Partida Rol por web

Es un día muy tristosón, porque el papá y la mamá de Esmeralda María Escarlata y Julia Bernarda de los Santos Benditos habían muerto. Ahora debían estar con el Papi Supremo, el Junior y la Palomita BuenaOnda.

Estáis todos en un tanatorio, llorando su pérdida. Allí están los cuerpos, tras un cristal, con los ataúdes abiertos, tal y como sus padres han pedido.

Estaba en ese maldito lugar por compromiso cuando preferiría estar con alguna buena jovensita de fiesta por ahí, pero no, tenía que estar en el funeral de los señores, aunque estaba más por ella que por él.

Aun así no todo era aburrido, mientras esperaba a que la ceremonia terminara, y eso que ni si quiera había empezado, miraba a las hijas, ese par de buenas mozas que tan bien habían crecido a lo lardo de los años. Con mucho cuidado se acercó a Esmeralda María Escarlata- Mis condolensias, señorita, lamento muchísimo la pérdida de los amos -inclinó la cabeza ligeramente de forma respetuosa.

-¡Ay por quéeee se los ha tenido que llevar el buen Dioooos!- sollozaba inconsolable la pobre pobre POBRE Esmeralda María Escarlata, secándose las lágrimas con un pañuelo cuyo borde estaba rodeado por suave encaje y en el que quedaban las discretas manchas de rímel que la coqueta joven se apuraba en limpiar antes de marcharle la maravillosa piel tostada por el sol de Guachupilandia.

-Estoy taan desolaada, querido Rigoberto Julián, qué bueno que vino a despedirse, ellos le querían mucho- le tomó las manos con las suyas asintiendo con un enorme y adorable puchero de niña mimada que acaba de perder a sus padres. Después soltó sus manos para volverse dramáticamente haciendo que el cabello oscuro se abriera en abanico en el aire a cámara lenta (como en los anuncios de productos para el cabello), volviéndose hacia los féretros abiertos tras el cristal- No es justo no... mi papá y mi mamá no se meresían una muerte tan terrible- míralos, ahí tan feamente maquillados... es terrible.-no se preocupe por su futuro, querido Rigoberto Julián, nadie podría ocuparse mejor que usté de nuestros jardines

Incapaz de soportar el dolor del corazón y de los ojos, volvió a girarse saliendo presurosa del habitáculo reservado a la familia, sollozante y levantando un poco de eco con sus preciosos zapatos y haciendo que la falda negra ondeara tras ella. Si al menos pudiera reconfortarse con un abrasito...

-¿Por qué, Papasito, porrrr qué?¿Porr qué este crruento Dioss se ha sebado comingo y me ha arrebatado a mi querubín?

 Despues de varias horas, hago acto de presensia en aquel velatorio, ante los ataúdes de mi hijito lindo y mi nuera. Por supuesto que no he llegado de las primeras, eso me hubiera restado el protagonismo que, como madre del difunto, me corresponde. Voy ataviada por completo de negro, velito y sombrerito de viuda incluido y la única nota de color, aparte de mis imponentes joyas, es mi pañuelito blanco de hilo, que ahorita mismo estoy usando para retirar esas lagrimillas que caen, de ves en cuando.

-¡Ay, Padresito mío! ¡Llévame a mi tambien! No podrré soporrtar más este dolor acá en mi corasón. -acabo por detenerme delante de los ataúdes y, ante la visión de mi querubinsito de mi corasón ahí, más tieso que la mojama, me dejo arrastral por un llanto desconsolado.

Y, de repente, cuando paresía que ya no cabe más dramatismo en mi persona, llevo mi mano a la frente, cuando de repente, noto que mi vista se nubla y que me fallan las piernas.Y, ante el vahído que sufro, con toda mi consiguiente teatralidad, la banda sonora de llantos de aquel velatorio se ve interrumpido por un ¡Ohhh! de asombro ante el desmayo de la pobre madre, que da una dosis extra de dramatismo a aquel cuadro.

Nada, absolutamente nada, puede competir con el dolor de una madre.

