Partida Rol por web

- No conozco esta zona, pero lo intentaré.

Escudriño el área con la mirada.

Las palabras del Curtidor son claras y precisas, siendo de gran utilidad para nosotros. Agradezco sus palabras con una inclinación y me despido a la manera élfica antes de salir de la casa junto con Lunnaris y el sheriff. Una vez fuera, asiento a las palabras de Lunnaris pero me giro hacía el humano y le hablo:

 - "Bueno Sheriff. Este hombre nos ha ayudado y probablemente el Cordelero también lo haga. Es bueno que sepan que al ayudarnos se ayudan a si mismos y a sus gentes. La pregunta es: ¿Que tienes tú que decirnos?"

Pronuncio mis palabras intentando ser persuasivo, pero al parecer son más duras de lo que deseaba, por lo que miro a la gnoma, quien se ha destacado por su labia, para que use mis palabras como comienzo de esta nueva conversación.

Es cierto que habíamos recibido una petición de ayuda por parte del pueblo (al fin y al cabo nos necesitan), pero esceptuando a uno de sus ciudadanos el reto habían sido bien frios con nosotro, esto no hacía mas que hacerme sospechar.

- Estoy con el elfo aquí presente, vamos a ayudarles pero no veo que esto sea muy apreciado por usted o es que acaso.... prefiero mantenerme en silencio antes de que mis palabras sean malinterpretadas, aun así miro con suspicacia al sheriff.

Entre los tres conseguís encontrar el sendero oculto del que os ha hablado Gorrión. Pero, viendo el terreno, debéis dejar a los caballos allí, ya que parece imposible que puedan seguir ese camino.

Alzándose ante vosotros se encuentra la cresta de piedra gris conocida como el camino Alto. Su punto más bajo está cortado y cubierto con rocas sueltas y con árboles de hoja perenne, que pueden proporcionar suficiente apoyo para trepar fácilmente o enviar a escaladores distraídos hacia el fondo. Aún más, si el camino verdaderamente avanza en línea recta a través de las tierras de alrededor, ésta podría ser vuestra única esperanza de alcanzar las cavernas de la Lágrima caída antes que el legado y sus compañeros orcos

El sheriff os mira y, con un suspiro, empieza a hablar.

Yo soy miembro de la célula de la resistencia que opera desde las cavernas d ela Lágrima caída. Funciono como espía insurgente, y gracias a mis conocimientos sobre los ejércitos de la Sombra, consigo que este pueblo esté a salvo y mantengo mis secretos ocultos.

Me gustaría ir yo mismo a ocultar las cosas, pero mi pierna no me permite ir lo suficientemente rápido.

Pero os puedo facilitar información para que encontréis la cámara del contrabando. Una vez entréis en las cuevas, a mitad del camino, hay un estrecho túnel lateral se bifurca para dar a la cámara. 

La cámara está protegida por una trampa de dardos envenenados que se activan por un alambre situado en la entrada, a la altura del tobillo

Llegáis a la casa del cordelero Severi Daklan, que cuando el sheriff habla con él, se acerca y os da 50' de cuerda, un garfio de escalada oxidado y un arnés hecho de cuero viejo, pero bastante resistente.

Salís de la casa y el sheriff os lleva otra vez a la casa del alcalde para que toméis los caballos

Debéis partir cuanto antes, vuestros compañeros necesitaran de vuestra ayuda. ¿Queréis hacer algo más por aquí o partís?

Tras estudiar un momento la falda de la cresta comento a mis compañeros:

- Iré el primero, no se me da mal esto de trepar.

Me concentro en la pared y comienzo la ascensión, sin prisa pero sin pausa.

 Argos os sorprendió, nada más salir de la aldea os condujo un momento a una pequeña arboleda de donde sacó un material totalmente inusual... en manos de un humano. Una espada bastarda envainada en una funda de cuero y un viejo y gastado peto de cuero tachonado, testigo de una multitud de escaramuzas.

 En respuesta a vuestras miradas, el hombre solo contestó.

