Partida Rol por web

Tras el empujón Zak levanta el puño como un relámpago pero se detiene al oir las palabras de Lunaire. La orden del Mahak es inamovible, así que el joven semiescualo aprieta los dientes y baja el brazo mirando con gran cabreo a Isen, más aún cuando se disculpa de una manera que el chico considera claramente burlesca. Claro que no le ha hecho daño. Es gracioso porque hasta hace un momento el cabreo iba dirigido hacia Kross, pero este otro chaval le ha tocado directamente, eso es clara invitación a una pelea. Tiene suerte de que la Directora lo haya prohibido.

 Sin embargo eso no amaina el cabreo de Zak, que con los dos puños apretados genera un aura tensa casi palpable a su alrededor. De hecho su cabello se levanta poco a poco, sus ojos destellan y a los pocos segundos pequeñas chispas blancas brotan efímeramente de puntos al azar de su piel, danzando sobre su cuerpo brevemente antes de desaparecer. Cuando parece que el chaval se va a tirar sobre Isen de esta tesitura, levanta el pie un par de centímetros y lo estampa contra el suelo, resquebrajandolo en torno a la zona impactada y haciendo temblar a la gente a su alrededor. Sin dejar de mirar a Isen en ningún momento levanta el índice apuntándole y dice:

- Cuidado. No me gustan burlas. Zak espera pelea otro dia - y resoplando de mala hostia se aleja del grupo, asegurandose de darle un leve golpe con el hombro al pasar a su lado. Tras esto se sienta en algún banco más lejos y queda mirando al profesor Demian, estudiandole.

Mientras Faceless lanza a Velvet por los aires, esta se incorpora y cae de cuclillas al suelo para después levantarse rápidamente. Al cabo de un instante ya tiene la forma blanca de nuevo a su lado. Velvet ni se plantea mirar atrás, simplemente empieza a correr alcantarillas arriba mientras oye la enfurecida voz de Kuroyami des de atrás.

- ¿Grandioso padre? ¡Tú no sabes nada, ignorante! -Le girta a Kuroyami sin dejar de correr. Él nunca entenderá el infierno que era vivir en esa mansión.

Sigue corriendo. Su respiración vuelve a ser intensa y entrecortada, pero no se permite parar a descansar ni un momento, pues nota como las sombras oscuras la persiguen, sin prisa pero sin pausa, por los pasillos subterráneos. A medida que sube por el alcantarillado, empieza a oír de fondo una música de festival. Debe de ser la celebración que se lleva  acabo en la academia. Oír la música cada vez más cercana, anima a Velvet a seguir corriendo para escapar de las garras de Kuroyami y llegar por fin a su destino.

-Ey tranquilo tranquilo...- Me acomodo el cuello del uniforme. -No te sulfures. Ten, toma un poco de mayonesa.- Le ofrezco un paquetito individual que traía en el bolsillo. -Tengo la costumbre de guardármelos luego del almuerzo, no sé para qué lo hago.

-Ah, Shinsengumi-san, hola.- Saludo con la mano a Demian. -Voy para adentro, esto es aburrido, y tengo que recibir un correo.- Con las manos en los bolsillos me retiro bostezando. Creo que luego regresaré a la sala del club para echarme una buena siesta.

Habían venido varios nuevos y los miré con curiosidad, especialmente el chico azul parecía interesante. Sin embargo, en seguida me dio un poco de miedo. Era un poco agresivo y hablaba raro. Me quedé al lado de Wen y observé toda la escena. El chico azul quería pelear, y se lo hubiera dado, yo era una gran guerrera, invencible, pero mejor me quedaba donde estaba para proteger a Wen y evitar que se le sucediera nada malo.

Cuando el follón acabó, quise salir corriendo detrás de la directora y Sabrina, por si me necesitaban para llevar dulces o tal vez algún preparativo divertido, pero me acordé de que no me había presentado a los nuevo, así que hice una reverencia graciosa y me presenté - hola, nuevos alumnos, me llamo Ami y este es Roth - dije señalando al pequeño zorrito que permanecía en mi cabeza - encantada.

Velvet cae perfectamente, recomenzando su carrera. Parece que Kuroyami le sigue, ataques sombríos vuelan cerca de ella. Cada tanto una sombra intenta cortarle el paso pero con que Velvet se percate de ello, Faceless se encarga de apartarlo del camino.

¿Cuánto tiempo lleva corriendo? Por momentos consigue escapar y se pierde por el laberinto: Solo sabe que siempre hay al menos un camino que lleva hacia arriba y ese es el que toma.

