Partida Rol por web

Fonseca a duras penas consigue ponerse en pie... - Maldito cobarde... debe temer tu poder mucho si ahora huye para reunirse con los otros dioses en el Olimpo... - dice mientras trata de coger aire...

- Y no te preocupes... - dice alzando la mano con el gesto del pulgar hacia arriba... - No son más que heridas superficiales... - dice antes de caer redondo hacia delante...

Cuando Ares habló por fin en respuesta a todo lo que había dicho Eilish, la joven se quedó con rostro muy entristecido mirándole... Y no le dio tiempo nisiquiera a insistirle de que dejase de pelear al autodenominado dios de la guerra. Para cuando Ares se había marchado, Eilish fue rápidamente hacia el confiado Fonseca para curar sus heridas, pero éste se había desmayado intentando que la chica no se preocupase por él. Ante tal panorama, Eilish se arrodilló a su lado y recogió al chico con cuidado, a la vez que rompía algo la falda de su vestido para hacer unas vendas improvisadas. Con lágrimas en los ojos, susurró: Fonseca, perdóname, llegué tarde y... sé que quieres darme ánimos... Te lo agradezco... Eres muy amable...

Mientras decía esto, le quitaba la armadura para colocarle las vendas de forma adecuada... Después le llevaría hacia la casita de Maëlys y Andrónicos. 

Mi ataque no salió como lo esperaba, dejando oportunidad para que mi oponente lo evitase, pero de alguna forma tampoco logro sobrevivir.

Luego que Circe desaparece un altar se abre paso ante mis ojos y su brillo de alguna forma me llana. Cauteloso avanzo hacia el altar, temiendo otra jugarreta de la caverna…

Hermes no puede evitar reirse a carcajadas... - ¿Cegado? ¿Misericordia? Llevamos siendo los dueños del mundo durante milenios... ¿qué te hace pensar que después de todo ese tiempo cederemos nuestro poder? No... Neithan... sois vosotros los peones... peones de un poder mayor... pero me divertiré viendo como resistís y lucháis para al final ver la cara que se os queda... cuando descubráis la verdad... - Hermes empieza a volar alejándose de la fortaleza...

- Pero si tantas ganas tienes de pelear... ¿no teníais una llave? pues usadla... os estaremos esperando en el Monte Olimpo con todo nuestro poder... - dice antes de desaparecer entre las nubes...

Bertrand llega corriendo a los pocos segundos junto con el gran Maese...

- ¿Qué ha pasado? ¿Neithan has visto algo de lo que sucedió? - dice alarmado mientras trata de encontrar algún superviviente mientras aprieta sus puños frustrado por la impotencia...

- No hace falta estudiar mucho la situación para darse cuenta de que ha pasado... Uno de los Olímpicos ha debido venir en nuestra búsqueda y ha destruido todo... ¿verdad Neithan?... - el Gran Maese ya no te trataba como a un discípulo... sino como a un igual... reconociendo tu nueva sabiduría y poder...

Al acercarte hacia al altar notas como una calidez te embarga... - Has superado la prueba Dante... a pesar de tus dudas has sido capaz de alcanzar el poder latente que yacía en tu interior... pero un nuevo poder... necesitará un recipiente adecuado... acepta mi bendición Dante... y cumple con tu destino... - la luz del altar empieza a bañar tu armadura, que empiezas a notar como cambie y evoluciona, hasta alcanzar un nuevo estado... más poderosa y trabajada que la anterior...

Después... la luz desaparece... dejando solo la penumbra que provoca el pequeño rayo de luz que entra entre las rocas y su reflejo sobre los pequeños charcos de agua que abundan en la cueva...

