Partida Rol por web

-Ahora toca irse de aqui...- Contesta el joven musico ante la pregunta de la chica de ojos verdes.
Entonces se acercó hacia donde se encontraban los demás. A la espera de que el carcelero nos diera alguna alternativa.

Por fin las celdas se habían abierto y pudo, finalmente, salir de ese confinamiento.

Sin embrago siguió callado, importandole poco los demás o si estos le prestaban atención o no. Estaban demasiado ocupados con el guardia (lo que quedó del guardia para ser mas exáctos) como para que le hagan caso en estas circustancias.

De todos modos el preferia pasar ignorado por el momento. Se sentía demasiado incomodo y no sabía bien porqué. Ocurría algo muy simple en realidad. El estaba acostumbrado a una posición de poder tal que esta no era cuestionada ni por el ni por nadie mas y de pronto, como si nada, se vió reducido a una situación de indefención casi total, encerrado y humillado por desconocidos junto con otros desconocidos que, según el, se empecinaban en comentar trivialidades en ves de ocuparse de lo importante: como salir de ahí.

En realidad su comportamiento era algo típico en estos casos. El silencio empecinado y la irritación constante eran mecánismo defensivos para esconder su inseguridad. De los demás y de el mismo. Al estar furioso y enojado con su captores y con los otros prisioneros mantenía la rídicula ficción de estar en control de las cosas.

Era ahora, que finalmente entendió que lo otros no estabán perdiendo el tiempo sino que realmente buscaban la mejor forma de escapar, que empezó a entender que es lo que a el le pasaba y cuan estúpido había sido.

En fin, no tiene sentido preocuparse por lo que ya pasó - se dijo a si mismo para levantar sus animos.

Pero no funciono.

Lily levanta la mirada y observa como la puerta se abre.

Una vez más, se agacha para mirar al carcelero.

¿No será una trampa, verdad? Le pregunta con una sonrisa escalofriante. Mira que si es una trampa... no volverás a abrir tus ojitos nunca más. Dice en tono infantil sonriendo.

¿Tra... tra... trampa...? Dice temeroso y haciéndose un ovillo. No... no... No es una trampa. Allí es dónde vivimos nosotros... mis compañeros... mi celda... mi cama y dónde comemos... no es una trampa. Si quisiera montaros una trampa, habría dado la alarma...

El chico rebusca entre sus cabellos y saca un pequeño control con un botón en una punta.

Con esto. Termina diciendo, mientras se lo tiene a Lily con la mano temblando.

-¡Dame esto!- Exclama de repente Edie arrancandole de las manos aquel mando de alarma. -No quiero que avises a tus colegas...- Acto seguido lo introdujo dentro de una de las celdas de una patada en las costillas que lo dejó sin aliento. Luego apretó el botón del mando de las puertas y cerró la celda.
Crawford no solía comportarse como un matón de tres al ccuarto, pero sabe Dios que aquella situación le hacía abrigar sensaciones contradictórias. Lo único que quería en aquellos momentos era escapar de alli. Sin importar los medios. Se trataba de simple instinto de supervivéncia.
-Vamos, no perdamos tiempo. Tenemos que salir de aqui.- Dijo encaminándose con paso decidido hacia la puerta que había abierto el tipo. -Este ya no nos es de ayuda.-

- Pe-pero tú, tú, ¿de qué cojones vas? - digo al ver la patada que le ha arreado al chaval que está en el suelo y que ha acabado encerrado en una de las celdas -. El tío se ha mostrado colaborador, no ha activado la alarma, cuando podía haberlo hecho en cualquier momento y tú... ¿le metes ese viaje? Me das verdadero asco. No sé quién cojones nos habrá metido aquí, pero no eres mucho mejor que ellos.

Me acerco a la celda tras cuyos barrotes está el apaleado. Siento verdadera lástima por él. Fuera por el miedo o por otra razón, nos ha ayudado no revelando nuestra fuga y dándonos información, yel premio recibido ha sido de lo peor. Nunca me ha gustado la violencia gratuita, fuera del tipo que fuera y lo que acabo de ver me ha revuelto el estómago.

- ¿Qué tal estás? Túmbate en la cama, anda, estarás mejor. Nadie más va a hacerte daño. Te doy mi palabra.

