Partida Rol por web

Ankor trota treinta o cuarenta pasos cuando ve más adelante a Hor Rakuar tirando de un carro de dos ruedas lleno de hortalizas podridas. En el carro viaja tumbado Folcad. Pero el mercenario se da cuenta de que, bajo las hortalizas podridas, está también Verom oculto. Se ve que Rakuar necesitará que le echen una mano si quiere llegar antes de que se acabe la reunión...

Alguien cubre con unas pieles a Folcad, y en parte también las hortalizas que tapan a Verom.

Verom aprovecha para salir del carro antes de que Hor Rakuar y Horgan Hos entre en el edificio

Verom coge aire y con aplomo, se arrastra fuera del carro tirando un buen montón de hortalizas. Ve con el corazón en un puño a tres metros de él, alejándose del carro, a un bárbaro de anchas espaldas y largo pelo castaño. El Lago no hace ademán de moverse. Los tipis de los Lago se extienden en la explanada frente a la fortaleza y rodean el camino que desciende hacia el Barrio de los Rubíes. La oscuridad es rota por alguna que otra llama ocasional proveniente de una tea o fogata del campamento. Todos los demás bárbaros que Verom ve de un rápido vistazo están mirando hacia el mismo lado: la escalera que da acceso a la fortaleza y por donde deben estar subiendo en estos momentos Horgan Hos y Hor Rakuar...

Aprovechando el momento de descuido del Lago, Verom sale corriendo hacia la puerta por donde se llega a los aposentos de Horgan Hos.

Verom corre agazapado pegado a la escalera de acceso. Aprovechando la oscuridad, el Skarge cree estar seguro de que nadie le ha visto. Sube la escalera pegado a la pared de la fortaleza. Cuando está ya a mitad de altura, un Lago que Verom no ve en el primer vistazo grita desde los tipis.

-¡Eh comehierrbas!¡Bajjja!¿Dónde vas?

Con el corazón saliéndosele por la boca, el gordrino corre todo lo que puede escaleras arriba. Más Lago gritan y van en pos de él, pero no se da cuenta por que ya está pasando por la puerta de la fortaleza.

El Skarge sólo ve sus pies y el suelo embarrizado del pasillo por el que corre. Cuando levanta la cabeza, es para darse de bruces con un grueso pectoral de cuero hervido bajo tupidas pieles de vellón blanco, que no hace ni tres semanas tenían a otro dueño...

Verom sonríe sin ganas ante la mirada escrutadora de Horgan Hos.

- Cambié mi aspecto y nadie rrreconoció al Hace-palabras.

Los Lago no supierrrron que erra yo porrrr que Horgan Hos dijo que mandó a ésssste comehierbas a llevarrrr mensaje. Comehierbas es como pequeño sabio y se asustó

Verom hace un guiño de complicidad a Horgan Hos esperando que le siga el juego.

Horgan Hos asiente y suelta al gordrino, que se cubre tras la protección de Hos y actúa como un retrasado asustado.

Cuando tres o cuatro Lagos aparecen a la carrera por la puerta, se detienen en la semioscuridad de la entrada del pasillo.

-¡Dejjjad de perrrderr el tiempo y terrrminad de prreparrrarr la parrtida! El come-hierrrbas que perrrseguís es un mensajjjerro de Arrodio con la cabeza rrrota, no hay nada que temerrr.

Para tranquilizar a los Lago del pasillo, entre los que Verom reconoce a sus imponentes guardaespaldas, Hos se hace un lado. El Skarge se tira con patetismo al suelo e implora por su vida a los pies de Hos, que le mira con desagrado.

Los Lago se disculpan ante su Horgan y luego os dejan a solas en el oscuro pasillo.

El viejjo no para de refunfuñar a tus espaldas mientras sigues a Rakuar a sus aposentos. Al pasar por el patio interior de la fortaleza no puedes evitar tiritar por el frío húmedo que hace allí. Luego pasáis frente al balcón por donde Ojan pretendió tirarte al vacío, lo que tampoco añade tranquilidad a Verom. Por último, subís la larga escalinata que conduce a los antiguos aposentos de Feleppo. En el mismo salón donde recibió al Skarge la última vez, Horgan Hos se detiene al fin. Allí, sentado en una mesa cerca del balcón, junto a un candil con tres velas encendidas, el escriba Arrodio detiene el rasgar de su pluma a mitad de una oración. Os mira con ojos pequeños y brillantes, rezumando sagacidad por ellos.