Dejo que Hermes se marche, quiero que lleve sus chismes a los otros olimpicos, que sepan que no estamos atemorizados esperando el final sino que iremos a llevarles el castigo de el altísimo allí donde se escondan.
Bertrand es el primero en llegar y preguntar sobre lo sucedido, el Maese me ahorra el trabajo de trasmitir aquella mala noticia.
Ha sido Hermes, ha venido a sembrar el miedo en nuestros corazones o el desazon.
Estan tan seguros de su superioridad, el altísimo nos necesita para quitar su poder corrupción y soberbia.
Sin embargo que haya venido aquí habla de que estan preocupados por nosotros, saben que tenemos la llave para detenerles. Solo hace falta encontrar la cerradura adecuada.
[B] Tengo que regresar a la santa sede para reunirme con mis compañeros y planificar el asalto al olimpo

Fonseca se deja colocar los vendajes en silencio... un silencio provocado por la frustración del joven templario ante su impotencia al enfrentarse a Ares...

Tras colocar los vendajes llevas a Fonseca hasta una cama de la casa... o más bien de lo que queda de ella...

- Te agradezco los cuidados Eilish... pero deberías adelantarte... yo me recuperaré aquí y acudiré en vuestra ayuda lo antes posible... No sabemos a ciencia cierta el tiempo que nos queda antes de que el Juicio de Zeus caiga sobre nosotros... - dice antes de caer semiinconsciente, ya que había estado aguantando todo ese tiempo con heridas relativamente graves...

Eilish, mientras Fonseca hablaba, le escuchaba en silencio con gesto muy preocupado en el rostro. Y al final, cuando el muchacho se desmayó, la chica fue hacia su maleta que había dejado en la casa y sacó unas medicinas y un par de mantas. Con mucho cuidado, curó con las medicinas las heridas del pobre templario y luego le cubrió con sus mantas, a la vez que rezaba a la Virgen para que velase por él. Al terminar, se agachó y le dio unas caricias en el pelo y en las mejillas hasta que ella misma pareció darse cuenta de lo que hacía y se sonrojó notablemente: "menos mal que está dormido y no ve estas tonterías que hago"- pensó, hasta que de nuevo se sonrojó incluso más- "es muy guapo y agradable, aunque se le vea muy arrogante a veces... seguro que tiene una novia que le espera..."

Después de pensar aquello sacudió un poco la cabeza como si para despejarse, se levantó y escribió una pequeña carta para Fonseca en la que le daba ánimos, le hablaba de su primer encuentro con Ares y su decisión de redimirlo, y se despedía de él con un dulce: me prometiste que vendrías con nosotros, así que espero que lo hagas pero siempre y cuando estés sano y no te pongas en peligro. Te estaré esperando.

Después de firmar la carta y poner las medicinas cerca de él para que pudiese utilizarlas sin tener que moverse mucho, puso la susodicha carta también a su lado. Luego le miró por última vez y susurró: Sé que te vas a curar y que vas a estar bien. Rezaré mucho para que te pongas bueno cuanto antes. Yo... marcho ya. Hasta pronto, Fonseca...

Al terminar, cogió algo de su equipaje, se fue hacia la puerta y allí recordó a Maëlys y Andrónicos... Esto le hizo recordar todo lo ocurrido, pero enseguida el pensamiento de que sus ancestros estarían bien y con el Señor le tranquilizó enormemente. Un día les volvería a ver, eso era seguro. Pero primero tenía que enfrentarse a aquellos falsos y realizar la misión encomendada. Así que cerró la puerta de la casita con cuidado, miró a su alrededor y se dispuso a marchar. 

Te diriges hacia el aeropuerto donde se quedó el avión que os transportó a Fonseca y a ti hasta Irlanda...

- Ha regresado... pero... ¿dónde está el caballero Fonseca? ¿Ha ocurrido algo durante estos días? - pregunta preocupado uno de los agentes del Vaticano al ver que regresas sola...

- Ya habrá tiempo para ello más tarde... el padre Gregorio quiere de vuelta cuanto antes a los Guerreros Divinos... al parecer el Juicio de Zeus se aproxima cada vez a más velocidad... - dice otro de los agentes, tratando de agilizar el regreso a Roma lo más posible...

Mis vestiduras sagradas cambian ante la luz, y su poder aumenta al punto de sentir cada átomo de la armadura vibrando en otro nivel. – E...es asombroso…- logro esbozar ante mi mirada atónita de las formas renovadas de mi armadura.

Entonces mis pasos me conducen de regreso a la superficie, donde los demás me esperan. ¿Que será de mis amigos? ¿Lo habrán logrado? Son las interrogantes que rondan en mi cabeza...

