Partida Rol por web

... Parece... Funcionar. O algo así. El animal retrocede un paso, gruñendo a Wen. No parece espantado pero tampoco parece que vaya a saltarle encima ahora mismo.

Ha pasado de totalmente hostil y listo para el ataque a mantenerse territorial, cuidando su comida.

Los sonidos que emite la criatura demuestran que está enojado, su lenguaje corporal lo muestra cauteloso. Ahora Zak tiene la iniciativa: Podría intentar seguir de largo y confiar en que la criatura permanezca cautelosa o podría intentar atacarle mientras está intimidado.

Benditos sean los viajeros que cruzaban por la aldea, que me acaban de librar del ataque de aquella criatura. La situación seguía siendo tensa, pero por lo menos no estaba preparado para saltar a la mínima. Era el momento clave, si no la cagaba demasiado podría seguir mi camino sin más.

Manteniéndome en la misma postura, con las solapas de la chaqueta estiradas, comienzo a rodear a la criatura y su banquete. Eso si, sin darle la espalda en ningún momento, no tenía intención de tocar su comida por lo que amplío mi recorrido todo lo que pueda, alejándome la mayor distancia posible.

El chico tiburón ruge con fuerza al notar la mordida del acero en su esquitosa piel. Es el primer humanoide con el que se pelea en bastante tiempo y eso le enciende la sangre de manera efectiva. Los animales actuan por instinto, atacan para controlar su territorio, para alimentarse o para defenderse. Los humanos y otras criaturas inteligente, por el contrario, atacan con premeditación, por objetivos más complejos y con estrategias más elaboradas. Y sobre todo, de forma más medida y controlada, a veces incluso contenida. Esto, por algún extraño motivo, irrita mucho a Zak, que de alguna forma lo considera una especie de intrusismo en el mundo de la naturaleza, una manera de imitar pobremente al VERDADERO instinto de pelea que debe de mostrar toda criatura... ¡¡IR CON TODO DESDE EL PRINCIPIO!!

Cada pequeño arañazo de la espada aumenta su ira, y el chico la deja fluir descontrolada, desbocando su aura, que crece como energía estática a su alrededor, liberando algún pequeño relámpago que corretea entre sus heridas, naciendo del poder su sangre. El chico trata de acumularlo todo en su puño derecho, del cual ha soltado su pata de cerdo, de manera algo precaria debido a su rabia descontrolada. Parece que no consigue acumularlo como hubiera deseado, pero aprieta sus afilados dientes sin darse por vencido.

Verás... Baruk Tao me enseñó esta técnica. La explosión del corazón del guerrero...

- ¡Golpe Meteoro! - ruge el híbrido mientras se agacha para esquivar uno de los golpes de Ruko y se levánta de súbito, haciendo fuerza desde la cadera hacia el brazo, con el que trata de encajarle un fortísimo gancho ascendente a su oponente en plena mandíbula, con el que mandarlo a volar hacia arriba con su técnica más salvaje.

Una vez la manda volando, se lanza hacia ella de nuevo. Siguiendo su estela y su trayectoria sin darle un segundo a actuar. Hace un gesto con sus manos delante de ella, Pendulum imita sus movimientos. Poco después junta los puños, dando un golpe doble con ellos a la vez, Pendulum a su lado repite la acción, intentando dar un golpe con los cuatro puños a la vez. Aunque realmente solo son dos ataques, pero queda épico. Y todo lo que sea épico, a ella le gusta.

-Habéis cometido un error. Y es muy grave. Ponerse en nuestro camino.-Sentencia mientras intenta dar el golpe entre ambos. Aunque están algo desviadas debido a que una se empuja a la otra. Definitivamente tienen que practicarlo más.

-¿Golpe mete...? ¡Me cago en---!-, el chico lobo reconoce la técnica, lleva su tiempo en la academia después de todo. Bloquea el ataque con su glaive pero el arma espiritual se quiebra ante la impresionante descarga de energía que suelta Zak en su puñetazo. La explosión se expande unos casi cinco metros, destruyendo tierra y plantas: Arrastra a Ruko en diagonal hacia arriba y detrás.

El chico lobo parece bastante debilitado tras eso pero se pone en pie, alzando la guardia. Vuelve a invocar su arma con un ojo cerrado y la postura algo quebrada.

Afortunadamente para Jennifer, la otra chica había quedado bastante debilitada, casi fuera de combate. El escudo de energia de Ériu bloquea los primeros dos golpes de cada una, pero ella comete el error de contra-atacar a Pendulum con una descarga de energía para crear distancia.

