Partida Rol por web

-Aullando -le dijo a Kate, y se aclaró la garganta-. Tenemos que elegir un plan y punto, no podemos separarnos. En este sitio pueden atacar a cualquiera. Lo del señuelo no está tan mal...

Había estado callado, deseando que salieran un montón de vampiros de un callejón y les atacaran, para facilitarles la tarea, pero sólo fue otro sueño de Donny que nunca se cumpliría.

-Aunque igual no le interesa. O están en otro bar, hay muchos. Prefiero acechar.

Esperaba que nadie más muriese mientras tanto.

- Seguro que tras una de tus encantadoras sonrisas, ningún barman te querrá cobrar por la bebida, Vi - le dijo Edgar a Viviane, con una medio sonrisa irónica asomándole en los labios. La sonrisa de Viviane era tan habitual como la lluvia en el desierto, pero no era sólo ella: en general la suya era una manada muy seria. A veces se sentía Ragabash sin serlo. O quizá quien hizo la cuenta de lunas desde su nacimiento contó mal y había estado todo ese tiempo aprendiendo el oficio equivocado.

- Vale, lo de poner sangre nuestra en las bebidas no ha estado muy inspirado, pero tú has dicho algo interesante... que según sabemos no beben. Estamos en la zona de bares, entre semana: aquí no hay clubes ni discotecas, solo bares y pubs. La gente viene sobretodo a beber, así que si veis a alguien que no bebe nada en absoluto, pues tenemos a un primer sospechoso. Veo difícil vigilar presas si para empezar no sabemos si los vampiros son hombres o mujeres, o cuántos son... lo único que sabemos es que han atacado niños. No creo que haya muchos hoy aquí para tenerlos vigilados.

Se rascó la barbilla mientras alzaba la vista hacia la luna llena. Su influencia le hacía impacientarse.

- ¿Qué os parece si nos dividimos en dos grupos de tres y cubrimos los bares de dos en dos? Media hora en cada local como mucho. Cada media hora, nos reencontramos fuera y nos informamos. Si Ashley va con un grupo y Donny con el otro, creo que podemos apañárnoslas contra cualquier Lestat de pacotilla. Y si un grupo no aparece a la hora señalada, el otro sabrá en qué bar estaba y podrá ir a buscarlos.

- Podemos intentarlo, por lo menos. - Añadió la Theurge, pensando en que hicieran lo que hicieran, debían empezar cuanto antes.

 Hécate asintió a las palabras de Edgar y Kate.

- Entonces Ashley en un grupo, Donny en el otro... sugeriría que Edgar fuese en el grupo de Ashley y nosotras tres nos repartiesemos como fuera. Así no llamaría la atención de los pesados un grupo sólo de chicas.

Le sorprendió aquella salida de Hécate. No sabía que la metis supiera tanto de los homínidos. Las otras la habían debido poner al día.

-Como queráis. Kate, Hécate, ¿os venís?

Y señaló un bar al azar, cerca de la entrada de la calle.

-Me gusta cómo habéis empezado a pensar -respondió Ashley arrogante-. Vale, pues Edgar, Viviane, os venís conmigo.

Ashley quiso entrar en uno de los bares a los que iba (cuando lograba entrar y que se lo permitieran) cuando no era más que una animadora. El Diamond, un lugar oscuro y apenas iluminado con velas, donde los viernes y los sábados tocaban algunos grupos amateur. Ashley siempre había deseado conocer a uno de los cantantes, de pelo oscuro y ojos brillantes, para dar envidia al resto de sus amigas. Ahora iba al Diamond de caza... pero de verdad. Cómo cambiaba la vida de una...

El Diamond era azul y morado, con luces negras por todas partes, lo que hacía que a uno le brillasen los dientes y los ojos, y cualquier pelusa clara en la ropa. Por ser el día que era no había demasiada gente, apenas unas diez personas. En la barra se sentaban tres parroquianos, y en las mesas se disponía el resto, en grupos o a solas. El escenario, al fondo, parecía abandonado.

Sonaba rock clásico por los altavoces, Kiss en este momento. No había nadie sospechoso de ser un vampiro, pero tampoco es como si llevasen un cartel en la frente.

El bar al que entraron ellos tres no tenía nombre muy visible, pero se le conocía como "El bar de los billares". La principal atracción, como es suponible, se trataba de sus billares. Había tres mesas bastante desgastadas en las que jugaban unas diez personas, mientras que en el local había unas seis más. Todo tenía decoración country, como si fuese un bar perdido en Luisiana, pero la música era mucho mejor.

