Partida Rol por web

Renacer

Capítulo 2: Una cita con el Demonio

Cargando editor
25/10/2009, 21:12
Director
Sólo para el director
Cargando editor
25/10/2009, 22:17
Director

Walter, Los Angeles

Los nervios te corroen. No estás seguro de nada. Por fin te habías atrevido a ir a cenar con Margaret. Ella era una mujer muy ocupada, así que la cena se había tenido que posponer varios días. Y por fin había llegado el momento, le habías dicho que la irías a recoger. Aún estás arreglándote, indeciso. ¿Qué le vas a decir? ¿Cómo va a reaccionar ella? ¿Qué tiene que pasar esta noche? Las dudas asaltan tu cabeza una y otra vez.

Comienzas a desear que te hubiera tocado el poder de ver el futuro. Pues hace poco has descubierto que puedes escuchar los pensamientos de los demás. Cuando piensan en algo en el momento puedes escucharlo como si te estuvieran hablando. Al principio la cagabas y le hablabas a los demás, respondiendo a sus pensamientos. Pero has comenzado a controlarte, y has terminado acostumbrándote a eso. No es algo muy cómodo pues a veces la gente no piensa en cosas muy decentes. Pero bueno, es lo que te ha tocado. El problema es que, por mucho que lo intentes, hay una persona a la que no le puedes leer los pensamientos. Y, en efecto, esa persona es Margaret. Desde el primer momento te extrañó, pues lo único que oyes cuando estas cerca de ella es un extraño ruido, como de interferencias. Aunque ese ruido se intensifica cuando notas que alguien le dice algo que no es verdad. Todo junto es algo extraño, así que has decidido pasar de todo esto por esta noche.

Si Dios quiere que la conquistes sin hacer trampas, que así sea. Decidido, te acabas de preparar y entras en el coche. La noche es tuya, no dejes que nada te la arrebate.

Cargando editor
26/10/2009, 21:26
Walter Bailey

 Walter se miro al espejo del retrovisor y su reflejo le devolvió la mirada. Se había duchado, peinado, afeitado y perfumado con esmero. Llevaba un traje de vestir de color gris, que le resultaba ligeramente incomodo, ya que no estaba acostumbrado a llevar ese estilo de ropa tan formal y ni mucho menos una corbata. Pero aquella noche era especial, y no quería arruinarlo por ir vestido como si se fuese con los amigos a un bareto de copas.

La cena aun no había comenzado y ya estaba sudando por los nervios. Suspirando saco un pañuelo de tela del bolsillo y se lo paso por la frente.

El libro de los estados de la conciencia de William James, estaba tirado en el asiento del acompañante, al lado de unas rosas azules que había comprado esa misma tarde para entregárselas a Margaret. Era uno de los varios libros que había cogido prestados de la biblioteca, para intentar indagar qué era lo que le estaba pasando. Baste decir que hasta el momento había descubierto más bien poca cosa sobre la telepatía, aunque desde luego aquella disertación sobre funcionamiento de la mente humana había sido bastante aleccionadora. Desde aquel día todo había sido tan raro… La muerte de aquella muchacha le había chocado realmente, y no estaba preparado para enfrentarse a ello de nuevo. Se sentía culpable por no haber podido hacer nada por impedir su asesinato. Cerrando los ojos aparto sus pasamientos de tan oscuras elucubraciones.

No quería que Margaret viera el libro y pensase que era una especie de bicho raro, así que lo cogió, guardándolo dentro de la guantera. De hecho es lo que era, así que aquella acción no estaba exenta de cierta ironía.

Volvió a mirarse al espejo y se ajusto bien la corbata.

         Dios, parezco una colegiala.- Suspiro intentando romper un poco el hielo consigo mismo.

Girando la llave encendio el motor del coche y la radio comenzó a sonar con una canción del grupo North Mississippi Allstars.

 

 

 

-          Chico, va a ser una noche muyyy larga.- Comento socarrón mientras salía del parking.