La joven miró a los dos agentes del Vaticano con serenidad y les dijo con su habitual dulzura: No se preocupen, llegaremos a tiempo. Y el señor Fonseca fue atacado hace poco, por lo que se encuentra herido en una cabaña del bosque. Le he dado medicinas y le he curado en la medida de lo posible sus heridas, aunque él me pidió que me marchase enseguida y que me aseguró que pronto nos alcanzaría. Pero... si alguien se pudiese quedar con él... se lo agradecería muchísimo. 

Se le ve en ese momento cierta preocupación en el rostro: en realidad estaba bastante nerviosa ya que estaba muy preocupada por Fonseca, aunque también por sus compañeros y por el propio desastre que Zeus había provocado.

- Te acompañaré... si vais a atacar el Monte Olimpo cuantos más seamos mejor, aunque el poder de los comandantes cruzados no sea tan magnífico como el vuestro, estoy seguro de que podremos serviros de ayuda... - dice decidido el hermano de Eilish mientras trata de encontrar a algún otro superviviente...

- Aquí trataremos de sanar las heridas de todo superviviente... no perdáis más el tiempo e id al aeropuerto, temo que el Juicio de Zeus se acerca cada vez más deprisa... como si los Olímpicos temiesen vuestro advenimiento al Olimpo... - dice severamente el maese, visiblemente afectado por el ataque a su Orden...

Empiezas a salir de la cueva de la cascada... lugar en que que toda energía que sientes está distorsionada, no permitiéndote saber nada del exterior... aunque con tus renovados poderes... notas un cosmos... más poderoso que el de Adriana en las afueras de la cueva...

Según sales empiezas a oír sonidos de lucha y pelea...

Montas en el avión, que apenas tarda en ponerse en camino hacia el Vaticano... desde el mismo ves con cierta tristeza la isla de Irlanda... para acto seguido mirar hacia el cielo y ser testigo de que, efectivamente... el astro que Zeus dirigía hacia la Tierra con su poder cada vez estaba más cerca...

Tras sumirte en tus pensamientos, no tardas en quedarte dormida... apenas habías descansado nada desde que llegaste a Irlanda... pero al llegar a Roma un escalofrío te invadió el cuerpo... sentías que a alguno de tus compañeros le había sucedido algo malo... pero apenas tenías tiempo para pensar en ello...

- ¡Señorita Eilish!... la esperábamos... síganos... el padre Gregorio quiere verla de inmediato... - decía alarmado uno de los sacerdotes que te aguardaba en el aeropuerto de Roma...

Eilish bajó rápido del avión y agarró su equipaje a toda prisa, mientras escuchaba al pobre sacerdote: - No se preocupe, ya estoy aquí. ¿Qué... qué ha pasado? Noto que algo va mal... Algo ha pasado...

Con algo más ya de entereza, le dijo con mucha educación: Lléveme hasta donde se encuentre el padre Gregorio, por favor.

Por dentro estaba muy nerviosa, pero no quería mostrar ese estado de ánimo para que aquellos que le rodeaban no se sintiesen más alterados de lo que ya estaban.

A medida que mis pasos me llevan hacia la salida voy percibiendo una cosmo energía que no es de mis amigos, y entonces la peor suposición llega a mí. - Maldición… ¡No! – me repito al instante que acelero la marcha por abandonar el túnel lo más rápido posible.

¿Los olímpicos nos atacan? Me pregunto, instantes antes de salir de la caverna.

Los sacerdotes te invitan a que los sigas, pero puedes notar el estado de alarma, pero no tanto por la cercanía del Juicio de Zeus, sino más como un gran pesimismo, como si ellos supiesen algo que tu desconoces...

Tras llegar a la Santa Sede empiezas a notar la tensión cada vez más en auge, hasta que llegas delante de la puerta de la sala donde os reunís, pero antes de entrar puedes oír las voces del Padre Gregorio, como si estuviese hecho una furia...

- No se preocupe... al Padre Gregorio le hará feliz saber de su regreso... - dice tratando de tranquilizarte uno de los sacerdotes que vigila la puerta...