Partida Rol por web

Más que humanos

.: José Luis Torres :.

Cargando editor
28/11/2009, 16:32
José Luís Torres

Odio ese sonido. Lo tego incrustado entre ceja y ceja como cuando una canción se te mete y no hay forma de sacártela de la cabeza. Estoy por arrancarme los sesos o mejor, clavarme el lápiz en todo lo alto a modo parabólica y ver si recibo ondas hertzianas con música de verdad. Vaya, parece que se ha acabado el soniquete de marras. Nada como una buena amenaza. Muhahahahaha.

A trabajar. Concentrado. Veamos, esto va con aquello. Aquí sobra esto. Y esto, ¿para qué lo han metido? Mmm, sí... esto también. Necesito la calculadora. ¡Ostia! Pero, ¿la tenía bajo mis morros? Diría que... Bah, da igual. Juas, cuanto cuatro. Parezco un cuatrero.

Arghhhhhhhh. El plic, plic de los cojones otra vez. Mierda, el lápiz a tomar por culo. Bueno, no hay mal que por bien no venga. Ahora tengo dos.

Sigue y sigue y sigue. Dicen que hay tres cosas insaciables. Las arenas del desierto, la muerte y la vagina de una mujer. Habría que añadir este puto pollo. Me está volviendo loco. Me va a estallar la cabeza. Ahhh, no puedo más.

Me aprieto la sienes, los ojos cerrados, a punto de gritar como si fuera Jack Nicholson en alguno de sus histriónicos papeles y... ¿Qué ha sido eso? Abro el cajón y veo el pajarito roto en mil pedazos. Primero llega el alivio, pero después el acojono.

- Me cago en lo más barrido. Y qué le digo a Rachel ahora. En fin, recojamos este desastre y a la basura. Ya se me ocurrirá algo después. A fin de cuentas, tampoco es culpa mía. Y la vida de los pájaros no es muy longeva. Jijijiji. José Luís, ponte serio y deja de desvariar - me oigo decir a mí mismo en voz alta -. Y ponte a currar que queda poco para el almuerzo y a este paso, vas a tener que dormir en la oficina.

Cargando editor
28/11/2009, 21:57
Director

Continúas trabajando con la carpeta y con ese puñetero caso durante un tiempo más. El plic plic plic se ha acabado, aunque ahora sientes otro sonido más en tu cabeza, el del reloj de pared de tu despacho. La verdad es que no entiendes muy bien que está pasando, por que cuando te quedabas callado, el reloj sonaba y tu lo escuchabas tranquilo, pero ahora te estaba taladrando los oídos como el ruido del bicho que yace destrozado en el cubo.

Sin embargo, ya lo conocías, por lo que continuaste trabajando sin prestarle mucha atención... pero el sonido no parecía detenerse... retumbaba en tu cabeza como el del pajarillo...

Dejas el medio lapiz en el escritorio y cierras los ojos. Seguramente la carpeta te estaba estresando lo suficiente como para que un sonido que siempre ha estado allí, comience a hacer mella en tu cerebro sacándote de quicio...

Y presionas tus manos en los lados de la cabeza durante unos segundos...

Y una explosión hace que tus ojos se abran como platos.

Lo primero que miras es hacia el frente, donde provino la explosión y puedes ver como tu bonito reloj de pared, cae al suelo en cámara lenta, completamente destrozado. Echo añicos... en una docena de partes...

Cargando editor
29/11/2009, 16:03
José Luís Torres

- ¿Qu-qu-qué está pasando? - digo sobresaltado y abriendo los ojos de par en par ante la explosión y girándome hacia donde se ha dado el brusco ruido. Ver el reloj cayendo, hecho un amasijo de piezas sueltas y rotas hace que me quede boquiabierto. Y algo asustado. Esto no es normal. Primero el pájaro de Rachel, ahora esto... No, no es normal. ¿Será una broma? ¿Mis compis me están haciendo una cámara oculta? Hombre, lo del reloj sería posible, pero ¿cómo iban a hacer lo del pollo? No, Rachel no se daría a estos jueguecitos.