Cada tanto escucha algo de música y ruido de gente hablando pero en general no tiene tiempo a seguir los sonidos: Cuando cree que encontró la pista de una posible salida le cortan el camino más sombras y se ve obligada a redirigir su paso. Finalmente, cansada tras lo que se siente como más de una hora de estar jugando al pilla-pilla con monstruos deformes de sombra afilada (o alguna rareza por el estilo), se encuentra en una zona amplia de las alcantarillas. Hay muy poco fluído líquido por ahí, de hecho no hay casi nada. El terreno es bastante plano y escucha violines y otros instrumentos de festival por encima suyo... ¿Estará bajo la celebración que le pareció escuchar haciendo eco antes...? Antes de que pueda analizarlo mucho, es rodeada de nuevo. Esta vez la superan en número por mucho.

Vuelve a aparecer Kuroyami, él parece físicamente cansado y muy enojado: Perdió su rostro de chico amable y misterioso, ahora parece un animal enfurecido. -Rata... Inmunda... Ya has escapado lo suficiente.-, sus dientes rechinan, él alza la mano hacia ella. -No hay salida. Ya no hay más vueltas que dar.-

... La música se escucha tan cercana... ¿Quizás está sobre ese techo? ¿O quizás hay una puerta cerca que no llega a ver bien...? Tiene tiempo para un movimiento desesperado antes de que Kuroyami haga lo que sea que pretende hacer.

Hay una sensación extraña en el aire. El profesor Demian se quedó mirando al grupo para asegurarse de que no hayan más peleas entre ellos. Pronto se distrae por algo, se pone en guardia, de pie.

Algunos alumnos más se detienen y miran alrededor, confundidos, antes de seguir en lo suyo. Quienes más distraídos están no parecen enterarse, pero cada uno de los presentes en el grupo puede sentir que el espesor de las sombras se ha vuelto más... Pronunciadas.

Nadie está del todo seguro de qué sucede pero todos los alumnos del pequeño grupo en discordia se percatan de que algo está a punto de suceder.

En la distancia el combate entre Ruko y Flay continúa. Parece que más alumnos y profesores se están distrayendo con el evento. ¿Será el momento adecuado, quizás?

Ante la incerteza de si realmente está sucediendo algo o si es solo paranoia propia producto del nerviosismo... ¿Que hace cada uno?

Zak alza la cabeza al comenzar a sentir esta sensación. Peligro, piensa tras un par de segundos. Es la misma sensación que ha sentido cuando una gran criatura o monstruo le acechaba en las selvas: el aire se hace denso, las sombras parecen amenazantes, y la sensación de que una mirada se clava en él como un colmillo va acentuándose más y más. Tensa la mandíbula, apretando sus fauces, y se levanta mantieniendose agachado en una posición de guardia agresiva para ofrecer la menor cantidad de puntos vulnerables posible.

Su nariz olfatea el aire tratando de localizar a su enemigo un par de veces, y tras eso toma profundas bocanadas de aire, pareciendo prepararse de algún modo similar al que hizo hace un momento cuando se cabreó con Isen. Entonces recuerda algo y gira la cabeza hacia el resto del grupo, buscando a alguien, y se acerca corriendo.

- Sas Naida - dice en tono imperativo pero tranquilo a la chica cuando llega junto a ella - Peligro. Yo lo siente. No alejes, Zak protege. - Al fin y al cabo esa fue la promesa que hizo antes, ¡sobre su sangre y el nombre de la tribu! Zak no tiene intención alguna de faltar a su palabra. Se coloca en posición de pelea cerca de la chica, atento a lo que pueda ocurrir.

Levanto la cabeza al sentir aquella extraña sensación, siento como los pelos de la nuca se me erizan, mis pensamientos son confirmados cuando Zak se acerca y anuncia peligro.

--- Yo tambien he sentido algo- digo desde mi asiento y comienzo a mirar en todas direcciones tratando de ubicar el origen de aquella sensación

Como muchos otros, mi vista estaba fijada en el combate que se estaba disputando unos cuantos metros más allá, ya que la diversión que se podría haber creado justo delante mía no acabó cuajando, una pena. Flay le estaba dando una paliza al del pelo lila, lo que significaba que las vacaciones le habían servido para mejorar, por lo que tendría que pedirle un combate algún día. Si puedo aguantarle el ritmo una vez más significará que yo también he mejorado.

