Partida Rol por web

El combate se reduce a una guerra de golpes, mordidas, arañazos y cachetadas. Es todo menos un combate serio: Por más que Isen quiera luchar con honor y fiereza, el Goblin se las arregla para que acaben una y otra vez dando vueltas por ahí y haciendo el tonto.

Finalmente Wen consigue darle un último golpe en la nariz, terminando de noquearlo. Al fin...

Isen, por el otro lado, está teniendo muchos problemas. Parece que le han causado alguna que otra herida con la daga y se está sosteniendo un brazo para que no sangre, pero su invocación ha conseguido retener al bandido con cadenas de hielo. El bandido puede mover su brazo, sin embargo, y lanza su daga hacia Isen, quien por esquivarla pierde la concentración y las cadenas se rompen. El bandido mira hacia Isen y luego hacia Wen y comienza una retirada estratégica: Que le den a su amigo el goblin.

Isen parece muy cansado y algo herido... No parece estar de gravedad pero no sería buena idea que continúe luchando.

Tras descansar un ratito para que Zak tomara algo de aliento, finalmente entran en la cueva. Su primera reacción al ver al dragón es una sonrisa muy confiada. Por fin algo digno de sus puños. Ella se adelanta corriendo mientras Pendulum aparece a su lado. Ellos han ido a pegarse con esa cosa. Y en su cara se denota las ganas que tiene de ello. 

Manda a Pendulum en un ataque frontal, mientras ella lo flanquea por la derecha, haciéndole un gesto a Zak para que lo flanquee por la Izquierda con la mano y cabeza. Así mientras su forma sombría toma el aggro, ella y Zak pueden golpear por los costados. Mejor eso que atacar todos de frente. No obstante, Pendulum no parece pensarse dos veces lo que hay que hacer una vez llegan. Golpear. Golpear y golpear más. Así llamará su atención.

Jennifer por su parte se mantiene a cierta distancia buscando analizar los movimientos del enemigo y concentrarse. No cree que sea buena idea golpear a un monstruo con escamas directamente con sus puños. Intenta buscar algún tipo de punto débil para aplicar una ventaja sobre él.

La bestia es sin duda digna de ser cazada: grande, hermosa y vibrantemente salvaje. Los sentidos de Zak se exhaltan con el placer de la caza como la recuerda en su tribu, arriesgando el todo por el todo. CuandoJennifer manda a su aspecto al ataque el chico tiburón corre por un lateral mientras su Ki comienza a congregarse, corriendo con fuerza por sus músculos mientras sus venas se marcan.

Cuando ve un hueco creado por el ataque fotal de Jenn Zak se lanza a por el Dracorín a la vez que congrega su aura sobre su poderosa mandíbula, que brilla de manera peligrosa. El chico cierra sus fauces sobre la pata frontal derecha del animal con todas sus fuerzas, tratando de causar el mayor daño posible y moder entre las escamas, arrancando alguna de paso si le es posible.

No dejábamos de revolcarnos por el suelo, golpeando siempre que podíamos y levantando el polvo con cada nuevo movimiento. Me había adaptado a la pelea, si el goblin iba a luchar de forma rastrera yo no iba a ser menos en esta contienda. Un último puñetazo en la cara, un crujido, y se quedó tumbado en el suelo con la sangre saliéndole de la nariz.

Suspiré, cansado ya de tanta tontería como había ocurrido en el combate, y levanté la cabeza para ver que tal le iba a Isen. Se las había apañado, aunque estaba herido, pero no estaba seguro de que pudiera continuar en solitario enfrentándose a ese tipo. Fue cuando me levanté y el bandido tomó la mejor decisión posible: huir.

-Isen... -comencé mientras me acercaba a él- no soy nadie para decirte qué hacer, pero en tu estado lo mejor es que vuelvas. Otra vez será -le palmeé el hombro en gesto amistoso, pero lo que quería era verle la herida del brazo-.

En el momento en que decidiera qué iba a hacer él, yo seguiría mi camino hacia el interior del bosque. Aunque la competición siguiera en curso, no iba a abandonar a alguien a su suerte.