El olfato de Hécate señalaba claramente a uno de los que jugaban al billar. No debía de tener más de veinticinco años y se pavoneaba ante un grupo de chicas, con tiros imposibles que siempre entraban. Tenía el aspecto de un antiguo jugador de fútbol, por los hombros anchos y la espalda musculosa, y también por su manera de sonreír.

Nunca había entrado en ese sitio. Antes del Primer Cambio sólo iba a sitios muy grandes, muy ruidosos y llenos de gente de su edad totalmente fuera de sí, donde le era más fácil mezclarse, normalmente fiestas en la periferia. No sitios en los que no desentonaría un toro mecánico.

Se sentó en una mesa que aún no habían limpiado y desde ahí miró al tío que Hécate había señalado. No parecía un vampiro, pero claro, él se había esperado una capa o algo así. Se inclinó sobre la mesa para hablar.

-Vamos a vigilarle un rato. Todavía no sabemos si es.

Se había acostumbrado a los espacios abiertos, a los árboles y todo eso, pero le gustaba volver a estar en Naperville. No creía que pasar desapercibidos fuera fácil cuando su presencia solía incomodar a todo el mundo en una habitación, pero esperaba que el alcohol ayudase con eso.

 Hécate arrugó la nariz.

- Lo sea o no, no me gusta.

Mirando a su alrededor, echó un vistazo para ver si los camareros estaban muy atentos.

- ¿Tenemos para un refresco? Por lo que he visto por la ciudad, la manera de pasar desapercibidos es tomar algo y hablar...

-Ni un pavo. Si preguntan, éstas eran nuestras bebidas -respondió, levantando un botellín de cerveza al que todavía le quedaba un poco.

Confiaba en que los camareros no querrían acercarse a ellos. Hablar de las bebidas le recordó algo que había dicho Edgar y miró en dirección al sospechoso y sus groupies para fijarse si tenía algo de beber.

Kate siguió a Donny y a Hécate al interior del bar al que se dirigieron.

Secretamente, hubiera preferido ir con Edgar antes que con Donny, el cual (y especialmente aquella noche) la ponía nerviosa. Pero en el fondo no importaba, se reprendió. Todos eran compañeros, así que se sentó al lado de Hécate, escuchando las sospechas que tenían sobre uno de los tipos del bar.

Sin saber qué decir o añadir, se dedicó a observar a su alrededor, esperando. No sabía muy bien que hacer o cómo comportarse, así que se puso a escuchar la música con algo más de atención, por disimular.

Aquel no era el sitio predilecto de Viv, y posiblemente nunca hubiera llegado a serlo. Ella era más de tugurios ruidosos atestados de humo y cerveza barata. No obstante, para ser la primera vez que salía por la ciudad en todo aquel tiempo no estaba mal, aunque realmente esa era su última preocupación.

Oteó el lugar rápidamente sin detenerse mucho en si alguien parecía un vampiro o no, tampoco quería hacerse notar demasiado nada más entrar. Sin esperar a que Edgar y Ash se decidieran caminó hacia la barra con aire despreocupado (y el cuerpo en tensión) y apoyó los codos esperando a que el camarero de turno la atendiese.

Estar cerca de Donny era como pasear por Chernobil. Algo no iba nada bien y, por algún motivo, quemaba. La gente, de modo inconsciente, fue apartándose a su paso. El camarero los miró con el ceño fruncido, como si no aprobase su presencia allí... y al mismo tiempo no se atreviera a echarlos. Algunos de los parroquianos huyeron de su lado y cayeron, casualmente, en algunas de las mesas más alejadas. Alguna que otra mirada le llegaba con recelo. Pero bueno, era lo acostumbrado.

El chico que olía a Wyrm no se había percatado de ello por el momento. Hablaba y coqueteaba con las chicas, que lo miraban entusiasmadas. Realmente, incluso ellos tenían ganas de contemplarlo. No era por su belleza... no exactamente. Quizá era por otra cosa.

Fuera lo que fuese, el chico tenía un cubata sobre una de las mesas cercanas en el que flotaban unos hielos casi deshechos, con un nivel de líquido que casi lo desbordaba.

-No es justo que Donny se lleve a la nariz de la manada -se quejó Ashley en un suspiro-. ¿Cómo estáis vosotros de detección vampírica? ¿Hay que ir tomándoles el pulso a cada persona que nos topemos para ver si están muertos?

