Tito herba se levanta de golpe.

- Sí! Durmamos todos juntos, así si entran los lobos podremos defendernos todos a la vez, harán ruido y podremos ver de donde salen esas criaturas. Yo haré una de las guardias,  nadie le pondrá una mano encima a nadie de mi familia*

Pues yo creo que ire a cerrar la Herreria y pasare aqui la noche con todos vosotros.

Maria!!! Si quieres te dejo nas cadenas pa que cierres tu casa y vengas, aqui estaras mas segura. Yo mismo are una de las guardias si es preciso, tambien traere todas las armas que tengo, y pondre trampas en las puertas de la posada, asi que vigilad vosotros donde pisais.

Me voy pra mi casa , para volver a los,diez mi utos cargao como un mulo con cadenas, armas y trampas.

Alguien me ayuda a montar las defensas?

-Esta bien...- dije mientras levantaba la mano -Yo te ayudo primo...- pensé que esto era lo mas seguro, aun si la bestia se encontraba entre nosotros como algunos comentaron, nosotros somos la mayoria de los habitantes, no creo que pueda deborarnos ... seguro primero va por los mas rellenitos, asi que estare seguro... -¿Que quieres que haga primero primo?- 

-Que no, que no y que no- me dirijo al herrero cuando dice lo de las cadenas.- Que yo me voy a mi casa y buen viaje llevéis- ni loca me quedo yo encerrá con tos enajenaos perdíos y con una marmita de hierbas. Esto tiene más pinta de que vayan a hacer cosas perniciosas que d'otra cosa.- Que yo aquí no me quedo, que no... Que pasís buena noche y mañana dios dirá- me santiguo.

Miro severa una última vez a Tiburcio antes de irme.- Y tú, como t'acerques  a mi portal con intenciones, te caliento el hocico. A ver si vas a ir de listete y te vas a pasar por allí con el "que viene el lobo"... Que lo mismo padre te calienta el lomo con su garrote.

Después me dirijo a la puerta negando, sin entender tanto encierro.- A pasar buena noche- me despido.

Toícos toícos como cencerros... Como'l agüelo Fulgencio después de caese de l'eslalera, que dormía con las cabras y luego pastaba con ellas. Hasta que se coló en otro redil y se fue a criar malvas por tirarse una ovejica. Que lástima... Pero las ovejas d'otros no se tocan por mucha necesidad que hayga.

¡¡Tiburcio no le hagas caso!! que las mujeres dicen una cosa cuando quieren decir otra. Mi madre le decía a mi padre que no hacía falta que le regalara flores y cuando no lo hacía se enfadaba  con él y se oían los gritos hasta en la iglesia.

Beno, pa empezá ayudaremo aquí a reforzá las defensa etta, que aluego al igual me acerco a ayudá a la Jarras....

A paso parsimonioso, Benancio se acerca a prestar su fuerza bruta a los demás para levantar las defensas en el recinto donde todos estarán a salvo. Se presenta acompañado por su "mascota" o animal de compañía, con un olor un tanto "especial".

- Espero que a naide le moleste "er guarreras". Es más limpio que to las cosas. Aemás que ni hace naica de ruio y menúas patas de jamón y tocino que me está echando er tío. Yo me traigo la espichá por si aparecen los mortruos ezos, pa endiñarles con to lo gordo en los hocicos.

Si hay una Bestia entre nosotros...En la noche la bestia no quera ser cogida y esa noche no matara a nadie... Mira un poco raro a los que dicen no pasar la noche juntos....

Pues yo no pienso quedarme aquí a oler vuestros pies y escuchar vuestros ronquidos. Me tomo la última y me voy a mi casa a encerrarme por dentro. Y no pienso abrir ni aunque me llamen buenas mozas a cantar las mañanitas. 

A la Tita el tema de quedarse a dormir, le encantaba era una forma de estar con la prole y saber un poco mas de ellos, ademas parece que hasta tenían mascotas peculiares.
-Cuanto me enseñan estos nobles sucios, Ay Espartaco lo que hubieras disfrutado discutiendo con esta gente.

-¿Una noche para dormir todos juntos? Pero que ideal, voy ahora mismo ha por un par de sabanas limpias, un bonito pijama y un saco grande y agradable de paja y vengo en un salto.-Tita salia detrás de la pueblerina de acento marcado en busca de dos fornidos hombres que le ayudaran a traer su improvisada cama, antes de que cerraran la puerta y se quedara fuera de toda esa emocionante situación.

Sus voy a montar un apalancamiento que no se lo va asaltar naide Al menos, nenguna criaturica de Dios....

Y penica que me da por la Jarras.... Pero el Tiburcio no llama a puertas que no le van a abrir...

A ve... EEtano todos los que semos? No nos falta naide? Que atrancó la puerta y no entra ni sale ni Dios!

Miriam caminaba tranquila por las calles pensando en sus cosas usando una capa y una mascara de un goblin, habia un baile de mascaras en el pueblo de al lado pero parecia que no iba a ir, unos aldeanos habian muerto y todos en el pueblo estaban alborotados. Se quito su mascara y salio hacia la taberna donde todos se reunian.

