Partida Rol por web

Verom observa a Arodio y percibe cierto grado de agudeza mental que es lo que probablemente llamó la atención de Horgan Hos.

- Asegúrate de que te vas solo, nadie debe verte salir ni saber a dónde vas. Espérame tres días, daré rodeos para que no me sigan en vez de buscar un camino directo.

-No iré solo. El camino es peligroso para un hombre de mi edad. Buscaré una espada que pueda protegerme, pero no desesperéis, será de confianza. Vayamos junto a Hos-. El hombre podría haberte mentido y no te hubieras enterado, está esforzándose por ser sincero. ¿O quizás sea que quiere parecerlo para luego engañarte? Los desastrosos acontecimientos de los últimos días han causado que la paranoia arraigue en tu cabeza.

Verom camina tras el vallés para encontrarse con Horgan Hos.

Salís al húmedo patio de la fortaleza para luego cruzar el último pasillo que conduce a la puerta en riguroso silencio.

Afuera, compruebas que la comitiva está lista mientras desciendes por los escalones pegados al muro hasta el suelo. El gran Hos y cuatro de sus Hor, ataviados todos con vistosas pieles y sus colgantes de lapislázuli, abren la marcha. El líder bárbaro porta consigo el nudoso Brazo de Kolundral. Sigue a la procesión el cortejo fúnebre del defenestrado primo de Hos, Hor Ruden, portado en una camilla por cuatro forzudos Lago. Una larga fila de las mejores lanzas del clan se apilan tras la cabalgata. Sólo un Argar, un joven de aspecto poco esbalidao, y su Pequeño sabio acompaña a la comitiva junto al cadáver de Ruden, para guiarlo a su reunión con los ancestros. Está claro que Ojan Argar y toda la cúpula de los shamanes debe andar ya en la reunión, tramando cómo tomar afianzar su posición de poder sobre los Hor del Pueblo.

El bramido de un cuerno tocado a tu paso por un bárbaro barbilampiño te deja ensordecido. La comitiva echa a andar y has de azuzar el paso para llegar hasta donde los cuatro Hor. Los Lago te miran con indiferencia o resignación. Horgan Hos sí que se muestra algo más interesado en tu presencia y la de Arodio...

Hos mira divertido tu "disfraz" de bárbaro.
-Con esas pieles y esta oscurrridad podrrría confundirrrte con un Hombre si estuvierras lejjos-, los Hor no tardan nada en responder su chanza con grotescas carcajadas -. ¿Has hecho buenas migas con mi boca come-hierrba? - pregunta mirando a Arodio. Cuando asientes, parece satisfecho por ello - Pues si está todo en orrrden, nos fuimos a la rreunión. Boca, tú no viniste. Fuiste a mi tienda y prreparraste todo parrra rrecoggerrlo. Mañana parrrtimos a casa, si los ancestrros lo perrmiten.

El viejo sólo inclina levemente la cabeza y se sale de la comitiva, caminando a su lado pero sin mezclarse con los bárbaros.

Los bramidos de los cuernos resuenan contra las murallas del barrio rico de Vallealto. La guardia bárbara en la puerta se hace un lado y deja pasar a la comitiva sin molestarla. Horgan cruza con la mirada altiva entre las casas de piedra de Vallealto. Hoy, después de años de preparación para este momento, es su justo dueño. Disfruta de tu minuto de gloria, que mañana bien puedes estar comiendo tierra en una zanja..., piensas funesto mientras lo acompañas en el descenso.

La comitiva llega hasta la brecha en la muralla por donde desciende la escalera de piedra que conduce al campamento bárbaro. Allí hay un nutrido grupo de bárbaros, la mayoría de ellos del clan Guja. Hacía mucho que no sabías nada de estas gentes; Horgan Latros, su cabecilla, guió al clan a la guerra contra Vallealto hace tres años y consiguió un buen botín de saqueos antes de ser repelido más allá del Paso del Tigre. Sus hombres son muy valiosos para Hos, han servido de guía a la vanguardia de la horda, y por lo que ves, han acudido, como casi todos los clanes esperas, a la reunión.

