Holis soy Tita Sin Ley, la pobre viuda del comandante Espartaco de Santiago. Tras la perdida de mi marido me instale aquí en una hacienda no muy lejos de la taberna, para estar cerca de la gente y hacerme sentir parte de este pintoresco pueblito. Es común verme en mi jardín plantando arboles o flores y de paso por la plaza, admirando lo simple que puede llegar a ser la vida. Me gusta lo brillante, como el sol, la sonrisa de un niño o las joyas engarzadas.

¡A las buenas! Soy el Tiburcio, el crío ése que casi recién nacido dejaron en los escalones de la iglesia, que ni tengo padre ni madre ni perrillo que me ladre.
Me habeis criado un poco entre todos, y si han habido más pedradas y pescozones que palabras amables... pues como que tampoco os lo tengo en cuenta, joder...
Ahora que ya he crecido y soy buen mozo soy el manitas del pueblo, que lo mismo reparo una cerca que te monto un corral. Y un aviso a los maridos: Ése rumor de que me cepillo a vuestras mujeres cuando estais trajinando el campo es eso, un rumor de malas lenguas sin fundamento.
He dicho.

TURNO I

Amanece en la pequeña aldea de Castronegro... Y el pueblo está revuelto. Se ha encontrado el cuerpo del pobre Don Ramón medio devorado en el lecho del río. Y eso no es todo... Jaime Fonseca, el aprendiz de panadero también ha aparecido muerto.

Disculpad por no presentarme antes. Mi nombre es José Antonio

Como sabéis soy el profesor de la escuela y viajo de pueblo en pueblo enseñando a los niños.

Aunque tengo mi casa aquí, temo que no hay un profesor para cada pueblo, así que me ausento ocasionalmente.

Acabo de llegar y no estoy al tanto de lo ocurrido.

¿Así que al parecer ha habido dos muertos en extrañas circunstancias en una sola noche?

La mayoria del pueblo se habia reunido en mi taberna para hablar sobre lo que habia ocurrido. Parece ser que los hombres lobo que habian atacado la aldea en epoca de nuestros antepasados habian vuelto...
¿Entonces quien dices que encontro los cuerpos Edgar? Le hable a mi criado pero en voz alta para que lo oyeran todos los presentes.

Sí, dinos todo lo que sepas y ya de paso me traes aguamiel en jarra grande Dijo Tomás que también se había acercado a la taberna para enterarse de lo ocurrido.

Tomás a quién conocía más era a Jaime ya que a menudo venía él a recoger la harina para el pan y siempre se quedaba charlando un rato con él sobre cualquier cosa aunque su tema favorito eran las mujeres. Pobre Jaime, con lo joven que era, quién o qué habrá sido?

Con la cabeza agachada y los pies arrastrando, Saturnino entró en la taberna donde todo el pueblo estaba reunido. Se acercó a la barra para pedir algo mientras escuchaba a sus vecinos hablar de los cadáveres encontrados.

- Un monstruo - dijo de repente con la voz temblorosa - un maldito monstruo es el que a acabado con la vida de Don Ramón y la de... - su voz se quebró al recordar a su amigo y compañero - Jaime.

- ¡¡¡VÁAARGAME EL ZEÑOL!!!

Exclamo sorprendido por las malas nuevas.

-¿Eso Qués lo qué é? Esto zolo pue zé obra de los mortruoh ezos que menta er Saturnio. ¿Qués lo que vamo a jacé ahora?

Me quito el sombrero de paja y me rasco la cabeza compulsivamente como intentando escarbar y encontrar alguna idea.

Cuanto mas asustados esten mas beberan, eso es bueno para el negocio aunque sea acosta de ese pobre par de almas

Tras hacerme cargo de las almas de los dos pobres infelices, y aun sin salir de mi asombro y rezando todo el camino de vuelta, noté que había congregación en la posada. Hubiera preferido que se congregasen en la Iglesia, pues sería más apropiado dadas las circunstancias, pero siendo este el caso, decidí entrar, me presigné nada más cruzar la puerta.

- !Ave María Purísima! - Saludé rápidamente a los vecinos del pueblo. - Esto es obra del mismísimo Diablo. He visto cadáveres de pobres pastores atacados por lobos y esto no es obra de lobos, es algo mucho más grande, terrorífico, ¡demoníaco! - Mi nerviosismo era patente. No dejaba de hacer la señal de la cruz y rezar entre dientes, convencido que debíamos encontrar entre todos la fórmula para vencer a este nuevo mal y honrar así a Nuestro Señor.

Para vuestro asombro, EL TABERNERO del pueblo os comenta que Emilio Gonzalez resulta muy sospechoso, siempre trabajando en la taberna hasta muy tarde.

Honorio Aguada descansa de su trabajo en el campo sentado a una mesa en la taberna junto con una jarra de cerveza cuyo nivel apenas baja. Con una afilada navaja se afana tallando unos trozos de madera. A cada corte mira al resto de aldeanos y estos lo miran en su silenciosa tarea. Termina una y la coloca a un lado de la mesa: es una cruda talla vagamente antropomórfica blandiendo un garrote sobre su cabeza. Coge una segunda talla de su regazo, la sacude la viruta que ha caído de la anterior. Esta ya está terminada. La coloca al lado de la anterior. Esta otra es aún más tosca. De nuevo parece un hombre pero más grueso y su cabeza que mira a un lado parece la de un animal con las fauces abiertas. Parece la escena de una pelea entre los dos burdos personajes. Honorio mira a la comitiva y menea la cabeza en un tímido saludo. ¡Holaaa! Cierra la boca en una especie de sonrisa triste.

