Partida Rol por web

-Espera grandullón. Deja que termine ese trabajo y ahora te ayudo. - Forad se acerca al hombro aún malherido.

Forad mira de abajo a arriba y de arriba a abajo a Verom.

- Está bien. Si no le importa esperar a Ankor ya que me gustaría acompañarle a poner las trampas. Hace tiempo que no lo hago y no quiero perder la constumbre. Aunque dudo que pueda hacer algo.

Kanlil agacha la cabeza avergonzado.
Lo...lo siento maestro. Solo se lo iba a prestar, para que tuviese una espada con que defenderse. No…¡no volverá a pasar!

Kanlil sale de la choza, y tras coger su pantalón de la rama, lo escurre bien y se lo pone aún humedo, para cumplir con el entrenamiento asignado por su maestro.
Con cierta dificultad, debido a que todavía no está curado del todo, comienza a practicar la contrafinta.

¿Joder, estos no se cansan?- piensa Kanlil mirando a su maestro y a Verom entrenar con el estoque. Kanlil pretendía hacer una pequeña trampa y terminar algo después que su maestro, pero ya se estaba poniendo el sol y estos no habían terminado. Espero que no dijese en serio lo de que si no terminaba para la puesta del sol tendría que repetirlo… Bueno, no creo que haya estado llevando la cuenta.
Kanlil se deja caer en el suelo agotado.
Ya está, maestro, ya he terminado.- miente Kanlil.

Verom acaba gratamente agotado. Ha sido la mejor lección que le han dado nunca y la rapidez con la que ha llegado a desenvolverse con el estoque no se debe sólo a su don natural con las armas: Sortien tiene que ser una leyenda viva.

- Muchísimas gracias, Maese Werter. Creo que hasta aquí puedo llegar, nunca me comprometo con un arma. Ya tuve que dejar una vez mi maravillosa hacha e intento usar la primera que tengo a mano.

Se ha hecho tarde sin darnos cuenta. Entremos, es hora de cenar.

Una vez dentro, el embajador vuelve a lavarse la herida de la pierna e intenta evaluar los daños pero la escasa luz del atardecer y sus vagas nociones del cuerpo humano terminan con su paciencia.

Cuando Forad vuelve de situar las trampas con Ankor simplemente cruza una mirada con el embajador, recoge la lanza que le ofrece y se encamina a un rincón.

-Prefería mi vieja lanza a esta tan bien labrada pero bueno... es un simple apoyo.

Forad empieza nuevamente con sus interminables canturreos.

Ankor se separa de Forad tras acordar verse en la cabaña cuando acabaran. Coloca cuidadosamente las trampas y espera que el bosque les depare algo de suerte para mañana.
No se si tendremos muchas oportunidades de conseguir comida de aquí en adelante. Ojala haya suerte.

Tras dejar puestas las trampas y quedarse con el sitio para volver mañana, Ankor se dirije hacia la cabaña cuando oye el rumor del arroyo que lo llama. Se acerca a él y no puede evitar mirarse en sus aguas.

¿Cómo te has metido en esto grandullón? Menuda pinta tienes, estás echo un asco.
Ankor introduce la cara en el rio como para olvidar todo lo demás, borron y cuenta nueva. Tras eso decide que un baño completo tampoco le vendría mal. Comienza a desvestirse y titubea cuando llega el momento de desprenderse de su espada, tan solo no sentirla contra su espalda ya le causa un desasosiego interior. A pesar de todo, la deposita cuidadosamente en el suelo y se introduce en el rio cuidadosamente sin perder de vista la espada y evitando mojarse el vendaje realizado por Forad.
Una vez terminado el baño, coge la lasca de piedra que lleva colgada al cuello y se queda pensativo. Encargate tú de Faldoras aunque su cuerpo no pueda descansar allí. No olvido Pinocha, no olvido.

Ankor coge sus ropas y se cuelga la espada de nuevo para dirigirse lo rapidamente a la choza.

