Partida Rol por web

¡Me cago en la puta! Tenía razón. Son todos putos clones. Al menos hemos tenido suerte de que el tipejo este ni siquiera haya levantado la cabeza para mirarnos, porque en cuanto nos viera los pelos se ponía a gritar como un cochino en la matanza. Al menos, ya se ha ido.

- Muchacha - digo a la niña que no quiere desnudarse -. Tranquila, nadie va a mirar mientras te cambias. Yo también he sido adolescente y sé lo que es pasar vergüenza. Ni te cuento lo que sufría cuando íbamos a la piscina y tenía que ponerme en bañador. Era un tirillas al que se le marcaban las costillas como si fuera uno de esos africanos con más hambre que otra cosa. Pero si sigues sin querer, al menos procura ponerte la ropa por encima de la tuya. Aunque viendo los jetos de todos estos, que son clavaditos los unos a los otros, lo de pasar desapercibido lo veo jodido. Oye, 89, no tendréis gorras o algo así, ¿verdad? Porque si nos cubrimos las cabezas y echamos la visera para adelante, tal vez lo tengamos más fácil. Y una cosita más, la primera cámara de vigilancia, ¿sabes dónde está?

Lily en cambio, no tiene ningun pudor en desvestirse. Aunque lo hace de espaldas, como le habían dicho, parecía más una niña pequeña cambiandose que una mujer.

No tarda en ponerse el mono y mirarse. Un gesto de asco se dibuja en su cara, además de que le iba un poco grande. Se encoge de hombros y cuando levanta la cabeza vuelve a sonreír divertida.

¡Son clones! ¡Como la oveja Dollie! Ríe divertida mientras los señala. Lily se mira el pelo. Lo de la gorra era buena idea, su pelo llamaba mucho la atención.

Tras escuchar el comentario de Jose me pongo el uniforme de carcelero encima de la ropa que ya llevo y trato de disimular mi pelo ya que tiende a llamar la atención por su color. Una vez que salimos de la sala me mantengo en el centro del grupo para tratar de pasar desapercibida Esto es una locura, son todos clones es imposible que lo logremos, solo nos falta ir sujetando una pancarta....

Cuando ya esperaba que el nuevo vecino se largara por donde había venido, me encuentro con que levanta la jeta y se fija en nosotros. Y no solo eso, sino que reacciona de una mala hostia del copón y parece dispuesto a zurrarse la badana con cualquiera de nosotros. Y bueno, las cosas no están como para andarse con tonterías. Una cosa es pegar gratuitamente, otra dejar que ese tipo nos ataque, o peor aún, dé la alarma. Y aunque sigo pensando que todo esto forma parte de un montaje, me la suda.

Así que ni corto ni perezoso, me dirijo hacia él y le meto una patada en los cojones que hasta a mí me hace sentir escalofríos, cuando oigo un sonido blando, como si alguien hubiera tirado un huevo al suelo. Sin cáscara, claro.

- ¡¡Choff!!

Edie contuvo un escalofrío al escuchar aquel sonido.
-Joder... Eso duele...- Sentía el inciso dolor como si lo hubiese recibido él mismo.
-Mejor así. No podemos arriesgarnos que cante.- Dijo mientras se adelantaba y observaba si alguien mas había escuchado algo. Disimuladamente hecha un vistazo.

Lily abre los ojos sorprendida, pero luego recupera la sonrisa y se acerca lentamente al otro carcelero, al que está temblando.

¿Qué número es ese? Le pregunta con una sonrisa señalando al clon que estaba empezando a enervarse, pero luego su expresión se vuelve muy seria. Una expresión escalofriante. No estaba de broma y más le valía que le respondiese. Habían dicho que los números bajos eran más fuertes, estaría bien, empezar a calcular número y poder.

El problema es que, tras la tensión acumulada por todo lo que ha pasado y por lo que está pasando ahora, parece que el horno no está para bollos. Eso y que el doble del chico que os está ayudando se puso claramente en posición de pelea y con la sana intención de avisar que había intrusos en el lugar.

Pero la cosa no fue a más, por lo menos por ahora...

José se acercó al chico y lo golpeó sin miramientos. El asunto es que todos lo han visto acercarse, todos han podido ver como el carcelero se doblaba un par de veces ante los golpes del chico, y la cosa no quedó allí...

Acto seguido, José levantó su mano una vez mas y lanzó un certero golpe, el cual lanzó al chico unos metros más atrás para hacerlo caer sobre las estánterías y cuando regresaba rebotado sobre la ropa, cayó al suelo inconciente.

En ese momento, el carcelero bueno, vuestro supuesto amigo, señala la ventana de la puerta con un dedo tembloroso y allí podéis ver dos pares de ojillos que están mirando atentos todo lo que está sucediendo dentro...

Todo ha transcurrido en un visto y no visto. Y aún alucino por los resultados. Y por los medios. ¿Qué cojones ha ocurrido realmente? No sé, pero ahora mismo no tengo mucho tiempo como para andar comiéndome el tarro con ello. Ya lo analizaré después. La cosa es que este se despertará en un momento u otro, así que mejor dejarlo out de forma definitiva.