Cuando llego miro todo un espectaculo que raya en lo teatral: el padre diciendo que era cosa del diablo, gente que lo apoya y gente que lo califica de loco, cada quien con lo suyo pero siempre se escuchaba la misma palabra:LOBOS, siempre eran los malditos lobos. En madrid habia oido de aquellas bestias malditas que deboraban a hombres, mujeres y niños por igual. Asi que podria ser verdad, los lobos estaban aqui.

La posada se cerro, se habia decidido que todos iban a dormir juntos. -vaya falta de decoro, ¿que no hay respeto para la intimidad de una dama?-penso, pero luego se rasco el menton y decidio pasar la noche en vela, tomo una silla y se sento en una esquina de la taberna para verlos a la mayoria. Uno o mas eran lobos y debian morir.

Cuando María Jarras está a punto de salir de la posada una mano hace presa sobre su hombro. La mano de Eustaquio Pérez, que la sujeta con fuerza. 

-¿Por qué te vas tan pronto? ¿Qué tienes que ocultar?

Al instante Honorio Aguada le tapa el paso.

-Eso, eso, seguro que eres un hombre... Una mujer lobo de esas.

María se resiste e intenta escapar, pero el Tito Herbasio se lo impide.

-Cierto, que eres mu borde, y además quieres sacar tajada de la situación.

La situación empieza a volverse tensa, Vicente Sánchez también le impide marcharse. Y entre los cuatro la sujetan.

-¡Es uno de esos monstruos!¡Quemémosla!

Los demás no acaban de verlo claro, las acusaciones infundadas empiezan a volar. Unos se acusan a otros, pero al final todos parecen estar de acuerdo en que María Jarras es la más sospechosa de todos. Pero como en este pueblo son gente civilizada, y no como los de la capital, deciden hacer un juicio justo... El juicio del Señor. Una bella costumbre rural avalada por la Sagrada Inquisición consistente en atar al aludido de pies y manos y arrojarlo desde lo alto del campanario de la iglesia. Si es inocente, un coro de ángeles celestiales acudirá a rescatarla, de lo contrario, será considerado culpable y quemado en la hoguera para purificar sus pecados.

Como cabía esperar, el resultado del juicio sale como que María Jarras es un engendro del demonio, y se la entierra en suelo consagrado para purificar su cuerpo.

La aldea, más tranquila al haberse librado del monstruo que acechaba sus noches, se refugia en la posada para asegurarse, no obstante de que no quedan más seres de esos. La noche se hace larga, y entre los efluvios animales y personales, al final todo el mundo cae dormido. Cuando el gallo canta al amanecer, en mitad del salón yace el cuerpo de Tiburcio, medio destrozado y medio devorado.

Os sobreponéis como la situación os lo permite. Pero un rumor empieza a correr entre los presentes...

-¿Os habéis fijado lo gordo que está Saturnino? ¿No es un poco sospechoso? Seguro que es él quién se comió al aprendiz de panadero... A ver si no, de que va a estar tan gordo un aprendiz de panadero... ¡Claro, como le cogía cerca! ¡Eso, eso... y seguro que se ha comido también a Tiburcio!

TURNO II

Tras la agitación nocturna que habían sufrido, me veo en la obligación de decir unas palabras a los parroquianos para infundir ánimos ante la situación en la que estamos.

- La inspiración divina es poderosa. Os conminé a buscar a los culpables entre los pecadores, pues sólo los pecadores pueden atraer sobre sí mismos la maldición. La muchacha Jarras era una pecadora consumada, todo el pueblo lo sabe, y ella ha resultado ser una maldita. La desgracia de Tiburcio nos muestra que hay más malditos pecadores entre nosotros, pero si nos guía la rectitud y la fe, daremos con ellos. - Me acerco al cuerpo de Tiburcio para darle la extrema unción. - Una lástima que un muchacho joven encuentre una muerte tan horrible, pero por lo menos no tiene familia a la que aflija su pérdida. Los caminos del Señor son inescrutables.

La convicción de tener la razón y el favor divinos de mi parte me hinchan el alma. Nada se atreverán esas bestias contra un siervo del señor, pero hay que encontrar la manera de dar con ellas antes que se lleven por delante media parroquia.

¡Lo que hay q'oir, cago'ndiez! Si yo fuera un perrolobo d'esos ya me habría comío a la Margarita. ¿Que no lo sabeis ya tos? Uno no pue' pasar de pobre de comer mas q'acelgas y pasars'a la carne tan dura. ¡No, hombre! Además que es Margarita, que las margaritas son del campo. ¡Mujer no te sulfures! Ya la he sacao los colores a la muchacha... Además ya ha dicho el padre que la Jarras bien no estaba, y si os vais a poner en contra de los que l'han señalao bien podriais ir a por el Eustaquio. Si no la señalamos se nos habían comio a tos.