Partida Rol por web

Asiento al comentario de la joven

Eso estaría realmente bien. Un baño caliente sentará bien a mis humedecidos huesos

¿Adivinador? ¿ADIVINADOR? Pero por qué psíquico del tres al cuarto me han tomado... acabo de llegar al planeta y ya me están tocando las pelotas... Me tenía que haber llevado el Emperador con él en lugar de hacerme pasar por esta tortura. Un día de estos me pierdo en un planeta recóndito, para vivir y morir pero en paz.

Pero por el momento me tengo que joder... Aguantar a esta nobleza emperifollada y sus memeces... Cómo me voy a divertir cuando pueda lanzar un rayo de tres pares. Igual entonces me toman en serio y no me llaman Adivinador...

Serio, como si transmitiese mis pensamientos por el aire, impasible como una roca, escucho con atención las intervenciones de mis compañeros y las... diatribas... de los insulsos nobles.

Mientras meditaba sobre los cogitadores coaxiales de una mochila a reacción empezaron a hablar sobre infiltrarse. Yo lentamente fui divagando por otros derroteros mientras intentaba entender a que demonios se refería una noble de tres al cuarto que se cree la maldita Sigilita de este milenio sobre retirar mis atributos.

Cuando me dí cuenta de que ya estaban hablando de algo mas interesante me giré a la mujer.

-Yo no preciso de ningún mantenimiento. Me gustaría ver las dependencias ahora de ser posible.

- Si no le importa esperar un poco a sus compañeros, se las enseñaré a todos a la vez para organizar la cena mientras ustedes descansan. Dicho esto os indica que cojáis vuestra pertenencias y la sigáis. 

Subís por las escaleras principales y en la primera planta tenéis al llegar la vista desde arriba del salón de baile, según explica Julia. Un espacio diáfano de algo más de cincuenta metros de largo por cuarenta de ancho, con lámparas de extraños diseños, grandes frescos en las paredes representando gente de porte noble bailando. Rodeáis a la derecha y subís otras escaleras llegando al segundo nivel a través de un pequeño recibidor. De aquí parten dos pasillos enfrentados entre si y perpendiculares a las escaleras que continúan hacia una tercera planta. 

Tomáis el pasillo de la derecha según habéis subido, con más de sesenta metros de largo presenta el mismo estilo lujoso sin llegar a opulento del resto de la casa. A cada lado parten sendos grupos de cuatro puertas con una más al fondo, donde además hay una pequeña sala de descanso común.

- Pueden repartirse las habitaciones como gusten, nadie les molestará en este ala de la casa - dice con una sonrisa. En treinta minutos les avisaré para mostrarles el cuarto de mi prima.

Tienen una mansión  preciosa - dijo maravillado por la exquisita decoración de la sala de baile. A Aeregan le gustaba realmente aquella casa, hacía muchos años que no pasaba por una morada de nobles y sin duda alguna lo echaba de menos.

- Gracias por su hospitalidad - hizo una ligera reverencia - nos instalaremos como buenamente podamos, no seremos una molestia para la Casa Strophes

Julia mira inquisitivamente a Aeregan, quizás intenta adivinar como un noble ha acabado al servicio de la Inquisición.

- No se preocupe, sabemos que corremos riesgos al ayudarles.

Una vez dentro de mi habitación, dejo mis cosas e inspecciono la misma con curiosidad. Una vez terminada la inspección, procedo a darme un baño y cambiarme de ropa antes de la visita guiada.

Casi todo el rato permanezco disfrutando del baño caliente, pues soy consciente de que, seguramente, no podré disfrutar relajadamente de otro igual hasta que acabemos la misión. Mientras permanezco en la bañera, miro el folleto que nos habían entregado sobre la publicidad de la secta que teníamos que investigar.