Mientras se unía al tráfico de la tarde intento en vano distraerse con la canción para no a darle más vueltas al tema de la cena. Nervios aparte, esperaba que la velada discurriera a la perfección, lo tenía todo dispuesto y preparado para aquella cena. Sinceramente esperaba no haberse sobrepasado… Había reservado una mesa para dos en el restaurante “Michael´s”, uno de los más lujosos y caros de la ciudad. Tenía la esperanza de que todo estuviese excelente, porque desde luego supondría un duro revés para su bolsillo. Después había pensado en que salieran a dar una vuelta por la ahí, a algún lugar que ella eligiese, como un bar nocturno de esos que estaban tan de moda o cualquier cosa que se le ocurriera a Margaret.

Frenando ante un semáforo en rojo espero tamborileando el volante con los dedos mientras lamia sus labios en un gesto cargado de inquietud. Ciertamente, esa noche, podía ocurrir cualquier cosa…

El semáforo se volvió a iluminar en verde. Walter condujo hacia su inadvertido destino.

Notas de juego

Restaurante Michael´s

El restaurante perfecto para degustar platos californianos tradicionales de carne, pasta y aves de corral rodeado de arte moderno. Es imprescindible realizar la reserva por adelantado. Los precios suelen ser elevados.

Imagen del restaurante.

http://www.luxury-insider.com/Current_Affairs/image.axd?picture=1108-xiv-michaelmina-1-420.jpg

Cargando editor
28/10/2009, 19:01
Director

Llegas puntual. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Margaret ya te espera fuera de su casa. Se ha vestido con un elegante vestido, de color violeta. Va muy arreglada, y cuando la ves no puedes evitar sentirte embriagado por unos instantes. Es tan bella... Distraído como estás, no te das cuenta de que un perro se para frente a tu coche. Rápidamente pegas un frenazo, derrapando unos cuantos metros. Menuda entrada más triunfal...

Margaret no puede evitar reírse, y mientras te exhibe una de sus mejores sonrisas se acerca al coche. Bajas la ventanilla y la saludas. Entonces bajas del coche para abrirle la puerta del copiloto. -"Muy amable, Walter."- Te dice mientras sonríe. Luego se mete en el coche, sentándose en el asiento del copiloto. Luego vuelves a tu asiento y te pones el cinturón.

-Bueno, ¿dónde tienes pensado llevarme? La verdad es que he estado pensando mucho en eso. Me corroe la curiosidad... Je je je... Ojalá pudiera leerte la mente.- Te suelta. Luego se acomoda en el asiento y se pone el cinturón. Su olor inunda el coche. Tan suave...

-Me alegro de poder ir a cenar contigo, la verdad es que estoy algo estresada con el trabajo y necesitaba desconectar un poco, ya me entiendes. Últimamente me siento algo rara, y a veces oigo algún que otro pitido insoportable. Debe de ser el estrés...

Cargando editor
28/10/2009, 22:03
Walter Bailey

Por un momento el comentario sobre lecturas mentales le sobresalta. Pero rápidamente queda apaciguado por un sentimiento que le inunda por dentro. Se olvida de sus nervios, de la muerte de aquella mujer, y pierde sus  problemas de vista embriagado por su mera presencia.

Al fin después de tantos días se siente realmente “vivo”. Walter no puede evitar que la mejor de sus sonrisas se esboce en su rostro.

-          Una bella flor, para una mujer aun más hermosa.- le dice con picardía mientras le entrega con gesto grandilocuente la rosa azul que le había comprado.

Cambia de marcha y el coche comienza a rodar volviendo a formar parte del tráfico. Walter con la sonrisa perenne, mira de reojo a Margaret y responde a su pregunta de dónde iban a cenar.

-          Bueno, bueno.- Alzo las cejas graciosamente en un intento de hacerse el misterioso.- ¿Conoces un restaurante llamado A Valentino?-  Deja unos segundos de suspense.- Pues allí no es donde vamos.-  Continua haciendo un esfuerzo sobrehumano para no reírse de su propia gracia.

Solo con ella podía sentirse tan a gusto como para hacerse el chistoso.