Un par de estos monos servirán para atarlo de pies y manos y amordazarlo. Y después, que sea lo que Dios quiera. Venga, a por ello. ¡Coño! ¿Y eso? Nuestro 89 está señalando la puerta y... ay, ay, ay... que la vamos a cagar justo ahora.

- Edie, abre la puerta y que pasen. Y no les zurres de buenas a primeras, salvo que les veas con ganas de marcha. Tal vez, como 89 puedan ayudarnos.

Ya el hecho de que tuvieran que disfrasarse para salir de ese condenado lugar era bastante extravagante. Encima resultava que los guardias eran, aparentemente, clones. Como si sus nervios, ya de por si maltratados por su desorientación, no estuvieran lo suficientemente maltratados cuando estaba colocandose uno de los trajes que habían encontrado estalla una suerte de pelea.

- Теперь?!! Черт возьми идет дальше?!! - dice de un modo casi autómatico, si siquiera molestarse si los demás le entendían o no, sin pensar demasiado acerca de que estaba ocurriendo. Luego todo le cayó como un balde de agua fría. La fuerza de este sujeto, el tal José, era extraordinaria. Era la primera ves que reparaba en ello. Tal ves incluso hubo demostraciones anteriores de la misma pero el no las habñia percibido. Recién ahora empezaba a pensar con mas claridad aunque se le partía la cabeza. Era como si la misma le latiera. ¿Con que lo habían drogado en ese helicóptero?

Finalmente se puso de pié y miro fijamente al guardia inconciente para lugo posar su mirada en el otro que estaba casi muerto del miedo y finalmente terminar viendo fijo al tal José (¿Como sabía que se llamaba José? De seguro en algún momento se menciono su nombre pero no podía recordarlo ¡Malditas drogas!)

- Eso... fue increible - le dice verdaderametne sorprendido.

Justo acabo de dirigirme a Edie, cuando el tiparraco grandote empieza a hablar con al boca llena de patatas. ¿Qué cojones ha dicho? Porque lo que es yo, no le he entendido una mierda.

- Eso... fue increible

Vaya, esto sí lo he entendido. Me encojo de hombros, mientras sigo atando y amordazando al caído.

- Sí, supongo. Casi tanto como comprobar que no eres mudo.

Vale, me ha quedado algo borde, pero qué le vamos a hacer. Soy un borde.

- Oye, en vez de mirar, ¿qué tal si ayudas a Edie?

- Eh... Si, дa, дa - dice tofavía medio azorado. Aún estaba demasiado desorientado como para sentirse ofendido por los modales de este sujeto pero no tanto como para no entender lo que le estaba pidiendo - Entendido - 

Lentamente se acerca a la puerta y a Edie dandole a entender con la mirada que esta listo, que abra la peurta cuando le parezca oportuno.

Las cosas parecían mejorar un poco. Lastima el dolor continuo en su cabeza.

- ¡PUTA MIERDA! - exclamo al oír la alarma disparada y volviéndome hacia el grupo. Veo entonces al engendro, al bicho de cuatro patas y dos cabezas, y siento que mi estómago se remueve - ¡A tomar por culo! - digo dejando al inconsciente a un lado y pasando de atarle. Total, para qué.

Me pongo rápidamente en pie, me acerco a 89 y le agarro por los hombros.

- 89. Este es el momento. Si quieres quedarte, no te obligaré a venir. Pero si quieres ser libre, guíanos. Las cosas se han puesto bastante feas, así que habrá que correr. Al menos, dime en qué dirección debemos ir.

El resto aún parece no haber reaccionado. La mano de Edie sigue aferrada al cuello del mosntruito y parece incapaz de soltarlo. Las nenas no dicen ni mu. Y el mudo que justo hace un rato ha hablado, tiene pinta de estar más perdido que un pulpo en un garaje.

- No sé vosotros, pero yo me voy. Cagando leches. Quemando zapatilla. Entendéis. ¿89? ¿Qué haces?

Edie asintió ante la petición de José Luis. Aunque justo cuando abrió la puerta se quedó mirando al extraño tipo de dos cabezas.
-Mierda!- Exclamó. -Dos putas cabezas...- Casi no lo podía creer. En realidad ya no se creía nada. Cualquier otra cosa que viniera tandría el mismo sentido.
-Joder!... Esto es de locos!- Gesticulaba hecho una fúria lanzando el bicéfalo por los suelos. -¡Vamonos!-

Algunos os quedáis dentro de la sala, la cual tiene una sola salida, la puerta por la que habéis entrado. Ni ventanas, ni conductos de ventilación, ni ningún agujero por el que pueda caber un ser humano normal. Otros, como el caso de Edie y José Luis salen disparados de la sala en busca de una nueva salida o por lo menos, de una forma segura de salir de ese lugar...

Pero la cosa no es tan fácil como todos creían.