Vuestras habitaciones son todas de un tamaño aproximado, veinte metros de largo por diez de ancho incluido un cuarto de baño propio, y presentan el mismo gusto por el lujo sobrio que el resto de la casa. Todas tienen un ventanal que permite que entre la luz de la colmena y tal vez algo de luz exterior a ciertas horas del día; una cama grande capaz de albergar sin problemas a tres personas, mullida y con grandes almohadones; una mesa redonda con cuatro sillas de estilo clásico; una lámpara de cristal labrado en el techo; un armario capaz de albergar los petates de varios pelotones de guardias imperiales y una gran alfombra de tacto suave que invita a descalzarse nada más probarla.

Excepto Aeregan, ninguno ha visto y muchos menos ha disfrutado de este tipo de comodidades.

Disfrutadlo, dudo mucho que volvamos a tener un sitio tan agradable y confortable para descansar - se despidió con una sonrisa jovial y se metió en su habitación parar ir preparando las cosas. Inspeccionó su cuarto y luego hizo tiempo con una ducha hasta que pasara el tiempo estipulado por Julia 

Una vez en una de las habitaciones dejo el petate en la cama y me deshago de la túnica dejándola pulcramente doblada a su lado. Bajo la capa solo hay carne y metal y un buen manto antifragmentación que también dejo al lado.

-Ahhh Que sitio mas... cómodo.- Dejo escapar un quejido y un par de zumbidos cuando me estiro sobre la misma superficie. Cierro los ojos e inicio las rutinas de revisión sobre el funcionamiento de mis muchos implantes, lo que conlleva una desnudez absoluta. Una vez completado el mismo de forma satisfactoria vuelvo a colocarme el manto y la túnica, oculto la mecadendrita bajo la ropa y me apoyo en el bastón. 

Dejo las cosas encima de la mesa, disponibles para cogerlas en cualquier momento. Me asomo al ventanal... ¿Acaso pretendía disfrutar de las vistas?

Recuerdo aquellas interminables horas, mirando por la pantalla que mostraba el vacío exterior de mi nave, varada en vete a saber qué carajo de sector, alejado de cualquier contacto... humano. Solo me acompañaba el pitido incesante de las comunicaciones abiertas por si llegaba algún mensaje. Al final se hizo mi fiel compañero.

Ahora, en mi soledad y el silencio, me sentía... vacío. Había mundo a mi alrededor, pero... ¿Qué importaba? No había consuelo en el combate, no había sosiego en la soledad de mis pensamientos. La espiral decadente no cesaba, no cejaba... solo tenía algo que me ataba a este mi sino: mis poderes, la algarabía que sentía al tocar la disformidad, aunque solo fuera por momentos, el júbilo de moldear y ejercer mi voluntad sobre una esencia tan extraña y poderosa...

Y ahí, de pie, pasó el tiempo, sintiendo el cosquilleo en la punta de los dedos del poder a mi alcance...

Según lo acordado, Julia Strophes os recoge a cada uno en vuestro cuarto y todos juntos subís a la tercera y última planta. Allí el lujo es mínimamente superior al resto de la casa y para la mayoría de vosotros imperceptible. La habitación de Saia es más grande que las vuestras y la decoración más personalizada: una gran cama con dosel, varios armarios, un tocador con varios peines y útiles de maquillaje, una gran mesa redonda con cuatro sillas, un maniquí sin brazos ni cabeza con un vestido de fiesta con pequeñas bombillas, ....

- Bien, este es el cuarto de mi prima ¿qué es lo que esperan encontrar?

Puede que Saia se trajera alguna cosa más de las reuniones que nunca saco de la habitación y que nos pueda servir de pista. O algún mensaje de algún otro feligrés. Puede que alguna holocaptura que tenga que ver con la orden. Nunca se sabe lo que se puede encontrar buscando, solo que si no se busca no se encontrará nada y dicho esto comienzo a recorrer la habitación en busca de cualquier objeto sospechoso.

Entro en la habitación y mi mirada se desliza perezosamente por su habitación.

-¿Tenía la joven una terminal o placa de datos? ¿Alguna agenda o dispositivo de panificacion de ocupaciones?

Aeregan entró en la sala y como los demás, comenzó a buscar por el cuarto a ver si hallaba algo de interés que pudiera arrojar algo de luz sobre la investigación que les atañe