-          No, ahora enserio.- Continua recuperando la compostura.- Iremos al restaurante Michael´s, tal vez hallas oído hablar de él, según dicen sus platos tradicionales de carne son inmejorables.- Miro su reacción a ver que le parecía.- Después, tenía pensado que tu decidieses a donde ir… no se.- Prosigue encogiéndose de hombros levemente.- Ir a algún bar de noche, o a pasear por algún lado que te guste.-

Flotando en una nube se da cuenta de un comentario que Margaret había hecho y que con la emoción que le embargaba le había pasado por alto. ¿Había dicho que escuchaba unos pitidos? Es lo mismo que le pasaba a él cuando estaba con ella, e inevitablemente su poder reaccionaba. En vez de escuchar los pensamientos de Margaret, sentía un pitido de fondo que como había observado incrementaba de intensidad cuando alguien intentaba colarle una mentira. Hasta el momento había pensado que era una situación provocada por los nervios de estar a su lado, pero ahora ella decía que también escuchaba esos pitidos. ¿Podría ser que ella también…?

-          “Anda Walter no seas tonto”- Piensa para sí.

Estaba muy bien que el pudiese leer las mentes de los demás, (bueno, en realidad no lo estaba) pero no era cuestión de ponerse ahora en plan paranoico. Seria demasiada coincidencia que justamente la única persona de la cual se había enamorado en la vida tuviese un “poder” como el ¿no?

-          Entonces... ¿dices que as escuchado unos pitidos?- Pregunta titubeante.- Yo también los he estado escuchando… no se.- Continua encogiéndose de hombros.- Tal vez podría ser alguna maquina de la central que esta estropeada…-

Notas de juego

 Aclaración: Restaurante A Valentino

Algunos lo consideran el mejor restaurante italiano de los Estados Unidos, con platos tradicionales del norte de Italia combinados con el toque experimental de la cocina californiana. obviamente el mas caro de los Angeles.

Cargando editor
29/10/2009, 19:02
Margaret Bregman

-Oh, es una flor muy bonita.- Le digo mientras la huelo. -Me gusta mucho.- Sonrío ampliamente, es un tipo verdaderamente agradable. Me siento tan cómoda cuando estoy con él...

No puedo evitar reírme de la broma. -¡Ja ja ja! Ya decía yo que ese restaurante es muy caro. Bueno, fuera donde fuera no me habría importado ir contigo... Quizá podríamos ir después a pasear por algún... parque. Son muy tranquilos.- Le propongo, son lugares que me gustan bastante. Y no oigo esos pitidos molestos.

-Bueno, es una extraña sensación. Y solo los oigo a veces, cuando me habla la gente... ¿Tú también los escuchas? Es algo muy extraño. No creo que tengamos ninguna máquina estropeada, o quizá sí. Ya lo miraré, un día de estos...

Miro por la ventanilla del coche. Miro la gente, los coches, el paisaje... Respiro hondo, dejandome llevar por la tranquilidad que siento en estos momentos. Finalmente, llegamos al restaurante. Walter, con una agradable cortesía, me ayuda a bajar del coche.

Cargando editor
30/10/2009, 00:42
Walter Bailey

Después de ayudarla a bajar, cierra el coche y extiende su codo con gentileza, para que ella le coja del brazo. Aquella noche tiene que ser especial, quiere hacerla sentir una reina. Su reina.

-          Si me permite la dama, le mostrare el camino al restaurante que conseguirá que nuestras papilas gustativas bailen de alegría.- Comento de nuevo bromista mientras hacia un gracioso gesto con la mano.

Tranquilamente comienzan a caminar por la acera en dirección a la entrada del restaurante. Es extraño en el, pero se encuentra completamente confiado y sereno. Siente que hoy es su día.

-           No te preocupes.- Comenta demasiado satisfecho consigo mismo como para sentirse preocupado por el tema.- Esta noche nada de pitidos, estaremos solo tú y yo…- Parece pensárselo mejor. – Bueno tal vez también estén los camareros y otros comensales cenando, pero eso no es lo importante.-Continua con una sonrisa cómplice.- Lo importante hoy, es que nos libremos del estrés del trabajo y nos lo pasemos bien.  Así que esta noche queda prohibido cualquier tema relacionado con el mundo laboral, hablemos solo de nosotros mismos ¿te parece bien?-

La mira con una sonrisa totalmente franca a la espera de su respuesta, cuando llegan a la puerta del restaurante.