¡Los dos se lanzan al combate! La criatura recibe una ráfaga de golpes de parte de Pendulum y luego un mordisco de Zak. Parece que entre los dos le han causado algo de daño y se ha enojado.

Tras liberar un rugido, la criatura inhala, las escamas de su cuello empiezan a teñirse de rojo. Oh, cierto, que es una especie de dragonsito...

Con lo que Jennifer ha aprendido sobre magia en su tiempo en la academia, consigue determinar que no se trata de un ataque mágico: El jodido bicho está creando una reacción cuasi-explosiva dentro de su cuerpo y escupiendo fuego con eso. ¿Que clase de dieta tendrá para hacer semejante cosa? Hay quienes dicen que los dragones estos (con minúscula) tienen como diez estómagos y páncreas diferentes para procesar los químicos que generan las llamaradas. Se supone que la mayoría no llegan a la adultez porque alguno de esos estómagos deciden innovar en términos de mecanismos de auto-destrucción.

Una ráfaga de llamas cae sobre el grupo: Pendulum intenta pònerse frente a Jennifer para que solo él reciba el golpe pero no lo hace a tiempo, siendo lanzado hacia atrás con los otros tres. Zak no se quemó por la llamarada sino que se le quemó la boca por el calorsito y por instinto se soltó y alejó.

La criatura tose algo de humo, recuperándose. El/los estomago/s le hace/n ruidos raros. ¡Una oportunidad para contra-atacar!

Parece que el goblin no va a moverse por unas buenas horas.

Isen asiente ante las palabras de Wen. -Sí... Regresaré, será mejor...-, parece algo avergonzado. Su Aspecto se desvanece poco a poco y él opta por tomar el camino más seguro para ir de regreso a la civilización.

Tras ver que va en rumbo al camino principal sin problemas, Wen consigue adentrarse más en el bosque. Se encuentra con la entrada a una cueva y a dos alumnos en el suelo, frotándose la cabeza. Parece que están exaustos.

Miran a Wen y ambos suspiran al unísono, desanimados. No parece que vayan a presentar un peligro.

Isen había tenido la sabiduría para retirarse antes de que tuviera algo que lamentar, así que esperé un poco antes de seguir avanzando. No dejaba de preguntarme cómo les iría al resto, tanto a mi grupo como a los que habían salido corriendo por el Dracorín.

El camino continuó más a lo profundo, cuando llegué a la entrada de una cueva. Había un par de alumnos allí tirados, eran de cursos superiores, de eso no tenía la menor duda. Me acerqué lo suficiente hasta ellos, no parecía que fuesen a darme ningún tipo de problemas.

-¿Qué os ha pasado? ¿Ha sido el Dracorín? -pregunté con bastante curiosidad, ya que si aquella bestia los había despachado sin más, mis posibilidades en solitario menguaban notablemente-. ¿Podéis levantaros? -ofrecí mi mano primero a la chica, para ayudarla a levantarse-.

La chica tomó la mano de Wen tras dudarlo unos momentos, poniéndose en pie.

El otro se acomoda un poco para estar sentado con la espalda contra el muro. Se escucha ruido dentro, como el rugido de una criatura.

Ériu responde a Wen: -¿Qué ha pasado? Hmph... Hemos tenido un pequeño fallo de cálculos y ya...-, suena a que les han dado una paliza y no lo quieren admitir.

-No, el Dracorín está dentro. Seguramente ocupándose de esos engreídos...-, parece ser una mala perdedora. No parecen gravemente heridos, solo cansados: No están en condiciones de luchar pero seguro con descansar media hora o así ya podrán regresar bien por su cuenta.

El otro suspira y añade: "Puedo levantarme pero no me apetece.", lo cual es clave para 'me duele todo pero soy un tio duro'.

Ante la vista de la situación, decide dar un rodeo total al monstruo, poniéndose en su cola para evitar las bocanadas de fuego. Ya que dividirse uno en cada posición cardinal no sirve pues se pondrá totalmente detrás de el. Intenta agarrarle la cola en su punto más pequeño, con los dos brazos. Hace fuerza y presión con ambas manos para intentar levantarle un par de escamas a pelo. Así al menos tendrían parte del objetivo cumplido, y de paso le haría daño.