 - No es bueno dejarse ver con estos arreos por los pueblos, y menos por aldeas desconocidas. Yo formaba parte de una pequeña célula de resistencia en el norte, vine aquí al sur con la esperanza de encontrar otros focos de resistencia con los que establecer enlaces.

 Tras lo cual el hombre se preparó y continuó la marcha hasta dar con este escondido punto del camino que se separaba en otro, por el cual parecía que podrían atajar una parte del trayecto.

 - Escondamos las monturas.

 Y tras hacerlo, el Escipión propuso abrir la marcha, tras su ofrecimiento, el joven norteño se brindó para ayudarle.

¡No! ¡Está bien! Marchémonos por el atajo que nos han indicado, con suerte llegaremos antes que nuestros propios amigos. Solo espero que alguno de esos caballos que nos dejáis sea suficientemente pequeño para una mujer de mi estatura. 

Salgo de la casa del Cordelero completamente conforme por lo sucedido. Una vez el Sheriff habla y Lunnaris contesta, respondo sumándome a su opinión:

 - "Estoy de acuerdo con mi compañera. Ya hemos obtenido lo suficiente y es momento de entrar en acción. Si la fortuna nos es favorable, podríamos incluso llegar antes que nuestros compañeros, por lo que no debemos perder más tiempo. Mis agradecimientos para usted por su ayuda y sepa que el reino de los elfos está con ustedes en su resistencia. Que las voces clamando a gritos la libertad nos guíen en nuestro encuentro el día en que blandamos las armas de la victoria en contra del enemigo opresor."

Le hago una reverencia sutil y me despido de él con el gesto élfico para desearle buena fortuna. Finalmente me giro hacia mis compañeros y me encamino luego a donde están los caballos para partir de inmediato hacia aquellas cavernas.

Escuchando la despedida del elfo no puedo mas que pensar.- Pufff, que cantidad de palabras grandilocuentes.

- Por mi esta bien, no es mucho pero.....al menos sabemos como no tragarnos una trampa. Cuidese sheriff quizá nos volvamos a ver o......quizá no.

Sigo al elfo y a la gnoma hacia los caballos. Espero que no se me haya olvidado, como se monta en estos bichos.

Tomáis los caballos y avanzáis con velocidad por el camino que os han indicado.

El camino que sale del pueblo se dirige directamente hacia la tierras de las fatas. A media milla fuera del pueblo, os detenéis, tal y como os han indicado. Encontráis el camino oculto sin ningún tipo de problema, salvo que tenéis que dejar allí los caballos, ya que parece imposible que puedan seguir ese camino.

Alzándose ante vosotros se encuentra la cresta de piedra gris conocida como el camino Alto. Su punto más bajo está cortado y cubierto con rocas sueltas y con árboles de hoja perenne, que pueden proporcionar suficiente apoyo para trepar fácilmente o enviar a escaladores distraídos hacia el fondo. Aún más, si el camino verdaderamente avanza en línea recta a través de las tierras de alrededor, ésta podría ser vuestra única esperanza de alcanzar las cavernas de la Lágrima caída antes que el legado y sus compañeros orcos.

Y, escalando, os encontráis con vuestros compañeros

Escipión consigue escalar sin dificultad, pero algo le detiene. A lo lejos, acercándose a gran velocidad, escucha unos caballos. Desde allí, puede ver de quién se trata.

Vuestros compañeros han llegado. Descienden de los caballos y encuentran el camino oculto sin ningún problema. Parece que alguien les había informado de dónde se encontraba

El camino que recorro sobre el caballo brindado por el Alcalde es un mero trámite en comparación con lo que nos topamos al llegar al punto donde comienza el camino secreto utilizado por la Resistencia de Koln. Al mirar el gran muro de roca, entiendo el por qué de que no sean muchos quienes lo utilicen, ya que al mirarlo no pareciese útil ni viable. Debemos dejar los caballos para continuar a pie y pronto entiendo que no existe otra manera de continuar que no sea trepando por la roca.