Imagina que en el cartel es de noche XD

 

Cargando editor
30/10/2009, 21:27
Director

Margaret ríe gracias a tus comentarios. Se la ve bastante cómoda.

Cuando llegáis a la puerta del restaurante se gira y te mira a los ojos. -Bien, nada de trabajo. De acuerdo.- Te dice mientras te exhibe otra de sus brillantes sonrisas. Luego entráis en el restaurante. Un hombre de mediana edad uniformado con la ropa de trabajo os recibe. -Buenas noches, señora, señor...- Os recibe cordialmente. Su voz es profunda, y de tono grave. -¿Tienen reserva para esta noche? Me temo que si no tienen no habrá manera de que pasen una velada por aquí. No tenemos mesas libres...

El hombre espera tu respuesta, en silencio. Notas como Margaret se lleva la mano a la frente y cierra los ojos, parece algo molesta, pero enseguida vuelve a la normalidad. En tu cabeza oyes la voz del hombre. -Aunque en verdad tenemos algunas mesas libres, pero no me dejan concederlas sin reserva...

Cargando editor
30/10/2009, 22:17
Walter Bailey

Ya no había ninguna duda, Margaret sentía el pitido cada vez que alguien de su alrededor decía  una mentira. Ahora sí que tenía motivos para estar nervioso.

No sabía como de lleno estaba el mundo de gente con “dones especiales” pero dudaba que fueran muchos. Las posibilidades de que estuviese justamente enamorado de una mujer que por lo visto había comenzado a percibir su don al mismo tiempo que él, eran conservadoramente ínfimas. En su caso, tenía un pase, pero el don de Margaret era simplemente una putada de las gordas. Teniendo en cuenta que la gente normalmente mentía más que hablaba, no era un placer ser “la mujer polígrafo” del pitido insistente. Por lo visto el destino era un bastardo retorcido.

Recuperando la conciencia de la realidad, se da cuenta de que el Maître está esperando su respuesta.

-          Heeee, si bueno perdone, teníamos una mesa reservada a nombre de Walter Baile.- Le responde.

Mientras el Maître esta ocupado comprobando si están en la lista, vuelve a mirar a Margaret con gesto preocupado y le pregunta.

-          ¿Te encuentras bien?-

Notas de juego

 PD: Que conste que lo del destino no va por el master XDDD

Cargando editor
31/10/2009, 22:38
Director

El hombre asiente y os conduce hasta vuestra mesa. Por el camino Margaret se pega un poco a ti. -Ha sido otra vez ese pitido insoportable. Cuando nos ha dicho lo de las mesas.- Te susurra. -Creo que solo me pasa cuando alguien me dice algo en especial, pero no estoy segura...

Margaret cierra momentáneamente los ojos, luego los abre y sonríe. -Bueno, no pasa nada. Ya me encuentro mejor.

Llegáis a vuestra mesa y os sentáis, uno delante del otro. Os quedáis mirándoos a los ojos. El Maître se retira, y en pocos minutos llega un camarero. -Buenas noches. Yo seré su camarero durante esta velada. Aquí les traigo la carta.- Os deja sobre la mesa las cartas del menú. -Antes de irme para dejarles tiempo para decidir. ¿Desean tomar algo?- El camarero saca una pequeña libretita y un bolígrafo, y se os queda mirando.

Cargando editor
01/11/2009, 18:32
Walter Bailey

 Intentando ocultar su turbación, Walter se limita a mordisquear el labio inferior y después de esbozar una sonrisa a Margaret, baja su mirada y hecha un rápido vistazo la carta de vinos. El primer visionado le asusta profundamente, “Dios esto me va a costar muy caro”…

-           Bueno… creo que por ser un día especial un vino tinto español, estaría bien…- Señala en la carta y se lo muestra al camarero.- Un Clos Moga d Or del Priorat.- Sentencia por decir alguno e intentando no recordar que el precio es superior a los cien dólares.

Devolviéndole la carta de vinos al camarero, espera a que este se marche y apoyando los brazos encima de la mesa comienza a golpetear con los dedos, la madera.

-          Bueno, aquí estamos.- Comenta nerviosamente.