Valientes gilipollas. Putos niñatos de mierda que en cuanto se sienten con fuerza machacan a quien pueden. Y encima descerebrados que no escuchan nada. El tipo ha dicho bien claro que ese pasillo conduce a la zona en la que viven él y sus compañeros. Donde duermen y comen. Y no ha hablado de habitación, sino de celda. Y en ningún caso ha dicho que la salida esté por ahí.

- Oye, me llamo José Luís - digo pegándome a los barrotes -. Has hablado de tu celda. ¿Quiere eso decir que tú tampoco puedes salir de aquí? Ese pasillo, el que has abierto, ¿lleva a vuestras celdas y a vuestro comedor? ¿Es que acaso no se accede a la salida por ahí?

-Si eres ta tonto de pensar que todo esto ha sido una casualidad, es tu problema.- Dice Edie fuera de si. -Yo me largo... Y no quiero que este imbécil salga corriendo a avisar a su niñera.-
Sigue andando hacia la puerta y les mira por encma del hombro. -Eso si no nos esta vijilando ya...- Crawford recordaba las palabras de la gatita cuando hablaba de un juego. Quizá ellos fuesen los ratoncitos e eel laberinto mientras ellos les observaban. -Esto es de locos...- Se obligó a despejar aquellos pensamientos y siguió caminando.

El chico se hace un ovillo en el suelo, y no parece escuchar las palabras de ánimo de José Luis. Mientras tanto, la puerta continúa abierta y por allí no viene absolutamente nadie. El pasillo está tranquilo y si os asomáis por la puerta, podéis ver el final, cerrado con otra puerta de cristal.

Al fondo, detrás de esa puerta, veis a más gente, vestida como el primer carcelero, caminando arrastrando los pies y con la cabeza gacha, pasando por delante de la puerta.

Parece que ese pasillo da a sus barracones o algo parecido.

¡Eh! Grita Lily cuando Edie le quita el mando de las manos del carcelero, que se lo iba a dar a ella. Hincha los carrillos y le mira entrecerrando los ojos. Luego observa como mete al carcelero de una patada en una jaula.

¡Eres tonto! ¡Eso no hacía falta! Grita. Se le acerca y le apunta con un dedo desafiandole con la mirada. No eres muy diferente de ellos...me caes mal... Le saca la lengua.

Se acerca al carcelero y le pide perdón. Ella tenía su corazoncito y el pobre carcelero lo había hecho bien. Pasa junto a Edie otra vez, y le gira la cara, caminado también por el pasillo.

Edie hace caso omiso a la actitud reprovatória de la chiquilla y se para ante la puerta de cristal. Suspesando las formas de abrirla... Un pomo, un botón, un panel de control... Cualquier cosa que le diera una pista de como abrir esa puerta.
Crawford no sentía remordimiento alguno hacia aquella gentuza. Al fin y al cabo fueron ellos quienes le metieron allí dentro. Y tenía muy claro que le importaba una mierda lo que pensaran de el aquella niña, al igual que el chicano y cualquier otro que estuviera alli. Se necesitaban mutuamente para escapar del sitio. Eso era lo único que valía.
-Vamos, no os preocupeis, va a estar bién.- Comentó con una sonrisa despectiva refiriéndose al tipo cagado que ahora estaba encerrado en una de las celdas. Todo eso sin dejar de rebuscar la forma de abrir aquella puerta. -Os podeis quedar a hacerle compañía si quereis... Yo me largo-

Miro al pobre muchacho asustado dentro de la celda y luego a Edie con desprecio, ver al pobre muchacho así me había traído algún recuerdo desagradable del orfanato y la actitud de Edie era igual que la de esos compañeros que me utilizaban como blanco de sus burlas. Por un segundo mi mirada se dirige a la pantalla y luego de nuevo a mis compañeros Quizás el sepa quien era la chica extraña de la pantalla comento a mis compañeros, nos encontrábamos en un sitio que no conocíamos y en el que claramente no eramos bien recibidos, cuanta mas información tuviésemos mejor

- De acuerdo, si quieres largarte, hazlo - le digo al matón de Edi tras el silencio del apaleado -. Pero mira a esa gente. Cómo anda, como llevan la cabeza... ¿Tú te crees que esos son los responsables de que nosotros estemos aquí?

