Partida Rol por web

Lapidus vio que sus compañeros le cubrían así que guardó la ballesta y se aseguró que la espada estaba lista para ser desenfundada.

Mejor que vaya delante alguien que no haga mucho ruido, conozca a esos bichos y huela como ellos.

La sonrisa del enano dejo ver su maltrecha dentadura, y con estas se adelantó un poco al grupo, lo justo para girar las esquinas antes que nadie y poder tratar de detectar las amenazas antes que ellas al grupo.

- Jrummmm... - maldijo por lo bajo el shoanti mientras entraba tras el enano, el hacha preparada.

Kaddok bajó tras el gigante Galstak tras colocarse es escudo en el brazo y preparar su cimitarra, mientras Saco le acompañaba silencioso y con las orejas bajas.

Subterráneos

La fundición resultaba mucho más inquietante con este silencio y esta calma, como una ominosa sombra que se cernía sobre los aventureros. Nerviosos, esperando a que algo saltara sobre ellos en cualqueir momento, se dirigieron a las escaleras que conducían a los subterráneos. Camlo y Kaddok lanzaron unos pequeños conjuros de luz ante el asombro de Janus y Drom, poco acostumbrados a relacionarse con brujos y hechiceros.

Abajo la situación no era distinta: una calma que ponía los pelos de punta.

Camlo se detiene.Gesticula y murmulla levemente invocando su magia para "guiar" mejor su camino.

-Vamos abajo-les dice a Drom y a Janus quienes le miraban sorprendidos y expectantes.

En esto hay que ser metódico. Seguidme.

El enano se adentró en la oscuridad justo al borde del área de los conjuros de luz, abriendo camino.

Camlo sigue al enano con cautela y vigilante.

De vez en cuando echa una mirada a los dos mercenarios que les acompañan.

De esta pequeña habitación sale un túnel que sin duda alguna debe tratarse de uno de los túneles de los contrabandistas de los que tanto habéis oído hablar.

Se trata de un largo pasadizo que atraviesa los cimientos de Sandpoint. Lapidus cree que fue construido hace décadas, que es estable y que no tiene riesgo de derrumbamiento. Lapidus avanza en primer lugar, seguido de Janus y Drom. Después Camlo, que no quita ojo de encima a los milicianos y, por detrás de él: Galstak, Grygory y Kaddok, con su perro.

El túnel avanza en dirección noroeste algo más de 50 metros hasta terminar en una pared de roca. Lapidus la observa durante unos instantes antes de concluir que se trata de una puerta secreta.

-Entremos-susurra el hechicero mientras sujeta con fuerza su ballesta.

Supongo que la puerta será para ocultarla por el otro lado, por que no hay que ser muy listo para ocultar una puerta en un pasillo interminable.

Dejadme que me asegure que no tiene ninguna sorpresa.

Dicho esto el enano se puso a palpar la puerta lentamente, buscando algún tipo de mecanismo

Grygory no era demasiado brillante dandose cuenta de las cosas, en cualquier momento se distraia con una nimiedad. Por eso no sorprendio a nadie cuando dijo "Os vais a quedar mirando todo el rato o alguien le va a echar una mano" mientras señalaba el trabajo de Lapidus.

Lapidus no encontró trampa alguna en lo que ya era una entrada lo suficientemente segura. Si no fuera por su sangre enana jamás hubieran imaginado que su camino podía continuar más allá de este callejón sin salida. Retiró una piedra que había frente a él para dejar al descubierto un hueco, al fondo del cual había una palanca que dejaba empujar el muro. Con algo de ayuda y bastante dificultad consiguió abrirla lo suficiente como para poder pasar.

Al atravesarla les dio de lleno el aire del mar. Escucharon el oleaje y el graznido de las gaviotas. Se encontraban en una cueva con una abertura hacia la Bahía de Varisia, al oeste de Sandpoint. Asomándose un poco pudieron ver la pared de un acantilado que acababa en el mar. Estaba claro que era la cueva de los contrabandistas. Debían venir en botes hasta el acantilado y luego trepar hasta la cueva.

La cueva era bastante espaciosa. Había restos de haber sido ocupada recientemenente por pequeñas criaturas, probablemente goblins. Además de la puerta por la que habían entrado y la salida hacia el mar, había un túnel que salía de la caverna hacia el sur hasta un derrumbamiento que bloqueaba el paso y otro que salía hacia el este, en dirección a las entrañas de Sandpoint.

-Enhorabuena amigo Lapidus.-El varisio palmeó la espalda de su compañero.

-Es un tipo peculiar y sucio, pero siempre viene bien tener a un enano en el grupo-pensó-Además, estos enanos suelen correr menos que los humanos, por lo que es un seguro de vida en caso de persecución....

Estaba haciendo un chiste para sí, obviamente. El enano había demostrado ser un compañero imprescindible en el peculiar grupo y no le cambiaría por ningún elfo petulante o un gnomo o halfling charlatán.

-Parece que solo hay un camino a seguir-añadió mirando al resto y señalando al túnel del este.

Enfocó la vista sobre la abertura en la piedra, concentrándo su vista en el túnel  atento a cualquier emanación mágica inusual.

El bardo se mostraba orgulloso de su compañero, pese a sus aficiones con los difuntos, que diablos, cosas mas raras se habian visto... bueno, en realidad no... pero todo el mundo tenia sus cosillas...

- Sigamos en el mismo orden - mientras hablaba apuntaba con la ballesta al frente iluminando el camino....

El enano se acercó al túnel derrumbado, contento de las alabanzas que le hacían sus compañeros.

Una vez junto a los escombros, estudió el derrumbe.

El derrumbe era infranqueable sin un equipo de mineros trabajando durante quién sabe cuántos días. El túnel se había desplomado por completo. Si el túnel continuaba en esa misma dirección sur más allá de aquellas toneladas de rocas y tierra es de suponer que acabaría en el río Turandarok.

-Pues....-dijo tras esperar a que Lapidus se reintegrase al grupo y señalando al este-habrá que ir por ese túnel.

El hechicero comenzó a andar hacia allí con dando zancadas involuntariamente cómicas.