Perplejo me levanto de mi asiento y rascándome la cabeza miro la maquinaria rota del reloj. Una pena. Ese reloj me gustaba, a pesar de lo molesto de su tic-tac. Bueno, molesto solo hoy, porque nunca antes me había incordiado. Primero el pajarraco de cristal con su plic, plic, plic y luego el reloj. Y ahora ambos rotos. ¡Joder, ya es casualidad!

Me agacho a recoger los pedazos y los voy echando a la papelera, mientras una idea tonta me ronda en la cabeza. ¿Y si no fuera casualidad? ¿Y si fuera yo quien...? Bah, gilipolleces. José Luís quítate esas tonterías de la cabeza. Es imposible. Anda vuelve al trabajo.

Y me siento de nuevo ante la carpeta, pero es imposible concentrarse. la mierda esta de idea, se me ha instalado en la cabeza como si fuera un cáncer y parezco un crío de cuatro años acariciando la posibilidad de... Miro a mi alrededor con una mirada picarona y aparto la carpeta a un lado. Por hacer un poco el tonto, tampoco pasa nada y así me distraigo. A ver, a ver... ya está. El cuadro ese horroroso, que mira que es feo el jodido. José Luís, pareces tonto, pero venga, dale y luego vuelve al curro.

Y como un crío, cierro los ojos mientras murmuro por lo bajini, rómpete, rómpete, rómpete...

 

Cargando editor
29/11/2009, 16:27
Director

Repites una y otra vez en tu mente que el cuadro se rompa... bueno... no pasa nada con intentarlo. Aunque tras cinco minutos de pensar ese tipo de cosas, abres los ojos y el cuadro sigue allí. Ahora mismo, te sientes como un gilipollas. ¿A quién se le ocurriría intentar romper cosas con la mente?

Entonces abres los ojos y coges nuevamente la carpeta, aunque no dejas de mirar de reojo el cuadro... ahora le has tomado una cierta idea a él...

Vuelves a mirarlo fijamente y sonríes... y esta vez... ¡CRASH!

Das un respingo en la silla cuando el cuadro estalla en mil pedazos y cae al suelo.

Cargando editor
29/11/2009, 16:36
José Luís Torres

Vale, me he sentido como si fuera un imbécil aunque ha sido divertido al intentarlo. Como cuando era pequeño y jugaba a Superman y sus rayos equis o a Spiderman lanzando mocos como si fueran su tela de araña. Pero, ahora, ahora... ha estallado. Y todo esto lo pienso mientras tengo la espalda apoyada contra la pared, porque he pegado un bote del carajo, y estoy verdaderamente acojonado. El corazón me va a mil por hora, respiro como un asmático en una maratón y sudo como un cerdo. Vamos, que tengo dos cercos oscuros y húmedos en la sobaquera del tamaño de Michigan y Ontario. No, no, no. Yo no he podido hacer eso. Es imposible. La gente no rompe cosas solo con pensar en que se quieran romper.

Pero lo cierto es que no quiero pasar ni un segundo más en esta oficina. Mejor voy a buscar a Rachel y nos vamos a almorzar. Así me despejo y dejo de pensar tonterías. Luego, ya recogeré este desastre y recuperaré el tiempo perdido.

Con cuidado y sin pisar los cristales, salgo y cierro la puerta. Lo que no entiendo es por qué me siento como un puto delincuente. Buff, mi estómago. Deben ser los nervios. Creo que voy a echar hasta el apellido.

Cuando llego al despacho de Rachel, me detengo ante su puerta y hago el amago de golpear. Pero la mano se me queda en el aire. A cambio, me paso la mano por el pelo y me estiro la sudada camiseta para quitarle las arrugas. Sigo asustado. Pero, sí comer será la mejor. Ya decía mi madre que con el estómago lleno, todo se ve distinto.

