Partida Rol por web

El gordrino contempla cómo el viejo maestro de esgrima se acerca paso a paso hacia él. Sus nervios deben ser de acero, pues el rostro no le traiciona mostrando alguna respuesta a ese acercamiento. Lo único que se mueve es su mano izquierda, que se desengancha una de las hachas del cinto y la empuña pegada al muslo.

Cuando Sortien habla, él parece dispuesto a responder, pero entonces llega la estocada de Sortien. Con pasmosos reflejos, se agacha levemente, tira del brazo hacia arriba en un veloz arco y desvía la punta de acero con el cuello del hacha. El gordrino muestra una mueca de odio mientras retrocede rauda a las sombras del interior del almacén, donde no se ve nada...

Mientras dudáis en qué hacer, unos pasos apresurados dentro del almacén se alejan de vosotros. Por el sonido, diríase que está subiendo unas escaleras.

Antes de que lograra ocultarse en las sombras, la rápida mano de Sortien trató de guiar su estoque hacia el cuerpo del gordrino. No con éxito, pues el atacado dio muestra de sus notables reflejos contorsionándose ante el aguijonazo que el viejo maestro trató de propinarle por el costado.

Al ver como el gordrino para y esquiva los ataques de su maestro, Kanlil intenta echarle una mano. No parece un rival fácil. Kanlil, espada en mano, da un paso hacia el guardaespaldas de Falid, y lanza un tajo, aprovechando que el gordrino está distraído con su maestro.

Tras ver que elgordrino esquiva s ataque sortien gruñe y marcha tras él.

Kanlil escucha los pasos del gordrino al subir la escaleras, con lo que se interna en las sombras por donde este desapareció, en busca de esas escaleras. Kanlil camina con cuidado, atento a cualquier posible ataque.

Forad acomoda todo nuevamente en sus fardos con la cautela del que teme romper el silencio.

- No me gusta esto un pelo...

Una vez todo recogido se acomoda todo lo mejor que puede entre gestos de dolor y saca la cabeza por la puerta como el conejo que olisquea fuera de la madrigera por si aún anda el zorro cerca. Agudiza el oido todo lo que puede.

- Demasiado silencio... creo que no debería quedarme aquí... pero he de dejarles algún mensaje. -Forad observa la habitación pensando como dejar un mensaje lo suficientemente cifrado para que sólo lo entiendan los que tienen que hacerlo-.

- Pero... ¿a donde ir?

Tal y como hace kanlil, Sortien avanza por la sombras aunque cauteloso ante cualqier imprevisto

En el silencio ominoso que te rodea, un crujido delatador lleva a tu corazón a redoblar sus rítmicos latidos: sin lugar a dudas, alguien ha pisado uno de los tablones flojos de la escalera de acceso a tu piso.

Falid vuelve a asomarse por el hueco, y cuando ve que Kanlil ha vuelto junto a su amo, baja tranquilo y muy satisfecho de sí mismo los tres escalones que hay en el ramal derecho de la escalera, deteniéndose en el descansillo que hay entre los dos tramos de escalera.

-Bien, bien, bien, Hochalas... se me ocurren varias maneras de llevar adelante nuestra "negociación". Probemos con una de ellas. Como alguien de tan elevado origen y culta formación debe saber- Falid no se cansa nunca de usar continuamente un tono burlón y sarcástico-, la información es la más valiosa moneda de cambio que existe. Debes tener una razón de peso para que estés aquí, bailando en las fauces de la bestia, en lugar de organizar alguna estúpida rebelión de vegestorios en Tierra de Hochalas. Me huelo que hay algo en ello de lo que un trepa de mi calibre puede sacar tajada. Así que, hagamos una cosa: Yo te cuento para qué estoy aquí, y tú me cuentas lo mismo. Y si descubrimos que podemos ayudarnos mutuamente, nos uniremos en una fraternal alianza que ni la zorra de Mastina podría romper con sus arteros trucos.