Paso por la taberna a por unos tragos de vino para padre y de paso dejar un encargo para el señor Gonzalez. Unas jarricas nuevas que yo misma había decorao'. Acabo oyendo semejante atrocidad acontecida y me horrorizo.

-¿Monstruos? ¿A'nde?- miro apurada alrededor. Me santiguo cuando lo hace el cura- Ay, madre mía. Que el señor cura vaya a limpiar con agua bendita el lugar, no sea que haya quedao' allí algún espíritu maligno o alguna cosa d'esas... ¿Habéis atrapao' al bicho ese entonces? ¿O na' de na'?- miro a los hombres, que están ahí parados con sus vinos y que bien podrían estar buscando a la bestia.

Qué lastimica que le haya pasao' algo al Jaime, con lo de buen ver que estaba el pobre. Si pensaba irme a darme un revolcón con él entre los campos hoy. 

El sonido de las campanas, al despuntar el alba nos indicaba que algo había ocurrido. Yo preferí vivir en las afueras, debido al molesto ruido de mi negocio ( el mismo ruido que cada dia me provoca más sordera). Me llevo un rato vestirme, asearme y salir a ver que es lo que ocurría. Al llegar a la,iglesia, una nota en la puerta debia explicar lo ocurrido.

Muy pocos seran los que sepan que pone la nota, mejor voy a la,taberna, que parece que ya esta llena a pesar de ser tan temprano.

Efectivamente la taberna esta llena de gente exaltada, al parecer han habido unos ataques esta noche de unas fieras. O otra cosa peor segun el Padre Antonio.

Padre Antonio, el carbonero del pueblo vecino, que viene cada mes a traerme mercancía, me conto que en un pueblo lejano, un mal desconocido hacia que algunas gentes, por las noches atacasen a personas de la propia aldea. Al parecer eran como bestias con forma de Lobo

Usted cree que algo asi pueda ser cierto?

Cuando se entera de la noticia, se puso a ayudar como mejor sabía, con yerbas. y así cuando hubo un cónclave trajo una Marmita de liquido casi hirviendo sobre una superficie de madera con ruedines para poderlo trasportar.

El olor de la infusión era fuerte, afrutado por las flores que llevaba. Cuando lo veis llegar tiene la cara colorada, los ojos hinchados y todavía se le ven dos ríos recorriendo los lados de su cara. sigue empujando la marmita hasta el centro, luego coge el cazo que tiene perforado pero con una tela para filtrar la infusión, y se sirve en un cuenco de barro. Importandole 3 cominos quien le hace caso, levanta el cuenco y dice:

- En honor a esas grandes personas, que tenían toda la vida por delante. Dos grandes integrantes de este pueblo tragados por el horror que mucho tenían que aportar. En honor a Fonsi y todas las veces que jugué con el a buscar el palo...siempre se lo devolví y en honor a Món, ese que andaba por el pueblo sin utilidad aparente, os traigo un remedio para calamar nuestras almas. POR MÓN Y POR FONSI!!!

Tras lo dicho, eleva el cuenco, bebe hasta dejarlo seco y se va a su esquina a llorar la pena. No sin antes decir:

- Tomad todo lo que queráis, os sentiréis mejor. 

Lo ultimo lo dice entre pucheritos y entre pucheritos sigue hasta un rincón.

Al ser interpelado por el herrero, con semejantes blasfemias, no tuve más que responder algo airado:

- ¡Supersticiones! ¡Blasfemias! Nada semejante aparece en las sagradas escrituras y eso es suficiente para que yo os diga que hablar de tales engendros no es más que blasfemar. Y Dios castiga a los blasfemos. Y qué mejor castigo para los blasfemos que volver en ciertos sus miedos y perseguirlos con ellos. Así los pecadores cosechan lo que ellos mismos siembran. ¡Lo dicen las escrituras!

Miré entonces a todo aldeano congregado, que turbaba su rostro con horror ante mis palabras.

- Si lo que dice el buen herrero es cierto, se trata de pecadores malditos por su falta de fe y su abrazo al Diablo. Cuidaos muy mucho de caer en tentaciones pecadoras, u os arrastrarán con ellos. Rezad, hijos míos.

Y dicho esto, saqué el rosario de la manga y me senté a una mesa a pasar las cuentas musitando letanías redentoras.

Iba a comprar tela para un traje que me habían encargado cuando salgo por la puerta de mi casa...Empiezo a escuchar que hay mucho escándalo...
Que ha pasado Que pasa Decirme Cuando veo los dos cuerpos.... Como ha podido pasar esto, me puse las mano en la cara de la impresión tan fuerte y a ver el estado de los cuerpos.

Como ha ocurrido esto? Escuche las palabras monstruo ....Que Monstruo? así que no salgo de mi casa...

-Pues lo he olvidado- respondo a mi jefe, el dueño de la posada -Imagino que habrá sido la señora del panadero...- después tomo mi escoba y mientras sigo barriendo la posada digo -Dicen que sus cuerpos parecen devorados, como comidos por unas bestias... si me lo preguntan a mi, yo jamas había escuchado algo semejante, es realmente aterrador pensar en eso...- luego escucho el comentario de Vicente  Sánchez, y me acerco. -Primo, ¿es cierto eso?, ¿ha pasado algo así en otro pueblo?- pregunte la verdad un poco confundido y atónito...

Llevaba un rato sentado en la taberna paralizado por el miedo, escuchando todo lo que decían.

¡Pero eso es terrible! Debemos... Debemos hacer algo ¡Esos monstruos acabarán con nosotros si tienen oportunidad! ¿Quién a podido ser?. Digo cuando consigo reunir todas las fuerzas que puedo para hablar