- Toc, toc - suena la puerta antes de que la abra -. Rachel, ¿preparada para el almuerzo?

Cargando editor
30/11/2009, 10:33
Director

Rachel te recibe como siempre con una sonrisa mientras coge su chaqueta y sale contigo a comer. La verdad es que la chica parece un poco extraña esta mañana... como cuando alguien quiere decirte o preguntarte algo y no se anima... de esa manera...

Ambos bajáis por el ascensor a comer al bar de la esquina, dónde os dan una mesa y os sentáis para comer.

Mientras coméis la ensalada y bebéis un poco de agua, la chica parece más callada que de costumbre, hasta que al final... te la suelta...

Oye... no te enfades pero... ¿qué has estado haciendo en tu despacho? Te dice sin dejar de sonreir. Yo no he dejado de escuchar ruidos extraños desde mi silla... ¿qué has estado haciendo? ¿Estás bien? ¿O esa carpeta te tiene descolocado? Te noto estresado, José.

Es calladita... pero cuando habla... habla de verdad...

Cargando editor
30/11/2009, 17:20
José Luís Torres

La mayor parte de la comida ha discurrido en mitad de un silencio sepulcral, cosa que he agradecido mogollón. Pero cuando menos me lo esperaba, va Rachel y me suelta a espuertas que qué coño he estado haciendo en el despacho. Sé que me he puesto rojo como un pimiento y el bocado que estaba tragando se me ha ido por el otro lado y me he puesto a toser como un loco. Pensé que me iban a tener que hacer la maniobra de Heilich cuando por fín he conseguido escupir muy poco discretamente el trozo carne asesino que me estaba ahogando.

- Yo... yo... ehhh - balbuceo sin saber muy bien qué decir. Bueno, eso no es cierto, sé lo que decir pero no sé cómo hacerlo -. Tu pajarito ha muerto - le digo y siento que me pongo más rojo aún -. Verás, me estaba volviendo loco. Lo de relajarse no funcionó conmigo, es más, ya te digo que me estaba volviendo tarumba. Supongo que la carpeta Winchester me tiene estresado y el plic, plic constante de tu pollito me descentraba. La cosa es que lo metí en el cajón de la mesa y pareció funcionar al principio. Pero de nuevo lo oí, más y más fuerte. Era como una bomba de relojería y, de repente, explotó. Dentro del cajón. Sin más. Yo... yo... lo siento. Era un regalo y ahora está roto - digo avergonzado de verdad, aunque no me dé ninguna pena el puñetero pájaro -. Pero la cosa se complicó. Después... - me callo durante un segundo pensando en si seguir o no, pero estoy lanzado y es Rachel. Aunque crea que estoy zumbado no llamará los loqueros -. Bueno, después fue el tictac del reloj de pared el que se me metió en la cabeza. Y los informes ya eran lo suficientemente complicados como para encima tener que aguantar el puto reloj. Lo tenía incrustado aquí - digo poniendo el dedo en la frente y golpeando rítmicamente -. Un infierno. Recuerdo que me cogí la cabeza entre las manos y de repente... BOOM. A tomar por culo el reloj. Me pegué un susto del copón. Te juro que aquello parecía una cámara oculta o peor aún, un poltergeist. Pero como no creo en esas chorradas. Y luego... luego pensé como un idiota que tal vez había sido yo. Ya sabes que estudié Psicología y siempre se habla del potencial de la mente y blablabla, así que como un crío idiota me concentré en el cuadro ese horroroso que había colgado la Mary Sue, ya sabes, el del perro con un lazo rosa, para ver si lo rompía - digo con la mirada fija en el plato -. Como comprenderás no pasó nada. Al principio. Porque cuando lo volví a mirar estalló en mil pedazos. Fue cuando salí corriendo del despacho, acojonado perdido, y fui a buscarte. Ya sé que es un simple cúmulo de casualidades y que habrá alguna explicación física para ello, pero casi me cago en los pantalones. Ahora estoy más tranquilo y... de verdad que siento lo de tu regalo.

