Partida Rol por web

Amanecía, los primeros rayos de rol se colaban entre los pliegues de los cortinajes, cosa que acompañada de los cantos de los gallos de la aldea extramuros tendía a despertarte.

La noche había transcurrido tranquila, sin aparentes problemas con los bandidos de la zona.

Me desperezo un poco mirando con los ojos entrecerrados hacia la ventana, viendo entrar el sol ya. Es tarde, hay cosas que hacer, muchos preparativos. Los cuervos habían traido noticias muy jugosas, tanto del Norte, como de Desembarco del Rey, y había que actuar.Todo esto lo estoy pensando mientras miro la costa bañada por el mar, esas pequeña pero ricas tierras que sus antepasados habían ganado a ls tribus autóctonas, y defendido con uñas y dientes. No permitiría que el cáncer que suponía la traición marchitara su amada tierra, eso nunca. Me enfundo una bata de piel mientras llamo con fuerza:

-Gareth! Gareth! Ven aquí ahora mismo.- mientras me abrocho los botones y me calzo unas botas.

- Gareth -cuando llega- empieza a moverte, tienes mucho trabajo para hoy. Quiero que hagas llamar a la sala común, donde voy a desayunar, al Maestre Ricard, a mi querido hijo, Lorent, a Brody, y que también esté Petyr,como de costumbre. Cuando termines eso, empieza a preparar el séquito, provisiones y demás enseres para un largo viaje, y ropa de abrigo. Marchamos al Norte.- digo saliendo tras él.

Asintió acompañando con una leve reverencia

- Enseguida mi señor... 

Tras el mensaje del sirviente de la casa Howlingwolf te quedas solo en tu habitación. Aunque te habías acercado a la chimenea que había permanecido encendida durante horas para tu confort seguías teniendo frío, ¡maldito sea el norte! ¿como podía calar así el frío en tus huesos?

Añadiendo otra manta de piel encima de su espalda, Kevan estaba sentado delante del fuego intentando calentarse en vano, puesto que en el Norte hacía un frío inhumano.

-Putos norteños,como pueden vivir así.- susurró mientras se soplaba entre ambas manos para darse unos segundos de calor.

Se apoyó en el reposabrazos mirando con mirada perdida hacia el fuego, pensando como negociaría el matrimonio, que mujer le buscaría a su hijo, en el torneo, etc... hasta que se quedó dormido ante el fuego.

Te despiertan unos gritos que terminan de forma abrupta en mitad de la noche tras un golpe fuerte, parece que ha sido fuera de la fortaleza. 

Levantándose sobresaltado, Kevan miró alrededor despertado por un grito en mitad de la noche, tras lo cual, sacó la daga de debajo de la almohada, y con cautela, se acercó a la ventana, corriendo un poco la cortina para asomar la cabeza, observando que había pasado en el exterior, si podía.

La noche apenas te dejaba distinguir demasiado, pero dirías que tenías la certeza de porque ventana habría caído el pobre desgraciado que ahora era poco más que un puñado de tripas desparramadas en las rocas. Cuando alguien se tira por una ventana suele tener la decencia de abrirla por lo que era fácil adivinar que no había sido algo voluntario. 

No sabias quien se alojaba allí, pero desde luego no los Goldriver. 

-Joder, que cosas más extrañas suceden en este castillo, habrá que tener los ojos bien abiertos-pensó observando el amasijo de tripas a las que había quedado reducido aquel hombre.

-Asesinatos...- empezó a respirar rápida y acaloradamente, hasta que al final se calmó y se volvió a hechar en la cama, sin poder conciliar el sueño debido a los visto.

