Partida Rol por web

Desde el mismo centro del club Afterlife, el turiano te acompaña hasta una pequeña sala lateral. Allí, un humano con un uniforme similar al de Grizz espera sentado ante una terminal.

- ¿Una asari, Grizz? - pregunta el humano interesado.

- Sí, Aria quiere algo especial... Subir un poco las apuestas, ya sabes a qué me refiero - contesta el guardia que te ha acompañado hasta allí.

Te mira con una sonrisa poco condescendiente, como quien observa a un cadáver andante.

- Firma ahí - dice señalando la terminal que el humano gira hacia ti.

Lees el contrato estándard para este tipo de luchas. Los combates son hasta la rendición de cualquiera de los participantes, pero la organización no se responsabiliza de las heridas o lesiones sufridas por los luchadores y se exime asímismo de cualquier muerte accidental que pueda suceder.

Has visto esto antes, y dicho de otra forma, una vez dentro del pozo, será la ley del más fuerte. Si a uno de los participantes se le ocurre rendirse, estará a merced del otro para que acabe con él o le deje ir según su humor en ese momento. Este tipo de luchas está, por supuesto, prohibido en todo el espacio del Consejo, pero estás en Omega.

La ventaja de todo esto es que tal vez puedas averiguar algo sobre Saren y los geth entre los luchadores del pozo.

Leo el contrato con expresión hierática. Si esperan que muestre miedo o preocupación, van a salir decepcionados. Firmo el contrato, y combatiré bajo el sobrenombre de "Ronin", ya que me siento identificada con él, y no me apetece llamar la atención de la Manada Sangrienta si no es necesario.

Cuando termino, pregunto:

-Eh, Grizz. Hace poco vino por Omega un Turiano llamado Saren en una nave gigantesca. ¿Sabes algo de eso?

Intento escrutar la expresión de Grizz y la del humano, por si dejan entrever algo que no quieran decir

El turiano espera que firmes y te acompaña hacia un ascensor.

- Saren, sí... Últimamente parece que Omega atrae a muchos Espectros. - Contesta. - Le acompañé ante Aria, un tipo peligroso, pero suficientemente inteligente como para saber tratarla - añade, con expresión condescendiente. Evidentemente, no opina lo mismo de ti.

El ascensor empieza a moverse y, al contrario de lo que podías esperar por el nombre de los Pozos, comienza a ascender. Llegáis a la zona superior de la estación, donde se une a un asteroide rocoso. Cuando salís, ves la entrada a las minas de elemento zero a las que Omega debe su importancia. El acceso a las minas está fuertemente protegido por soldados de Aria, pues la asari no sólo controla la noche y los bajos fondos de la estación, sino también su fuente de riqueza y, por el armamento que poseen sus hombres y las comando asari que puedes ver en la zona, parece que lo hace con puño férreo.

El turiano te acompaña hacia una galería minera, ya abandonada al haberse terminado la materia prima. Camináis por ella hasta que llegáis a una plataforma. Grizz señala hacia abajo y ves, en el fondo de un pozo, el terreno de lucha. La superficie de la mina se ha despejado bastante, aunque quedan un par de zonas de cobertura naturales (rocas y huecos en el suelo, principalmente). Además, hay varios bloques colocados estratégicamente para añadir zonas desde las que resguardarse. - El escenario varía según los combatientes, a discrección de la organización - explica el turiano.

Observas el combate en curso en unas pantallas dispuestas a tal efecto para que los espectadores (y apostadores) no pierdan detalle. Un vorcha se enfrenta a dos varren hambrientos. Armado con un subfusil y munición incendiaria, el vorcha abre fuego sobre uno de ellos. Sin embargo, tarda en abatirle un segundo más de lo que hubiera necesitado para ponerse a cubierto, porque el otro depredador llega hasta él. La siguiente ráfaga del vorcha se pierde en el aire, golpeando los escudos que protegen la zona, mientras el varren arranca la garganta del humanoide de un bocado. Mientras el animal se alimenta de los restos de su presa, los bloques que se habían dispuesto para este combate se esconden bajo tierra.