Cargando editor
30/11/2009, 22:49
Rachel Calahan

Ah, vale. Poderes mentales... sí, claro.

Rachel se levanta de su silla y te da un beso en la frente.

No, no tienes fiebre. Estás raro... por un lado creo que deliras pero por otro... bueno, tu cara dice que estás diciendo la verdad y tu sabes que para darme cuenta de mentiras soy la indicada.

La chica coge una copa vacía y la pone delante de ti y te sonríe.

Inténtalo con esto, a ver si dices la verdad.

Cargando editor
01/12/2009, 21:31
José Luís Torres

- No me tomes el pelo, Rachel. Ya te he dicho que era una chiquillada lo que había hecho - digo algo mosqueado -. Y que de seguro hay alguna explicación lógica. Pero no te he mentido. Contigo no lo haría.

Sin embargo, me quedo mirando de reojo la copa. Lo cierto es que Rachel me ha picado y me encantaría que la copa se rompiera en mil pedazos solo por tontería mía.

- No te rías de mí. Incluso si fuera verdad lo que te he contado, que fuera capaz de algo así, no tengo ni siquiera idea de cómo hacerlo. Ya te he dicho que no fue a posta. Además, eran cosas que me incordiaban. Pero, bueno, si lo que quieres es reírte a costa mía, vale. Haré una demostración de "José Luís loco que te cagas" - le digo enfurruñado y tras mirar la copa de nuevo, cierro los ojos con rabia y la imagino en mi cabeza estallando. Aunque lo más probable es que se me rompa un capilar o me eche un cuesco de la concentración que llevo encima.

Cargando editor
02/12/2009, 00:21
Director

*Crash*

Ay. ¡Mierda! Exclama Rachel cuando la copa se rompe en mil pedazos en su mano y uno de los cristales le hace daño en un dedo.

¿Coincidencia?

Ya no lo crees.

Ahora mismo tu mente da vueltas y más vueltas, pensando seriamente que has sido tu el que ha provocado todos esos efectos... eso... o te están tendiendo una cámara oculta que te mueres y muy bien preparada. Aunque la cara de Rachel, con el rostro desencajado y con el dedo pulgar metido en la boca chupándose la sangre también te crea dudas.

O es muy buena actriz, cosa que no crees o realmente es que tu puedes romper cosas con la mente.

Cargando editor
02/12/2009, 21:13
José Luís Torres

Que se rompa la copa hace que el corazón me dé un vuelco, pero que Rachel resulte herida, aunque sea un pequeño corte hace que me ponga verdaderamente malo.

- Lo si-siento, Rachel - me disculpo consciente de que debo estar blanco como una pared -, de verdad que lo siento - digo levantándome, bordeando la mesa y acercándome rápido a ella para ver su mano -. Déjame que lo vea. Espera - y buscando en mi mochila saco una tirita que le pongo en el dedo. Después, vuelvo a sentarme y me llevo las manos a la cabeza. Me doy cuenta que estoy temblando -. Esto es una jodida locura. Rachel, esto va más allá de la casualidad. ¿Qué voy a hacer? No puedo ir rompiendo cosas por ahí. Soy un peligro público. Ahora ha sido un corte pequeño, pero ¿y si el fragmento de cristal hubiera ido a tu ojo? ¿O a tu cuello? ¿Qué puedo hacer? ¿QUÉ?

Cargando editor
04/12/2009, 00:41
Rachel Calahan

No... no lo sientas, José... creo... Dice la chica titubeando. Creo que he presionado demasiado la copa con los dedos y al final se ha roto. No te preocupes por el corte, es un cortecito de nada que parará de sangrar en cuanto le ponga una servilleta encima y presione. No te preocupes.

