Partida Rol por web

Verom intenta no soltar una carcajada por el comentario final de Horgan Hos.

...supongo que nadie engaña a nadie...los dos hemos sido útiles para el otro...cada uno a su manera....

Verom se siente en parte responsable pero tambioén ve una oportunidad de acabar otra tarea.

- Necesssito saberrrr qué passssso con la corrrronna que había ennn el desscanso de Hakoon. Si te reunnnes con tusss Annncesstrrros no te hizo falta....¿la corrrona por llevar el Brazo?

Un relampagueo peligroso salta a los ojos de Horgan Hos, que se envara ante la inesperada proposición de Verom. Según Hos habla, sus ojos se desvían de vez en cuando al suelo. Así que el tema de la corona te incomoda... ¿Qué intentas ocultarme?

-¿Había una corrrona? No sé bien de qué hablas... Yo sólo me llevé los rrestos que colgué del balcón. Perro puedo mandarrr que te hagan una, o darrte parrte del saqueo de la casa de Feleppo- el bárbaro extiende los brazos, abarcando con ellos el frío aire del patio de la fortaleza -. Date una vuelta y coggge lo que quierras. Cualquierrr cosa es poco porr la vida de mi Erethis.

Verom asiente. Cada vez que negocia algo se siente más sucxio y rastrero....nada de esto le acerca a gobernar a su pueblo y empieza a paracerse a los gordrinos con sus tejemanejes.

- Aunque crrrrreas que lo hago porrrr egoíssssmo puede que esté impidiennndo que la guerrrrrra con los come-hierbas sea eterrrna. Todos los jefes de estasss tierrras buscannn esa corrrrona, si se ennnnterrran que os la lleváis no dudaran en unirrrse y perrrseguiros.

Vuestrrrro saqueo fue rrrrápido porrrque sólo Feleppo os opuso rrresistencia. Si los siete valles sssse unen y os siguennn cuando las tribus se separrrren os cazarán como ratas. Si less damosss la corrrrona se pelearrron por ellla y dejarrrron a los Hombres vivirrr en paz.

Cuando el gordrino ya se disponía a marcharse y rebuscar en los almacenes de la fortaleza, Hos le coge por el hombro.

-Esperrra- el bárbaro lucha consigo mismo por mantener la lengua quieta. El Skarge se mantiene callado, mirando fijamente al bárbaro hasta que por fin éste se anima a hablar-. Yo creí que hacías esa prregunta porr otrras rrrazones. Sabes... o sospechas quizás, que los Argar me ayudarron y mucho a vencerrr los bigotes de metal. Y sí, es cierrrto. Tú... tú fuiste uno de los trrofeos que tuve que entrregarr porr su ayuda, y la verrrdad, lo hice gustoso. ¡Me vendiste con Aros! Perro, aparrte de eso y de la... ¿influencia? que ganarron sobrre mí, también se quedarrron con la corrona. Ellos supierrron parra qué la querrían, yo no quise enterrarrme- Verom comienza a cavilar en las posibilidades que trascienden de esa declaración cuando Hos aprieta con toda su fuerza el brazo del Skarge-. Y nadie, NADIE se enterró de lo que pasó con las puerrrtas de los bigotes, ¿me oyes? Si alguien aparrece con algún cuento sobrre aquello, supe que fuiste tú quien lo contaste, y, si todavía estoy vivo, me asegurrré de que cazen al hace-palabrras parrra que no vuelva a cantarrr más-, concluye, amenazador, Horgan Hos.

El embajador queda perplejo pero intenta mantener su cara inmutable.

....así que me vendiste a cambio de la victoria...era imposible que supieras lo de Aros antes del Descanso de Hakoon...¿o acaso Aros es tan estúpido como para decírtelo?...

- Passse lo que passsse asegúrrrrate que prrrrimerrro he llevado el Brazo a Erethis ¿Te hace falta para mostrrrarlo en la rrreuniónnn o podemos esconderrrlo en algún lado?

Hos piensa unos instantes antes de contestar.
-Lo tuve que llevarrr parrra abrrirrr la rrreunión. Perro luego lo dejjé en mi tienda cerremonial y mandé a Arrodio ocultarrrlo en algún lugarr que tú me indiques-.

Verom trata de pensar en un escondrijo en la orilla norte del Mosquitera, pero piensa que el campamento habrá cambiado bastante el aspecto de la zona. Por lo que sabe, la reunión se realizará en un llano en el centro del campamento bárbaro, allá donde confluyen las tiendas de los principales clanes, los Lago, los Viento, los Maco, los Guja y los Perto (supones que los repudiados Arrar tendrán un campamento aparte). No debe ser difícil escapar entre el mar de tipis siempre que se disfrazara adecuadamente. Luego de eso, quizás subiría las escaleras que conducen al hueco de la muralla o simplemente iría rio arriba rodeando la muralla hasta donde se levanta el campamento de los obreros que trabajan en el mausoleo de Feleppo, donde podría mezclarse con los come-hierbas que allí malviven para pasar desapercibido.