Sin embargo, algo se estaba cociendo entre el pequeño grupo que estábamos sentados juntos. Ya que el chico pez, Zak creo que se llamaba, volvía de nuevo con cara de pocos amigos. Puede que después de todo si que haya más diversión de la que esperaba. Desvío mi atención hacia ellos y es cuando dice que hay peligro. ¿Pero qué está diciendo éste? -le miro extrañado hasta que Isen corrobora lo que acababa de decir- ¿Qué es lo que os pasa? ¿Qué peligro? ¿De qué habláis?

Luego del pequeño desacuerdo entre el nuevo chico y Kross las cosas habian quedado un tanto tensas,el combate entre los dos rivales continuaba en la arena pero habia algo mas en el aire que aquel malentendido. Su silencioso compañero se agitaba a su lado como si hubiera captado un olor que no debiera estar alli, incluso si no lo entendia del todo habia aprendido a confiar en los instintos del lobo por lo que se limito a aguardar con los ojos abiertos a que se revelara aquella misteriosa sensacion que parecia haberlos tomado a todos.

Ami, Isen, Kross, Roland, Wen y Zak están en un pequeño grupo con el profesor Demian vigilandoles, se encuentran cerca de una de las mesas de comida (el lugar de reunión por excelencia para cualquier grupo que se aprecie a sí mismo lo suficiente).

De mientras, la música suena en el fondo, cada vez más estridente. El profesor Roberto fue convencido por el resto de alumnos del Club de Música para que recoja su flauta céltica.

Suenan poderosos tambores, el coro escolar apoya con su voz. Hay un círculo de alumnos danzando en el medio de todo~

Baxter, Beorth, Devi y Naida se encuentran observando el espectáculo musical. Cerca de allí, sin embargo, hay dos figuras mirándose fijamente, una a la otra.

-Esta vez...-, dice una alumna de segundo, -Esta vez no ganarás. Aumento mi apuesta.-, esboza una pequeña sonrisa confiada, dejando un reloj de bolsillo sobre la mesa. Es una chica de cabellos grises, una persona orgullosa y fuerte.

-Vamos.-, apunta con el dedo índice a una alumna de primero-y-algo-más que lleva en la Academia desde el año pasado. -Has tu jugada. Mientras antes pierdas, antes podré quedarme con tu gorra. Y quizás dársela a mis perros.-, sonríe de lado. Que persona más amable y amorosa.

Cartas en mano, están jugando a un juego de cartas con un componente de predicción muy elevado. Va de hacer combinaciones de runas y elementos que se cancelan mutuamente, teniendo una cantidad limitada pero relativamente azarosa de cada una. Los jugadores tienden a intentar predecir cuando alguien tiene una buena mano y decidir qué cartas jugar en base a lo que piensan que el otro hará, guardando las cartas más poderosas para cuando realmente lo necesiten y buscando ganar siempre con la carta más débil posible.

¿Y la sensación extraña que percibieron varios de los del grupo hace un rato...? Parece haberse desvanecido.

La figura al otro lado de la mesa hace su movimiento y avanza, cartas en ristre, como si de un arma se tratase. Echa su carta a la mesa, no combinada con nada, es de elemento tierra. Un movimiento estúpido al estar cerca del final... Pues claramente indica que las cartas que le quedan hacen combinación entre ellas como mínimo.

-Dame un respiro, ¿Quieres? La última vez dijiste lo mismo.- Levanta la mirada por sobre sus cartas luego, fijándose en su rostro y su reacción al ver la carta echada.- Acepto tu reto, blanquita. Y lo subo de nuevo.- Deja en la mesa un par de cuchillos bien afilados y bien conocidos por la chica del pelo blanco.- Sé que quieres recuperarlos.-

-Vas tu, espero que tu siguiente carta no sea de elemento agua.- Esboza una sonrisa de perfil. Está muy confiada, y eso que ha hecho una estupidez. Aunque también sería un farol demasiado cantado. Se aparta la gorra de los ojos, cruzando miradas. El ambiente parece que echa chispas... Levanta el dedo contra ella, con una mano en el bolsillo. -Perderás en la siguiente jugada que haga.-

Tras desvanecerse la sensación de peligro Zak aún se mantiene tenso y vigilante durante un breve espacio de tiempo. ¿Que ha pasado? Parecía como si fuera a pasar algo, pero no. Todo normal otra vez. Que raro... 

