Partida Rol por web

Siete Valles

Impasse

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13/02/2008, 15:26
Horgan Hos

-Sabias palabrras. Así hice

Hos se vuelve hacia uno de sus Hor y le indica en voz baja cómo ha de proceder. Es además el mismo joven Hor que viste recibir en la Puerta de los Caballeros a los Valwochi. Sin ningún disimulo, el jefecillo asignado desciende de la tarima y cruza por el centro de la reunión hasta donde se hacinan los visitantes. Allí, supones con cierto tacto pero lo suficientemente claro como para que todo el mundo lo oiga, el Hor dicta a los visitantes las órdenes del caudillo. Los Valwochi miran espectantes al draconio, que les hace un gesto con sus garras. Acto seguido, los extraños se levantan y dejan el círculo de bárbaros. Un rumor de alivio y de satisfacción recorre a los Hombres del Pueblo: Horgan Hos se ha apuntando una primera victoria a los ojos de todos.

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13/02/2008, 15:50
Director

Cuando el Hor regresa sonriente, Horgan Hos se levanta y hace una señal hacia Ojan Argar. El chamán abre su emplumado abrigo para facilitarse el andar hasta la tarima. Allí se une a Hos, que le ofrece ceremoniosamente el Brazo de Kolundral. Ojan, con un mal disimulado brillo de odio en sus ojos, lo acepta, y endereza el báculo poniéndolo como separación entre los dos líderes. Hos se incorpora y pone también su mano derecha en el Brazo. Todo el pueblo allí reunido calla. La luna asoma entre las nubes como si quisiera saber qué pasa allá abajo. Miles de ojos se clavan en la retorcida rama que sostienen ambos hombres. Es entonces cuando Ojan recita la fórmula de apertura de la reunión.

Padre de los padres, tú que guías al Pueblo en la caza y en la danza, que nos rregalaste la muerrte parra darr sentido a nuestrras vidas, guía hoy a tus hijjos rreunidos bajjo la luz de uno de tus mil rostros. Danos la fuerrza parra someterr a nuestrros enemigos.Danos el corrajje parra vencerr al miedo. Danos la sabidurría parra verr la verrdad. Que tu Brazo sea la prrrueba de que obrramos según tu voluntad.

Compruebas con sorpresa cómo el báculo se endereza más aún si cabe entre las manos de los caudillos. Su punta roza tímidamente los tablones de la tarima, pero de ese suave roce con la madera muerta surge un crujir imposible. Entonces comprendes que algo pugna por salir bajo los tablones y te apartas con miedo. Algunos de los Lago que te acompañan te siguen hasta el borde de la tarima, pero los más viejos lo hacen con tranquilidad y una sonrisa en los labios. Hos y Ojan se hacen atrás, y al fin la tarima se abre con un tremendo alarido dando paso a un retorcido tronco negro de un árbol desconocido para ti. Su inausitada velocidad de crecimiento se reduce paulatinamente hasta detenerse cuando el tronco alcanza los veinte pies de altura. Ni una hoja ni un tallo adorna las horizontales ramas del árbol. Piensas con temor que es un árbol perfecto para ahorcar a los condenados a muerte, con sus numerosas y gruesas ramas a cuatro o cinco metros del nivel del suelo...

Notas de juego

Pues reunión inaugurada. Ahora monto la escena correspondiente para que te pases allí.