Se apoyó en la barra de espaldas y miró a su alrededor. Frunció el ceño.

-Eh, Edgar, ¿esa de la mesa no es tu amiga Celia?

En efecto, lo era. Se estaba riendo mucho con sus otros dos amigos, mucho más mayores y modernos que ella. Tomaban algo. Con sombrillas.

 Hécate lo miraba medio embobada, cuando se dio cuenta de como su copa estaba llena a rebosar.

- Beber, lo que se dice beber, no parece estar bebiendo. Será mejor que no le perdamos de vista, sobretodo si sale con alguna chica, ¿no?- susurró disimuladamente a sus compañeros

Donny le daba estando vueltas al botellín de cerveza que había cogido hacía un rato, incómodo. Ya no se acordaba de cómo era. Cruzó con Kate una mirada en la que se veía que se quería marchar cuanto antes, por favor. No era una petición silenciosa amable, pero era el equivalente a la amabilidad en Donny.

Aquel tío era molesto, y cuanto más le miraba, más fascinante y más molesto le parecía. Seguramente porque toda la gente que huía en la mitad del bar de Donny acababa en la de él.

-No sabemos si es un vampiro o si hay más, así que no podemos quedarnos aquí mucho. Podríamos ver si se reúne con alguien o avisar al resto. Si intenta morder a alguien nos lo cargamos.

Kate siguió observando largo rato la escena, escuchando a sus compañeros sin atreverse a intervenir. Pero la espera en aquel ambiente extraño para ella no contribuía a su ya de por sí nerviosismo, y menos ante las reacciones de la gente que casi, casi, parecían pintarles una diana delante a ellos tres.

Vale, el extraño chico no se había dado cuenta... aún. Pero como se girara, pensaba Kate, lo primero (y lo único de hecho) que iba a ver, iban a ser ellos tres. Y quizá no sería buena idea estando ellos tres sentados. ¿Pero entonces cómo iban a hacer avanzar aquella situación?
Pensó en Donny, y en las ganas que siempre tenía de darle un puñetazo a alguien o a algo. Pensó en Hécate, cuyo aspecto, bajo la ropa, no era precisamente intimidante de por sí. Pensó en si misma, tan desubicada en aquel lugar. Y una idea un poco extravagante empezó a rondarle por la cabeza.

- ¿Y si intentamos provocarle un poco? - murmuró para su compañeros, acercándose a ellos para poder hablar en la voz más baja posible. - No se qué puede pasar, pero Hécate y yo podríamos acercarnos a él fingiendo que vamos al baño o a la barra y "tropezar" accidentalmente con su cubata. Dependiendo de cómo reaccione, simplemente podemos disculparnos y marcharnos, y Hécate habrá estado lo bastante cerca como para olerle un poco mejor. Si se pone tonto... bueno, no creo que tengas mucho inconveniente en invitarle a resolver el asunto fuera... ¿no, Donny?

Según hablaba, Kate pensaba que todo aquello era una soberana gilipollez, que no podía estar proponiendo algo tan estrambótico e incluso mezquino. Pero algo dentro de ella que no acababa de gustarle latía de forma continua, y casi podía sentir como las ansias que el ahorunn siempre demostraba se le estaban pegando. Y quién sabe... quizá podría funcioa

-No sé si tomármelo como un insulto -farfulló, tratando de ocultar que se lo había tomado como un insulto inintencionado-. Pero bueno. De todas maneras no creo que vaya a convertirse en murciélago en medio de un bar, ni podemos sacar la artillería pesada.

Soltó un bufido. Todavía no había apartado la vista del posible vampiro, hipnotizado por sus gestos. Si el plan de Kate funcionaba y el olfato de Hécate había fallado podía acabar dándole un buen susto a alguien que no se lo había ganado. Por no hablar de un par de hostias. No es que la idea le volviera loco. Aún así, no quería quedarse allí toda la noche.

-Bueno. Que vaya una solo, Hécate, si tiene que... olerle.

 Hécate arrugó la nariz al oir su idea. Se preguntaba que opinarían ellos si ella les sugiriese meter la nariz en un vertedero en su forma lupus.

- ¿Sabéis que lo que huelo es realmente el wyrm, verdad? Cabe la posibilidad de que sea un humano totalmente corrupto... lo cual, viendo las noticias, tampoco es tan raro. Es decir, aunque realmente sea a él a quien huela, todavía cabe que no sea nuestra... presa. Lo digo para que lo tengáis en cuenta.