Al paso de los Lago, los Guja gritan saludos, buenos deseos de caza y de numerosos hijos para sus hermanos. Varios de los Hombres Lago se salen de la comitiva para abrazar a camaradas que no han visto por un largo periodo de tiempo. Compruebas complacido que, siguiendo las instrucciones de Hos, un par de los Hor del Lago se detienen a cruzar impresiones con los Hor del Guja. Tu bien aconsejado jefe está haciendo recuento de los apoyos con los que cuenta para la Reunión. Lástima que los Guja, aunque experimentados, sean uno de los clanes con menos Hombres de la partida de guerra por culpa de la costosa expedición que enviaron hace tan poco tiempo.

Horgan Hos, Hor Matum, Hor Leken (tío y primo directos de Hos, y sus más fieles, aunque algo lerdos, aliados) y tú seguís adelante, seguidos por una veintena de lanzas. El cortejo fúnebre rodea la muralla para salir por la Puerta del Río y unirse más tarde a vosotros. En cuanto descendéis la escalera, Arodio, siendo un come-hierbas a todas luces, se os aleja del todo para dirigirse por cuenta propia hasta la tienda de Hos.

El mar de tiendas que se abre ante tus ojos está iluminado por un centenar de fogatas que cargan el ambiente de humo y calor. Horgan Hos saca pecho y avanza imponente entre los Hombres, que, sean del Clan que sean, dejan lo que estén haciendo en ese momento, ya sea colocarse las mejores pieles para la Reunión o montar alguna de las mujeres del botín, y le muestran su respeto con una reverencia o lo mínimo un gesto con la cabeza. El barrizal pestilente en que se ha convertido el suelo del campamento no frena el resuelto paso del cabecilla. La ruta hacia el corazón del campamento, donde se ha habilitado un claro desde el acantilado hasta el río para allí realizar la Reunión, os lleva al final cerca de las tiendas de los Argar. Es allí donde la tensión, reflejada en un silencio helado, pues allí no arden hogueras esta noche, se hace más patente. Los dos Hor y tú cerráis filas alrededor de Hos cuando de la tienda más grande una oscura figura aparta la piel de entrada para asomarse. Se te agría el rostro al comprobar que es Ojan Argar. Tres de sus Pequeños Sabios le acompañan, y seguramente más Argar andarán al acecho alrededor de la comitiva.

-Buena caza, Portador del Brazo. Siento prrofundamente la pérrrdida de vuestrrro querrido Hor Ruden, que ahorra danza jjunto al padrre de tu padrre en la hoguerra de Kolundral- el maldito Ruden, primo de Hos, era el mayor partidario de entregar el poder a los Argar de entre los dirigentes Lago, aparte de casi tirarte por el balcón de la fortaleza esta noche. Casi te alegras de que el encontronazo de esta tarde haya acabado mal, sobre todo para él...-. La noche se tiñó de sangrrre antes de lo prrevisto. Sabed que también un Argar nos abandonó esta noche. Prretendían engañarrnos, fingggiendo que los ancestrros lo llamarron porr su avanzada edad. Nadie engaña a un Argar. Fue asfixiado en su lecho. Sólo un grran cazadorrr de corrazón negrrro pudo haberrlo hecho. Hay pocos entrre los Hombres del Pueblo capaces de serrvirr a Kolundral de una manerra tan eficaz y tan atrroz...

Hos detiene la perorata del shaman. A pesar de que éste clava su temible mirada en el cabecilla bárbaro, aquél no le permite proseguir.

-Mi amado Argar... MI AMADO ARGAR- insiste Hos, sobreponiéndose al intento de Ojan de continuar- mi prrrimo, un Hombre de mi sangrre, danza jjunto al padrre de mi padrre esta noche. ¿Me ves arrrrancándome el bigote o sacrrificando nueve vírrrggenes come-hierrbas para que los ancestrros lo rreciban? Eso debe esperrarrr, esta noche algo más imporrtante que su descanso está en juego. Además, si quierrres acusarr a alguien de atacarr a los tuyos, hazlo en la Rrreunión, no aquí. Que los Hombres escuchen la voz del grran Ojan Argar. Los acusados fuerrron sacrrificados en cuanto Ojan los señaló con el dedo. ¿No es eso lo que quierres? ¿En qué puede ayudarrr el pequeño Horgan Hos al grran Ojan? En nada, seguramente...