Pendulum por su parte vuelve a ponerse delante del monstruo. Intenta llamar esta vez sí su atención a putas hostias. Por que no sabe hacer otra cosa y su jefa no le ha mandado nada diferente. Lo señala en un gesto de soberbia y amenaza, para luego darle golpes en ese punto uno tras otro. ¡Ora ora ora ora ora!

El problema de llegar el último es que te ibas encontrando a los que ya habían sido derrotados. Aunque tenía en mente el dracorín, aunque ni siquiera sabía qué forma tenía, tampoco pasaba nada por tomarme un poco más de tiempo para ayudar al resto. Seguro que sería peor si los dejaba aquí tirados y les ocurría algo, sin contar que caería sobre mi conciencia.

-Me alegro de que estéis bien, que no haya nada de lo que preocuparse... -al hablar de "esos engreídos" esperaba que fuera de Jennifer y el resto de los que vinieran con ella, sería una gran pérdida si les pasaba algo... a todos... incluido el chico-pez-. Voy a probar suerte -dije a modo de despedida y con una sonrisa-.

Situado en la entrada a la cueva, invoqué a Okami para que viniera conmigo. Si la cosa estaba demasiado complicada, podría recurrir a él para acabar con aquella bestia, aunque prefería guardar mis energías para los planes malvados y rastreros que tenía en mente. Sin más, me adentré, echando un último vistazo a los dos que había dejado fuera.

A Zak le gusta la idea de Jennifer de atacar por muchos flancos a la vez, así que decide unirse a ella de la manera más extrema que se le ocurre: desde arriba. El chico está bastante magullado y herido, pero tiene claro que si se tiene que ir será con un BANG!.

Saltando con energía el muchacho comienza a trepar por las escamas de la criatura... Pero el cansancio y dolor hacen mella en el escualo, desbaratando sus movimientos en gran medida. Preveyendo una caída, con enorme rabia e ira el chico concentra su aura con gran eficacia en su pierna y suelta una patada tan bien como alcanza en el enorme animal, aún a costa de su integridad física. Lo importante es dar cuenta de la criatura lo antes posible.

Para cuando Wen finalmente consigue llegar a la cueva, ya algo cansado de tantas vueltas y problemas, es detenido por una violenta llamarada que no llega a prenderlo fuego pero sí dejarlo bastante sudado: ¡Pasó justo junto a él!

Afinando un poco mejor la mirada, puede fijarse en que una criatura con escamas de cristal está luchando contra dos alumnos.

Llega a ver, también, como la sombra de Jennifer está golpeando en metralla a la criatura por la altura del pecho, causándole algo de daño.

También observa a Zak caer del lomo de la criatura y dar un giro en el aire, encajando un violento rodillazo en la boca de la criatura. ¡Fluye energía amarillenta por todos lados, el Ki del chico pez parece que ha ayudado a crear un gran y poderoso ataque! El Dracorín incluso suelta un afilado volando, parece estar ardiendo por las recientes llamas que ha lanzado la criatura. Zak cae de espaldas al suelo tras eso, parece que está al límite...

El Dracorín parece enfurecido. Comienza a agitar las alas una y otra vez, pretendiendo embestir a la sombra de Jennifer y volar hacia la salida. La cosa es que Jennifer le estaba sosteniendo de la cola con fuerza, lo cual ayudó a que la criatura se desestabilice un poco y de un tirón. ¡Jennifer cae hacia el suelo sosteniendo unas escamas cubiertas en sangre azul!

El Dracorín pifia por completo a pendulum al haber intentado despegar de esa manera, golpeándose contra una pared. Tras agitar la cabeza y las alas, se dirige hacia la salida de nuevo a pisotones, dispuesto a embestir a todo en su camino para darse a la fuga. Wen se da cuenta de que tiene dos opciones: Plantarle cara al bicho ese o apartarse y dejarlo salir. Mide al menos un metro más que Wen en su forma más peluda, y eso solo en alto.

Había entrado en la cueva con decisión, ya estaba harto de deambular por el bosque, topándome con extraños y sus malas intenciones, pero ya había llegado, aquello no importaba. Cada paso me llevaba al interior de la cueva, hasta que una llamarada me sorprende haciendo que empezara a sudar, eso había estado a lo justo, un poco más y habría quedado crujiente.

