Partida Rol por web

Tras hacer que mi equipo pokémon al completo se recuperara en el Centro Pokémon, me uno de nuevo a aquel grupo tan pintoresco. Deino corre por delante de mi con su ya característico y renovado entusiasmo, volviendo hacia atrás de vez en cuando para caminar junto a los pokémon de mis compañeros o desafiarles a una carrera a su manera.

No sé de dónde saca toda esa energía...

Miro alrededor, fijándome en los distintos tipos de pokémon que presenta aquella ruta, pero ninguno capta mi interés y decido ignorarlos. Soy consciente de que ninguno de los que no he capturado ya tendrían sitio en mi futuro equipo, salvo tal vez Fearow, pero para eso ya tengo a mi Spearow.

Me pregunto si en el Bosque Verde habrá algo que merezca la pena...

Voy con mis compañeros por la ruta dos, miraba a Scarlet y le sonreía. Le había curado en el centro y ahora íbamos a por nuestro primer gimnasio. No había pokemons que me llamaran la atención, mis ojos se movían a todos lados esperando que nadie nos haga una emboscada.

Todos iremos al gimnasio?

Asiento ante lo que dice Dimitri. 

—Yo al menos iré, pero primero tengo que ir a ver a mi hermano Will. Maximo, puedes venir conmigo si quieres. Estoy segura de que te encantará conocerlo. Es médico pokemon e investigador. Seguro que termina tomando el relevo del abuelo. 

Miro la pokeball que me dio mamá. 

—Tengo que darle a su pidgey, el que salvamos del Team Galaxy. Después, iré al gimnasio, por supuesto. Si tardo poco, me dará tiempo a ver vuestros combates. 

Asiento ante Wisty. Yo tengo que buscar a una persona, petición de Green y luego iré por el gimnasio. Saque a Ban de la pokeball y su forma de caminar era bastante prepotente.

Asiento un tanto sorprendida. Pero siendo papá suele ser lo habitual. 

—¿A quién? —pregunto—. ¿Es alguno de los científicos del centro?

Negue con la cabeza. Quiere que de el aviso a las autoridades pokemon de lo que sucedió. No quiero usar su pokenav por las dudas. Me encogi de hombros. Y adivina que, por alguna razón no quiere que te toque. Y comencé a reírme.

Río de forma nerviosa mientras me rasco la cabeza y acelero el paso. Qué momento más incómodo. Como si no me hubiera dado cuenta de que Flareon no se despegó de mi pierna en todo el camino a casa. 

Qué cosas tiene papá, la verdad. Si Dimitri y yo sólo somos amigos desde que éramos niños. A veces es un poquiiiiito exagerado. 

Sonrio y le golpeo suavemente el hombro a Wisty. Tu tranquila. Retomo mas el paso y espero alcanzarlos, la verdad era que no podía decir lo segundo que tenia planeado. Era difícil que pensé de esa forma y Green me ayudo.

Máximo habrá que tener un poco de cuidado, el bosque verde puede ser fácil perderse. Dije intentando recordar las historias de mi padre.

Sí, sería buena idea entrenar... Me preocupa Shiver, pero Poli tendría que coger práctica también. 

—¡Ah, no, tranquilo! —digo a Máximo—. Tenemos que llegar a Ciudad Plateada primero. Él está en unas conferencias en el centro de investigación. Podemos ir luego al gimnasio y reunirnos allí cuando acabemos. Además, mi idea es dormir en el centro pokemon. Seguro que la enfermera Joy nos deja usar la sala de espera para descansar. 

Miro a Hazel y Shiver caminando a mi lado. 

—Me gustaría echar algún combate de prácticas. ¿Habrá algún entrenador por el camino? Para no luchar siempre entre nosotros... ¡Incluso podemos hacer un combate a dobles! La verdad es que me gustó mucho la experiencia.

Escucho lo que dice Wisty y la miro. Claro, esta bueno poder compartir algún combate con ustedes, ademas fue increíble la lucha en el agua. Ninguno ademas de Wisty, tenían conocimiento de lo que había hecho en el agua y lo molesto que fue.

Yo quiero ver si en el bosque verde hay algún pikachu. Me dije pensando en los próximos gimnasios.

