Partida Rol por web

El Cementerio Shinto de la ladera del Higashiyama, es el cementerio Shinto mas antiguo de Kyoto, esta perfectamente integrado en el monte y su mantenimiento es bastante costoso.

Las lineas de Chi son poderosas en este lugar, quizas por ello fue elegido como cementerio, para ayudar a las almas a alcanzar el Reino Oscuro. Potentes lineas de dragon parecen confluir en el centro del cementerio, pero por respeto a los ancestros, no ha sido reclamado por ningun shen.

No te lleva mas de 30 minutos localizar la tumba de Hiroko. A pesar de que existe cierto orden, las tumbas parecen estar colocadas al azar.

Paseo por entre los cerezos del lugar, buscándola.

Hiroko-chan...

Noto las fuerzas del luegar pasar por delante como una brisa, como han estado fluyendo desde hace quién sabe cuánto. Así como la vida pasó por mi piel y sólo me rozó, indiferente, también el Chi del mundo lo hace de mi boca voraz y mis ojos de demonio. Indiferentes a mi presencia, esquivas a mis plegarias, las Líneas del Dragón han sido respetadas y así deberá ser.

No es este un lugar para la guerra. La guerra está en otro lugar, entonces.

¿Dónde...?

Mientras me sumergía en mis pensamientos llegue justo delante de mi objetivo. Un nicho.

Enciendo tres barras de incienso y las postro ante las Atalayas del Sur, por si en el camino hacia la redención un espíritu de fuego lloró lágrimas de sangre al suicidar a su demonio. Las postro ante las Atalayas del Este, por si en el camino hacia la redención un espíritu de jade bebió de las aguas de la vida y fluyó como un río por entre las raíces en la tierra. Las postro ante las Atalayas del Norte y enarbolo mi edicto y exijo lo que debe ser. Las postro ante las Atalayas del Oeste y mis ojos son de metal frío, y en la noche puedo ver más allá.

Hiroko-chan...

Observo a mi alrededor y la busco, sea su carne o la huella de su paso por el lugar.

Tus ojos escrutan la fria noche. Pero el unico rastro de Hiroko que podria quedar esta mas alla de la Muralla, la sangre, la vida, no tienen cabida en este lugar.

Aqui en el cementerio La Muralla es bastante tenue, tus ojos pueden ver mas alla facilmente. Mientras escrutas la fria y humeda noche buscando el espiritu de Hiroko, puedes notar al demonio agitandose en tu interior como un tigre hambriento.

Un graznido te saca de tus pensamientos y aleja al demonio que ruge dentro. Sobre una rama "cercana" dislumbras una extraña garza, casi dirias que te observa divertida.

Un sonido profundo, como el rumor de un monte, capta tu atencion. Puedes ver una extraña figura portando un farolillo, desplazandose entre las tumbas, su manto de Yin no deja lugar a dudas acerca de su naturaleza, es un ciudadano de las Fuentes Amarillas.

Cuando vuelves a alzar la vista hacia la rama, la garza ya se ha ido.

La noche eterna se hace una conmigo. Hace frío, un frío cómodo y suave, como un manto de noche que me recubre. Hay silencio, un silencio que permite hablar a las voces de la verdad.

Cuando un pájaro está vivo, se come a las hormigas. Cuando muere, las hormigas se comen al pájaro. El tiempo y las circunstancias pueden cambiar en cualquier momento. No infravaloraré ni heriré a nadie en vida ni en muerte. Hoy puedo ser poderosa, pero el tiempo es más poderoso que yo. Y si un árbol tiene el poder de crear diez mil más una ramas secas, una rama seca puede hacer arder diez mil más uno de los árboles de un bosque. Existe una ley a la que uno ha de adherirse, a la que todos lo hacemos, y dicha ley es tajante y equitativa para todos, ya respiren o vaguen por las Tierras Espejo.

Observo a la garza, como un símbolo, como alguien que espía detrás de esos ojos esperando a que descubra el sentido de su misión.

Busco a Hiroko-chan, y será que la encontraré. Me acerco al Celador de las Tierras Frías... y la garza ya no está ahí.

Hago notar un poco más mi presencia y espero pacientemente en silencio, respeto su esencia... porque deseo ser respetada yo también.

Tus ojos te permiten ver a la luz de la luna como a la luz del medio dia. El lugar esta desierto, tan solo el Celador habita el cementerio, ningun otro ciudadano del Reino Oscuro de Jade permanece en esta tierra yerma.

El Celador de la Tierras Frias, posa sus ojos sobre los tuyos.

-Que te trae a este lugar Muerto Famelico? No es frecuente veros en este lugar. Vienes buscando algun amante, padre, madre o hermano muerto? Debes saber que aqui el color de las flores se va desvaneciendo y así pasa mi existencia, vanamente, envuelta en tristes pensamientos viendo caer las largas lluvias.

