha pasado- añade. -Está muy pacientemente esperando en Independence Hall- dice. Un silencio parece dejar que las palabras ahora se hundan en el Gangrel.

-Y no se preocupe por la posibilidad de una trampa, Sr. Harrison. Yo me preocuparía por que los mortales no hablen primero con el hombre del cabeza-de-polla. Ya sabe... a no ser que quiera ser usted el que le chupe el agujero a su real majestad- Las palabras se van extinguiendo poco a poco. Edward imagina que del otro lado debe haber una maldita sonrisa.

-Dele mis saludos al cabeza-de-polla. Cambio y fuera-  Y la comunicación se corta, dejando sólo el silencio de la estática como respuesta.

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22/05/2015, 15:11
Edward L'Strange

Edward asintió ante cada palabra de la muchacha al otro lado del intercomunicador. Tras su "cambio y corto", paró la grabadora y quitó el casette de la misma para cambiarlo por uno nuevo. Guardó el importante en la parte interior de su chaqueta y caminó hasta el baño para cerrar la ducha. Ya no hacía falta esperar a nadie, por que nadie iba a aparecer, pero si tenía una misión que cumplir.

Y aunque no lo aparentaba, estaba bastante animado al ver que su plan, aunque de manera distinta, había dado sus frutos.

Ahora la cuestión es saber quién era esa chica, pero según sus palabras, se enteraría tarde o temprano. Por lo que la prioridad ahora era Independence Hall. Allí, según lo que le habían contado, encontraría a uno de los desaparecidos. Y tenía que hacerlo rápido.

Salió a paso acelerado de la habitación cerrando la puerta tras si y del hotel, para coger su coche y recorrer las calles hasta su destino. No sabía muy bien que buscar, ni si a estas horas de la noche iba a estar abierto. Suponía que si, para algún tipo de visita nocturna, pero hasta que no llegara a su destino no podría saber si eso era así.

Tal vez tendría que demostrar una vez más que era un experto en colarse en sitios sin ser detectado.

Por todo lo demás, la noche se le antojaba interesante.

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22/05/2015, 16:18
Narración

Independence Hall, el corazón de la historia estadounidense. El tesoro de la ciudad y uno de los lugares que parecía tener un nostálgico significado a los ojos del príncipe. Edward bien sabía que en Filadelfia, la mayoría de los edificios históricos habían sido declarados elíseo en lo que todo el mundo explicaba como un arrebato de orgullo propio de cierto idealismo inherente al clan al que pertenecía el vástago más poderoso de la ciudad. A los ojos de los cainitas, aquella protección era producto del orgullo de Edmund Langstone y de su propio ego al atribuirse de alguna manera parte del éxito de la revolución independista y de su participación -misteriosa como era- en la liberación de las colonias frente al yugo de la corona británica. Aunque muchos desechaban la validez de las reglas como desvaríos de un antiguo atrapado en el pasado, nadie discutía la utilidad de las reglas en cuanto a mantener la Mascarada se trataba y Langstone a su vez respondía con poca flexibilidad cuando se trataba de la historia americana y de sus legados.

Es por eso que, ante el número de lugares protegidos por la Estirpe, habían dos guardianes del elíseo. Ramirez, quien se encargaba de velar por los intereses de los vástagos en los lugares en donde la primogenitura y el príncipe de reunían; y Welsdom quien se encargaba de la seguridad de los lugares ligados a la historia de Estados Unidos. Hacía un año, la santidad de uno de los elíseos había sido violada, uno que Edward conocía bien: El museo de arte moderno. Aquella noche conducía hacia otro de ellos también en la jurisdicción del mismo Toreador, esta vez implicado de manera más directa en los acontecimientos que lo conducían allí. Este elíseo, por su importancia, revestía más valor aún a los ojos del príncipe -y por transición, a los ojos de todos los vástagos- debido a su trascendencia: Allí los mortales habían firmado y adoptado la Declaración de Independencia de Estados Unidos hacía más de dos siglos.

Edward aparcó en uno de los lotes del centro y caminó hacia el pequeño parque que estaba frente al sitio. La fachada se alza imponente, con sus muros de color borgoña oscurecidos y sus bordes blanquecinos.El complejo principal era una edificación de dos pisos y un ático, bordeado por dos pequeños edificios auxiliares que habían servido a diversos fines durante la época de la independencia. Tras el edificio principal, sobresalía la torre en donde había estado colgada la conocida Campana de la Libertad, ahora exhibida a unos metros de donde él estaba en un sitio especial. El reloj marcaba casi las 9:30 de la noche y el lugar estaba cerrado. Algunos turistas tardíos aún pasaban y se detenían a tomarle fotos al lugar.

El sitio en general era operado por mortales, quienes durante el día ofrecían un tour por las diversas salas del antiguo punto de reunión del congreso de la recién formada nación hace más de 200 años. Todo se mantenía conservado y sólo el acceso a la torre estaba fuera de los límites de visitantes, debido a su construcción tardía. Cada hora, la nueva campana tañía para recordar la hora del sitio.