- Podrás llevar cualquier equipo ahí dentro, y utilizar lo que necesites para sobrevivir. Eso sí, una vez entres, no podrás salir hasta que terminen los desafíos - explica Grizz. Al parecer el torneo es una especie de "rey del castillo", aunque, visto lo visto, el perdedor no siempre sale con vida.

- Te reunirás ahora con otros competidores, hasta que llegue tu turno. - Te mira con una sonrisa. - Vas a hacernos ganar dinero con las apuestas - afirma. Ahora, si es apostando a favor o en contra, no sabrías decirlo.

Muy bien, Grizz. -digo con expresión resuelta- Vamos a conocer a mis alegres compañeros. -Espero que entre los luchadores haya alguien que me pueda decir algo, antes de que nos matemos.-

Una risa desagradable te llama la atención detrás de ti y te giras para encontrarte con un vorcha que te mira con gesto lascivo.

- ¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? No es frecuente ver una asari en los Pozos. - Mira por encima de tu hombro a Grizz mientras se marcha. - Parece que has cabreado a Aria... - dice no sin un cierto tono de admiración. Cualquiera que se meta con la asari más importante de Omega y acabe en los Pozos en vez de echo pedacitos en un callejón debe ser alguien importante o poderoso.

- No te preocupes, yo puedo ayudarte a salir de aquí con vida... Y ganar unos créditos, de paso. Normalmente entrarás en un combate con unos varren y luego la gente decidirá retarte, tratando de ganar pasta en las apuestas... Yo soy un corredor, así que puedo apostar por ti y tratar de sacar el máximo partido a tus créditos. - No dice nada, pero resulta obvio que, si pierdes, no los vas a necesitar para mucho.

Qué bien -pienso para mis adentros- Me viene a recibir lo mejor de cada casa. La verdad es que ahora mismo, estoy falta de amigos y, para variar, este feo al menos no me ha apuntado hasta ahora con un arma. En fin, aunque me fío de él menos que de una serpiente de cascabel, hay que tener amigos hasta en el infierno. Especialmente en el infierno.

Ah, ¿sí? -digo sonriendo de medio lado- Entonces puede que hagamos negocios juntos. Tú haz bien tu trabajo, y yo te haré ganar pasta. ¿Cómo te llamas, amigo? ¿Conoces a la gente de por aquí?       

Le ofrezco la mano para estrechársela. Para que luego digan que no estoy a favor de estrechar lazos inter-especies. Después me la tendré que lavar con lejía...

Mira sorprendido tu mano antes de estrecharla, aunque por su mirada te parece que lo más habitual en este tipo es morder todo lo que le ofrecen.

- Shisk - contesta. - Me llamo Shisk. Y sí, conozco a casi todo el mundo por aquí... Supongo que necesitarás algo de información sobre los peces gordos, ¿no? Los más problemáticos sin duda son los krogan... En particular ese tipo de allí - dice señalando a un inmenso krogan con armadura pesada. - Inamorda. Acaba de llegar de Noveria y parece que quiere recuperar por el camino fácil una inversión fallida en ese planeta.

De repente, tu nombre suena por magafonía.

- Bien, bien, te llaman para tu primer combate. Como te dije, te enfrentarás a un par de varren. Un consejo si quieres salir de aquí pronto, muestra todo el potencial que puedas para conseguir rivales importantes lo antes posible, pero guárdate algo para poder dar una sorpresa si lo necesitas.

Te acompaña a una pequeña puerta.

- En el primer combate no se adminten apuestas a los participantes, pero luego hablaremos sobre eso. ¡Suerte!

Inamorda, ¿eh? -pienso para mis adentros- Ese es mi tiquet de salida de este cagadero. Si le venzo, nadie más tendrá huevos de retarme. Tengo que llegar a él lo más rápido y entera posible.

