Partida Rol por web

Pat Dur estira su espalda y toma aire.

-Bien, vamos a ver que encontremos *respiro* ¿vienes Aornis?- El Volus no espera confirmación y se dispone a salir de la nave. Antes de salir, añade señalando su omniherramienta -Nos mantenemos en contacto.-

Pat Dur se alejará de la nave y el puerto sin decir gran cosa, y una vez considere que está lo suficientemente lejos le habla a Aornis.

-Bien, nuestros caminos se separan *respiro* puede que aún te mande algún mensaje para que los demás no sospechen, pero intentaré molestarte el mínimo posible.-

-Por cierto, ¿no te sonará el bar La Cantina de Chalmun? *respiro*-

Tras la reunion Reela se queda unos instantes pensando, entonces dice:

- Bueno, yo supongo que dare una pequeña vuelta a ver que me encuentro en la ciudad

Tras esto la mujer se dirige a su camarote para preparar sus cosas para marcharse de la nave, nunca habia ido a Illium y queria aprovechar para hacer una pequeña visita a la zona, ademas de tratar de ver un poco como era el ambiente y sobretodo el lugar en el que estaba la nave atracada

Quedando claro que, al parecer, no iba a haber problemas porque dos quarianas deambularan solas por los niveles superiores de Nos Astra, asiento y me preparo para irme a hacer... bueno, indagaciones.

-Bien, pues... nos vemos entonces -me despido.

Compruebo en mi omniherramienta la frecuencia asignada por la oficial asari y me dispongo a irme, con mi dron zumbando detrás mío.

Pese a encontrarse fuera de los límites del espacio asari, en la arquitectura de Illium se puede ver perfectamente la mano de las asari. Formas esbeltas y bien cuidadas adornan la ciudad de Nos Astra, casi haciendo olvidar que de alguna forma este lugar es tanto o más peligroso que la estación Omega.

Salís del puerto en el que veis al Espectro hablando con una asari para acordar las tasas de atraque y llegáis a un mirador. Admiráis un momento las vistas y seguís caminando junto a unas terminales de inversión y alguna cafetería en la que hay gente de distintas especies bebiendo y hablando de negocios. No muy lejos de allí hay varias tiendas para obtener equipo.

- Ese nombre no me suena... pero estuve un par de años viviendo aquí. Quizá si me indica por dónde queda... -sugiero, tratando de recordar. Hace casi diez años que pasé por Illium,  pero aún hay zonas que recuerdo como la palma de mi mano.

Espero a que todos echen a andar y camino con discrección tras la quariana, con mi equipaje.

- Señorita... disculpe -la intercepto con gesto amable, asegurándome de que no haya gente cerca-. Quisiera... hacerle una solicitud, si dispone de tiempo. A usted le resultará sencillo y me ahorraría bastante trabajo. Por supuesto -añado con perfecta cortesía- puede negarse sin compromiso.

Levanto la mirada de mi omniherramienta hacia la asari y sonrío bajo mi visor. Oh, mierda... es que es taaaan educada. No está hecha para este galaxia de hijos de puta.

-Claro, pequeña Sial'ia -me giro hacia ella y me cruzo de brazos, a la espera-. Tú dirás... pero he de advertirte que es muy probable que una paria quariana no te sirva de mucho aquí. ¡Pero trátame de tú, joder, que no soy una alta ejecutiva de alguna puñetera empresa!

El dron esférico que sigue a Adina zumba hasta situarse justo sobre su hombro izquierdo.

[disculpe, señorita aornis. lo que quiere decir el ama adina es que a ella le desagradan profundamente los apelativos que definen una jerarquía social institucionalizada en base a cualquier diferencia de poder real o virtual entre los sujetos adscritos a dicha sociedad. el ama adina sospecha que usted realiza esa distinción con ella debido a su avanzada edad, aproximadamente hacia la mitad del ciclo vital quariano según los patrones estándar en el planeta natal rannoch, sistema tikkun, velo de perseo]

La voz del artefacto es una agradable voz masculina sólo ligeramente distorsionada por los filtros electrónicos. La enorme luz azul en el centro de la esfera, que debe ser su sensor óptico, parpadea una vez mientras la estructura que le rodea gira para enfocar a la asari.

[saludos, señorita aornis. mi nombre es nefilim 4.1 y espero que disfrute del día y de las hermosas vistas que se pueden admirar desde cualquier mirador de nos astra, ilium, sistema tasale, nebulosa creciente]

-¡Joder, Nefilim! No me toques los coj... la moral -me quejo e intento apartar al dron de un manotazo desganado que él, evidentemente, esquiva con gracilidad situándose justo sobre el otro hombro-. La chica no quiere oír tus recomendaciones sobre las "hermosas vistas que se pueden admirar" -digo, imitando su tono de voz solícito-. Seguro que conoce este puñ... este planeta mejor que tú, que por algo ella es, y atiende bien a lo que te digo: ¡una asari! -sacudo a cabeza con cansancio- ¡Y desde luego que no tengo una avanzada edad, coño! Estoy en lo mejor de la vida, joder. ¡Y deja de llamarme "ama Adina"!