Lo fundamental va  ser conseguir algo de información antes de huir a la deseperada o acabaremos peor de lo que estábamos. Dudo muy mucho que todo esto no sea un montaje, pero ya que estamos en ello hagámoslo lo mejor posible. Me acerco a la puerta del pasillo y trato de llamar la atención de alguno de ellos.

- Pst, pst, ¡eh! ¡Tú! - llamo haciendo gestos a uno de ellos para que se acerque.

-Maldita sea...- Suspiró Crawford ante los comentários que le espetaban. -¿Es que acaso he sido yo quien os ha metido en esta mierda?- Exclamó ofendido. -¡Fueron ellos! o sus jefes, da igual.- Aguantó la mirada hasta que cedió y miró hacia los carceleros. Tenía razón, y lo sabía. No se merecía esas reprimendas.
-Mierda... Deacuerdo.- Claudica. -Lo haremos a vustra manera.-

Una de las personas que están en la otra sala, tras el pasillo, parece escuchar el chistido de José Luis y abre la puerta más alejada, para después, cerrarla tras su paso.

El pasillo es largo y muy poco iluminado, por lo que la figura no puede ser distinguida con mucha claridad, eso también es bueno, por que él no puede veros a todos, simplemente a José Luis que es el que lo llama en el marco de la puerta.

A medida que se va acercando, sus facciones van siendo cada vez más claras, mucho más claras, hasta que por fin se le puede ver la cara.

En ese momento, José mira la celda y observa al carcelero encerrado... después sacude la cabeza y vuelve a mirar al que acaba de llamar...

¡Eran idénticos!

El Carcelero del pasillo se acerca a la puerta con una mano sobre los ojos, intentando enfocar la mirada.

¿47? ¿Eres tú? ¿Qué sucede? ¿Tienes algún problema con los prisioneros? Dice el recién llegado hablándole a José Luis, sin darse cuenta de quién se trataba.

Tío, si tienes problemas usa la alarma, no nos molestes a los demás.

¡Hostia! Pero si parece su gemelo. La misma cara, la misma expresión. Son clavados. Pero le ha llamado 47. No ha usado un nombre ni un mote. Solo un número. ¿Dónde coño estamos? ¿Qué es esto? Ya me jodería, pero dos más dos son cuatro, y por muy a cifi que suene, este es un puto clon. O lo era el otro. O ambos. Y si el otro era el número 47 quiere decir que al menos hay otros cuarenta y seis más. ¡Puta pesadilla!

La jodienda es que aunque no me ha identificado, acabrá por hacerlo si le doy la oportunidad. Pero necesitamos información. Esto es un caos y estamos igual que al principio, dentro de las celdas. Mierda, mierda, mierda. Esto va a ser peligroso. Vaya que sí.

En fin, toma aire. Respira hondo y acción. Agárrale del cuello del mono y mételo hacia aquí. Y que no grite ni nada parecido. Manopla en boca y que se dé cuenta de lo que ha pasado, de nuestra huída. Solo espero que no se cague encima este también. Habrá que tranquilizarle lo antes posible. Y que Edi no le ponga la mano encima o le abre la cabeza de una patada.

Y dicho y hecho. Aprovecghando la ceguera momentánea del fulano, José Luís hace presa en el número lo que sea y lo mete en la sala en la que está él y el resto del grupo.

José Luis coge al tío del cuello y de un tirón impresionante, lo hace dar una vuelta sobre si mismo y lo golpea contra la pared, manteniéndolo allí con fuerza, para que no se mueva. Las manos de José Luis se mantienen sobre las solapas del carcelero... bueno, del otro carcelero y lo mira fijamente a los ojos.

El tío comienza a temblar, como el anterior, aunque esta vez no se hace encima.

Está dispuesto a decir lo que sea, es lo que supones cuando vez como comienza a llorar y a suplicar que no lo lastimes, ni lo mates. Parece bastante asustado y al mirarle el cuello mientras lo intimidas, te das cuenta que bajo la oreja tiene un pinchazo como de una aguja bastante gruesa.