Muy bien, Shisk. Nos vemos en un rato. Me ajusto el casco. El público ha venido a por un buen espectáculo. Vamos a proporcionárselo.

Observas a un escenario muy similar al que viste en la pantalla cuando Grizz te trajo a los Pozos. Un terreno bastante despejado, salvo por un par de hoquedades en las que cubrirse, para dar un mínimo de ventaja a los varren que saldrán en breves momentos.

Escuchas una voz por megafonía anunciando al Ronin justo antes de que se abra la puerta que te da paso a la arena. A través del visor del casco miras a la gente apostando tras el recinto de contención. Por lo que dicen por megafonía, las apuestas están completamente a tu favor, pues es de esperar que una asari sea capaz de vencer a un par de varren.

Shisk te hace una seña desde el otro lado, diciéndote que todo está bien. Si vas a hacer caso al vorcha, cuanto antes acabes con este trámite, más rápidamente recibirás un desafío que permita a Aria sacar el dinero que quiere y te puedas largar de aquí... Claro, que probablemente Shisk te lo haya dicho para apostar por una rápida victoria contra los varren, lo cual ahora ves que se cotiza bastante bien, especialmente teniendo en cuenta la capacidad de regeneración de esos bichos.

Unos segundos después de tu entrada, se abre una puerta al otro lado del escenario y dos varren salen corriendo hacia ti a toda velocidad.

Me concentro ante lo que tengo delante de mi. Repaso mentalmente mis nociones básicas de táctica. Son dos contra uno. Si calculo mal mis posibilidades, acabaré como el Vorcha que vi desde arriba.

Los varren son animales de manada. Si pierden la confianza, o si el líder flaquea, o cae, el resto no seguirá con tanto ímpetu. Tengo que parecer más mala y violenta que ellos.

Concentro mis poderes bióticos para parecer más amenazadora, y empiezo a brillar como una lámpara. De momento, son sólo fuegos artificiales. Me acuerdo de ese extraño espectáculo terrestre, en donde un humano espera a pie quieto a que un animal gigantesco cargue contra él . Esta arena tiene cierto parecido.

Asiento firmemente mis pies en el suelo, y espero con expresión serena hasta el último instante para hacer una descarga a quemarropa con la escopeta.

Esperas a que los varren se acerquen a ti, cosa que hacen a toda velocidad, cruzando el campo de batalla a galope tendido. Ignoran el resplandor azulado que te rodea, probablemente inconscientes de lo que implica, y saltan hacia ti dispuestos a acabar con lo que parece una presa fácil.

Aguantas tu posición hasta el último momento antes de abrir fuego con tu escopeta. El varren abre sus fauces, pretendiendo cerrarlas sobre tu cuello, cuando recibe de lleno el disparo en su boca abierta. El impacto del disparo a quemarropa es suficiente como para invertir el sentido del animal en el aire, que cae hacia atrás, con su craneo destrozado por la munición perforante de tu arma.

El otro varren, sin darse cuenta del destino de su compañero de manada, se tira igualmente sobre ti en busca de su presa.

La casquería riega mi traje, pero no me puedo permitir el lujo de perder la concentración.

Aprovechando el efecto de retroceso de la escopeta, me dejo caer de lado, girando hacia mi izquierda sobre mi eje. El movimiento hace que las fauces del segundo varren pasen a unos centímetros de mi pecho. Me incorporo rodando con el arma en ristre dispuesta a ir a por el segundo.

"No es nada personal, colega." Pienso para mis adentros mientras vuelvo a apretar el gatillo.

Ágilmente, saltas a un lado y abres fuego nuevamente sobre el otro varren. El carnívoro recibe el disparo en el torso y cae hacia un lado, demasiado malherido como para continuar luchando. Gimoteando, se aleja de ti.

Antes de que decidas si acabar con la vida de la criatura, la voz de megafonía vuelve a sonar, dando el combate por finalizado. Las puertas del pozo se abren y vuelves a la zona de los luchadores.