Verom intenta hacer callar a Hor Rakuar.

- Puedes crrrreerrrr que está equivocado perrrro no dudes que es porrrr su pueblo

Allí fuera hay un balcón con balaustrada de piedra. Desde la impresionante altura a la que está eregido se contempla todo el campamento bárbaro, iluminado por cientos de hogueras. Enclavado entre el Mosquitera y los barrancos de la ciudad de Vallealto, el campamento cubre toda la orilla norte hasta el Barrio de los Molinillos. Varios miles de tipis lo componen; es una visión fastuosa y temible. Al Skarge se le erizan los vellos cuando piensa que toda esa partida de guerra, la más grande realizada por estas gentes al menos en el último siglo, está ahí abajo por obra suya. Ya no se siente disminuido por los harapos que viste, por la suciedad que impregna su rostro o por la reunión que tendrá lugar dentro de poco. Él tuvo el poder para traer esos hombres aquí. Él es el único que puede llevarlos de vuelta... o seguir azuzándolos contra Gordram si lo quisiera, él y no Hor Rakuar con sus intrigas, o Horgan Hos con sus sueños.

Cuando Verom se apoya, como Hos y Rakuar, de la balaustrada para contemplar mejor el panorama, ¡se lleva un tremendo susto al ver que hay alguien encaramado al balcón! Está a punto de llevarse la mano a su estoque cuando se da cuenta de que no está encaramado, si no colgando del mismo; son los restos de Hakoon, glorioso general isleño que venció a los albios y devolvió la libertad a los pueblos del continente e inspirador de los Caballeros de la Justicia. Más que su cadáver, lo que cuelga de allí es su armadura de batalla convertida en un sonajero por culpa de unos cuantos huesos momificados y el viento que la golpea a semejante altura.

Verom intenta recomponerse y recuperar al do de dignidad.

- Temí que fuerrra un asssaltante.

Verom mira a Hor Rakuar y al ver que le va a costar explicar lo sucedido se decide a explicárselo a Horgan Hos.

- La lucha connn Hor Ruden no fue fácil. Llevaba consigo unnnn Hombre enorrrme, tatuado...la pierrrna de Folcad no fue lo único que ssse perrrdió

Verom quisiera aclarar algunos puntos antes de la reunión pero la premura de Horgan Hos no da pie a más coemntarios. Asiente con la cabeza y va a lavarse y cambiarse de ropa.

Siguiendo las indicaciones de Hos, Verom deja sólo al líder bárbaro junto al viejo Rakuar. Se lamenta de no poder escuchar qué van a hablar estos dos...

La sala que sigue a la primera cámara tiene los paredes cubiertas por paneles de madera albia. Un gran espejo, uno de los mayores que has visto en tu vida, ocupa parte de la pared sur de la sala. En las paredes este y oeste hay, además, una colección de cuadros y retratos (rara afición a la que creías que sólo se dedicaban los mecenas rodroguios y de las ciudades estado de Costa Afilada) en la que destaca un detallado paisaje de motivo pastoril en cuyas montañas recortadas al fondo se alza una ciudad imposible, surgida en puentes que unen abismos insalvables. También, un retrato de cintura para arriba de una mujer de vaporoso vestido y ojos erizados como el fuego te resulta vagamente familiar. Por último, en la pared norte se abre un balcón con una barandilla forjada de negros barrotes retorcidos que da al patio interior de la fortaleza; junto a ella, una pequeña chimenea (una rareza en estas fortalezas, que se suelen calefactar con braseros y similares) que parece añadida a posteriori a la habitación y que rompe la simetría de paneles de madera está apagada. Una amplia mesa con varios butacones, una armería vacía, un largo mueble vitrina de madera de cerezo y un enorme candelabro de alto pie encendido completan la decoración de la sala. Aún otra puerta cerrada da acceso a otra sala más al este.

El Skarge se hace con una vacinilla que hay en el mueble vitrina y la llena con agua de una jarra sobre la mesa. Con paciencia, comienza a adecentar la imagen del rufián que se refleja en el espejo y con la que se niega a identificarse.

Verom se afana en su tarea de arrancar la porquería incrustada en su piel. Ha pagado un alto precio estos días y espera que merezca la pena. Mientras se viste le da vueltas a la cabeza intentando recordar de qué le suena la mujer del cuadro.

...?quién será esa mujer?....está claro que toda la decoración viene de cuando Feleppo habitaba estos aposentos....?Merelda, quizás?...