-          “¿Y ahora qué?”- Piensa intranquilo. – “¿Me pongo a explicarle que el pitido que siente está producido por una habilidad especial?”-

-          “Claro Walter esa es la manera más rápida de asustarla y que se piense que estas como una puta cabra”- Razona con ironía.

-          Ejem.- carraspea mirándola intentando ocultar su angustia con una sonrisa.- ¿Miramos la carta a ver qué tal?-

Cogiendo la carta la abre poniéndola de lado para que ella también pudiese leerla. Cuando ella se inclina levemente para mirar los platos, su suave perfume penetra por sus fosas nasales enturbiando su pensamiento. Es tan hermosa… ojala tuviese el valor de besarla.

Cargando editor
02/11/2009, 21:26
Director

El camarero se aleja rápidamente, yendo a buscar el vino. Margaret parece estar algo distraída, pero consigues captar su atención. Se acerca a ver la carta y se la queda mirando. -Vaya, esto es realmente caro. ¿Seguro que quieres pagar tú? Yo tego algo de dinero en el bolso, y llevo la tarjeta encima...

Margaret se te queda mirando, algo preocupada. Mientras entrecruzáis vuestras miradas puedes percibir como una pequeña gota sudor surca la frente de Margaret. Te sientes un poco preocupado, y cuando ella se da cuenta se excusa. -Ehm, no es nada.- Se seca la gota de sudor. -Es solo que... Siento algo raro. Como un mal presagio. Y un sonido de interferencias no deja de atormentarme...- Su mirada se pierde en el vacío durante unos instantes, luego te mira a los ojos. -Siento como si alguien estuviera mintiendo descontroladamente, pero con mala intención... ... ... Bah, que estoy diciendo. Debes pensar que estoy algo tocada...- Sacude un poco la cabeza. -Lo siento, esta noche estoy un poco ida...

El camarero vuelve con el vino y os sirve una copa a cada uno, luego se queda esperando a que escojáis el plato.

 

No muy lejos...

-Sí, así es...- Dice la pelirroja. Una macabra sonrisa recorre su rostro. -Ahora te apuntas con la pistola en la cabeza, justo en la frente. Sí, así, muy bien. Así me ahorras trabajo.- La pelirroja hace una pausa, deleitándose con la mirada de terror de su víctima.

-Muy bien, ahora aprieta el gatillo. Adiós... eh... Paul. Saluda a todos los demás de mi parte.

El sonido de un disparo resuena por el callejón. La pelirroja coge su pistola y se la guarda. Entonces se saca de debajo de la gabardina una lista. Con un bolígrafo tacha un nombre. Después de guardarse otra vez el bolígrafo, lee en voz alta el nombre de la siguiente persona de la lista. -Margaret Bregman. Vaya, no queda muy lejos de aquí. ¿Verdad, amigo?- La pelirroja rie mientras comienza a andar por la calle.

Cargando editor
03/11/2009, 00:28
Walter Bailey

 El malestar de Margaret dispara sus instintos protectores.

-          En serio te digo que no creo que estés “tocada”.- En un impulso cuasi inconsciente su mano coge la de ella.- Jamás pensaría eso de ti.-

Entonces se percata de lo embarazoso de la situación con el camarero ahí delante y poniéndose rojo como la grana le suelta suavemente la mano y vuelve a mirar la carta en un intento de que Margaret no vea su turbación.

-          Ejem, bueno…pues eso tú intenta disfrutar de la velada…- Le lanza una mirada esquiva.- Y no te preocupes, que de la cuenta me encargo yo.-

Intenta centrar su atención en los platos de la carta, pero los comentarios de Margaret sobre su inadvertido poder le dan vueltas en la cabeza preocupándole cada vez más. “Ojala pudiese ayudarla de alguna manera” Con la intención de quitarse de en medio del compromiso de tener que elegir un plato, se acuerda, que antes había visto de refilón un nombre que le había parecido interesante y ubicándolo rápidamente sin pensárselo dos veces se lo señala al camarero.

-          Un plato de este de aquí.- y comienza a leérselo.- Langosta con orzo salado y caviar americano…- entonces se da cuenta de que en su nerviosismo, probablemente a pedido el plato más caro de la carta.

