Partida Rol por web

Sin decir palabra sigue el camino hacia el orfanato.

Estaba claro que el gitano no nos conduciria a nada.

Encontrar el orfanato es fácil ya que cualquiera en Marienburgo puede indicaros el camino al estrecho callejón que corre paralelo al fétido canal, y al destartalado edificio hundido de su extremo. Aunque el
edificio tiene las paredes recién encaladas, ha visto días mejores. Lo envuelve una pequeña cerca, y podéis ver un pequeño patio donde se sientan tres iniciadas Shallyanas rodeadas de niños que cantan con entusiasmo variado. Otras iniciadas supervisan a niños mayores detrás de ellos que trabajan para levantar una gran plataforma de piedra.

En cuanto os acercáis las iniciadas recogen en silencio a los niños, mientras uno de ellos se va corriendo al interior del edificio. En el patio tan solo queda una iniciada de cara sonrosada que os mira fijamente a vuestros pies con intensa concentración.

me acerco con la tranquilidad y ansiedad de una niña que fuera a recoger un caramelo y la digo:- Hola señora, ¿como se llama?, yo soy Laida Hornblower, y aqui a mis amigos les encantaria hacerle alguna pregunta sobre un niño, si no tiene inconveniente claro.
Les habia pasado el marron, pero asi era la vida, ademas a ellos seguro que les hacian mas caso.

Doy un paso al frente y comienzo la conversación:

-Nos gustaría hablar con la hermana que estuvo a cargo del chico llamado Karl, o si no nos podría contar lo que saben de ese muchacho.

Me quedo mirando fijamente a sus ojos para intentar intuir si miente sobre lo que nos dice o si nos oculta parte de lo que sabe.

Ragnar sabe que los niños le van a tomar como un juguete. Torna la postura impasible para soportar los tirones de barba. Las pullas de su tamaño o todas esas cosas que los nenes sulen hacer ... y las bromas puñeteras que suelen gastarse.

Algunos igual se asustaban, pero en general les sería un juguete. Si permanecía callado, mientras unos preguntaban a las cuidadoras, otros podrían intentar hablar con los nenes y sacar algo por otro lado. Pero claro; tenía que dejarse puñetear y permanecer callado, impasible y resistente.

No le hacía puñetera gracia quedarse de puching ball para los infantes jugasen, pero sabía que ese sacrificio podría dar algún fruto.

Me mantuve callado. Mi presencia poco tranquilizadora no era lo más recomendable para tratar con niños y novicias. Aproveché para divertirme un rato viendo como el enano intentaba usar sus "encantos" para suavizar el ambiente con los muchachitos.

Todos los niños se han metido en el orfanato y no hay nadie que pueda tirar de la barba del enano, o que vaya a recibir un caramelo de Laida. Tan solo la iniciada, que permanece callada ante vuestras preguntas, mientras sigue mirando vuestros pies.

Al rato, sale del edificio la abadesa. Con un tono algo severo os pregunta: ¿Qué les trae por aquí?- se inclina hacia vosotros al preguntarlo.

Leopold se adelanto un poco a sus compañeros y con su musical voz y con buenos modales habló a la abadesa.

-Buenas tardes señora, nos preguntábamos, si no es molestia, si nos podría contar algo sobre ese niño que dicen que es la reencarnación de Sigmar

me acerco a mi compañero con ojos abiertos como platos mientras digo: - Oh!, venga vamos, vamos, cuéntenos algo porfi!

El enano, decepcionado, se atusaba los bigotes.

Él que esperaba hacer de juguete para niños y darles una alegría y se sentía como los postes de una gincana el día de después de la fiesta. Totalmente abandonado.

En cuanto Leopold menciona al niño, la cara de la abadesa se ilumina. Pero es solamente cuando Laida le insiste cuando Gerda Lutzen da su brazo a torcer y os invita a que paseis dentro.El rostro de Lutzen es de verdadera severidad, con intensos ojos azules grisáceos y pelo gris acerado bien cuidado.

Al entrar dentro del edificio, la abadesa hace llamar a una de las sacerdotisas del orfanato:-Marietta, guarda las armas de nuestros invitados y sirve vino en mi oficina.- Deja ver una leve sonrisa cuando Marietta se acerca y acata su orden.

El marinero entrega su lanza corta sin rechistar y hace una pequeña reverencia hacia las religiosas.

-Parece que ya vamos por el buen camino

Giro la cabeza y veo como se disponen a entrar en los despachos así que le hago una seña al enano que está rodeado de niños y voy yo también para allá.

Entrego mi Espada a Marietta, junto con un ,nada religioso, guiño. La daga de mi bota la dejo en su lugar, no es que tenga miedo a nada aquí dentro, pero acatar órdenes nunca ha sido una de mis virtudes...

Aunque no le apetece dejar sus armas, se descuelga la vaina de su espada del cinturón y la entrega, y lo mismo hace con la ballesta.

-No me gusta mucho eso de desprenderme de mis armas. Comenta mientras entrega las armas.

El nordico mira a la monja que se le acerca, le cae bien el clero, incluso se planteo ser iniciado de Ulric, pero sus armas son su vida.

Lo siento hermana, pero de donde vengo un arma no es una herramienta es una parte del propio guerrero, como un brazo o una pierna, asi que no puedo desprenderme de una parte de mi mismo.

-Entonces, tendré que pedirle que se marche. El hierro no tiene cabida en este lugar.- Sus ojos parecen atravesar la carne de Tryndamere mientras dice estas palabras.

Al instante una iniciada se acerca hasta el nordico y le hace unas señas para que le siga hasta la salida.

¿ El hierro no puede entrar ?. Ragnar conocía gente que tendría que dejar la cabeza fuera ... por más de una cosa, pero la más habitual era por la piel de la cara.

- Si fuera necesario, no os preocupéis, yo os espero fuera y guardo todo vuestro arsenal.

Mientras la iniciada acompaña a Ragnar y Tryndamere fuera, el resto os dirigís a la oficina de la abadesa. Podeís ver como Marietta Kuhn os sigue por detrás con una bandeja llena de copas de vino, en silencio.

-La Hermana Kuhn es disciplinada. Oramos por su trabajo y el silencio le enseña la humildad apropiada para su puesto.- Os comenta la propia Lutzen al llegar a la oficina. Ella, se sienta en su mesa, y la hermana Kuhn dispone para todos de sillas y copas.

La abadesa os escruta con la mirada una vez más, antes de preguntaros;-¿Que es lo que queréis saber sobre Karl?