Eso creó la abertura que Jennifer necesitaba para encajar un buen puñetazo en el rostro de la chica y hacerla caer al suelo, jadeando fuera de combate. Le sangra un poco la nariz y tiene un moflete hinchado del último puñetazo, hay que ver si le han metido hostias en un instante: Pobre, countereada antes de poder quedar guay. Es el problema de los maguitos...

-T... Tsk... Esto no va a quedar así...-, murmura mientras intenta recuperar el aliento.

Zak resopla satisfecho. Tao no decepciona como maestra, le dijo que esta era una técnica destructiva y bien que si lo ha sido. Tras la explosión Zak aún tiene algo de Ki sobrante, y no le da tregua al chico lobo, saliendo a la carrera tras él cuando este apenas ha aterrizado. 

Con la intensidad de la pelea Zak falla al intentar concentrar su aura en su puño, lo que le molesta bastante y le hace querer golpearle más fuerte con simple fuerza bruta para compensar.

El chico empuña la pata del jabalí como si de un garrote se tratase, y agitándola con furia trata de golpear a Ruko con ella, agitándola ante su cara previamente con la esperanza de que la sangre que gotea de la pata chorree sobre su rostro, cegándole ee impidiéndole esquivar su ataque adecuadamente.

Me paré  completamente al escuchar aquella voz y me giré para ver un bandido que al parecer queria atracarme.

---No- digo mirandole sin parpadear y sin mudar de expresión- Sí me atacas, serás tú el que salga herido...

Wen pudo seguir de largo, obviando al animal... Sin embargo por el camino escucha unos ruidos. No llega a reaccionar a tiempo, una especie de... Persona muy, muy fea le salta encima mientras él evitaba el peligro del animal.

-¡Mis preciosas, mis preciosas, mis preciosAAAAAAH!-, desafortunadamente para la misteriosa figura fea y para Wen, los dos caen por una pequeña colina tras el choque. No ruedan demasiado, solo se desvían un poco del camino principal y acaban rodando por en medio de Isen y un peliverde con una daga.

-¿Uhm?-, el peliverde dio un paso hacia atrás, tomando un poco de distancia con Isen cuando esos dos pasan por en medio

Wen se separa del Híbrido con cara de goblin en medio del giro, acabando cerca de Isen. Un poco aturdido, sí, pero no se ha hecho daño.

El "goblin" se pone en pie más lento, gruñendo.

-¿Que pasa, compi? ¿Por qué me traes a uno más aquí? Estoy ocupado con el crío este yo.

El goblin responde: -¡Me he caído! ¡Me he caído! ¡Han golpeado a las preciosas! ¡Y la mascota de ESE se estaba comiendo a Wanda!-, no parece estar en sus cabales. El peliverde parece una persona más normal, pero no tiene pinta de ser mucho más que un bandido.

Peliverde: -¿Ah, sí? Deberías castigarlo. Asegurate de no romper nada valioso que lleve encima, ¿Eh? Venga. Son solo dos críos, dos contra dos.

Ella una vez termina con Ériu se sienta encima de su espalda, mirando el combate de Zak. Luego Pendulum se sienta a su lado en la misma posición encima de la otra. Para evitar que haga nada raro la chiquilla que aún está consciente. "Mejor no interrumpo su combate, sería una falta para él seguramente" Piensa mientras se pone cómoda encima de su rival derrotada.

Suspira y suda algo cansada por tanta pelea en un momento. Ojalá fueran así todos los días en la Academia. Aunque no está herida de momento, al contrario que su compañero. Espera que ese último ataque acabe de una vez el combate, no puede permitirse recibir más heridas.

Una suerte recordar aquella historia de la aldea, ya que pude pasar de largo dejando que el animal continuara con su banquete, menos mal. Debía ir con los ojos bien abiertos, poniendo atención en el camino para no despistarme... Pero si antes lo pienso, antes me ocurre cuando me choco contra una criatura y rodamos por una colina.

En el último momento, le doy un empujón a aquella cosa y me pongo en pie, preparado para un nuevo combate. Es entonces cuando reparo en el tipo del pelo verde, pero cuando habla de "uno más", miro hacia el lado para encontrarme con Isen. Bueno, podría ser peor, podría ser el chico-pez impaciente y agresivo. ¿Llego en buen momento? -sonrío hacia mi nuevo compañero mientras me sacudo el polvo del camino y remango las mangas de la chaqueta-.

