Partida Rol por web

Tras reflexionar un poco, Botnar asiente y responde:

-Es cierto que las buenas maneras pueden atraer a mucha gente y por supuesto que tiene total libertad para abordar las negociaciones como quiera. Solo estoy aquí como su mero consejero. Pero espero que la buena voluntad de ayudar a los quarianos no le haga distraerse de las necesidades de la Ciudadela y sus habitantes. 

Botnar se inclina hacia la mesa para acercarse a ti. Cuando vuelve a hablar, sobre el ruido de los respiradores incorporados en su traje, notas quizá un ligero tono de confidencialidad:

-En última instancia el Consejo y la Ciudadela solo necesita mejores sistemas de soporte vital. Y creo que estará de acuerdo conmigo en que, en negocios de este calibre, todas las alternativas tienen que ser debidamente analizadas.

Asintió ante las palabras del volus:

-En ningún momento he olvidado mis obligaciones, Sr. Botnar. La Ciudadela obtendrán aquello que desean, y como bien me recuerda, me debo a ellos.

Ante las palabras en tono conspirativo, Zellisa asintió con cautela:

-Por supuesto, la consideración de diferentes acercamientos es una buena estrategia, pero no hay que olvidar a quienes representamos en última instancia, Sr. Botnar. La Ciudadela es una alianza de especies y culturas interestelares, y los métodos que empleamos afectan a la reputación de la misma en toda la galaxia. -Intentó hacérselo ver- No dudo que en este momento no pertenecen a ella, pero la esperanza del Consejo es que algún día los Quarianos se asienten y se integren como ciudadanos plenos. Si entramos como un elefante en una cacharrería, tales métodos podrían costarnos su adhesión algún día.

Además, aunque no sería Zellisa quien se lo dijese, existía una cierta línea ética que se había propuesto no propasar. De hacerlo, ¿qué diferenciaría al Consejo del Imperio Batariano?

Botnar vuelve a su tono normal y adopta una posición más relajada.

- Me alegra ver que las negociaciones dependen de una persona como usted, con las ideas claras. Por supuesto que el trato se llevará acabo como usted diga y no puede esperar de mi otra cosa que no sea apoyo y consejo. No quiero robarle más tiempo, seguro que tiene un horario altamente ocupado. Ha sido un placer.

Dicho esto la puerta que da al pasillo se abre y Botnar te hace un gesto para que salgas, está claro que por su parte la reunión se ha terminado. Si intentaba decirte algo antes de tu intervención está claro que ha cambiado de idea. Pero el volus no parece estar disgustado ni enfadado, mantiene un tono cordial e incluso puedes notar que está algo divertido o entretenido por como ha acabado vuestro intercambio.

Parpadeó sorprendida ante el repentino fin con el que el volus había terminado la charla. No parecía contrariado ni enfadado, pues aunque no podía verle el rostro, sabía por el tono de su voz y sus gestos que era así. No obstante, algo le decía que, lejos de haberlo convencido, el astuto representante simplemente había cambiado de táctica. Pero ahora mismo no podía hacer nada más. Sin perder la sonrisa, se levantó y se despidió:

-El placer ha sido mío, Sr. Botnan. Gracias por haberme invitado a mantener esta pequeña reunión con usted.

Después de salir por la puerta, se dirigió a su camarote. Necesitaba revisar posibles mensajes que requiriesen su supervisión. También tenía la intención de organizar una pequeña comida para la tripulación. Serviría para engrasar los engranajes sociales, hacer que todo el mundo se conociese mejor en un ambiente agradable, y ayudaría en el desempeño de la misión que la Ciudadela les había impuesto.

Buena idea, dame un momento para terminar una escena y pondremos tu mensaje por la escena principal de la fragata para que lo lean todos.