Pero tu bien sabes que no ha sido cosa de ella.

La sensación que has tenido, la misma que con el pájaro, el reloj...

La misma sensación de desplazamiento...

¿Desplazamiento de qué? No tienes ni idea, sólo sabes a ciencia cierta que has logrado romper una cosa sin tocarla, sólo con pensarlo... ¿o es lo que quieren que creas?

Cargando editor
04/12/2009, 20:24
José Luís Torres

- Claro que lo siento, Rachel. Y te agradezco tu intentona de subirme los ánimos y hacerme creer que no soy un tarado - digo aún pálido y realmente agobiado -. Ojalá tuvieras razón. Tal vez todo sea una especie de broma pesada o aún estoy dormido y en breve sonará el maldito despertador señalando las siete de un nuevo y mierdoso lunes. El problema vendrá si no suena, si es verdad que soy capaz de hacer esto. Ahora ha sido una copa, pero ¿qué vendrá después? ¿Si me enfado con alguien haré que su cabeza reviente como si fuera una manzana? Joder, joder, joder - digo asustado por lo que acabo de decir casi sin pensar. Pero es cierto. Soy una puta bomba de relojería -. Lo siento Rachel, me tengo que ir. Me voy a casa. Di en el trabajo que me he puesto enfermo, que me he roto una pierna, invéntate lo que quieras. Pero no puedo volver en este estado. Necesito pensar y sobretodo estar a solas. Adiós, y perdona de nuevo - digo levantándome, recogiendo mi mochila y saliendo apresurado del local.

Cargando editor
07/12/2009, 12:49
Director

 

Rachel se quedó un poco descolocada cuando sales así de repente. La chica intenta detenerte, pero tu, sales escopetado de allí sin pensarlo. Esto parecía bastante grave... pero no sólo lo que supuestamente has hecho, sino lo grave es no entender que es lo que está sucediendo.

Por tu mente pasan miles de cosas mientras el bus recorre la ciudad...

Y así regresas a casa, a última hora de la tarde, como todos los días de lunes a viernes. Solo.

Pero esta vez, algo distinto pasó cuando abriste la puerta... en el suelo de tu casa había un sobre, un sobre sellado que ponía tu nombre: José Luis.

Lo coges entre tus manos mientras te diriges al salón a dejar tus cosas, lo abres y lo lees para ti en voz baja.

"No me conoces, pero yo a ti sí. Haz lo que yo te diga y saldrás beneficiado. Reúnete conmigo en el estadio de fútbol ahora mismo. Llevan varios meses vigilándote y pueden actuar en cualquier momento. Ten cuidado, podrían seguirte. No olvides que el destino sólo avisa una vez."

 

Cargando editor
08/12/2009, 04:07
José Luís Torres

El viaje en bus de regreso a mi casa es de todo menos tranquilizador. Mi mente, perturbada por cuanto ha ocurrido, es un verdadero caos. Un torbellino que no tiene norte ni sur, un punto al que aferrarse. Estoy simplemente acojonado. El miedo me atenaza. Sudo como un marrano en la matanza. O al menos es lo que se supone que hace un cerdo cuando va a morir. Aunque, la verdad, es que ignoro si tiene glándulas sudoríparas. Pero bueno, esto no deja de ser una de mis gilipolleces varias. Una válvula de escape ante una situación, ante una realidad más propia de un peli de terror que otra cosa.

Lo cierto es que lo que le he dicho a Rachel en un arranque me tiene más que agobiado. Seamos claros, aún no me queda ni meridianamente cristalino que sea capaz de romper nada con mi mente, pero ya es puta casualidad que un pollo de cristal de mierda, un reloj que me encantaba, un cuadro que odiaba y una copa se hayan roto en un día. Y si por lo que fuera, soy capaz de hacerlo, lo que me preocupa es que esto sea extrapolable a otras cosas más importantes. En definitiva, personas. ¿Y si me enfado con la Vanne? ¿O con la Mary Sue? ¿O con Rachel porque me regala otra mierda de cristal capaz de ponerme de lo nervios?