Aquella noche una cortina de nubes coronaba el cielo oscuro. Los sonidos ominosos de truenos lejanos anuncian que pronto se aproxima una tormenta, y los silbidos del viento hacen ondear la gabardina del Gangrel. Había una cámara de seguridad frontal que apuntaba hacia la fachada. En principio no veía a mortales rondando en el exterior... pero sabía que la verdadera información de la seguridad del sitio la poseía el cainita al que intentaba salvar el pellejo justamente...

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26/05/2015, 20:40
Edward L'Strange

Había una cosa que Edward tenía muy clara: si algo sucedía dentro del Independence Hall, la cosa se pondría muy caliente para todos. Y tenía otra cosa que sabía muy bien: si el sirviente de Welsdom iba a hacer algo allí dentro, se iba a poner la cosa mucho más caliente para él. Sobre todo con su "desaparición". Por suerte tenía la copia de la grabación en su poder, y eso podría serle de ayuda más adelante.

Sin embargo tenía que actuar, y actuar deprisa.

Entrar a la fuerza estaba descartado. Si era él el que entraba allí, lo más probable que todo lo que allí suceda recaiga sobre su persona, y sobre su Sire, y sobre todos los que confiaron en él en algún momento y le respaldaron. Además, el Príncipe simplemente lo colgaría de los pulgares al mediodía.

El sigilo no era especialmente su fuerte, pero teniendo en cuenta lo que había allí dentro, lo más probable es que activara cientos de alarmas al entrar y eso sería peor. Por lo que necesitaba ayuda. Pero necesitaba ayuda de alguien al cual no quería pedirle nada, o por lo menos que no pareciera que le estaba pidiendo ayuda.

Y el Independence Hall era Eliseo Histórico, y Welsdom era el único que sabía como entrar y salir de allí. Él y el Príncipe. Tal vez su amigo fumador. Pero de una forma u otra, ambos irían a por Welsdom, y se volvería a armar la de San Quintín.

La cosa era simple: si avisaba a Ramirez pidiendo acceso, este llamaría a Welsdom, no lo encontraría, llamaría al Príncipe, que llamaría a Welsdom, al que no encontraría y si en ese interín sucede algo, bueno, no me gustaría estar en la piel de Welsdom.

La otra manera era entrar con sigilo.

Y si algo sucede, todo el poder de la Camarilla de Filadelfia caería sobre mí como un zapato sobre una cucaracha. Así de simple.

¿Sintiendo otra vez que estás con el culo al aire, Ed? ¿Cuantas pollas vas a tener que chupar para salir de esto? Sabes que debes entrar solo, y comerte los marrones como un campeón. Eres un solitario, amigo. El llanero solitario.

Por dentro, su naturaleza afloraba.

Mientras pensaba, controlaba todo lo que allí sucedía. Miraba las cámaras, las entradas, el techo, alguna claraboya, lo que sea que le permitiera entrar dentro del edificio. En su cabeza pasaban planos una y otra vez de que seguridad podría existir allí dentro. ¿Láseres? ¿Placas de presión? ¿Cámaras? Seguro que eso y más.

¿Qué demonios vas a hacer, Edward?

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Per + Seg

Tirada: 4d10

Dificultad: 6+

Resultado: 3, 5, 4, 10 (Suma: 22)

Exitos: 1

Tirada oculta

Motivo: Des + Lat + FV

Tirada: 6d10

Dificultad: 8+

Resultado: 9, 5, 6, 9, 6, 4 (Suma: 39)

Exitos: 2

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26/05/2015, 20:42
Narración

Un vistazo alrededor del perímetro revela que las dos entradas principales al edificio principal del Independence están en lados opuestos. De un lado se encuentra la entrada principal, grande y elegante, por donde los turistas, visitantes y demás ilustres personajes entran y por el otro estaba la entrada a la Torre del Reloj, del extremo opuesto y contra otro parque, más discreta y por donde según dedujo Edward, entraría la seguridad y los responsables del museo.

Y esa puerta, sólo esa puerta está custodiada por una simple cámara de seguridad en un poste cercano a unos cuantos metros. Básicamente en un ángulo difícil y a una distancia considerable, se movía con relativamente poca frecuencia y requería de bastante paciencia, pero era posible pasar sin ser detectado por allí con algo de agilidad.

Tomar el riesgo requeriría reflejos y el enorme reloj de la torre anunciaba que las 10 de la noche estaban a tan sólo 15 minutos... luego la campana tañiría y con sus ecos metálicos infundiría los alrededor con esa ensordecedora sensación de estar en una calle aislada del tiempo tras tantos años desde la revolución...

Notas de juego

Describe precauciones adicionales, no debes tirar ya para intentar entrar, que está en el último post.