-¡¿Qué tonterías estás diciendo?! -increpo al goblin que me estaba acusando de que le había hecho algo a sus preciosas. Imagino que lo diría por la bestia, pero poco me importaba-. ¡Ven aquí a que te arregle la cara! -le reto, aunque luego vuelvo a mirar a Isen- ¿te apañas con ese, no? -le pregunto en un tono más bajito tapándome la boca con la mano, pero igualmente audible por todos-.

Ériu suelta un quejido de frustración en cuanto la otra se sienta en su espalda. Patalea y se resiste pero no consigue liberarse.

Por el otro lado, Zak consigue golpear a Ruko, pero este parece seguir en combate.

-Acabemos con esto.-, parece que Ruko se ha confiado un poco al ver que Zak tampoco está en muy buenas condiciones. -¡Flecha Oscura!- conjura él.

Zak consigue protegerse efectivamente del ataque, recibiendo solo daños menores. La emoción del combate arde intensamente, pero está claro que su próximo ataque decidirá el ganador.

... Aunque en realidad es solo por su orgullo, porque en el estado que está Ruko, Jennifer le da una paliza en cuanto termine con Zak.

¡Ya casi está! Zak ruge furioso, pues el chico lobo le está dando más problemas de los que debería. ¡Aún hay que cazar un dragón!

- ¡Hora... terminar! - su voz se vuelve un gruñido sordo mientras el Ki rebosa de su cuerpo desenfrenado.

Y dando un poderoso salto con el que pasa sobre su rival, Zak libera de nuevo la técnica que utilizó contra los jabalíes. ¡Explosión de Ki! La lanza desde arriba de Ruko, tan cerca como le es posible, para impedir cualquier ruta de escape posible. El Ki estalla en una esfera destructiva con la que Zak espera poner fin de una vez a la pelea.

Ruko alistó su arma y cargó hacia Zak, ¡dispuesto a dar el último golpe, esta vez con su arma! -¡Verás de lo que soy capaz!-

Mal movimiento. Demasiado confiado y arrogate, no pensó que la energía que rodeaba a Zak iba a explotar. La energía se desencadena y lanza a Ruko volando por los aires hasta chocar contra algunas piedras cercanas a la entrada de la cueva. ¡Ha quedado completamente fuera de combate!

Ériu suspira con decepción, ahí va la última oportunidad de que ganen...

Zak ruge con fuerza, satisfecho por la buena pelea. Probablemente le puedan oir en casi todo el bosque. Toma algo de la sangre de sus heridas y se pinta una runa en el pecho, complacido.

- Gran combate para Zak. - se gira a Jennifer - Zak lamenta chica sombra no encuentra rival fuerte. Zak cree Jen tiene derecho primer golpe en dragón. - ofrece como compensación al agravio que ha tenido que ser para ella tener que estar mirando tras acabar tan pronto su combate. A la chica tirada en el suelo ni la mira, pero a Ruko se acerca y aprieta su pulgar cubierto de su sangre en su frente durante un momento antes de continuar su camino.

- ¡Vamos! Bestia cerca, Zak huele. - Y cogiendo de nuevo sus patas de jabalí sale al trote en la dirección a la que iban inicialmente, dándole un buen bocado a una de ellas para recuperar algo de fuerzas.

Ella estaba pisando la cabeza de Eriu con su culo. No es que huela mal tampoco, hombre, la chica es pulcra y se lava bastante a menudo. Quizás está algo sudado por el ejercicio, pero poco más. Estaba buscando formas de molestarla, cuando Zak termina su combate. Se levanta orgullosa y asiente cruzándose de brazos, dejando que la gorra le tape la mirada.

-Bien hecho Zak, pero dentro nos espera un desafío aún mayor. Y fuera puede que alguien nos venga por detrás. ¿Estás seguro que quieres entrar ya? Estás bastante herido.- Comenta con cierto deje de preocupación. Luego se gira, ondeando su chaqueta al no-viento. -Pero si quieres seguir, no seré yo la que te lo impida.-

Y si Zak da su aprobación, ambos entrarían en la cueva.

Isen asintió un poco ante Wen, corto de palabras. No parece muy preocupado por la situación, pero tampoco es que se lo ve del todo cómodo con estar en un combate.

El joven avanza y se encara al bandido, procurando luchar con él. No parece muy fuerte pero sí que es rápido. Pronto invoca a su Aspecto, un gélido dragón etéreo, utilizándolo para intentar defenderse. No se le da muy bien pero más o menos va tirando...