Bueno, al menos estaba claro que Margaret podía tomar aquello como un indicativo de que su cuenta bancaria contaba con suficientes ingresos como para pagar todo aquello…

 

Notas de juego

La mesa en la que estamos 

Y el plato en cuestión XD

Cargando editor
03/11/2009, 20:31
Director

Margaret parece mostrarse aliviada cuando le coges la mano, no replica. El camarero se larga rápidamente, seguramente no quiere interrumpir nada...

Tarda unos minutos en traeros los platos. Son caros, pero almenos despiden un delicioso aroma. Margaret frunce un poco el ceño, se ha dado cuenta de que seguramente es de los más caros de la carta, pero no te dice nada al respecto. Simplemente coge los cubiertos y prueba la langosta.

-¡Vaya! ¡Esto está exquisito!- sonríe. Sigue comiendo durante unos segundos, y cuando vuelve a tener la boca libre te sigue hablando. -¿Sabes, Walter? Es bastante agradable estar contigo. A parte de que cuando estamos solos no oigo ese molesto ruido, eres un gran tipo.- Vuelve a sonreír. -Ahora harás que me sienta mal por hacerte gastar tanto dinero. Otro día te invitaré yo...

 

La velada es bastante tranquila, muchos temas de conversación llenan los minutos. Margaret se muestra agradable, parece que ya se ha relajado desde que ha sentido esa extraña sensación. Todo va fenomenal, pero sientes una extraña sensación. Como si alguien te estuviera observando...

Cargando editor
03/11/2009, 22:44
Walter Bailey

 Toda la cena ha ido sobre ruedas, buen vino, comida exquisita y la compañía incomparable de Margaret, que parece encontrarse mejor, lo cual a él le ha tranquilizado de sus nervios. Habían estado hablando de los temas más variopintos, cosa que no podían permitirse en el trabajo debido a sus obligaciones y posiciones laborales. Aprovechando la situación habían acabado hablando de sus gustos y aficiones, derivando la conversación a la serie policiaca de “Policías de Nueva York” (NYPD Blue) que para Walter era la mejor que se había hecho nunca.

-          Y entonces… Bang, a Andy se le ocurre una idea genial y soluciona la situación a su manera.- Comenta gesticulando animadamente.- Eso es lo que más me gusta de la serie. Créeme, Sipowicz tendrá problemas con la bebida pero es el mejor policía del mundo.- Satisfecho se recuesta en su asiento y suspira distendidamente.

De pronto, una sensación eléctrica le recorre la columna. O su imaginación le corre una mala pasada, o hay alguien que les están observando. Por unos instantes desecha esa impresión tomándola por una tontería. Total ¿Quién tendría ninguna razón para vigilarles? Pero su lado obsesionado por las series y películas policiacas, le dice que cualquiera con malas intenciones puede echarle el ojo a una pareja que se encuentre cenando en un restaurante de lujo, con la intención de robarles a la salida.

Mostrándose tranquilo y relajado, hace como que rebusca en la chaqueta que tiene colgada en la silla de al lado, y aprovecha para mirar discretamente a su alrededor para pillar infraganti a quien sea que les este “acechando”.

Notas de juego

Aquí te dejo la imagen del mejor policía del mundo XDDD

http://images.dawgsports.com/images/admin/Andy_Sipowicz.jpg

 

Cargando editor
04/11/2009, 20:55
Director

Echas una ojeada discretamente a los que te rodean. Tu mirada salta de comensal en comensal, recorriendo todo el restaurante. Finalmente notas un escalofría, tus ojos se posan en una figura conocida. No muy lejos de la mesa donde estáis Margaret y tú hay una mujer. Pelirroja... Lleva gafas de sol, por lo que no puedes identificar con exactitud si te está mirando a ti o no. Pero parece darse cuenta de tu mirada y sonríe.

-Walter, ¿ocurre algo? Por un momento te has estremecido.- Oyes la voz de Margaret a tu lado. Rápidamente te giras mirándola a ella. Mientras buscas una excusa que no denote tu sorpresa llega el camarero con la cuenta. Suspiras aliviado mientras Margaret y tú os entretenéis con los precios de lo que habéis comido. Parece que la cena de esta noche te va a costar cara...