Verom se mantiene detrás de Horgan Hos intentando discernir a sus compañeros come-hierbas en los alrededores.

...quizá Ankor haya acabado con el argar...

Ojan resopla una última vez. Está notoriamente molesto por que Hos socave su autoridad en público, máxime habiendo otros Argar allí. Te preguntas si el cabecilla bárbaro no estará pecando de optimismo. Después de todo, el único arma con que contáis para destruir su creciente poder basado en su capacidad de arbitrio entre los clanes es el testimonio del tullido Folcad sobre cómo dos Argar causaron una matanza entre Vientos y Uros en aquel condenado pueblucho de Alto Saltarin. Puede que eso no sea suficiente.

Y además, se te ocurre que Ojan podría ser útil si el líder del poderoso clan Perto, Horgan Aros -¿habrá sido ese pedazo de carne con ojos capaz de contarle a Hos que lo incitaste a ir al Sur por libre? Todo este asunto del repudio al que te sometió Horgan Hos ha causado un lío impresionante, y Aros quizás pensó que debilitaría a Hos quitándote de su lado. Fintas en las fintas, piensas con cierto regocijo. Después de todo, naciste para medrar en estos enredos, ya sean palaciegos o acaezcan en un lóbrego pueblucho helado en medio de las montañas del norte entre salvajes.- decidiera saltar a la palestra para postularse como nuevo líder de la horda. La reunión va a servir para medir quién tiene más apoyos de los tres bandos, y quizás integrar a los Argar tras "derrotar" su posible candidatura en la coalición de los Lago-Viento-Guja podría dar la victoria a Hos frente a los Perto y los posibles apoyos de los Maco, Arrar y clanes menores pero agresivos como los Uros sin necesidad de convertir Vallealto en un nuevo baño de sangre, esta vez Duchodri.

Todo eso pasa por tu cabeza en los diez segundos que Ojan tarda en responder a Hos. Su voz destila odio, y durante su discurso te lanza un par de miradas envenenadas que te hacen pensar seriamente en largarte de allí y volver a tu país en cuanto Hos se despiste...

-Guarrrda tu irrronía conmigo, Hos. Es imprropio de un Hombre no hablarr con clarrridad. Pasaste demasiadas noches acurrrucado con tu mediohombre, y ahorra hablas como un come-hierbas. Cuando salimos de Kar Duchodri nuestrra idea erra rrecuperrarr las tierrras de los Ancestros y expulsarr o esclavizarr a los que pastan, no que acabemos siendo como ellos. Te has vuelto blando como la nieve, y en cuanto salga el sol mañana te derretiste parra dejjarr paso a un nuevo Hombre al frrente del Pueblo. Así hablarron los Ancestros y así sucedió esta noche.

Las palabras de Ojan te dejan levemente perplejo. Durante años, siempre ha mantenido las formas en público a pesar de que Hos lo atacara de cuando en cuando. Su respuesta es casi una declaración de guerra. Hos no añade nada más, sólo mira serio durantes unos instantes a Ojan antes de que sigáis con vuestro camino.

Entráis en el claro de la Reunión, en cuyo centro cuatro grandes hogueras están siendo alimentadas por siervos come-hierbas. Pegado a la pared del acantilado se ha montado una tarima de madera donde los lacayos de Hos han colocado una sencilla silla de madera con respaldo y apoyabrazos, pero cubierta por la impresionante piel blanca de un tigre de las nieves. La piel te hace pensar en Sortien, ese último Tigre de Hochalas, viejo y peligroso, condenado a llevarse consigo a la tumba una estirpe de siglos. ¿Acabará también como trofeo de alguno de los nuevos poderes del norte?