- ¿Y es que acaso todas las briznas de hierba no son azotadas de igual forma sin distinción por el viento del vendaval? Pues tanto la existencia pasa para vos como para mí bajo la misma bóveda del Cielo. Vos encadenado al recuerdo del pasado buscando escapar de la oscuridad eterna... yo encadenada a este cuerpo de carne, encerrada con un demonio a mi lado que me torturará durante diez mil años y al siguiente volveré a ser parte del Universo. Ambos encadenados y hambrientos de la redención de los pecados en vida, realizados por y hacia nosotros.

Pauso y me acerco a él, lentamente, inofensiva.

- Disculpad mi repentina visita, señor. Soy Tengoku-No-Jaku, servidora de las Grullas de Hielo -postro mi cabeza-. ¿Y qué otra cosa podría hacer alguien como yo en las Tierras Espejo? No pertenezco a este lugar, después de todo. Busco a alguien que sí. La que en vida fuera llamada Hiroko-chan, una vez rotas sus cadenas a las carnes de la vida, vaga ahora sin rumbo por la eterna noche, sin más guía que el dolor, sin más naturaleza que su propio hambre. ¿No es mi persona suficiente para tener la voluntad de devolver cada cosa a su buen sitio? Vengo a llevármela, señor, pues sólo así es que el Universo volverá a estar en equilibrio. Si sólo mi persona pudiera ser digna de servir a tal objetivo... -me arrodillo y me postro ante el espíritu en señal de respeto- sería todo un honor para mí.

Alzando la voz y perturbando la quietud del cementerio, parece crecer de tamaño.

-Gaki...jamas me he revelado yo contra el Mandato del Cielo como hicieron los Wan Xian, no compares tu existencia y la mia. Antes erais montañas orgullosas, ahora no eres mas que una hoja amarillenta en una tarde de otoño, los mensajeros de la muerte te esperan. La maldicion que sufres es consecuencia de los actos de tus ancestros, pero con la llegada de la Esdad del Pesar estais aprendiendo.

Dicho lo cual sosiega su animo.

-Disculpa mi arranque de colera Tengoku-No-Jaku, vienes a mi con humildad y te respondo con un perro.En ocasiones se crispan mis nervios, y he tenido demasiado trabajo ultimamente, dos espiritus se han perdido y en el Palacio de Jade cuestionan mi competencia mis enemigos. Podeis creerlo? Llevo siglos conduciendo a los Yurei, organizando donde tiene que ir cada uno de los que aqui vienen. Dos espiritus en siglos, y lo tildan a uno de incompetente.

Habla realmente indignado.

-Es muy digno vuestro cometido, sin orden que nos queda?. Busca entre los pliegues de su kimono

-Mmmm Hiroko decis?, es uno de los espiritus desaparecidos... Te mira con suspicacia.

Insolente encadenado. ¿Acaso cree que tras la bóveda del cielo, sea Wan Xian o Espíritu Ancestro, no somos todos partes de un inmenso? ¿Acaso cuando la ley del Universo se cierne sobre nuestras espaldas no cargamos todos sin distinción? ¡Esa Edad del Pesar es una Falacia que atrapa en una espiral sin retorno a los débiles! La vida ha de tener algo mucho más importante que decir, todavía hay tiempo de luchar por la virtud. Si no conservamos eso, entonces, ¿qué nos queda?

Aprieto mi puño, planeando darle una lección que le estará bien merecida.

Pero el espíritu se calma, y la racionalidad vuelve a mí. No es este mi territorio y aunque he pasado al otro lado pidiendo permiso, aquí soy débil y he de utilizar la diplomacia. Esa mancha queda ahí, dentro de mi mente, y algún otro día volveré a darle a este insolente la lección que me ha pedido a gritos.

Le escucho.

Escucho el nombre de Hiroko ser pronunciado y miro a mis manos con frialdad, sin ningún atisbo de sentimientos, ni de hartazgo, ni de premura. Todo será como ha de ser.

Me levanto del suelo y al subir, me inclino en señal de humildad.

- Si ese espíritu se ha perdido, yo quiero encontrarlo y devolverlo a su lugar. Vos también queréis encontrarlo. Una vela puede encender mil de ellas sin que su longevidad sufra un sólo segundo. De la misma forma, las personas del mundo real comparten su felicidad entre ellas. Compartamos nosotros la ayuda y encontremos a Hiroko. ¿Hay algo más que me podáis decir? ¿Hay algo que yo pueda hacer por vos?

-Tengoku-No-Jaku, desconozco el paradero de Hiroko Murayama y el de Shintaro Tanaka. Y me veo confinado al cementerio por Mandato de su Augusta Personalidad. Aqui solo llegó su cuerpo vacio, como la muda de una cigarra.

Se detiene pensativo un rato.

-Disculpame, voy con retraso. No puedo decirte nada mas Tengoku-No-Jaku, pues nada mas se. La Guardia Inmortal estuvo aqui antes de tu llegada y tambien me interrogaron al respecto, nada mas pude decirles a ellos y nada mas puedo decirte a ti.