Después de salir del restaurante, Margaret se aferra a tu brazo. -Vaya, sí que hace frío por aquí a fuera... ¿Qué te parece si vamos a pasear por algún parque? Conozco uno por aquí que se ve muy bonito de noche.- Te pregunta ella, ajena a lo que está sucediendo cerca. Por tu mente rondan las dudas. ¿Es ella? ¿La pelirroja que viste cuando te ibas de la casa de la chica...? Ha sonreído al verte, no parece muy buena señal...

 

Mientras andáis lentamente por la acera un hombre aguarda en su coche, a oscuras. No tarda en percatarse de lo que sucede. -¡Lo sabía! ¡Sandra! Esa maldita zorra pelirroja... Ésta vez no matarás a nadie más, asesina...- murmura para si mismo cuando ve a la mujer pelirroja persiguiendo desde lejos a una pareja.

Cargando editor
05/11/2009, 02:33
Walter Bailey

Walter no puede evitar estar completamente intranquilo. Los costes de la cena al final resultaron ser lo de menos. En cambio la sonrisa de aquella pelirroja… como diría su padre, era la inimitable sonrisa de un tiburón esperando a devorar a su presa. Otro escalofrió le recorre el cuerpo, no sabe a ciencia cierta si aquella mujer suponía un peligro, únicamente siente la imperiosa necesidad de salir de allí tan rápido como puedan. Y por regla general sus sentidos no se equivocaban.

Volviendo al mundo real, mira a Margaret y consigue sonreírle trémulamente.

-          Muy bien pues, vayamos a ese parque a ver qué tal es.- Contesto dejando encantado que ella se aferrase a él para paliar el frio.

Tal  vez no hacia el clima más conveniente para un paseo nocturno, pero cualquier lugar era mejor que aquel, así que cuanto antes pusieran tierra por medio mejor.

Dejándose indicar por ella, comenzaron a caminar en la dirección del susodicho parque. Walter pese no querer parecer un paranoico, no dejo de lanzar miradas esquivas a sus espaldas atento por si los seguían. 

Cargando editor
05/11/2009, 20:38
Director

No llegas a ver a nadie en la oscuridad de la noche. Si alguien os persigue, se está escondiendo muy bien. No tardáis en llegar al susodicho parque. Es amplio y está lleno de bancos. Algunas jardineras adornan los alrededores, pero lo que más te llama la atención es un pequeño estanque. No hay ningún animal nadando en su interior, ni siquiera una pequeña plantal. Lo único que se ve en él es el reflejo de la luna, brillante...

Margaret tira de ti hasta que llegáis a un banco. Os sentáis justo frente al estanque. Unos escasos metros os separan del agua, una preciosa luna llena se alza en el cielo, justo sobre vuestras cabezas. -¿No es precioso, Walter? Suelo venir aquí cuando estoy estresada, o cuando ago me inquieta. Es un lugar muy relajante, ¿no te parece?- Te dice mientras observa la luna. Su rostro muestra una completa serenidad durante unos segundos, luego frunce el ceño.

-Walter... ¿no oyes algo extraño?- te pregunta, mirando a los alrededores. -Es como sí, algo se acercara... algo maligno...

Nada más decir esas palabras escuchas una melodiosa voz. Pero pese a que su tono es agradable al oido. Sientes al mismísimo Demonio hablando a través de esa voz femenina.

-Buenas noches, Margaret, amigo de Margaret... Por favor, no os mováis. Tengo trabajo que hacer, y el tiempo no espera a nadie.

Antes de que te des cuenta, notas horrorizado como tu cuerpo obedece la orden. Incapaz de moverte, sientes un tremendo escalofrío cuando ves que una mujer pelirroja, la misma que viste cerca de la casa de la chica, la misma que viste en el restaurante, se posa frente a vosotros. Y sonríe... Nunca jamás olvidarás esa macabra sonrisa surcando su rostro. Y esos ojos brillantes...