No podía haber llegado en mejor momento, estos dos ya le habrían dado una buena tunda al dracorín y la criatura estaba desbocada, haciendo lo posible por alejarse de mis compañeros. Estaría notando el peligro, y optaría por su instinto de huir de allí. Eso me convertía en lo único que se interponía entre él y su ruta de escape.

Y eso no podía ocurrir... Miré a Okami y ambos sabíamos lo que iba a ocurrir a continuación. Siempre que recurría a él es porque las cosas iban a ponerse feas. Así comenzó la transformación, fundiéndome con él a medida que aumentaba mi tamaño, me crecía pelo por todo el cuerpo y afilaba el morro y las garras en las pezuñas. Un fuerte aullido daba por completado el cambio.

Lo único que tenía que hacer era esperar. Esperar a que el dracorín estuviese a mi altura y aprovechar, que venía hacia mí con todo lo que tenía, para clavar mis garras en un movimiento ascendente. Con suerte lograría frenarlo lo suficiente como para que los otros hicieran algo. ¡Con muuuucha suerte podría incluso derribarlo panza arriba!

Quizás no la mejor acción posible frente a una criatura ejecutando una estampida. Pero bueno, ¡un shoryuken con garras es mejor que un puño de dragón ascendiente sin garras!

El problema es que el total de las fuerzas aplicadas por Wen, incluso transformado de esa manera, resultan insuficientes para superar el peso e impulso que cargaba la bestia: Siente sus garras clavarse y algo de sangre salpicar pero antes de que pueda reaccionar es embestido por el torso de la criatura, volando por los aires unos metros antes de caer al suelo y rodar para finalmente llegar hasta la pared.

Ouch... Eso ha dolido, pero al menos está estable.

La criatura parece bastante herida, sangra por el diente que le falta, por el torso rasgado y por las escamas arrancadas de su cola. Sigue escapando, pero ahora se mueve bastante más lento, alcanzarle no será problema.

Jennifer se tomó su tiempo para descansar cuando vio como el Dracorín intentaba escapar y Wen se interponía en su paso. Su estado es bastante bueno, y parece dispuesta a seguir dando golpes. Toma algo de aire y suspira, mirando de reojo a Zak, le hace un gesto con la cabeza mirando hacia Wen. Luego sale corriendo con rapidez hacia el, buscando con Pendulum rodearle.

La verdad es que no le gustaba tener que hacer esto. Pero de igual forma que a los de la entrada, esto era una competición. E iban a ganar ellos, nadie más. Pensaba detenidamente mientras intentaba discernir qué podría estar pasando por la cabeza de su acuático compañero. Sin pensarlo más, ella intenta golpearle por el frente, sin ningún tipo de miedo.-¡Pendulum!- Grita a la vez que Pendulum ataca al costado de Wen, intentando tirarle o molestarle para que no fuera tras el monstruo. El golpe triple sucede casi a la vez... ¿Le habrá dado?

Esboza una suave sonrisa mientras observa fijamente a Wen. En el fondo también quería medirse con el en algún momento. Una pena que sea en una situación tan desfavorable.- Esto te pasa por no venir con nosotros Wen. O estás con nosotros o contra nosotros.- Sentencia mientras hace su acción.

Zak suelta un gañido de dolor cuando cae de espaldas en el suelo. Al menos ha arrancado uno de los dientes de la bestia, lo que le hace resoplar satisfecho mientras se lo guarda en la bolsa de cuero de su cintura que siempre lleva cuando va de cacería. Apenas le quedan fuerzas pero tiene más que claro que no se va a tirar al suelo a descansar. No en esta situación.

Cuando ve avanzar a Jennifer hacia Wen el tiburón asiente con un brillo de determinación en los ojos. Ella tenía razón, él avisó que esa era SU presa, y el chico lobo había tenido el descaro de venir a tratar de capturar su objetivo. En su tribu eso era un agravio mayor que siempre se resolvía de la misma forma: luchando. El ganador se queda con el derecho de tratar de conseguir el animal. Si es que puede moverse después del encuentro, claro.