Cuando salías de manera repentina de la habitación, chocaste contra un señor vestido de negro.

Al alzar la vista, reconociste al hombre: Era el Padre Ricardín. El sacerdote que en la infancia casi fue tu amigo, habíais crecido juntos, incluso era el hombre con el que compartiste tu primer beso... El primer amor.

Oh, mi querida Esmeralda María Escarlata. ¡Hasta en un día tan triste como hoy brillas! ¿Ha pasado algo ahí dentro para que salgas de esa manera tan precipitada? Tus padres te observan desde el cielo, querida. ¿Necesitas confesarte?

¡Oh, por el amor de Dios! empezó a gritar la gente mientras se arremolinaba alrededor del cuerpo desmayado de la señora Prudencia Satanasa.

¡Qué alguien le traiga un poco de agua!

¡Apártense! ¡Necesita respirar!

¡Qué alguien vaya a por el Padre Ricardín, a lo mejor necesita la extremaunción!

-Mi corasón partió con ellos, paaadre- dije con grandes aspavientos aferrándome a aquél que tanto había significado para mí, mi propio pájaro espino.
-No podré ser felis nunca más, mi mamá y mi papá no volverán y toda su plata y los objeeetos.... esto es muy duro sí, nesesitaré confesión ante el santo padre- accedí. Él me aconsejaría mejor que nadie.

JB apareció allí con unas ojeras espantosas y casi sin maquillarse, era su forma de mostrar lo terriblemente afligida que estaba.

¡Oh Dios mío! Yayita querida tú también no- dijo JB acercándose a socorrer a su abuela. Se puso a abanicarla y a rezar a Dios (ya sabéis todos cómo) para que no se llevara también a su abuelita querida.- ¿Por qué eres tan cruel? ¿No has tenido bastante?- dijo mirando al techo, como si estuviera sola en el velatorio.

Luego se levantó y se fue hacia los cuerpos de sus papasitos queridos.- Mirad lo que habéis hecho, todo ha sido por vuestra culpa- dijo con una acusación desgarradora procedente de lo más hondo de su corazón.

(Ahora primer plano del cadáver 1, y de JB, luego de cadáver 2 y de JB de nuevo.)

Hermanita querida, ¿dónde estás?- dijo secándose las lágrimas y buscando a su hermana, la única capaz de darla un abrazo, ya que su abuela no estaba en condiciones de animarla.

Su hermano estaba muerto. De eso iba todo aquello, y la familia estaba reunida de nuevo para velar la muerte de sus seres queridos. Al ver como su sobrina Esmeralda lloraba la pérdida de sus padres, Oscar se acercó a ella con un pañuelo de su bolsillo.

-Sobrina, no me llores, por favol, para lo que nesesites  puedes contar conmigo. Si hay algo que pueda haser nomás tienes que pedírmelo.

Le dejó el pañuelo para que se consolara a gusto... quedarse huérfano, de golpe, suponía un palo.

El Padre Ricardín te respondió con un fuerte abrazote y pudiste notar sus fuertes pectorales. Pero, cuando disfrutabas de su caluroso abracito, te separó de golpe.

Mi guapa y dulce Esmeraldita.. dijo acariciándote la mejila con sus dedos. Pudiste notar cómo sus pulsaciones parecían haber aumentado.

Tus papis queridos siempre van a estar contigo, y todas sus cosas serán heredadas por ti y tu hermanita. ¿Quieres acompañarme a la capilla y me cuentas tus penas?

Con una resaca de caballo, unas increíbles ojeras, olor a porro y alcohol, aparece Jhonny con la misma ropa que llevaba ayer por la noche cuando salió de fiesta, a quemar la discoteca en honor a sus titos que tanto le habían enseñado en la vida. Que no se combinan licores blancos y licores marrones, como el decía.

Con unos enormes cascos de música al cuello, y con la camisa abierta y sin corbata, entra en el funeral, viendo como estaba aquella guisa. A él le parecía que el funeral se lo había dado en la noche anterior, entre gachís, cubatas, porros y "droja". Cuando ve de que va la cosa, con los lagrimones y las penas, apaga la música a toda pastilla del móvil, y se frota los ojos para humedecerlos.