Habla con cierto pesar. Tendiendote uno de los muchos farolillos que lleva

-Toma Tengoku-No-Jaku, cuidalo, yo no puedo abandonar el cementerio, pero puedo enviarte uno de mis ayudantes, si necesitas ayuda, apaga su luz. Pero solo podra acudir una vez a tu llamada, pues una vez apagues su llama, no podras volver a encenderla. No consumas el Chi del farolillo, o no te llegara ninguna ayuda. ahora debo marcharme.

Se inclina hacia ti y se marcha

Veo al alguacil marchar por entre el bosque espectral como una ténue y enfermiza luz llegando cada vez más al fondo de un lago cuya superficie está en movimiento.

El farolillo se aferra a su vida enganchado a mis dedos. No pierdo un segundo más, porque tampoco un segundo he de perder. Nunca he encontrado a ningún espíritu de este lado porque nunca he tenido que buscarlo. Y como nunca tuve nunca supe, y como nunca supe nunca fui iluminada en este rincón de la sabiduría... porque nunca hubo necesidad de ello. Ahora conseguiré acercarme un poco más a un mundo que me es esquivo a la razón. La vida comienza iluminando una parte y poco a poco haciendo crecer los alrededores que quedan a la vista de la lumbre del alma.

Pero dejemos la parafernalia, mi alma lleva ya un rato vagando sola por entre los cultivos de fríos espectros. Sigámosla antes de perderla en la turbulencia.

Las lapidas se yerguen sobre el frio y humedo suelo, como plantas en un arrozal.

En algunos lugares el agua de la lluvia se acumula formando negros charcos de agua, légamo y Chi Yin. Cuando pisas alguno de estos charcos, el viscoso fluido se adhiere a tus pies como si quisiera atraparte, retenerte en este mundo.

Puedes ver como algunos espiritus caminan hacia el guardian, cuya presencia destaca sobre la tierra negra.

A tu espalda sientes una presencia inquietante y el demonio se agita en tu interior con recelo. Tus ojos se posan sobre un alma vacia, sin "vida". Sus ojos muestran tan solo el chi corrupto que la anima, y detras de esos ojos puedes sentir una voluntad que la domina, antigua y maligna.

Los demas espiritus se alejan de ella y la evitan, algunos la observan con recelo y otros con miedo.

Parece no reparar en tu presencia. Y entonces ves un brillo en sus ojos. El destello del odio.

Este mundo se aferra a mí e intenta succionarme por alguna extraña razón.

Pero, ¿y yo? ¿Acaso yo me aferro a este nuevo mundo, a este mundo tras el espejo?, me digo mientras saco el pie de uno de los pringosos charcos de Chi.

Yo siento respeto por este lugar porque he de sentirlo...

Sacudo el pie que deja caer en el suelo los legajos de Yin.

... pero este no es mi lugar.

Y es entonces que una voz que desde hace mucho lleva callada en mi interior parece querer decirme algo a gritos en la lejanía. Apenas escucho esa voz, apenas suelo hacerlo. Me digo a mí misma que es porque no quiero. Pero, ¿es posible que me niegue a ella por puro orgullo? Quizás... pero el Demonio es una traba en mi existencia. No le acepto... y tampoco es mi intención hacerlo ahora.

Doy una vuelta sobre mí... y allí le veo. ¿Quizás siento algo de miedo? Quizás. La visión de por sí ya es extraña y aterradora a su manera. Pero supongo que puedo lidiar con ello, sólo necesito ser yo misma y estar por encima de la situación.

Es un Demonio. Pero su odio no me importa. Sólo me importa que vuelva al equilibrio, desenvaino mi arma, y eso es lo que voy a hacer. Devolverle al puto equilibrio...

El espiritu esta observando por todas partes, puedes observar que el brillo en sus ojos no desaparece, da igual lo que observe, continua estando alli, agazapado, a la espera...

Por su acitud y su andar, parece estar buscando alguna cosa, a ti te ignora, pero por algun motivo que escapa a tu comprension, centra su atencion en los espiritus que se arrastran a su lado de manera esquiva.

Me preparo para atacar...

Cuando de repente me paro. Observo a la alimaña. Obviamente, merece una eliminación implacable, pero hay algo de lo que podría aprovecharme. Parece estar buscando algo, algo que puede ser lo mismo que busque yo. Es posible que deba encontrarlo yo antes... luego habrá tiempo para la justicia. Ahora es hora de hacer lo que debo hacer.

Sigo observando a la criatura, esperando el momento en que encuentre lo que está buscando. Si lo halla, será cuestión de robárselo y si desaparece será cuestión de sentirme más segura.

Ves como el brillo de odio desaparece de esos ojos.

Tan solo queda un semblante lleno de pesar y una mirada desconcertada y asustada.

Alza sus brazos suplicante hacia los otros espiritus que continuan evitandole.

Veo cómo el fuego de sus ojos se calma y cómo lo que en un principio era odio ahora se convierte en tristeza. ¿Será posible?

Me acerco lentamente y sigo observando. Le acecho por la espalda, le observo. Me muestro agigantada, como un tótem de mi Mundo, como un resquicio de vida, como aquello que una vez fue... como aquello que no será jamás. ¿Jamás?

- Triste y fría... pequeña grulla. Dime, ¿asistirás a este alma errante?