Estirando su cuerpo al máximo Zak salta a por Wen desde un ángulo distinto al de Jennifer y su aspecto, rugiendo mientras deja caer su pierna como una guillotina buscando la espalda del lupino alumno de la academia. El Ki trataa de condensarse para el golpe, pero no lo logra finalmente por lo que el chico decide lanzar múltiples golpes en lugar de eso, tratando de encajarle un gancho ascendente en la mandíbula a Wen tras la patada.

En vez de perseguir a la criatura, el grupo se lanza a atacar a Wen.

Forma lobuna o no, es dificil defenderse de tres atacantes a la vez, ¡En particular cuando uno de ellos es más bien un fantasma que una persona! Pendulum, Zak y Jennifer toman por sorpresa a Wen mientras él se recuperaba de resistir el choque de la criatura.

¡Encima que los ayuda a que no se les escape, se lo pagan de esa manera! Aquí hará falta mucha venganza en un futuro. Wen intentó defenderse, bloqueó varios ataques y absorbio varios otros con su duro pelaje, más el encontrarse en mal estado por todos los peligros del camino y ser atacado por sorpresa le ha dejado en desventaja.

Finalmente, Zak consigue dar el último puñetazo y lanzar a Wen al suelo, exhausto y algo tullido de la paliza. Su forma se va revirtiendo a la normalidad: Okami se separa de él y jadea fuertemente, no le queda energía para sostener la fusión.

Para cuando el combate acaba y la pareja de violentos estudiantes se aseguran de que pueden bajar la guardia sin riesgo, se percatan de que el Dracorín se ha alejado. Pueden ver el rastro de sangre entrando al bosque: Iba más lento, sí, pero tampoco se estaba quedando quieto.

En el suelo está el diente y las tres escamas, todo lo que queda a la vista del Dracorín. ¿Será eso suficiente material? Puede ser, pero no da mucho margen de error.

- ¡Iosh! - ruge el escualo cuando la pelea por fin ha terminado. No parece sentir mucha culpa por la zurra a Wen: el se las ha llevado peores a veces con los de su tribu, es algo normal. El chico estará bien cuando descanse un poco.

Tras hacerle un gesto de victoria a Jennifer el híbrido se guarda el colmillo de dracorín de nuevo, dejando que ella coja las escamas, y se echa a su compañero inconsciente sobre los hombros. Su aleta dorsal lo sostiene evitando que se caiga, es muy práctica para estas situaciones.

- Taller nuestro es el más fuerte. - Lo cual parece satisfacerle bastante. - Zak cree chico gato también gana su caza. Todos van respetarnos muchos.

Y con estas reflexiones comienza a caminar de vuelta hacia la escuela.

Jennifer hace desvanecerse a Pendulum una vez la pelea ha terminado. Sonríe satisfecha a Zak y levanta un pulgar de la victoria y aprobación hacia el chico tiburón. A ella si le da algo de pena por Wen, pero quizás así la próxima vez quiera ir con ellos en vez de enfrentarlos. Al fin y al cabo era una competición, y Zak y ella tenían claras sus intenciones desde el minuto cero: Ganar.

Ayuda como puede a cargarlo a su amigo alético, que no atlético. Mientras se coloca epicamente la gorra mientras mira al horizonte, saliendo de la cueva con ambos.- Bien hecho Zak. Creo que después de esto nos merecemos una buena comilona. ¿Qué te parece compañero?- Comenta tras haberse guardado las escamas a buen recaudo en su chaqueta, mientras las tres figuras intentan volver a la academia de una pieza. A Eriu y al otro que les den por el hojaldre.

Jennifer y Zak se fueron, dejándolo recuperándose allí. Para cuando ya está de nuevo en condiciones de ponerse en pie (no le han causado ningún daño realmente grave), no tarda mucho en entrar Ériu, la chica que también estaba tumbada fuera cuando él llegó a la cueva.

-... Vaya...-, le ofrece la mano para ayudarlo a levantarse, -Supongo que he de devolverte el favor.

-He visto a esos dos salir. No ha ido muy bien, asumo.-

-... Si necesitas ayuda para volver, podrías acompañarnos. No es que nos importe.-, cierra los ojos. Se hace la dura, pero en realidad quiere pagarle su preocupación con un buen gesto.