Quizás ese tal Arodio del que tanto habla Hos sepa dónde podría poner el Brazo para hacértelo llegar. El Brazo de Kolundral, piensa Verom, es el equivalente a la corona de cualquier reino del sur. Y este hombre me lo piensa confiar a mí...

Verom eleva la vista al estrellado cielo nocturno y suspira.

...en poco tiempo se decidirá el destino de medio mundo...y yo podré influir en él...tan lejanos quedan los días en mi reino...

Camina hacia la reunión intentando discernir dónde localizar a Arodio. De paso intenta hacerse con algo de ropa que le haga parecer un Hombre.

Hos entiende tu silencio como un sí a su proposición.

-Te esperré afuerrra. Afila bien tu lengua, si no muchos Hombres amanecierrron danzando jjunto a los ancestrrros.

Te clava una última vez la mirada y luego se gira majestuosamente para perderse en las sombras del pasillo que conduce a la puerta de la fortaleza.

Verom vuelve raudo sus pasos hacia el ala sur de la fortaleza. Allí va a la sala de los baños y con un bruñido espejo de los aposentos de Feleppo termina de raparse la cabeza y se recorta la barba y el bigote. Luego se aventura a asearse con la helada agua de una tinaja y finalmente busca a uno de los escasos comehierbas que siguen trabajando en el servicio de la fortaleza para pedirle dos cosas. La primera, que le ayude a ajustarse un par de pieles de tigre blanco del ajuar de Horgan Hos. La segunda, que busque a Arodio y lo traiga a su presencia mientras él termina de abrocharse las botas...

El hombre que te sustituyó como consejero sobre los come-hierbas durante tu exilio entra con silenciosos pasos a los aposentos de Horgan Hos y contempla silencioso cómo terminas de abrocharte las botas de piel.

-Me habéis mandado llamar- es su lacónico saludo. Su aspecto adusto y humilde va unido a una sequedad de caracter notoria tanto en sus gestos como en su tono de voz. Lo haces que te acompañe abajo mientras habláis, para no hacer esperar en demasía al caudillo bárbaro.

Verom observa al bárbaro y piensa si la confianza que Hos va a depositar en él será un peso demasiado grande para el Hombre.

- Grrraciasss porrr venirrr. Horgan Hos me ha pedido un grrran honorrr del que quierrrrre hacerrrrte partícipe. Necesita que después del inicio de la reunión llevesss el Brazo de Kolundral a un lugarrrr secrettto que solo tu y yo conozcamos. ¿Se te ocurrre alguno?

El viejo vallés te mira. La desconfianza es diáfana en sus ojos, aun así te responde todo lo cortésmente que dan de sí sus modales.

-Puedo depositarlo para vos en la sucursal del Banco del Oro, que reabrió sus puertas antes de ayer. Le entregaré el documento de custodia y dejaré instrucciones para que se lo den a usted. O bien puedo hacerlo llegar hasta la granja de Copofrío, en el camino de Llanura Blanca. El terrateniente de la granja debe algunos favores a nuestra causa, mi señor. Pero antes de eso, hablaré con Horgan Hos para asegurarme de que todo esto es de su gusto, si no le impota.

Verom sonríe ante la desconfianza del vallés.

- Lo entiendo, puedes preguntarle si ningún problema. Creo que en ambos casos hay inconvenientes: la sucursal no estará abierta a estas horas y sacar el Brazo para llevarlo hasta la granja puede ser un problema.

El vallés parece aliviado al ver tu sonrisa.

-¿Estamos entonces luchando contra el tiempo?¿A qué hora habría de recogerlo en la tienda, y cuándo pasaría usted a por el Brazo?

Verom comprende que ha captado la atención del nuevo consejero.

- Horgan Hos abrirá la reunión con él y luego te lo entregará para custodiarlo hasta que ésta termine y yo pueda recogerlo, sobra decir que solo nosotros tres debemos estar enterados de todo esto.

Descendéis por las escaleras y pasáis ante el balcón de ingrato recuerdo para ti. Poco faltó esta mañana para que Ojan Argar y sus secuaces te lanzaran por él. En él se escucha el repiqueteo de los huesos y de la armadura del fundador de los Caballeros de la Justicia que, como el remedo siniestro de una marioneta, baila al son del viento colgando del balcón superior en los aposentos de Horgan Hos. Te arrebujas en la piel al dejarlo atrás.

-Será difícil que en medio de la reunión me entregue el Brazo sin que eso cause una endiablada polémica, mi señor. En todo caso, me haré con él tras que uno de los primos de Horgan Hos lo deposite en su tienda, y luego partiré de inmediato a la granja de Copofrío, donde esperaré un día a que usted aparezca. Entiendo que de esperar más tiempo, será mi propia vida la que corra peligro-. Las suspicaces palabras del viejo demuestran que no tiene un pelo de tonto. Comprende las implicaciones de que Horgan Hos quiera alejar el Brazo de Vallealto, y aprovecha la circunstancia para quitarse de enmedio, no sea que la violencia de esta noche le salpique a él por ser la mano derecha de Horgan Hos entre sus súbditos come-hierbas...