- N-No más peligro, Sas Naida. - dice a la chica algo confuso, sin entendder bien que ha ocurrido. Sus institntos no le suelen fallar. Levanta su espalda volviendo a una posición relajada y desjando ir el Ki que había acumulado - Todo bien ahora. Zak retira - Y con un leve cabeceo se aleja del grupito de nuevo. El juego de cartas no capta su atención para nada, pero si lo hace la pelea de demostración entre los profesores, así que decide despejar sus dudas viendo como se zurran aquellos dos.

- ¡Fuerte, baruk Tao! - la anima cuando la ve golpear al espíritu encadenado. Y que raro, hubiera dicho que el profesor Shuusen era de su mismo estilo, no un usuario de espíritus. Este sitio es muy raro, es lo único capaz de concluir mientras sigue observando la exhibición.

Sus sentidos afinados sugieren de que hay algo bajo el suelo, un poco profundo. Algo de movimiento, un pequeño temblor... Pero pronto pasa, como si nunca hubiese estado ahí.

Puede simplemente tratarse de la vibración que provoca la música al animarse o quizás esté relacionado con el combate entre Caesar y Tao.

Las puertas de la Academia se extienden ante ella. Están abiertas de par en par: La entrada es amplia y da a una pequeña plaza central donde hay una amplia fuente. Hacia la izquierda desde la entrada, bajando por una colina, hay jardines de flores, jardines botánicos, un precioso lago, un bosque... Cerca del jardín de flores es donde está en pleno auge el Festival de Primavera, ¡Hay mucha gente por allí! Parece haber comida, actividades y personas raras hablando.

 Hacia la derecha, sin bajar ni nada, hay lo que parece un dojo. Se puede admirar a un grupo de alumnos formando un círculo, observando a lo que parece una adolescente híbrida luchando contra un profesor. Hay un bicho raro con cadenas bloqueando un golpe de la jovencita, la onda de viento que surge del impacto despeina a Agdayne incluso desde esa distancia.

Parece que a medio camino hay algunos puestos más, allí puede ver a unos alumnos participando de varias actividades. Es entonces cuando alguien se acerca a él:

-¿Sí, puedo ayudarle?-, pregunta una mujer pelirroja, apoyando su báculo en el suelo y observándole con cuidado. Parece que estaba dirigiendose del festival hacia el castillo, el cual se encuentra siguiendo recto tras la fuente y pasando un puente de piedra.

-No creo haberle visto antes.-, reposa ambas manos contra el báculo.

Un hombre de túnica blanca y sombrero extravagante parece que les escuchó. Se acerca.

-Parece corresponder la descripción que ha dado el Señor Dayneth. ¿Será por casualidad usted el jóven Agdayne?

El juego de cartas prosigue. Ériu se muestra confiada, ¿Realmente intenta esa simplona engañarla? Imposible. Ha estado atenta y sabe que no podría haber hecho ninguna trampa. Además, ha memorizado todas las cartas que han sido lanzadas sobre la mesa y conoce cuales hay en el mazo. A estas alturas de la partida, no quedan demasiadas sin haber sido jugadas.

-Bonitas palabras para un perro que ya ha perdido su hueso.-, sonríe de lado, -Acabas de cavar tu tumba. Conozco el sub-conjunto de jugadas buenas que puedes hacer utilizando el elemento tierra. Un movimiento desesperado, digno de una mala jugadora como tu.-, ella cierra los ojos, preparando su carta victoriosa. -Tu predicción ha fallado.

Y entonces hay una descarga de energía, el combate entre Tao y Caesar acaba de concluír. El resplandor y la energía la distraen un momento pero ella pronto vuelve a mirar a la mesa.

-... No hay forma de que eso haya formado parte de tu plan.-, alza el mentón, confiada... Y ejecuta una jugada que contrarestaría completamente cualquiera de las jugadas buenas que podrían hacerse habiendo dejado a la Tierra en mesa.

Caminaba por el lugar pensando en por qué le habían llamado a ese sitio tan... edulcorado. ¡Solo había que verlo! Fuentes, jardines, un lago... Uh, pero eso del lago no le terminaba de llamar nada. En general... ¡era un lugar bastante distinto a lo que acostumbraba! Y si era verdad que había sido invitado, sin duda se convertiría en un buen lugar del que sacar provecho.

Observaba el lugar con gesto curioso a la vez que despistado. Toda esa gente vestía bien. Hmpf. Era bastante desagradable sentirse sucio, pero ya estaba acostumbrado. Se estaba llevando las manos a la nuca cuando su curioso paseo fue interrumpido.

"¿Si, puedo ayudarle?" Dijo esa voz. Al mismo instante, sus ojos se comunicaron con las de su emisora. Alza ambas cejas, mira hacia abajo y luego hacia arriba volviendo la mirada a la mujer. ¡Bien, Agdayne, hora de sociabilizar!