Sortien se dispone a responder algo cuando Falid hace ademán de continuar.

-¡Espera! Antes de nada, quiero que jures por el nombre de tu primo y el honor de tu familia que no me la jugarás. Nada de mentiras, y sobretodo, nada de afilados estoques practicando trepanaciones. ¿De acuerdo?

El bárbaro te devora con los ojos. Estás a punto de apartar la mirada cuando responde.

-Si eso es lo que quierres, te ayudé a conseguirrlo. Todos los amigos de Pelarun, todos los ancestrrros de Pelarun, están dentrrro de ti. Tú erres mi padrre y mi herrrmano ahorra. Lo prrrimerro es salirrr de aquí y esconderrrnos en otrras casas de piedrrra.

y de veras crees que saber trapos sucios me ayudará?? ¿que te hace pensar que Merelda me los contará? no se, no se...

Sortien mira bien por si ve alguno de los secuaces de Falid cerca. Acto seguido decide acabar con tanta escoria suelta en siete valles y dispara su ballesta

Falid no tiene tiempo si quiera de reaccionar. Cae hacia atrás, apoyado en la pared, llevándose las manos al virote que se ha clavado profundamente en su abdomen. Contempla estupefacto la mancha roja que se extiende en su chaleco.

-Me has... sucio Hochalas...

Se derrumba sin fuerzas contra el suelo.

Vamos Kanlil!
Dice Sortien mientras desenvaina su estoque y mira atento ante cualquier situación

Tras un ruido como de un golpe, escuchas a Kanlil gritar tu nombre desde dentro del almacén.

Kanlil y Sortien se arrojan escaleras arriba, pero el escalón de ventaja que el pupilo llevaba al maestro de esgrima le da la oportunidad de ser el primero en llegar al rellano de la escalera donde estaba Falid hace escasos segundos. Al girarse para encarar el final de la escalera, tiene tiempo de ver una amplia estancia vacía, con varias columnas que suben para sostener el maltrecho techo de madera a dos aguas, una pequeña pira en un cuenco metálico, al gordrino de antes incorporándose desde el suelo donde está tirado Falid con un hacha en cada mano... y a un tipo de largo pelo rubio, algo regordete y mal afeitado, apostado al otro lado del hueco de la escalear, que le lanza una daga... que va a clavarse en argamasa de la pared por encima de Kanlil.

Pelarun mira a sus pies, niega triste con la cabeza, y luego deja escapar un suspiro.

-Conté la verrrdad a quien tú quierrras, Peludo Argar. Te doy mi palabrrra de Hombre. Perro prrrimerro hay que alejjarrrse de tus enemigos. Si te descubrrren huyendo conmigo, no tuvierrron piedad-. Una vez más, el bárbaro te ofrece el brazo.

Yo me encargo del de las hachas Kanlil!!!

Sortien corre apresurado hacia su oponente y le realiza una apertura molhan apuntado a su cuello y detiene o esquiva los posibles ataques de su oponente

Con suma frialdad, el gordrino espera hasta el último momento, en que Sortien tiene ya la punta del estoque a un palmo de su cuello, para desviar con un certero golpe del mango de su hacha el filo del maestro de esgrima. Los cuerpos de Sortien y el gordrino colisionan, y la velocidad que llevaba impresa el Hochalas empuja para atrás un par de pasos al gordrino. Éste realiza varias filigranas defensivas ante las precisas puntadas del manco. Tiene un estilo de lucha extraño para Sortien, tosco pero rápido y con mucha invitación al combate cerrado, pues no usa largos tajos para mantener lejos al esgrimista.

Cuando ya parece arrinconado, el gordrino, con la cara endurecida en un rictus de concentración, aguarda un momento en que la cadera izquierda de Sortien está descubierta por un exceso de confianza para lanzar un hachazo devastador desde abajo. Lo acompaña con un grito enrabietado, el primer sonido que maestro y aprendiz escuchan de boca del gordrino.