Partida Rol por web

Saco de pulgas atacó al más cercano y sus mordiscos dejaron gravemente herido al goblin.

Saco se había lanzado a darse un festín con las tripas del goblin cuando Kaddok avanzó con su cimitarra hacia el siguiente goblin. Su golpe partió por la mitad al goblin antes de que éste se diera cuenta de lo que le venía encima. - No vais a poder volver a trocear nada en vuestra vida - murmuró Kaddok mientras miraba a los goblins restantes con una mirada asesina.

Camlo entró rápidamente en la sala y se colocó tras Saco de Pulgas. Se sorprendió divagando sobre lo bien entrenado que estaba ese perro.

Volvió a la realidad y decidió intentar dormir también a los dos goblins del fondo de la sala. No les iba a gustar si aquellos deleznables seres escapaban y avisaban a otros congéneres.

De nuevo invocó la letanía arcana con gesto y voz serias.

La saeta de Lapidus atravesó la pierna del goblin más cercano mientras que Camlo saltaba sobre la mesa y, aprovechando la posición elevada, lanzó un conjuro a los del fondo, al límite del alcance. Los dos pequeños trasgos cabecearon y también cayeron al suelo.

Galstak refunfuñó. ¿Pues no estaban ya prácticamente todos los pieles verdes en el suelo? ¡Si ni le había dado tiempo a dar un par de pasos en la habitación!

Ah, pero uno de aquellos monstruitos todavía estaba de pie... y ¡estaba cerca!

- ¡Mío! - rugió mientras se lanzaba de cabeza contra el bicho, cargando como un salvaje. La sabandija no se movió, mirando como un conejillo deslumbrado cómo se le acercaba a toda velocidad aquel barbudo con el hacha gigantesca...

Una vez se cercioro de que sus compañeros habian acabado con el ultimo de los goblins, Zarnovich hizo lo mejor que sabia hacer.

Callarse.

Y luego registrar cadaveres.

Esas cosas desagradables de rematar a criaturas indefensas se las dejo a los que tenian menos estomago.

-¡ ya no hacen goblins como los de antes !-gritó Camlo con una sonrisa.

Entró en la sala y desenfundó una daga del cinto para acabar con las despreciables criaturas que estaban dormidas.

De paso aprovechó para echar un vistazo a aquel lugar...

Lapidus puso otra saeta en la ballesta, se la echo al hombro y comenzo a ayudar a Grygory en la solemne tradicion del saqueo.

Un salivazo al suelo precedió las palabras del enano. Siempre hay mas de estos, andaros con cuidado. Sucios trasgos. Otro gargajo sirvió como punto final de la frase.

- Malditos bichos- tras lo que Kaddok lanzó un escupitajo al cuerpo del goblin partido por la mitad. Saco estaba royendo el goblin que había derrotado moviendo su cola mientras emitía algún gruñido. - Investiguemos a ver que podemos encontrar en esta sala -  dijo, tras lo que se puso a investigar la habitación al igual que hacía Camlo.

- Jrumm... - murmuró el gigantón mientras limpiaba la sangre del trasgo en sus ropas - recordad que tenemos que encontrar a Ameiko. Démonos prisa.

Y justo cuando decía aquello, le entró una duda terrible y se acercó a la figura cristalizada que estaba sentada en el centro de la habitación. ¿Sería Ameiko?

Forja

Con los goblins fuera de combate los aventureros se adentraron en la sofocante y ruidosa forja de cristal.

Camlo comienza a ejecutar goblins dormidos. Mientras Grygory y Lapidus se dedicaban a registrar los cadáveres. No parecía que tuvieran nada más que sus roídas armaduras y sus rudimentarios cuchillos de fabricación casera, también llamados "sajaperros".

Kaddok curioseaba por las mesas, revolviendo herramientas y fragmentos de cristal buscando algo de interés. Y Galstak se acercó a examinar el cuerpo cristalizado sentado en la silla, en el centro de la estancia. Cuando se agachó para comprobar si se trataba de Ameiko sintió un profundo dolor en la espalda y vió cómo la punta de una flecha le asomaba por el pecho, a la altura del hombro izquierdo. Su armadura de pieles empezó a teñirse de rojo.

Forja

¡ Por Desna !-grita el hechicero al oir el latigazo de la flecha.

Se acerca rápido a auxiliar al bárbaro mientras intenta descubrir el origen de la flecha. Suponiendo que el shoanti ha activado alguna trampa, intenta tener cuidado con lo que pisa.

-Tómate ésto -dice mientras le tiende la pócima curativa que llevaba -aliviará tu dolor

Camlo, arrodillado junto al shoanti, mira las paredes de la sala buscando el origen de la peligrosa trampa.

Kaddok se giró al oir el impacto de la flecha. Vio a Galstak con una flecha clavada, levantó su escudo para protegerse y comenzó a decir unas palabras para lanzar un hechizo.

Galstak miraba alternativamente la poción en su mano y la punta de la flecha

- Camlo... ¿te importa sacarme la flecha? Es que no llego y no quisiera soltar esto - le enseñó su hacha, que aún empuñaba con la otra mano.

Ah..es verdad...perdón-dice el hechicero con una sonrisa de verguenza en su cara.

Acto seguido , rompe la punta del proyectil y le saca la flecha con un fuerte tirón ( que no será nada para un curtido bárbaro), mientras pone un gesto de dolor , como si se la estuviese quitando a sí mismo.

- Gracias, camarada... muuucho mejor - sonrió el gigantón barbudo. Agarró con los dientes el corcho de la poción y sonó primero un "plop" al abrir la botella y luego un "Pfut" cuando escupió el tapón al otro lado de la habitación.

- Por vosotros - brindó antes de apurar de un solo trago el frasquito. Casi inmediatamente se cerró la herida, dejando un mero dolor sordo.

-Jrumm... - ronroneó satisfecho - Bien, de donde viene una flecha vienen más... - Arrugó el entrecejo mirando por los rincones oscuros de la habitación en la dirección aproximada de donde pensaba que vino la flecha.