Un grupo de carceleros de diversas formas y colores, forman un semicírculo delante de la puerta de salida, por lo que los que habéis salido corriendo, os quedáis atrapados entre la sala y un grupo de diez hombres, uno más feo o deforme que el otro, los cuales no parecen ser tan amistosos como el que lleváis con vosotros.

La cosa no parecía que iba a salir nada bien... nada bien... hasta que de repente se escuchó un ligero zumbido tras una de las paredes... y un grito terrible que os advertía del peligro: ¡Cubrios!

No sabéis si ha sido instinto o por qué, pero todos sin excepción os cubris la cabeza y os agacháis...

El cimbronazo de la explosión os hace salir despedidos en varias direcciones, pero ninguno de vosotros, pierde la consciencia ya que los que golpeáis las paredes os dais cuenta que están acolchadas. Sin embargo, en ese momento el techo se derrumba sobre los enemigos, aplastándolos y varios boquetes quedan abiertos por las paredes.

Pero ahora, gracias ( o por desgracia ) a la explosión tenéis una salida por dónde escapar, la cual está completamente despejada de enemigos, exepto por algunos carceleros que salen corriendo de las instalaciones intentando escapar.

La alarma sigue sonando, sin embargo, parece que ahora se vislumbra una luz de esperanza al final del tunel...

Ay , ay como duele pienso al levantarme mientras me sacudo un poco el polvo de la ropa, una vez veo que no estoy magullada compruebo que ninguno de mis compañeros de celda esta herido y a la vez puedo ver como los clones están aprovechando los agujeros en la pared para escapar Pobres, al parecer eran tan cautivos como nosotros.

Me quedo a la espera de ver que dirección deciden tomar Jose y Eddie ya que parecen ser los que llevan la iniciativa en todo esto y permanecer con el grupo parecía lo más sensato

Salir y verse rodeado por todos esos monos de feria ha sido acojonante. No de grandioso, sino que casi me cago en los pantalones de miedo. Acojonado estaba. Oír en medio de todo eso el grito de advertencia, ha sido alucinante. No solo de extraño, es como si me hubiera tomado un ácido y estuviera en plena alucinación. Ver saltar el techo y las paredes por lo aires, ha sido una puta pesadilla. De la que he despertado de sopetón.

La onda expansiva me ha lanzado como si fuera un pelele contra una de las paredes. He tenido suerte, y por lo que puedo comprobar, los demás también, incluido 89. El chaval me cae bien. Qué digo bien, de puta madre. A pesar del miedo que tiene, es un valiente y nos ha ayudado en la medida de sus posibilidades.

Cuando me pongo en pie, una nube de polvillo y fragmentos de cemento y ladrillo, de escayola y lo que sea que acolcha las paredes, cae al suelo. Tengo la misma pinta que si hubiera salido entre los escombros de un terremoto.

- ¿Estáis bien? ¿Edie, Alejandra, Lily, mudito, 89? - pregunto, pero sé que sí. Ni sangre, ni caras de dolor. Solo confusión. Eso sí, ¿quién cojones nos ha ayudado? ¿Por qué? Y sobre todo, ¿dónde está o están? Mierda, soy un saco de preguntas sin respuestas. Y mi estado de confusión, crece y crece. Mi último día antes de ser secuestrado y acabar en este agujero, la carpeta aquella, las sensaciones de ligero desplazamiento, el golpe al clon. Creo que va siendo hora de dejarse de tonterías y enfrentarse a lo que creo está ocurriendo. Lo increíble empieza a ser más creíble de lo que me gustaría -. Vamos, vamos, aprovechemos el momento. Salgamos de aquí cuanto antes, antes de que esto vuelva a llenarse como si fuera un centro comercial - digo, mientras ayudo a levantarse a unos y otros -. Dudo que esto sea muy seguro y no quisiera que nos cayera otro trozo de techo encima.

Miro a un lado y otro y también hacia arriba, donde se abre un boquete del copón bendito. Y luego al suelo, donde entre los escombros asoman brazos y piernas y sangre y... ¡Joder!  El estómago se me va a escapar de la garganta. Quisiera poderles ayudar a pesar de todo, pero son ellos o nosotros.

- Venga, 89, llévanos rápido de aquí. Y vete pensando en cómo quieres que te llame. Un número no es cosa digna para un tipo como tú - señalo con una media sonrisa -. Y vosotros, a correr. ¡Ya! Y mientras corremos, voy a hacer unas preguntitas, que espero respondáis. Va siendo hora de sincerarse. Edie, preguntabas que por qué estamos aquí. Creo que es por esos poderes de los que hablaban y de los que nosotros no hemos dicho ni mu. No sé vosotros, pero antes de llegar a esta catacumba, me empezaron a ocurrir cosas extrañas. Resumido, creo que puedo mover y romper cosas con la mente. Hala, ya lo he dicho. Y si alguien se piensa que estoy tarumba, estoy dispuesto a probar a reventarle la cabeza - digo con una sonrisa macabra, más por chulería que porque piense en hacerlo de verdad. Y mientras espero una respuesta de los demás, me pongo en marcha a paso vivo siguiendo a 89