Mientras Wen observaba lo poco hábil que Isen era en batalla, el goblin feo le saltó encima al ataque. Afortunatemente, Wen tiene muy buenos reflejos: Responde con un puñetazo el goblinoide ese, repeliéndolo antes de que éste complete su ataque. Le ha dejado la cara más fea de la que tenía antes...

El deforme híbrido trastabilla un poco por aquí y por allá y luego corre, pretendiendo darle un puñetazo a Wen, lo cual habría resultado más exitoso si hubiese corrido hacia el estudiante y no hacia un árbol en la dirección opuesta, chocando contra él y trastabillando un poco más, aún aturdido por la magnífica hostia de Wen. Parece estar recuperandose, de todos modos.

-¡AAAAAH, AAAAH, YA VERÁS, CUANDO TE ENCUENTRE, AAAAH!-, chilla un poco demasiado, eso sí.

Isen sigue luchando por su lado.

Tanto Ériu como Ruko parecen demasiado cansados como para resistirse demasiado, pero se nota que se sienten humillados y molestos...

Tras que Zak coma algo y recupere un poco de energías, el par se adentra en la cueva. Hay marcas de uñas por aquí y por allá, algunos huesos chamuscados y finalmente se ve lo que parece una madriguera improvisada: Hay troncos quemados por el suelo y una criatura que fácilmente podría medir unos cuatro metros si levantase su cuello estando de pie. Lo cual hace, mirando a los alumnos que se acercan tras olisquear la sangre. Suelta un pequeño rugido, amenazante.

Sus escamas reflejan la poca luz que entra en la cueva, iluminando las paredes y el techo. No es un bicho bonito y no parece muy amable.

Parece dispuesto a luchar. Algo de vapor mágico empieza a brotar de su fauce antes de que suelte un segundo rugido, esta vez alzando el cuello al techo y dejando salir una rafaga de energía cián brillante.

Tal y como había previsto, Isen se encargaría del tipo aquel mientras yo me centraba en el goblin. Esperaba que no me ocupara demasiado tiempo, ya que tenía que llegar al Dracorín a tiempo.

Empiezo con un primer golpe que le hace ver las estrellas, y no le arregla la cara precisamente. Subo la guardia, esperando a que respondiera para volver a cogerle la ventaja, pero ni siquiera es necesario, ya que embiste contra un árbol. Sí que le había tenido que dar fuerte para dejarlo desorientado.

-¡Venga! ¡Que te estoy esperando y no me sobra el tiempo! Deja de chillar, que no te he dado tan fuerte -en vista de que él seguía recuperándose del golpe, soy yo el que avanza hacia él-. Pues si no vienes tú, iré yo -avancé raudo hacia la criatura, antes de que pudiera hacer nada. Preparado para darle otro golpe y que viera de nuevo las estrellas-.

Wen se confió quizás demasiado.

El pobre goblinoide seguía atontado, dando vueltas por aquí y por allá intentando orientarse. Cuando vio venir a Wen se lanzó a por él, creyendo que Wen estaba en el suelo. Hasta ahí todo bien, el problema es que Wen tropezó contra cuerpo del goblin mientras avanzaba a golpearlo y se dio de cara contra el árbol contra el cual este había impactado antes. Pobre arbol, ya van dos que se dan contra él, haciéndose algo de daño.

Es entonces cuando el goblinoide encuentra su tobillo y se lo muerde, ¡Ouch! Eso duele un poco. No le ha llegado a perforar la piel ni hacer sangre, pero duele.

Estaba ganándole terreno, especialmente estando desorientado como estaba. En mitad de la carrera, y para mi sorpresa, el goblin se tira al suelo haciendo que me tropiece contra él. Le había salido sin querer, ¡¡pero le había salido!!. Inevitablemente, voy directo hacia el mismo árbol con el que antes se había golpeado él.

-Ouch... -me quejo, frotándome la frente tras el golpe. Pero la cosa no acababa ahí, ya que noto los dientes clavare en mi tobillo-. ¡Eh! Eso es demasiado ruin... -vale, reconozco que era un comentario un poco infantil, y que aquello no era una pelea de niños. No pude evitarlo-.

En esa posición, aprovecho para dejarme caer encima suya, con el fin de inmovilizarlo y, como no, darle un nuevo sopapo para que se quedara allí tirado, tranquilito, y pudiera acercarme a Isen a echarle una mano.