Miro hacía arriba y froto mis manos antes de sostenerme de la piedra y comenzar a trepar el muro. Vigilo que ninguno de mis compañeros tenga muchos problemas, intentando ayudarlos en lo que puedo, pues es sabido que los elfos somos buenos trepando, por lo que soy rápido y diestro al momento de sostenerme y ascender.

Es así como continúo el camino, con firmeza y siempre dispuesto a ayudar a uno de mis acompañantes, especialmente a Lunnaris, que por ser pequeña quizás tenga más problemas.

Hago señas a mis compañeros desde arriba para que asciendan y llegado el caso bajo a ayudarles si no pueden. Cuando el resto del grupo desciende de los caballos me hago notar diciendo...

- Habéis tardado mucho en llegar, hace rato que os esperábamos.

Tanto correr, tanto correr para luego encontrarnos con un camino impracticable...malditos pueblerinos.

Veo como el elfo empieza a trepar con soltura y gracia....espero hacerlo igual porque de lo contrario seguro que me descamocho...Caliento los musculos antes de empezar la ascension y una vez que veo que el elfo esta arriva empiezo a hacerle señas para que lance la cuerda que nos dieron y una vez lo haga sigo la misma senda que él haya usado. Antes de dar el primer paso a la escalada me giro a mirar a la gnoma -Podras hacerlo sola o te echo una mano.

Empezáis a escalar, ayudados con la cuerda. A veces resbaláis, haciendo caer pequeños pedazos afilados de roca. Alguna herida sin importancia en las manos y conseguís llegar a la cima

Justo delante vuestro podéis ver que el sendero está cortado por una grieta en el risco, como si una titánica hacha hubiera partido la piedra en dos. No habéis visto ni escuchado evidencia alguna del legado y sus orcos, aunque por vuestros cálculos os encontráis a mitad de camino de vuestro destino.

Un simple poste está clavado en la tierra a ambos lados de la grieta, pero no hay cuerdas ni otros mecanismos atados que ayuden a cruzar. Esta zona se encuentra en el centro del risco, y no hay árboles en los bordes. 

Al alcanzar a mis compañeros, les saludo con una inclinación de mi cabeza antes de hablarles:

 - "Hemos obtenido información útil para encontrar lo que buscamos, además de para no caer en la trampa que protege nuestro objetivo. Me da mucho gusto volver a verles."

Luego de eso, veo la enorme grieta que interrumpe el camino. Veo su enorme profundidad, que hace la caída completamente letal. Tomo la cuerda que nos pasaron los del pueblo, junto con el garfio y me giro hacia el abismo, a unos metros de distancia. Luego inundo mi pecho y comienzo a cantar en voz baja una melodía para los espíritus, pidiendo su guía y su protección:

"Los espíritus cantan traviesos
sus voces guian mi sendero
les pido el favor con mis rezos
y siempre me dan lo que quiero.

Jamás he dudado de ellos
sus risas inflaman mi alma
y cuando se trata de defenderlos
nunca he bajado mi arma

Ahora se eleva mi canto
antes que el abismo enfrente brinque
sin miedo alguno a lo alto
pues pido su ayuda me brinden"

Apenas termino mi canto, abro mis ojos y corro hasta el borde, desde donde doy un salto con toda mi fuerza, sintiendo como los Espíritus me impulsan con una leve brisa que se eleva desde la profundidad, llevándome hasta el borde opuesto del abismo.

Una vez llegamos a la cima, pasados varios momentos en los que pensaba que nunca llegaría veo allí al resto de los compañeros con los que iniciamos esta aventura.

- Bien ayados. Al fin nos encontramos de nuevo.

En ese momento veo como el elfo, entona una melodía y cogiendo carrerílla cruza la grieta que se interpone en nuestro camino.

- Pues si que salta bien, este orejas picudas...miro hacia la gnomo....sin ofender. Vamos a ver que tal se me da a mi.

Me acerco a la grieta cálculo a ojo la distancia hacia el otro lado y tomo impulso para el salto.

- Por mi parte voy a esperar a que aten la cuerda, no quiero correr más riesgos de los necesarios.
Hago señas desde mi lado para que me lancen la cuerda, y una vez la tenga la aseguro al poste.