No. Todo esto es imposible. Tal vez Rachel tuviera razón y ella apretaba la copa con demasiada fuerza. Y lo demás. Casualidad. Las cosas se rompen, ¿no? Y que yo no sepa por qué, no quiere decir nada. ¿Verdad?

Mierda. Todo esto no es sino una mierda. Lo que necesito es una noche de sueño de verdad. Y primero una pizza y verme algo en la tele. ¿Qué echan hoy? Joder. Héroes. También ya es coincidencia. Pero, ¿y eso? ¿Un sobre?

¿Qué cojones es esto? ¿Qué dice? ¿Que el destino avisa una sola vez? José Luis, céntrate. Relájate.

La siguiente media hora me la paso con tres Coronas mejicanas bien frías, a las que por si acaso miro con cariño, mientras reviso la carta varias veces, olvidándome de la prometida pizza. No entiendo una polla de lo que pretenden decirme. Y si no fuera porque mi nombre viene en el sobre, pasaría como de comer mierda del asunto. Y si no fuera por todo lo que me ha pasado hoy pasaría aún más. De algún modo pienso que todo está relacionado. Pero, ¿quién podría vigilarme? Y por qué. Además, ¿desde hace varios meses? ¿A cuento de qué esta paranoia persecutoria? ¿Qué hago? ¿Paso del tema o no?

Me pillo la cuarta Corona y me doy cuenta de que me está pegando. Y en la tele, Isaac está pintando uno de sus cuadros futuristas mientras sus ojos están en blanco. Un hongo atómico en mitad de la ciudad. Supongo que estoy lo suficientemente giña, porque de repente apago la tele, pillo mi mochila y me encuentro en la calle y llamando un taxi. Cuando me he montado, y el hindú de turno me pregunta que a dónde voy, me callo. Un silencio que se prolonga en exceso, porque el conductor con un bufido me despierta a medias de mi ensimismamiento.

- Al estadio de fútbol - digo a media voz, sin demasiada convicción. Pienso que estoy pirado y esto no es sino una buena muestra de ello.

Cargando editor
08/12/2009, 13:46
Director

 

Vas por la ciudad con el taxi, mirando por los espejos a ver si te siguen, pero al parecer, nadie intenta algo parecido. Al poco tiempo llegas al campo de fútbol, el cual está completamente vacío. Allí no hay nadie. Ni siquiera se escucha el sonido de los pajarillos. Sin embargo, hay algo que te llama la atención en el centro del campo, y allí te acercas.

Cuando llegas hasta allí, ves una carpeta de cartón con la palabra HUMANS escrita en letra pequeña en la portada. Te agachas, sin dejar de mirar a ambos lados y la abres, para leer su contenido.

Te sorprende encontrar en el interior un informe detallado de tu vida, tus costumbes, amistades, todo lo que posees, lo que te gusta, además de fotos tomadas con cámara oculta en tu casa, en el trabajo y hasta en el bar con la chica. Al final de todo el informe, puedes ver unas palabras escritas a boli que rezan: "Capturar o Eliminar".

Cargando editor
09/12/2009, 12:48
José Luís Torres

El viaje en el taxi, que huele a una mezcla agria de sudor y curry, es rápido. Paranoico como estoy, miro de vez en cuando por los espejos, sintiéndome especialmente idiota por ello. ¿Quién coño va a seguir a un funcionario de un juzgado? Como mucho, el cobrador del frac si soy un moroso, que no es el caso. Y por fin llego. Pago al taxista y me bajo.