Joder... nen... que marronaso tenemos aquí, como pudo pasar... yo no quiero verlos que luego solo me acuerdo de ellos muertos... joder... que mal rollo tronco...

Se acerca a Julia, a ver como esta, y cuando la ve con esa pinta, sin maquillar ni arreglar, parece realmente jodido. ¿Como pudo pasar primita? ¿como hemos llegado a esta situasión? Parecía otra cosa... pero a él lo que le afectaba, era ver a su prima así de jodida y desmejorada.

-Pero padresito Ricardín, he de volver con mi famiiiilia, nesesitamos estar ahora más juntos mientras pasamos estos momentos de taaan profundo dolor-tomó las manos de él estrechándolas un poco, como bien haría una superbuena amiga de la infansia, después de todo, él había escogido su camino y yo sin mis papás tenía que encontrar el mío. Solté sus manos y me limpié elegantemente las lágrimas que habían rodado por mis mejillas, ahuequé mi cabello y recuperé la compostura.

Yo era Esmeralda María Escarlata de los Santos Benditos Esteban y por mi mamá y mi papá que sería felis y conseguiría mi sueño de escribir cuentos sobre el puercoespín Serafín.

-Muchas grasias, padresito mío, por el apoyo, no sé que haría sin usté- dije llevándome las manos al corasón en un gesto afectado y sonreí apagada- sois muuuy querido para mí.

Y sin más ni más me dí la vuelta en busca de mis familiares y seres queridos que taaan mal rato estaban pasando, debíamos estar unidos, y si mi primo o el jardinero que está rebueeeeno me consuelan me harán un poquito más llevadera mi soledás.

Gracias tiíto querido, eres el único que puede consolarme ahora- y dicho esto se sonó bien fuerte con el pañuelo y luego se lanzó a sus brazos, afligida, y le dio un abrazo muy apretado, aprovechando para notar sus pectorales.

Desde los brazos de su tío, Jb contestó a su primo.- Ay primito querido, no lo sé no sé que pasó, estaba en una fiesta bien chingada cuando me enteré y vine para acá.

De pronto la banda sonora de la telenovela comenzó a sonar. El reincreíble PacoJoJa estaba apunto de entrar en el funeral y no había nadie más reimportante que él. Todas las cámaras se proyectaron en él, dejaron atrás la caída de la exagerada pendensiera Satanasa y aún más atrás los exhuberantes pechos de las hijitas de los papás fallesidos.

El sobrino de los difuntos se gastaba una camiseta blanca ajustada que marcaba cada fibra de su duro cuerpo. Su pelo rubio platino, que a pesar de ser latino, brillaba con las luces de la sala, y su brillante sonrisa deslumbró a todos los presentes. Su vaquerito apretado y bien ajustado marcaba lo que venía a ser toda la humbría de aquel maromo se gastaba.

De haber mujersitas-televidentes en aquella telenovela habrían gritado al verle. Y si no estuvieran en un funeral la gente también se habría echado a sus brazos como estaba acostumbrado a que le susediera. Pero claro, en los funerales aquello no era común, y bastante tenía con tener todas las cámaras apuntando a todo su cuerpo, y lo que no era su cuerpo.

El sobrinito salió corriendo en cuanto entró en escena. Allí vio a su primita Esmeralda María Escarlata de los Santos Benditos sollosando por la tan abrupta pérdida de su papá y su mamá. PacoJoJa no lo podía permitir, no podía verla llorar, ni tampoco sufrir. Y se dirigió a gran velocidad hasia ella.

Pero en aquel momento, el increíble primito no vio a la ansiana vegestoria que había en el piso tirada. Y sin querer tropesó con ella, arreándola una fuerte patada en la sesera y cayendo él también contra una bandeja de aperitivos que algún mesero había servido para el funeral.