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26/05/2015, 22:02
Edward L'Strange

Edward abrió el maletero del coche y sacó una cazadora de cuero oscura. Se quitó la gabardina y se colocó la cazadora, guardando en uno de los bolsillos con cremallera un montón de bridas negras gruesas que ni siquiera él podría romper. También un rollo de cinta americana para emergencias. Ideal para amordazar mortales.

Además, guardó la grabadora con un casette nuevo en el bolsillo interior de la chaqueta. La cinta tenía una hora y media de duración y tenía la sana intención de encenderla ni bien entrara al lugar.

Sacó escondida en el neumático de repuesto una cachiporra de cuero dura. No tenía la intención de matar a ningún mortal allí dentro, pero si la cosa se ponía complicada, debería usar la fuerza necesaria para herir, pero sin que sea mortal.

Se guardó la cachiporra en el bolsillo delantero de sus vaqueros y con todo listo, se dirigió a la entrada del lugar.

Tenía que ser preciso. Un cirujano.

Y por sobre todas las cosas, no dañar absolutamente nada del lugar.

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26/05/2015, 22:13
Narración

Edward trata de sincronizarse con la cámara de seguridad. Revisa atentamente y mira a ambos lados, esperando poder ingresar sin ningún problema a pesar de haber algunos mortales por allí. Con suerte, nadie lo notaría... aunque quizás suerte era lo que más le faltaba aquella noche.

Se acerca tratando de modular sus pasos para ocultar su prisa. Lleva la mano hacia la puerta y... nota que ésta está entre-abierta, apenas pegada al marco para dar la ilusión de estar cerrada. En el tiempo que montó guardia, no vio a nadie salir ni entrar y definitivamente no imaginaba que entrar al Independence Hall fuese a ser tan sencillo.

Un paso y la oscuridad envuelve el interior de la torre del reloj. Logra distinguir las siluetas de las escaleras ascendentes que llevarán hasta la torre (pasando por un cuarto arriba) y al frente, una pared y una puerta más que lo separa de la otra parte de la edificación, en donde se encuentran los históricos salones exhibidos diariamente y seguramente los preciados objetos de valor que estaban protegidos bajo la orden del Elíseo.

Tras guardar silencio tratando de acostumbrar sus ojos a la oscuridad, el silencio era lo único que lograba percibir. No había la más mínima señal de actividad humana allí... al menos no que Edward pudiese notar.

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26/05/2015, 23:11
Edward L'Strange
Sólo para el director

Edward estaba en una encrucijada.

Primero no veía mucho allí dentro, por lo que decidió, tras ponerse el pasamontañas y las gafas de espejo, activar el poder de su Disciplina favorita que le permitía ver en la oscuridad. No sabía muy bien hacía dónde ir, ya que tenía dos opciones.

Las escaleras hacía la torre, y la puerta hacía los documentos más importantes.

Cualquiera de los dos se le antojaba bastante interesante. Después de todo, todo era Eliseo Cultural y cualquier daño, por pequeño que sea, iba a traer bastante cola.

Se quedó allí de pie, durante unos segundos, olfateando el aire. Necesitaba una pista, quería saber si alguien había pasado por allí, o si había algún otro tipo de olor en el ambiente. Quería decidirse hacía dónde ir, y aunque su cuerpo le indicaba que vaya hacía dónde se encontraban los documentos, por un momento pensó en subir a la torre.

¿Qué haría más daño al Príncipe? ¿La Torre que estaba cerrada al público? Allí, después de todo la campana no se encontraba y era fácilmente reconstruible llegado el caso de un artefacto explosivo. ¿Los documentos de la Independencia? Esos si que eran importantes.

Aún así, dejó que sus sentidos agudizados le indicaran hacía dónde dirigirse primero.

La torre, pensó, no le supondría ningún problema. En cambio los documentos, bueno, ese era otro cantar.

Y además, ¿dónde estaban los guardias?

Miró todo lo que podía y más, intentando divisar cámaras, y sobre todo, la alarma contra incendios. Si tenía que salir de allí corriendo o si no podía llegar a su objetivo, mejor que la policía se hiciera cargo, o tal vez eso asustaría a quién sea que se encuentre aquí dentro.

Era un simple juego de azar, y Edward estaba un poco cansado de tanta mala suerte.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Per + Ale

Tirada: 5d10

Dificultad: 8+

Resultado: 8, 9, 9, 6, 5 (Suma: 37)

Exitos: 3

Tirada oculta

Motivo: Int + Inv

Tirada: 6d10

Dificultad: 8+

Resultado: 10, 7, 10, 8, 2, 8 (Suma: 45)

Exitos: 4

Notas de juego

Te dejo dos tiradas ocultas de Percepción + Alerta y de Inteligencia + Investigación. Activo Ojos Rojos con un 1PV y me colocó el pasamontañas con las gafas espejadas.