POR LA MAÑANA

Kevan se dirigió seguido de dos hombres hacia los aposentos del maestre Howlingwolf, siguiendo las indicaciones de los sirvientes. Subió las escaleras poco a poco, pensando en lo que había ocurrido esa noche, y sobre las conversación que tenía pendiente con ese maestre. También mandó llamar al Maestre Ricard que se reuniera con él en los aposentos del maestre, puesto que quería tener su conocimiento a mano en aquella situación. Tardaría un poco debido a la edad, suficiente para entablar un poco de "amistad" con el maestre. Cuando llegó llamó a la puerta del maestre y esperó pacientemente a que este, o un criado, le abriera la puerta

Fue el propio maestre quien se dignó a abrirte, un golpe de aire helado te despejó por completo y es que esta parte de la torre estaba totalmente abierta. Con la corriente las plumas negras se arremolinaron a los pies del maestre

- Lord Kevan, ¿en que puedo ayudaros? ¿algun mensaje por enviar? - agradable y sosegado

No tenías idea de como un hombre de su edad podía gozar de buena salud en un sitio tan frío y expuesto

Mirando al maestre con rostro serio, Kevan respiró el frío viento que salió de la habitación, y le dijo al maestre:

-No, venía a charlar con usted, si no le inoportuno en este momento. ¿Me permite pasar?

Sonrió

- Por supuesto, como negarme a tal honor - tras una ligera inclinación se retiró un poco y abrió la puerta un poco más

La mirada que lanzó a los hombres que te acompañaban dejaba muy claro que no eran bien recibidos allí, aunque no pronunció palabra al respecto dejando que tu tomaras la decisión de si deberian permanecer allí o retirarse.

Miró a los guardia y con un movimiento de cabeza, ellos ya sabían lo que quería decir, que esperaran fuera. Tras esto, entró en la habitación, cerrando la puerta tras él. Buscó un sitio para sentarse, y se ciñó un poco más la capa,puesto que al viejo parecía que le gustaba esa temperatura.

-¿Cómo os encontrais maestre  Daemon?-cuando conestó- ¿Ha llegado algo para mí?

- Ahora que lo preguntáis... 

Se encaminó a una mesa con cajonera

- ...creo recordar que la casa Kendrik os agradecía vuestro "presente" - por el tono de voz parece que la nota no debía dar demasiada información

Carraspea mientras revuelve entre pequeños rollos de papel meticulosamente ordenados, termina por coger uno y lo relee

- Si, aquí esta... llegó esta misma noche - asegura

Te lo tiende

"Vuestro presente es bien recibido, pese a desconocer vuestros motivos. Lord Kendrik"

-No esperaba mucho más, la verdad-dijo escuchando como el maestre leía-si me permite-tomando la carta y guardandola en un pliegue de la capa.-

-Pero la verdad, venía más por el hecho de que ayer quería haberle preguntado una cosa que creí oportuno preguntarle a usted, más que al Lord. Y es, que me preguntaba de que murió Lord Robert, si pudiera saberlo.

Acerca una silla y toma asiento frente a ti

- Si me lo permitís, mis huesos ya no aguantan el estar en pie tanto tiempo - se excusó

Mientras tomaba asiento, aun sin mirarte

- Lo cierto es que me extraña que me hagáis tal pregunta, cuando se hizo público que una enfermedad se lo llevó...

Si pero me preguntaba como un hombre sano, de seguramente probada virilidad y fuerte, haya podido enfermar tan rápido y morir tan repentinamente, además de estar al cargo de un buen maestre como vos, según tengo oído, y vivo bastante lejos. Un simple catarro no creo que haya sido, cuenteme.-dijo Kevan entrecerrando los ojos viendo como reaccionaba, pequeños gestos, el hombre que tenía ante sí.

Suspira, casi dirias que parece afectado por la perdida y se le hace duro hablar de ello

- Un hombre puede tener muchos conocimientos, pero incluso el hombre más versado encontrará cosas cosas que desconozca día a día. Se lo llevaron las fiebres y no pude hacer nada, incluso se llamaron a otros expertos y me dieron la razón en que era una enfermedad bastante dura incluso para un hombre como Robert.

Niega

- Cuando se escatima en gastos en asuntos de importancia, pueden ocurrir cosas... terribles - dice, manteniendote la mirada - como Lord estoy seguro que sabéis a que me refiero - añadió