-Oh, non, madàme. ¡Su presencia ya ofrece una ayuda revitalizante y completa! La pregunta real es... ¿cómo puede moi ayudarla?- Se lleva una mano a la espalda y la otra al pecho, realizando una delicada y elegante reverencia.

Mantiene una sonrisa larga y cortés, inclinado. ¡Esa mujer era como el vino! ¡Aunque fuera mayor que él, se veía radiante!

Y entonces la voz de un señor mayor interrumpe sus ilusiones como si hubiera pisado repentinamente un excremento canino. "Parece corresponder la descripción que ha dado el Señor Dayneth. ¿Será por casualidad usted el jóven Agdayne?".

Resopla pesadamente y se despide de la soledad que podría haber disfrutado con la mujer pelirroja, incorporándose de forma hasta desganada. Agh, ese sujeto se veía como la clase de personas que no terminaban de agradarle. -Oui, el que viste y calza.- Responde sin mirar siquiera, levantando el sobre que le habían entregado, agitándolo un poco con énfasis de "mira, sí, soy yo".

Ella respondió la reverencia con una propia, quizás incluso esbozando una intrigada ante los manerismos y halagos. El hombre a su lado bajó la cabeza respetuosamente.

-Mi nombre es Lunaire Fey'Aiyin, soy la directora de esta Academia. Imagino que teneis algo para mi.-, ¿Esperará un beso, quizás? ¿O quizás una invitación a una cena? ... O también puede que esté esperando la carta que Agdayne lleva consigo.

-Se me ha comunicado que un joven Híbrido Felino vendría a la Academia, poseedor de un inestable talento para la magia.

De fondo se ve una descarga de energía, parece que el combate ha concluído. Lunaire mira en esa dirección para asegurarse de que nada grave ha sucedido antes de volver la mirada a Agdayne.

Observa de reojo la pelea y su clímax, mientras espera que su rival eche carta. Cuando la juega... Sonríe satisfecha, tapándose la mirada con la gorra. -Ya te gustaría, perra. Yo nunca pierdo.- Aparta rápidamente la mirada y la visera, señalándola. -Pero me hiciste caso, no echaste agua. - Estaba claro que su plan era que echase agua... 

Acto seguido se acerca a la mesa y la levanta con todas sus fuerzas tirándola hacia un lado. -¡Maldita malnacida! ¡Hiciste trampa en la tercera jugada! ¿Crees que me vas a engañar?- Provoca un estruendo de repente, en disonancia al silencio que se había producido tras el combate. -Yo nunca pierdo, ¡por que los que pierden son SOLO los que admiten la derrota! ¡Jajaja!- Se encara hacia ella, entrecerrando los ojos mientras se cruje los nudillos.

-¡Pero tampoco admito que me hagan trampas!- Quita la mesa tirada de en medio... Haciéndose camino hacia la muchacha.

Cuando aparecieron los alumnos que ya daba por sentado eran de años anteriores aparecieron parecía que se caldeaba un enfrentamiento entre dos de ellos, sabía que eran de más antigüedad que él debido a que ya se conocían. Cuando todos se presentaron los ojos de Beorth se clavaron fijamente en la muchacha más pequeña, Ami, con su pequeño zorrito encima de su cabeza - ¡Un zorro! Que bonito - Pensaba impávido mientras lo miraba con unos ojos mucho menos serios y sin duda menos fríos de lo normal. Los animales siempre le habán gustado.

Cuando comenzó a escucharse la música se quedó quieto esperando simplemente a que aquella ola de notas armoniosas lo invadiera por completo. Unos segundos antes de eso hubo un pequeño aparente problema, algunos de los alumnos se había puesto alerta algo que A'Uzkul no entendía demasiado pero mejor prevenir que curar así que sólo miraba a su alrededor en busca de alguna amenaza. Tras unos segundos nada pasó y la música surgió de la flauta de aquel hombre como si fuera magia.

Al poco se dio cuenta de que había un par de chicas jugando a algo, un juego de cartas de elementos o algo parecido, lo primero que se intuía era de oposición de elementos para ganar cosa que se estaba esperando. Se acercó a la mesa para ver la partida de cerca - ¿Las reglas? - Preguntó en tono bajo a las muchachas de la mesa. Aunque aquellas voces sobre trampas no le gustaban demasiado - ¿Trampas? - Volvió a hablar algo confuso por no haberse dado cuenta.