Estaba claro que nadie había tomado nada, porque los aperitivitos saltaron por los aires, manchando a cada uno de los presentes. Salsa bayonesa, chimichurri, barbacoa y katsup impregnaron parte del piso y la ropa de todos y cada uno de los presentes. El chavo acabó más manchado que ninguno de ellos. No había visto a la petarda esa que había caído al piso y la había liado parda en el funeral, pues había botado todos los rebuenos aperitivitos.

Una fastidiada escena para el reincreíble PacoJoJa.

En aquel momento, la banda sonora que le había acompañado y que había ido "in crescendo" finalizó de golpe para que todo el mundo contemplase, y ya de paso rolease un poco más, la situasión en la que les había metido el primito más lindo de toda aquella telenovela.
 

Esmeralda María Escarlata entró tras su primo Francisco Jonathan Javier y vio toda la escena. Cómo las luces le enfocaban a él, cómo todos le miraban, cómo pateaba a Prudencia Satanasa y cómo se manchaba con todos los aperitivos.

Tras ella, apareció el Padre Ricardín, al que todos conocían y adoraban, pues ¿cómo no se iba a querer a un hijo de Dios?

El Padre se acercó corriendo a la desmayada Prudencia Satanasa y comprobó su estado mientras se santiguaba.

¡Oh por el amor de la palomita santa! ¡Despierte, Satanasa, despierte! gritaba mientras golpeaba la cara de esa mujer mayor.

JB cayó a un lado cuando su primito se tropezó con su abuela Satanasa, y recibió un canapé de salchipapa en toda la cara y su perfecta blusa quedó manchada con gotitas de katsup.

¿Fran Doble Jay se puede saber qué haces? Volteaste todos los aperitivos y ahora están esparcidos por el piso. ¿Qué te pasa way?- dijo frustrada. Se levantó y fue hacia la mesa para coger una servilleta y limpiarse.

Luego vio cómo el cura zarandeaba a su abuelita querida y observó la escena.  Para ser un entierro el cura parecía más feliz de lo habitual y al acercarse a él percibió el perfume de su hermana. ¿Dónde está mi hermanita querida? preguntó al cura, consciente de que el cura y ella habían tenido más que una conversación en la casa del señor

La cámara enfoca un momento a Rigoberto Julián cuando F.J.J se tropieza con la anciana y no puede evitar poner cara de dolor ante el golpe que va a recibir el del pelo oxigenado. Estaban pasando demasiadas cosas, pero el jardinero aprovechó para observar a las dos hijas... si ellas se dejaran...

Optó por acercarse hacia la anciana, no fuera que por no ayudar le despidieran, pero vio como se acercaba el cura para ayudarla y optó por no hacerlo. La gente tendía ha acercarse a mirar de cerca y a él las multitudes le agobiaban lo que no estaba escrito.

Se acercó al fiestero de Jhonny Walker, que parecía ser de los pocos que se sentía tan fuera de lugar como él- Ey, men, parese que te enteraste tarde o que les diste una despedida digna, ¿verdad? -le dio una palmada en el hombro e intentó buscar algún aperitivo o algo de beber.

Desde primera hora, Kristopher se encontraba a las puertas del tanatorio metido en uno de sus cochazos de importación. Éste negro y con la capota echada albergaba al hombre que con las gafas de sol tápandole casi toda la cara resultaba invisible tras los cristales tintados. Pero no fue hasta ese momento que la cámara enfocó el coche, dejando a los espectadores en suspense por no saber quién lo conduce.

Cuando los invitados empezaron a aparecer, un nuevo plano del coche algo más cerca, pero aún no se ve bien quien lo ocupa. Pero diré que ahí está Kristopher, con un revolver sobre el salpicadero, esperando... ¿Esperando a qué?

El último en entrar había sido su nieto y no parecía demasiado entristecido por la muerte de su madre.

La cámara esta vez se situó desde el asiento del copiloto sin que se viera de quién eran aquellas manos encallecidas que metía cada una de las seis balas en un revolver, en un ambiente saturado de humo. La puerta del coche se abre y se aprecia primero unas botas de cowboy que aplasta lo que queda de un puro recién lanzado al suelo.

