Partida Rol por web

Un joven soldado, nervioso, intentó reclamar la atención de Herr Wenning

-Herr Wenning, errr...Coronel Wenning, señor...

Wenning se dio la vuelta y se dirigió al soldado

-¿Qué ocurre muchacho? Y basta con que me llames Herr Wenning, no he hecho nada para ganarme el título de coronel y sólo lo tengo mientras dure el proyecto por una cuestión de conveniencia.

-(risa afable) Por favor doctor, estoy seguro que sus hijos comparten mi opinion, aun que ara serle sincero no sabia que usted tuviera mas hijos.

Mi sonrisa es calida, y mis ojos claros y sinceros. Es increible que exista una persona tan afable y sincero en sus intenciones como el profesor Wenning, alguien ademas versado tan profundamente en las ciencias, y al mismo tiempo tan humilde, me recuerda a mi abuelo...

-Ah, lo siento Herr Wenning.-dijo el soldado aun nervioso-Hay un mensajero en la puerta. Le hemos dicho que dejase su mensaje, pero se niega a marcharse hasta hablar con usted en persona. Sólo nos ha dado esto y nos ha indicado que se lo entreguemos.-Dijo dándole un pequeño sobre, sin ningún tipo de señal en el exterior-¿Quiere que lo echemos Herr Wenning?

Me quedo espectante, esperando la respuesta del doctor

-Pues sí. Mi hijo mayor está ahora con su madre, y creo que pretende seguir sus pasos,-mientras decía esto abrió el sobre que acababan de entregarle y miró la pequeña nota. A continuación, dirigiéndose al soldado, le dijo-Que un soldado le acompañe hasta mi domicilio. Que me espere allí  e iré a recibirle. Vizconde, le ruego que me perdone, pero parece que me reclaman algunos asuntos. Sin embargo, estoy seguro de que no me tomará mucho tiempo. Si dentro de 15 minutos quiere verme estoy seguro de que podremos hablar con más tranquilidad en mi domicilio. Aunque no pretendo arrancarle de las celebraciones. En cualquier momento esta tarde estaré más que encantado de recibirle

Jean Paul no sabía que es lo que contenía el sobre, pero no podía ser muy largo. Wenning se limitó a sacar la nota un poco del sobre y echarle un rápido vistazo, pero eso bastó para que adoptase por un momento una expresión de preocupación antes de que volviese a sonreirle a Jean Paul y continuase hablando con él

Tras la partida del profesor me encamino a la zona de bocadillos con la esperanza de toparme a alguien, o escuchar algo interesante.

Aunque tí sí has jugado carta parece que nuestro vizconde pasa de jugar carta. Se devuelve tu 7 de diamantes a tu mano o se ha "consumido" igualmente y debo darte una nueva carta?

No, déjalo. El jugador no la ha visto y en realidad es como si no se hubiese utilizado, porque parece que no está interesado en revisar ssus conocimientos. Déja mi mano como está

Alrededor de la mesa, Jean Paul pudo darse cuenta de las variadas reacciones a la inauguración del proyecto entre los trabajadores. Entusiasmo por participar en algo tan importante, preocupación e irritación por las medidas de seguridad a los que los sometían, expectación por ver la nave empezando a construirse. Algunos expresaban su respeto por Herr Wenning, mientras otros se preguntaban si realmente era el mejor para dirigir algo de tal magnitud.

En todo caso, la mayoría de la gente se sentía bastante alegre y emocionada.

AUnque sea importante conocer a los oficiales, no esta por demas el conocer a la tropa.

Pasemos con Wenning

El capitán Hochner, caminando con paso tranquilo volvió a la zona de la inauguración y con cara pensativa se acercó a una de las mesas con comida y empezó a tomar algunos bocados de aquí y de allá como haciendo tiempo para la cena.

Alrededor de las ocho y cuarto, Miranda se dió cuenta de que había empezado a llover otra vez. Teniendo en cuenta que en alrededor de media hora empezarían a llegar los invitados, le preocupó un poco. Despues de todo, aún no estarían familiarizados con el lugar, y no le gustaba la idea de que estubiesen dando vueltas bajo la lluvia buscando la casa. Estaba considerando la idea de ir al edificio donde se alojaban, para que alguien del personal les prestase unos paraguas y los acompañasen hasta allí cuando oyó que llamaban a la puerta. Brauer acudió a recivir al visitante y Miranda reconoció la voz. Parecía que empezaban a llegar antes de lo que ella creía. El primero de los invitados había llegado.

Me dirigí con paso rápido a la casa de los Wenning para la cena de bienvenida. Me despiste por el camino y tuve que preguntar un par de veces la dirección para llegar, por lo que acabe algo mojado por la lluvia que comenzaba

Finalmente llegue a la casa donde un mayordomo me recibio

-tenga- le dije entregandole mi empapado abrigo -espero no llegar tarde, me temo que aun he de aprender a orientarme en este sitio-

Frotandome las manos para entrar en calor entre en la casa

Tras reconocer mis nuevas instalaciones, y dejar todo preparado para el dia de mañana, me perparo para la cena. -nada como el refrescante beso de las aguas para purificar el alma, el cuerpo. Dulce angel, esperame. Tras el baño cambio mis ropas por otras, si bien para grandes ocaciones, modestas y confortables.

Poco antes de llegar a la recidencia el cielo se desata, y nos brinad el divino regalo de la lluvia. Corro lo sufieciente para no mojarme y llamo a la puerta. Conmigo solo llevo mi diario y un lapiz

-Bienvenido, señor. En el salón hay aperitivos y hemos encendido la chimenea. Permítame que le acompañe.

El mayordomo ya se disponía a llevar a Du Lapin al salón cuando volvieron a llamar a la puerta. Tras disculparse con Charles, acudió a abrir, dándole paso al Vizconde de Morcef.

Saludo cortesmente al entrar. Entrego mi abrigo y continuo. Esperando pronto ver a los anfitriones, ... y a algunos de mis proximos compañeros. Acomodo un poco mis ropas y sigo avanzando. La impaciencia me remuerde, pero la corte a dejado su huellaen mi, y me a dado una buena mascara de pasividad.

Miranda bajó por las escaleras llevando un traje de noche azul pálido, apenas sin adormos aunque la confección indicaba su calidad y valor. La única joya que llevaba era un colgante con una pequeña esfera de bronce situada en el centro de tres aros dorados que se cruzaban entre sí, quizás representando un planeta.

-Buenas noches señor Du Lapin, Vizconde-dijo a los dos invitados-No esperaba su llegada aún. ¿Les parece que vayamos al salón? Supongo que los demás no tardarán en llegar, y mi padre y el Comandante bajarán enseguida