Alrededor de la silla, anclados en las paredes, hay más pieles de grandes animales cazados por Hos o su familia, y también cuelgan allí los estandartes de los enemigos que han sucumbido ante sus hombres. No es un conjunto muy impresionante para ti, pero sí lo debe ser a los ojos de los bárbaros, acostumbrados a morder el polvo en sus intentonas de someter Vallealto.

Hos, los principales Hor de los Lago que os acompañan y tú subís hasta la tarima. Mientras el cabecilla toma asiento, un joven y apuesto bárbaro, sobrino de Horgan Hos, que esperaba en el claro saluda a su tío con la mano y hace sonar el cuerno de caza de los Lago. La noche se ve inundada por un centenar de lamentos, y bárbaros de toda clase y condición comienzan a abarrotar el claro.

Hos te hace una seña para que te acerques y te habla en cuchicheos. Se coloca el Brazo en su regazo.

-No he hablado aún contigo de la ¿estrructurra? de la rrreunión. Luego de Ojan y yo abrramos la reunión, escuchamos las súplicas y peticiones de los Hor y Horgan que así lo quierran. Sé que hoy llegarrron unos visitantes inesperrados, unos ¿horrrendos? drraconios de esos nidos de la bahía de hielo escoltados por Valwochis. Esos segurrro que pidierron voz. Además, los Arrar pidierrron que se les pague porr sus ¿serrvicios?, los Maco exiggierron que se les adelante en la horda parra poderr sacarr parrticiparr de los saqueos y algún Hor demasiado... ¿optimista? puede sacarrr el tema del rreparrrto de la tierrra de caza conquistada. Cuando se acaben estas peticiones, fue cuando yo hablé y orrdené el rregrreso de la horda. No sé si Ojan o Aros trratarron de atacarrme forrrmulando una petición entre los demás Hor o Horgan, si esperrrarrron a que yo hable parrra contrradecirrme, o si ese loco de Aros me rretó al final de la reunión a un combate parra hacerrse con el contrrol del Pueblo. Tú, como medio-hombre, puedes pedirr voz durrrante las peticiones y apoyarrme, perro debes medirrr cuándo hacerrlo, pues ya sabes que algunos Hombres te siguen viendo como un come-hierba y tu voz en algunos temas puede costarrme rreputación entrrre esa ggente. Si quierres, puedes cantarr al oído de mis prrimos tus palabrras parra que ellos hagan de tu de boca. Tampoco quierro que hables sólo a trravés de ellos: todos saben que erres mi Hace-palabrras y esperran escucharr tu voz-. Hos hace un alto en la larga parrafada y mira a su alrededor. Ya ha llegado el nutrido grupo de los Argar con Ojan a la cabeza, y se han puesto a la derecha de vuestra tarima. Sentados o de pie, sólo mostrando sus largas y ojerosas caras y manteniendo el resto del cuerpo cubierto bajo las mantas emplumadas, parecen un grupo de cuervos al acecho de los despojos dejados por algún gran depredador. También la dividida cúpula de los Viento ha llegado, con el piadoso Horgan Horum por un lado y Hor Rakuar, junto a Folcad encamillado, por otro. Ocupan el lado derecho de los Argar. Más Lago rodean la tarima, y algunos Hor de los Perto comienzan a colocarse justo en el lado contrario del claro que vosotros ocupáis. Te divierte ver la burda puesta en escena de las complicadas relaciones entre los bárbaros.

Hos te mira de hito en hito.
-¿te trragaste la lengua, Verom Skarge? Sabes, nunca me contaste qué hicierron tus ancestrros parra ganarrse un apellido tan... ¿horrrible?- las bromas de Hos nunca han sido muy graciosas, pero al menos agradeces que el tipo intente rebajar un poco la tensión con esas salidas de tono. En otro sitio, con un pueblo menos cáotico y asilvestrado, podría haber sido un gran dirigente. Pides a sus ancestros que tengan a bien mantenerlo un poco más a la cabeza de sus gentes.

Verom observa todo a su alrededor, la concentración de bárbaros no es tan impresionante como las de Kar Duchodri pero aquí se juega el juego de tronos en el que solo se puede ganar o morir...pero hay muchas formas de ganar.