Pikachus, se me ponen ojitos brillantes al escuchar el nombre del pokemon. Adoro los pikachus. Ojalá hubiera uno, pequeñito y achuchable. Son sin lugar a dudas de mis pokemon favoritos, aunque por detrás de eevee y jolteon. Me encantan sus coloretes y su colita en forma de rayo. 

—Pikachus... —digo con voz soñadora—. Sí, me gustaría ver alguno. 

La miro y sonrio. Yo quiero uno o un Pichu. Dicen que los pikachus hembra tienen la cola que termina en forma de corazón. Le gustaban los pokemon eléctrico a Wisty y tan solo verla decía todo.

Asiento con la cabeza. 

—Y es muy cierto. Chuchu, la pikachu de mamá, tiene la cola así. Pero a mi me da igual el género. Me gustan todos —digo mientras suspiro—. También me da igual si es un pichu. Son igual de monos y adorables y me encantan —añado con decisión. 

Hay veces en las que me pregunto si será bueno que me gusten tanto los pokemon eléctricos sabiendo que el gimnasio de papá es de tipo Tierra. Aunque él tiene dos equipos distintos. 

Camino junto al resto, escuchando de fondo la conversación entre Wisty y Dimitri, aunque más perdido en mis pensamientos que otra cosa, cuando oigo que Maximo pronuncia mi nombre.

-¿Eh? Ah, sí, seguramente. Si no encuentro nada interesante en el bosque iré directamente a Ciudad Plateada. La mejor manera de poner a prueba mi equipo es contra un líder de gimnasio.

—Eh, que hay pokemon que pueden hacer pasar apuros a los dragones —digo desde la parte de atrás—. Ningún tipo es invencible. Y Hazel y yo no tenemos miedo a ninguno. 

Entonces Maximo me pregunta sobre pokemos electricos y sobre Lilla: 

—Yo prefiero los Blitzle, o los Emolga —contesto—. La verdad es que los pokemon eléctricos son mis favoritos como tipo, pero hay muchos pokemon que me gustan que no son eléctricos. Sólo es que... se me dan mejor además. Lilla no sé qué ataques conoce. Sé que mamá la ha llevado a un par de concursos, para probar. Quedaron en bastante buenas posiciones. A mí eso no se me da tan bien... 

Sonrío de medio lado mirando de reojo a Maximo y Wisty.

-Supongo que puedes intentarlo, Maximo, pero te garantizo que no voy a dejarme ganar por nada del mundo. Si queréis tener un combate conmigo estaré encantado de daros esa oportunidad una vez lleguemos a Ciudad Plateada, así no tenemos que volver atrás para recuperar a nuestros pokémon.

Deino se gira hacia mi y viene corriendo a mi lado, aparentemente excitado tras escuchar la palabra "combate", pero sacudo la cabeza en señal de negación.

-No, Deino. Ahora no. Reserva esa energía, que nos puede hacer falta más adelante.

Sonrío de medio lado al escuchar el "desafío" velado. 

—Eso está hecho. Cuando ambos tengamos la medalla, lucharemos —digo con decisión—. Sería estúpido luchar teniendo el Bosque Verde por delante.

Aunque, la verdad, es que tengo tantas ganas de hacer cosas que me es difícil contener la emoción. A todo esto, el hecho de escuchar un combate pokemon entre nosotros, me recuerda algo importante: 

—Lamrod, por si nos separamos tras Ciudad Plateada, hay algo que debes saber... Hay un entrenador, Ray, que es mejor que evites. Es peligroso, lleva un Scyther y ha sido capaz de mandar al Venusaur de Red directo al centro pokemon, y gravemente herido. Si pudo con él... yo no quiero saber qué podría hacerle a cualquiera de los nuestros. No tiene mesura.  

Arqueo una ceja al escuchar aquello y no puedo evitar girar la cabeza para mirar a Wisty, incrédulo.

-¿Hablas en serio? Vaya...

Vuelvo a mirar hacia delante meditando acerca de esas palabras mientras sigo caminando.

-Ray, ¿eh? Lo tendré en cuenta. Gracias por el aviso.

Aunque el aviso de Wisty me había servido para ponerme en guardia frente a un entrenador así, en el fondo sabía que llegaría el día en el que me tendría que enfrentar a él en mi camino para alcanzar la cima de la montaña.