El estadio parece un cementerio, osucro y en silencio. Allí no hay nadie, y todo no ha sido más que una tomadura de pelo, lo cual, me cabrea bastante. Primero, por haber sido tan imbécil como para haber hecho caso de aquella carta. Segundo, porque alguien debe estar carcajeándose a base de bien. Y es entonces cuando veo algo en el centro del campo. Curioso, me acerco lentamente. Una carpeta. Y una etiqueta. ¿Humans? Por un segundo estoy tentado de darme media vuelta y dejarlo todo tal cual. Sin embargo, ya estoy aquí y la situación me puede. Recojo la carpeta, la abro y leo su contenido.

Por un segundo no sé si cabrearme o cagarme en los pantalones. Un súbito retortijón me indica que mi sabio cuerpo parece más dispuesto a lo segundo. Allí hay de todo. Sea quien sea, el que ha dejado esa carpeta sabe más de mí que mi propia madre. Y entonces, el cabreo sube enteros. Me siento..., me siento..., me siento violado. Sí, esa es la palabra. Esas fotos, esas imágenes de mí, mis amistades, mi chica... En mi propia casa, en el curro, en el bar... Y mi mirada se queda de repente quieta. Mi boca se abre y la mandíbula cuelga. "Capturar o eliminar". Un escalofrío me recorre de arriba abajo y por primera vez en mi vida, experimento verdadero miedo. Pánico. Terror.

Tontamente, miro a mi alrededor mientras mi cabeza trabaja febril. Estoy en mitad de un estadio de fútbol y de fijo, alguien me vigila. Esto tiene toda la pinta de ser una trampa. Me han engañado como a un chino y yo he caído como un pipiolo. Aunque, ¿quién cojones iba a sospechar esto? Pe-pe-pero si hasta hoy no he sabido de lo que era capaz. Ni siquiera termino de creérmelo. Pero esto, esta movida... ¿Cómo pueden saber de mí, por qué me han mantenido vigilado si yo mismo no tenía ni puta idea de lo que me estaba pasando? Esto debe ser una broma, una puta y maldita broma de un chistoso de mierda. Pero las fotos... alguien tiene acceso a mi casa. Esto va más allá de una broma. ¡Dios!

Cojo la carpeta y mecánicamente, casi sin saber qué hago, la meto en mi mochila. Y empiezo a andar. Debo alejarme de allí. Y no sé a dónde ir. Pero a mi casa no vuelvo. Ni al curro mañana. Aún me quedan unos días de vacaciones. Llamaré para decir que me los tomo. Lo siento por el que tenga que apechugar con el informe Winchester, pero eso, ahora mismo, no me preocupa. Y tengo que sacer dinero. Un cajero. Eso es lo que necesito. Pero ahora debo caminar. Tranquilo, sin apresurar el paso. Poco a poco.

Cargando editor
10/12/2009, 22:24
Director

Miras a todos lados y no hay nadie. El estadio está completamente vacío. Era todo muy extraño, nadie te había seguido, no había nadie allí... por lo menos que tu puedas ver, pero la carpeta llego al centro del campo de alguna manera.

Sales de allí rápidamente pensando en qué podría estar pasando en tu casa, con tu familia, con tus amigos... era realmente increible como pueden haberte investigado completamente... ¿pero desde cuando te investigan? La primera foto es de hace más o menos seis meses... ¿es qué había alguien que sabía que iba a sucederte todo esto precisamente ayer? Todo esto es muy extraño...

Pero tan metida en los pensamientos ibas, que no te habías percatado de una furgoneta que te seguía a lo lejos...

La furgoneta comenzó a acelerar y en pocos segundos se había puesto a tu lado, abriendo la puerta del costado y cogiéndote con fuerza para meterte dentro. Lo último que sientes es una aguja que se clava debajo de tu oreja y todo se torna oscuro... muy oscuro...

Lo último que puedes ver antes de que se te cierren los ojos es el logotipo de HUMANS en una de las pecheras de los hombres que te han secuestrado.