Partida Rol por web

Siguiendo a la profesora, Agdayne se encontró a sí mismo caminando por pasillos del castillo y subiendo varios juegos de largas escaleras. Con lo cansado que está... Bueno, la verdad es que no le haría mal dejarse caer y dormir un rato o algo.

El sol va cayendo, pronto será de noche. De todos modos, la profesora le guió hasta que llegaron a una sala no demasiado amplia, o al menos esa es la sensación que da: Está abarrotada de libros, cajas, viales, instrumentos y tiene sillas y escritorios para que más de una persona pueda trabajar a la vez.

Al fondo hay camillas, separadas por cortinas.

-P... Puedes sentarte d-donde quieras.-, dijo, ofreciendo las camas y sillas.

-A ver... A ver...-, comienza a buscar por aquí y por allá, intentando encontrar las herramientas que necesitará.

Agdayne no podía mostrar debilidad; estaba a punto de estar a solas con una chica. A pesar de que se estuviera cayendo a trozos, caminaba y caminaba manteniendo el brazo a peso muerto entre tanta escalera y torreón. "Solo un poco más... podrás tomar asiento, o tumbarte en algún lado... donde serás examinado por dulces enfermeras de poca ropa..." Ya empezaba a delirar.

Al entrar observa el sitio de arriba a abajo. Empieza a recordar que de verdad estaba en un sitio pijo, donde los experimentos, las persecuciones y la falta de recursos habían pasado a otro lado. ¿Qué rayos? Iba a tomarse su merecido descanso. -Merci, profesora. Me pongo en la de allí, ¿oui? La espero impaciente...- Sonríe un poco para sí y se echa en la camilla. Una de las mejores camas en las que había estado, sin duda. No le entran ni ganas de flirtear pero... Se puso a esperar a Haibara haciendo una pose que probablemente había visto en una revista de modelos. "Dibújame como una de tus chicas de Cerbero." Pensó divertido.

Ella se dedicó a rebuscar por todos lados. Dos o tres veces tropezó con un banquito (siempre el mismo banquito, por supuesto), una vez se le cayó un vial y para atajarlo terminó lanzándolo más alto... Pero al final consiguió todo lo que necesitaba y no se hizo daño en el proceso. ¡Una maravilla!

Arrastró con el pie al maldito banquillo aquel y se sentó junto a la cama de Agdayne, mirando su pose antes de ayudarlo a acostarse bien. Que forma de cortar el rollo...

-A... A ver...-, durante unos momentos examinó su brazo e hizo pruebas con diferentes ungüentos y artefactos extraños.

¡Finalmente dio con un diagnosis! O algo así.

-E... Estoo... Creo que lo que tienes es, uhm... ¿Oscuridad? Y... se pegó al cuerpo.-, vale, es un diagnóstico inútil. Rojisima, se cubre la cara con una palma.

-D... d... digo, uh... Uhm... ¡Lo que pasa es que...! Eh... Es como... Que tu brazo ha mutado y... Parece estar muy cargado de magia y energía y esas cosas...-, murmura, -N-no parece estar esparciéndose... E... estaré analizando unas muestras y... ¡Y te avisaré si p-puede ser peligroso! T-tampoco parece contagioso... D-de hecho puede que tu brazo se haya hecho negro y ya... Y listo... Nada más.-, junta las manos, mirando de lado a lado.

-... P... Pero... ¡Lo investigaré! S-sí... Sí esa criatura s-se ha mimetizado contigo, o bueno... ¿Al contrario, realmente? Q-quizás p-pueda hacer que... Uhm... ¡Curarlo! O... No lo sé...-, está cada vez más nerviosa.

-... Lo siento...-, murmura tímidamente, bajando la mirada, -C... c... creo que estarás bien. N-no es tan grave. Eres un Híbrido. Los Híbridos se adaptan bien a estas m-mutaciones...-

Sonrie ampliamente viéndola tropezar. Oh, se veía trés adorable, como un ratoncito asustado. Y esa sensación le gustaba mucho. Cuando se dedica a corregir su postura alza levemente una ceja pero no se alarma. Quizás ella no se haya dado la mínima cuenta, ya que parece bastante inocentona... Eso era otro punto para él. ¡Si señor!