El vorcha te recibe con los brazos abiertos.

- ¡Sí! ¡Expléndido combate, Ronin! - dice contento. - Sabía que acabarías con esas criaturas en pocos segundos, pero has igualado el record de Inamorda... Salvo por el hecho de que él mató a los dos, - añade - pero eso son minucias.

Te acompaña a la zona de apuestas.

- Ahora ya podrás apostar por ti misma - explica. - En tu favor, probablemente. Los beneficios serán mayores si  apuestas también contra el tiempo, esperando vencer el combate en menos de un determinado tiempo.

Señala una terminal en la sala.

- Esta es la mesa de desafíos... Aunque no tiene mucho de mesa - ríe su propio chiste enseñando sus afilados colmillos. - Aquí puedes retar a cualquiera de los luchadores habituales, además de comprobar quién te ha desafiado a ti.

Estoy perdiendo el tiempo miserablemente. Mientras me la juego en los pozos, mi contratista estará en otra parte de la estación haciendo algo útil, para variar. Si es por este Vorcha, me quedaría combatiendo en los pozos hasta el fin de los tiempos, o hasta que me piquen el billete. Y sé demasiado bien que en los pozos la gloria es efímera. Tengo que salir de aquí...

Veamos quién está en el panel de apuestas, y cómo puedo llegar a la confrontación con ese tal Inamorda lo más rápido posible.

Buscas el nombre de Inamorda en el terminal de desafíos e inscribes tu nombre junto al suyo para retarle, pero sabes que eso no es suficiente. Después de todo Ronin es una recién llegada, así que si quiere que el campeón de los Pozos se tome en serio su reto tendrá que llevarlo a un terreno un poco más... personal.

Miras la ficha del krogan para quedarte con su cara lo suficiente como para poder distinguirle en la zona. Muchos dicen que todos los krogan son iguales, pero tú los conoces suficientemente bien como para que eso te resulte una afirmación bastante estúpida.

No tardas en localizar a Inamorda entre la multitud. Te acercas a él y ves que está hablando con un humano, rodeado de otros krogan. Cuando te ve, se gira hacia ti.

- Así que tú eres ese Ronin, ¿eh? - pregunta mirándote de arriba a abajo. - Muy osado por tu parte desafiarme, pequeña. - No sueles dejar que te llamen así, pero evidentemente el krogan lo está diciendo sin maldad, haciendo alusión exclusivamente a la diferencia de tamaño. - Pero, por muy bien que lo hayas hecho con los varren, no eres nadie y yo no tengo nada que ganar enfrentándome a ti.

Inamorda. Algo he oído de ti. Parece que pasas un momento bajo, y buscas recuperarte. Probando suerte en Omega, supongo que buscas un hueco en los clanes locales. Déjame que lo adivine... Eclipse son unos engreídos, y los soles no se arriesgarían a contar entre sus filas con alguien tan duro y feo como tú. -intento equilibrar el insulto y el elogio a partes iguales- Así que entre los grandes, buscas a la Manada. ¿Me equivoco? -me cruzo de brazos y asumo un tono solemne-

Si hay honor bajo ese duro pellejo de Krogan que tienes, si crees en la gloria y la palabra dada, ven un momento aparte, y la proposición que te ofrezco, no la rechazarás.

El krogan mira al humano con el que está hablando. - Espera un momento, Josh... - le dice antes de girarse hacia ti.

Se separa del grupo y se pone a tu lado, inclinando la cabeza hacia abajo para buscar tu mirada.

- A un krogan se le mide por el valor de sus enemigos, y tú eres tan solo un mosquito con aires de grandeza... - contesta. - No sé qué habrás escuchado por ahí de mi, pero te sugiero que revises tus fuentes. No me interesan las bandas de esta estación lo más mínimo. Sólo estoy aquí para recuperar una inversión y aplastarte en la arena no me reportaría ningún beneficio.