Horgan Hos le alecciona en cuanto a sus comentarios e intenta mostrar una sonrisa ante su chiste.

- Si quierrres puedo darrrr fuerrrza a uno de tus prrrrimos con mis palabrrrras porrr si algo sale mal.

-Sí, hazlo. Perro también necesité que hables porr ti mismo. Si no, pensarron que los demás de la tarrima somos tus... ¿marrrionetas?, y tú un cobarrde. Ya te digo que todos esperran oírrr tu voz-, insiste el caudillo.

Los primeros jinetes Arrar hacen su aparición por vuestro flanco izquierdo. Algo sucios y macilentos, desmontan de sus monturas pero en un principio no las apartan de su lado, hasta que uno de vuestros Hor baja a recriminarles por tal actitud. Su Horgan se coloca a una distancia equidistante entre las fila de los Lago y de los Perto. También los inexpertos Maco hacen acto de presencia, engalanados con collares y pendientes de decenas de colmillos, tantos animales como de sus enemigos humanos. Cumpliendo tus funestos designios, se sientan a la diestra de los Perto y a la izquierda de los Arrar. Los Hor de Guja se ven obligados a posicionarse entre los Viento y los Uro, que previamente se habían colocado, casi mezclándose, al lado siniestro de los Perto. Eso te tranquiliza, los Viento y los Uro tienen un feudo pendiente y si durante la reunión sale a colación el tema de la pelea en Alto Saltarín, no sabes cómo pueden responder si ambos clanes estuvieran sentados codo con codo. Los Guja serán un buen colchón entre ambos...

Hos parece entretenido contemplando la disposición que toman los Hor del Pueblo.

-Todavía no han llegado Aros, ni los Horgan de Maco, Arrar... y Guja. Los ancestros se los lleven si están conspirrando antes de que empiece la rrreunión..., murmura, casi para sí mismo, Horgan Hos.

Verom hace una sonrisa para sí por el nerviosismo de Horgan Hos.

- Han ocurrrrrrido muchassssss cosssssas en los últimosssss díassss, segurrrro que tienen que cerrrrrciorarrrrse de susssss apoyos

-¿Sus apoyos?¡Pero si Latros es uno de los míos! No sé porrr qué no está aquí todavía...-arguye, enrabietado, sobre el Horgan de los Guja el líder bárbaro -Ahí llega Aros. ¡Mira!¡El hielo se lo lleve!- maldice Hos. Horgan Aros llega al claro acompañado por el sucio y espigado Horgan Felchos y el orondo Horgan Loram, ambos líderes de los clanes Arrar y Maco. Aros dirige una mirada socarrona a Hos, que se la devuelve con acritud. Luego los Horgan se separan tras abrazarse al hombro, como hacen los hermanos de clan. Está claro que Aros está dispuesto a dar más guerra que una almorrana tras comer arroz picante de Vendela...

Aparte de esa llegada, representantes de todos los clanes menores se han ido desperdigando entre las posiciones de los grandes clanes. Pero lo que atrae la atención de todo el mundo es el fabuloso draconio, al que ya vistes en la Puerta del Descanso esta tarde, que, con las alas recogidas, se adentra en el claro rodeado por la docena de jinetes Valwochi que le escoltaban a su llegada. Un silencio nervioso se impone en el claro mientras los Valwochi se instalan donde los Guja, bajo la atente mirada de un millar de ojos lo menos. Distingues por fin a Horgan Latros, que ha servido de guía al draconio y sus seguidores y está indicándoles dónde sentarse, bien arropados por los Guja. Hos sonríe y menea la cabeza cuando se lo señalas.

-Viejjo brribón... Bien, llegarrron casi todos. Llamé a Ojan parra darr comienzo a la rreunión- el caudillo se levanta y te da una fuerte palmada en la espalda. -¿Tienes algo que decirrme antes?

Verom observa intrigado al draconio.

- Se supone que ssssolo los Hombresss pueden estarrrr aquí perrrro si lo echassss directamente dirrrrán que le tienes miedo....podrrrríamos pedirrrrrle que esperrra fuerrra a que se le convoque