Vuelvo a mirar a la asari.

-No le hagas caso. Es un auténtico petardo, mi dron, siempre pensando que tiene exactamente la información que deseas... aunque no sea verdad que la desees. Ni que la necesites. Bueno -repito, apoyándome en una de las barandillas del paseo-, tú dirás, Sial'ia.

Río encantada ante los comentarios del dron. Es muy sorprendente que una IV diseñada por Adina se parezca tan poco a ella, pero hacen una pareja entrañable. Además, es rarísimo, pero el dron ha sido el individuo más gentil de todos los que me he encontrado en esa nave. Qué absurdez.
- Encantada de conocerte, Nefilim 4.1. He de reconocer que eres un diseño adorable, y la señorita Adina ha escogido una voz maravillosa para ti.
Carraspeo y me giro de nuevo hacia Adina. No sé muy bien como tocar el tema.
- Verá...  -me remuevo incómoda-. Lo que le voy a pedir no tiene nada que ver con... -con un movimiento de cabeza indico el camino por el que hemos venido, señalando a la nave que ya no se ve-. Es un asunto estrictamente personal. Quisiera encontrar... -trago saliva, voy a sonar tan cursi- a un chico.
Vuelvo a carraspear nerviosamente y me aliso las arrugas inexistentes de mi vestido. Noto como me he sonrojado y me arde la cara.
- Tengo prisa por encontrarle -me arrepiento de haber dicho esa frase casi inmediatamente, suena como si estuviera desesperada-. Quiero decir... -me llevo las manos a la cara-. Oh, diosa. Esto es ridículo.
Respiro hondo dos veces, y con los ojos cerrados, me encaro a la quariana.
- Quisiera saber si pudiera usted localizarle aquí. Es probable que sea algo difícil de encontrar, no sé muy bien porqué, pero creo que existe algún tipo de restricción de información sobre él; además de que me corre bastante prisa. Puede que esté metido en un buen lío. Y le rogaría que todo este asunto fuera estrictamente confidencial.
Espero su respuesta, todavía con las mejillas ardiendo. Qué idiota soy, comportándome como una adolescente que intercambia besitos en el patio del colegio.

Tras mi visor enarco las cejas. La petición de la joven asari me sorprende, y bastante. La verdad es que toda la chica en general me sorprende. Nunca me había cruzado con una asari tan... tan... bueno, tan niña. Rezuma inocencia por cada centímetro cuadrado de su piel azul.

Un chico, keehla, ésta niña ha venido hasta Ilium para buscar a un chico. Porque lo de que si es urgente, que si su perfil es de acceso restringido... que si es confidencial... La joven Sial'ia es tan asistente personal del volus como yo señor de la guerra krogan.

No deja de ser enternecedoramente inocente. Joder, y yo que pensaba que mi semana estaba siendo rara...

-Eh... ya, claro -balbuceo, intentando recobrarme de la sorpresa. Cojo a la chica del brazo y la aparto aún más de la gente que hay en el paseo-. Localizar a un chico.

Joder...

-Bueno, supongo que... no habría problema. En intentarlo, al menos -suspiro y la mio con detenimiento-. Espero al menos que no haya firmado un jod... uno de esos contratos de servidumbre. Porque entonces lo tienes claro, si lo que quieres es llevártelo.

Sacudo la cabeza y me vuelvo a cruzar de brazos.

-Vale, sin problema -le anuncio con resolución-. Estoy acostumbrada a tratar con temas escabrosos, semilegales con suerte, puñet... flagrantemente delictivos casi siempre. Aunque espero que me vayas a dar algo más de información que simplemente "busco un chico". Nombre, especie, edad, descripción, afiliación, profesión... eso me facilitaría ligeramente las cosas -comento jocosamente. Después la señalo con un dedo y le digo con seriedad-: y deja de tratarme de usted, coño.

 - Sé que todo esto suena muy ridículo -suspiro, porque es verdad. ¿Qué datos puedo darle sobre un tipo al que he conocido en un bar? Es un cielo, tiene unos ojos que me ahogan sólo con mirarlos, pero no sé ni a qué se dedica ni nada relevante-. Humano. Se llama Mark Kane -carraspeo-. Sé que va a pensar... quiero decir, vas a pensar, que soy idiota, pero no sé a qué se dedica. Alto, metro ochenta, complexión media tirando a ancha. Algunas cicatrices. Moreno, ojos oscuros.

Asiento.

-Bien, un humano llamado Mark Kane. Complexión grande, en general. Te van los tíos con pinta de peligrosos, ¿eh? -me río. Luego descarto el comentario con un movimiento de la mano-. Discúlpame, Sial'ia. Veré lo que puedo hacer. Después de todo... lo mismo da buscar a un humano que a dos, ¿no?