Tras todo el alboroto, la cámara vuelve al exterior, donde un hombre con gorro blanco y un revolver empuñado se va acercando a las puertas del tanatorio. Pagará por lo que ha hecho, Satanasa, murmura entre dientes.

Aún nadie sabe que él está ahí fuera. Nadie sabe aún qué plan tiene Kristopher Armando Yarran, pero está claro que los espectadores pueden discurrir que aquel funeral bien puede entrar en el dicho "donde hay dos muertos, bien puede morir un tercero".

Finalmente, Prudencia Satanasa abrió los ojos, encontrandose con aquella imagen del feo del señor párroco delante de sus ojos, y con aquellas insistentes bofetadas que no parecieron cesar ni cuando abrió los ojos.

-¡Padresito bendito del sielo! ¿Que ha susedido? ¿Ya me has llevado contigo y con mi angelito? Ay, padre, cuánto ha de sufril una madre...

La mujer intentó incorporarse con una buena dosis de tragedia, aprovechando que ahora mismo era el centro de atención. Lo que no tenía claro es por qué había canapés esturreados por el suelo y por qué le dolía tanto la cabeza. Debía haber sido cosa del mareo. ¿Y que hacía PacoJoJa allá, en el piso, cubierto de...? ¿Katsup? ¡Pero que cochinada, por el amor de la santa palomita!

Vengansa. Lo que estaba pidiéndole el cuerpo a gritos a Prudencia Satanasa era vengansa. Bueno, y un buen copazo, dicho sea de paso, aunque lo segundo no tendría que esperar tanto como lo primero. Prudencia sabía cosas que los demás no. Sabía a quien culpar de todo aquello y, en cuanto salieran de allá, iría a vengarse del desalmado que le había hecho aquello a su angelito.

Dejando atrás a mi querido Padre Ricardín, sin haber caído en la tentasión del pájaro espino, encontré unas espaldas fabulosas a las que seguir.
¡Oh, mi querido Fransisco! Qué pelazo, qué espaldas, qué culo... y yo aquí, desangelada sin mis papás, con mi... un momento.
¿Esa es la abuela Satanasa? ¡No Fransisco! ¡Aah!
Cerré mis maravillosos y expresivos ojos en un intento para no ver la tragedia que susedía.
Como castigo por mi inacción, el buen Dios me castigó hasiendo que una ráfaga pertenesiente a un bol con salsa de yogurt crusara el aire hasta acabar salpicando mi presioso rostro con sus gotitas blancas.

¡¡NADA PODÍA IR PEOR!!

Claro que sí, el Padre Ricardín siempre tan servisial apareció tras de mí y corrió hasia mi querida e inconssiente abuela para sarandearla y golpearla fuertemente la cara.

-Qué desastre....¡July!-apresuré mis pasos hasia mi ahora manchada además de entristesida hermana- ¿Estás bien mija? míra como quedó tu presiosa blusa...Fransisco, querido primo, ¿estás bien? Qué traspiés más desafortunado...-tomé las delicadas manos de mi querida hermana mientras la cámara me hasía un supermegahiperultra suum para ver la intensidad de los sentimientos que se ocultaban en mis apresiados ojitos... aunque deslusió un poco que esas molestas gotitas de salsa de yogurt estuvieran ahí. JW estaba con un aspesto ssuper deslusido junto a mi hermanita con verdadera preocupasión aunque ahí estaba ese jardinero chulaso queriendo darle conversasión... quisá así el abuelo no se molestaría tanto por el aspesto.

-Esto es una tragedia-musité con voz afectada mirando al vasío en un soliloquio con música de violines que aparesieron tras una cortina para poder disponer de esa banda sonora- mi papá y mi mamá muertos, mi abuelita se derrama por los suelos, mis primos también están desolados... ¡ay tío!,¡Ay abuelito! ¡Qué buena falta nos hará una mano amiga que nos ayude! Ahora mi corasón se ha roto y siento como una parte de mí se va romp...-pestañeé y miré a mi alrededor, suerte que los soliloquios no los escuchan más que los televidentes. Y como esto era la vida real solo podían vernos los muertos...
¡Hola mami y papi!