-Oh, oui, comprendo... entonces, puedo tocar a la gente sin peligro, ¿non? Y rascarme la cara sin miedo a que se me caiga a pedazos, ¿cierto?- Rie levemente, buscando restar un poco de tensión a la alquimista, ya que parecía nerviosa por sus errores.

-Confío en tus buenas dotes como investigadora, mademoiselle Steïns, no obstante... tengo algo más que anunciar...- Ensombrece la mirada con gesto trágico. Se reincorpora, sentándose en la camilla hasta acercándose un poco a su contacto visual. Se lleva una mano al pecho. -¡Siento un gran dolor en mi corazón, oh mon cheriii...~!- Espera a su respuesta con gesto dramático.

-Sí, s-sin peligro.-, asintió, convencida. Se cubrió la cara con la mano ante los halagos... Aunque se sobresalta enormemente ante el grito de Agdayne.

-¡Ah! ¡N-no! ¡Paro cardíaco, paro cardíaco!-, le pone las manos en el pecho y comienza a intentar reanimarlo. -¡T-tranquilo!

... Pobre gato, le está sacando todo el aire al hacerle eso.

Se pone a toser bastante desconcertado cuando se pone a empujarle el aire de los pulmones para fuera. ¡AGH! ¡ANTES ERA MONA, PERO ESTO ES YA PASARSE! La toma de las manos con todo el cuidado que puede y la mira, todo despeinado. -¡Solo hay una cosa que puede sanar mi afligido corazón, oh, douce Steïns! ¡Una sanación.. trés desesperada!- Y le hace morros. A la vez que se acerca. ¡Ni que fuera blancanieves el tío!

Casi lo consigue. Tirando de sus manos y acercándose a besarla, teniéndola tan cerca, casi le da un beso~ Pero entonces Haibara se aleja, roja.

-¡L-lo siento! N-no me di cuenta de que no lo decías en serio... ¡E-es que estaba tan tensa por...!-, ya se ha alejado, poniéndose de pie y moviéndose por aquí y por allá con nerviosismo.

-¡N-no te preocupes! No pasa nada...-, niega con las manos, preocupada.

-B-bueno... Yo creo que ya estarás bien... ¡T-te daré cosas para las heridas...! ... Al menos ya he quitado la bala antes... Jum...-, se estremece y va a buscar pócimas y ungüentos, ofreciéndoselos.

-N... ¿Necesitarás algo más...?

¡Vaya agilidad tiene cuando quiere, la despistada! Cierra un ojo chasqueando la lengua por su fallo, levantándose despacio de la camilla. No iba a seguir por el mismo sendero, pues parecería un salido. Tiene que quedar galante, sensual, caballeroso... bueno, eso último es complicado para él.

-¡Oh, non! Nada más, mon cheri. Marcharé a descansar muy probablemente, de tantos dolores terribles. ¡Jajaja!- Se rie levemente llevándose la mano a la nuca intentando aliviar la escena.

-Bueno... me llevo esto y... ¡oh, trés importante! ¿Dónde habita ese viejo, Roberto? Le tengo que dar las gracias y pedirle algún que otro favor. Me he arriesgado para que esa cosa no fastidie el castillo, a fin de cuentas.- Guiña un ojo, sonriendo entre dientes. Iría en cuando le dijera.

-¡Au revoir, mademoiselle! Cuídese para lucir tan hermosa otro día~- Marcha.

Haibara asintió varias veces, manos juntas. Parece que no se percató de las intenciones del gato, quizás porque estaba muy avergonzada por la forma en la que se sobresaltó.

-Esto... Uh... V-vale.-, tras indicarle por donde ir, ella se dirigió a hacer lo suyo: ¡Investigar!

¿Y Agdayne? ¡De camino a visitar a Robert...! Aunque quizás mejor otro día, que con el sueño y dolor muscular que lleva encima...