 

Cargando editor
06/11/2009, 00:38
Walter Bailey

Canción de la escena

 

Walter mira a la pelirroja con un creciente terror. ¿Por qué no podía moverse? Debía de ser una “especial” como ellos. Obviamente, ya no había duda alguna, aquella terrible mujer era la misma persona que había visto momentos antes de que la chica asiática fuese asesinada. No hacía falta preguntar, el porqué de que estuviese aquí era sencillo, había venido a matarle o a algo mucho peor. Desesperado intenta moverse con todas sus fuerzas solo para comprobar que todo es inútil, simplemente su cuerpo no reacciona a los deseos de su mente.

         “Ho Dios no…”- Piensa de golpe dándose cuenta de un detalle que hasta el momento el terror le había hecho pasar por alto.- “¡¡¡No, no, no, ella no por favor!!!”

Aquella horrible mujer no había venido aquí por él, ni si quiera le había reconocido. ¡Venia a por Margaret! Desbordado por el pánico realizo uno de los pocos movimientos que su cuerpo le permitía y miro a su amada de reojo. Por unos instantes pierde toda esperanza y no puede evitar que una lágrima de impotencia le caiga por el rostro. No podía perder a Margaret, si la perdía él… ¡¡¡NO PIENSO PERMITIRLO!!!

De repente se siente completamente calmado. Por supuesto que en el fondo aun esta aterrorizado, pero no piensa dejar que ese sentimiento le domine, por que el terror a la alternativa es mucho mas grande. Ella era infinitamente más importante para el que cualquier otra cosa en el mundo, por encima de su vida o de su muerte, no pensaba sucumbir a la desesperación tan rápidamente.

Tal vez no pudiese moverse, pero aun podía racionar, quizás encontrase una manera de entretener a esa asesina, lo suficiente como para que cometiese una equivocación o un descuido que se convirtiese en su salvación. Fijando su mirada en la mujer pelirroja, le observa detenidamente con gesto airado. ¡Eso era! Antes que nada tenía que desviar su atención de Margaret, y para ello debía ser agresivo y desafiante.

Comenzó a tener una sensación que por desgracia conocía bastante bien. Era la misma que hacia tantos años, cuando aún era un crio, le había impulsado a romperle el brazo a aquel matón con un bate de beisbol, y que desde entonces había reaparecido en más de una ocasión. Una rabia incontrolable comenzó a dominarlo y no tenía intención alguna de contenerla si no más bien azuzarla, pues en aquella ocasión le serviría para su propósito.

Había llegado el momento, tenía que emular a su héroe personal, el detective de homicidios Andy Sipowicz, solo así podrían tener la oportunidad de salir de todo aquello. Por un instante cierra los ojos y se mete en el papel. Cuando los abre esta totalmente decidido, es la hora de jugar sus cartas.

Comienza a hablar. Al principio su voz suena un poco pastosa, pero al fin logra mover la boca correctamente y las preguntas salen disparadas por su boca como punzantes saetas.

-          ¿Y tú quien coño eres? ¿Quién te envía y que quieres  de nosotros?-

En ese momento usa su poder telepatico para intentar saber todo lo que le pasaba a la pelirroja por la cabeza.

Era inevitable, si algo había aprendido de sus lecturas sobre el funcionamiento de la psique humana era que cuando a alguien se le hacia una pregunta, esta no podía evitar pensar en la respuesta verdadera. Era un principio básico que para que alguien se inventase una mentira, primero tenía que cavilar en la verdad.

Aunque esta fuera aun más horrible...

 

Cargando editor
06/11/2009, 21:52
La pelirroja

Esbozo mi caraterística sonrisa. Llena de terror a las víctimas antes de que me las cargue. Me encanta ver el pánico en sus miradas... Esto será muy fácil, otro más para la lista. Nada especial. Me cruzo de brazos y me los quedo mirando, hay algo que no me acaba de cuadrar...

Entonces el hombre que acompaña a mi objetivo me planta cara. Rio sin parar, no puedo contenerme. -Ay, que gracioso que eres, amigo...- Pero de pronto mi sonrisa se desvanece. Veo a la mujer, Margaret, con una expresión muy seria en su rostro. Me fulmina con la mirada. Y ante mi atónita mirada, se levanta, anulando mi poder sobre ella. -¿Pero qué...?