Le hago un gesto a Nefilim para que me siga.

-Vamos, Nefilim. Tenemos que buscar a dos humanos perdidos. Tú no te preocupes -añado, mirando a la asari-. En un pispás me pongo con ello. Si va a ser por gente en este jodido planeta... Voy a ver si encuentro una terminal pública y me pongo a ello. Hala, ¡ciao! -exclamo despidiéndome de la joven.

- De hecho, no parece nada peligroso -no puedo evitar sonreír y dejarme llevar-; es muy dulce... ¡espere! Déjeme acompañarla, por favor. Acompañarte -me corrijo. Eso de tratar a la gente de tu...- No es que dude de sus capacidades -me disculpo rápidamente, no quiero que suene como tal-, pero estoy un tanto nerviosa. Deje que deposite mi equipaje en la consigna de la estación y permítame... me iré contigo -me corrijo de nuevo-. Además, estuve viviendo aquí hace una década; no me acuerdo de todo pero sí creo que seré de ayuda.

La posibilidad de encontrarle me llena el estómago de mariposas y de otra sensación bastante menos agradable. Los latidos del miedo son más fuertes ahora que estoy a punto de enfrentarme con la verdad, sea la que sea. Parece que, de un modo u otro, voy a encontrarle.

- Puedo darle otro dato sobre él, señorita Adina'Feru. Sé el vuelo en el que salió de la Ciudadela. Eso sería útil, ¿no? -pregunto, dudosa. La búsqueda de información no es lo mío, y ahora daría cualquier cosa por poder cambiar mis habilidades en el laboratorio por un par de facetas detectivescas.

Por favor, no estés muerto. No dejes que ella te encuentre.

El dron gira sobre sí mismo 180º mientras sus giróscopos rotan en diferentes sentidos y su sensor óptico enfoca a Aornis.

[sin duda esa será una información muy valiosa, señorita aornis. la fracción de vuelos directos procedentes de la ciudadela, sistema widow, nebulosa serpentina, con destino nos astra, ilium, sistema tasale, nebulosa creciente, es significativamente inferior al registro total de vuelos del puerto espacial en el que nos hallamos]

Nefilim sobrevuela la cabeza de la asari hasta ponerse sobre su hombro derecho y poder mirar ahora a Adina.

[ama adina, le sugiero respetuosamente que considere la colaboración de la señorita aornis en el asunto acotado como buscar/hallar al sujeto mark kane, humano, varón, alto y de complexión ancha según los estándares del planeta tierra, sistema sol, cúmulo local]

-No hace falta que reconsidere nada, bola de discoteca -le recrimino al dron, aunque sin acritud y en tono casi cariñoso-. Está claro que la Sial'ia es quien mejor conoce al tipo éste. Puede fijarse en cualquier cosa que nosotros no veamos. Y, por favor ya, ¡deja de llamarme "ama adina"!

Suspiro, sabiendo a ciencia cierta que no dejará de hacerlo, y miro a Aornis.

-Nefilim y yo solemos currar solos, niña. Pero -me encojo de hombros elocuentemente- está claro que los modos de trabajar habituales han sido sustituidos por otro nuevos. Ahora hay quien me trata amigablemente y no quiere pegarme una patada en el jodido culo -niego con la cabeza-. ¿Quién lo iba a decir? Incluso tengo el bolsillo lleno de jugosos créditos... aunque mucho me temo que van a desaparecer con la misma velocidad con la que han aparecido. Lo que me recuerda -añado, señalando hacia el final del paseo- que necesito comprar una serie de adminículos antes de empezar la caza. Las cazas, vamos. Mi puñet... mi fabulosa omniherramienta tiene hambre de cromados...

Esperando a que me sigan, echo a andar hacia los mercados. Ahora que tengo pasta, la quiero fundir en material de primera mano y con la garantía intacta. Creo que voy a echar de menos el canibalismo tecnológico creativo.

Asiento y echo a trotar a su lado, después de haber dejado el equipaje a salvo en una taquilla asegurada. Estoy algo nerviosa, pero parece que alguien va ayudarme en mi cometido, y eso me tranquiliza. El papel en mi bolso, con la firma de mi hermana, quema. Tenemos que darnos prisa, así que camino junto a la quariana guiándola hacia el distrito comercial por calles que aún recuerdo... y al cruzarme con alguna esquina escenario de una despedida pasada siento la nostalgia otra vez. No tengo tiempo para eso, tengo prisa y mi tarea es crucial, quizá la vida de alguien depende de ello.

- Yo no sé mucho de drones, señorita -comento mientras caminamos-, pero me preguntaba si quizá no sería posible programarlo para que tuviera una personalidad que chocara menos con la suya. Quiero decir, a mí me parece adorable -el pequeño y servicial droide resulta encantador, casi me entran ganas de acariciarlo-, pero da la sensación de que la irrita.