Verom se retira y se acuesta junto a los demás. Sortien le reemplaza junto a la ventana. Dormís plácidamente por el agotamiento. Kanlil tiene pesadillas con Ooray y la cama en que estuvo atada, los demás no soñáis nada.

Kanlil, tu maestro te despierta un rato más tarde durante la noche. Arriba muchacho, es tu turno. Sale contigo de la cabaña y allí afuera, en el gélido aire de la sierra, te señala detrás de Montepelado. Esa claridez que ves debe ser Cortogro. Puede que esté ardiendo. Ojalá los inocentes que hay entre sus muros tengan una oportunidad frente a los monstruos que la habitan. Bien, controla sobre todo la vaguada, no sea que suban desde el bosque. Buenas noches, Kanlil. Sortien guiña un ojo a su pupilo, y gracias.

Sortien ocupa el lugar de su pupilo en el suelo de la cabaña.

Verom se desperaza y aprovecha para mover un poco los músculos. El frío de la madrugada y el rocío justo antes dleamanecer le despiertan los sentidos. Nadie hay cerca para ver una lágrima recorre su mejilla izquierda, se lleva instintivamente el pañuelo de seda al ojo ?derecho?

...dónde queda el castillo de mis padres...a estos norteños nos les hace falta la amenaza de los bárbaros para matarse entre ellos...

Entonces \"despierta\" de sus pensamientos y vigila la zona que le ha indicado Kanlil.

Bueno, no es el sito mas cómodo donde he dormido, pero mejor dormid desatado que atado- le contesta a Verom de camino al arroyo cuando este le pregunta si ha dormido bien.

Cuando ambos vuelven de lavarse la cara, ve a su maestro al parecer de buen humor, y con energías para seguir el camino. Kanlil sonríe al observar el estado de ánimo de Sortien.
Yo la verdad es que me encuentro bastante mejor, maestro, pero si partimos ya mismo no podré entrenas la contrafinta. Es una pena, je, je.

Luego escucha la petición de Verom para que alguien se encargue de sus heridas y las de Forad. Kanlil se encoge de hombros, pensando que no puede ser muy difícil, a pesar de sus pocos conocimientos.
No creo que hagan falta muchos conocimientos para curar unas magulladuras, sino sentido común. A ver, veamos que es lo que te pasa. Es la pierna, ¿no?- Kanlil comienza a inspeccionar la pierna de Verom con cara de concentración.

Lo ves como no era tan dificil
Tras hacerle un apaño a Verom en su pierna, Kanlil se acerca donde Forad.
Bueno, ahora vamos contigo, que la verdad es que tiene peor pinta. Primero habrá que limpiar la herida…- comenta Kanlil dándoselas de entendido. Tras echarle algo de agua de una cantimplora, Kanlil sigue con su labor

Verom observa el trabajo de Kanlil, parece que lo lleve haciendo toda su corta vida.

- Gracias, Maese Kanili. Me siento mucho mejor.

Luego observa como repite el proceso con Forad y escucha el comentario de Sortien.

...no pienso ser el eslavón débil de la cadena...

- Por mí no paréis, depués de este vendaje puedo caminar hasta Sylmire, si hace falta.

Y como para demostrarlo patea el suelo.

Ankor intenta librarse de los zarandeos de Kanlil cubriendose la cabeza con la mano y el brazo derecho pero el chico es persistente y Ankor acaba por ceder.
Vale, vale, ya voy, dejalo ya. Dice con voz de recien levantado a la vez que abre un ojo.
Kanlil pero si ni ha salido aún el sol, ¿ya estais todos preparados para partir?
Ankor se incorpora con cuidado de no lastimar su brazo y observa como no queda nadie en la choza.
Vale, veo que sí. Voy al rio a despejarme un poco y a rellenar la cantimplora. Luego iré a mirar las trampas.
Ankor se levanta completamente y hace algunos estiramientos. Se pone la ropa, la armadura y se cuelga la espada, listo para hacer lo que ha dicho.

Ahora mismo, maestro. A ver, Forad, déjame ese bonito conejo.- Kanlil se acerca donde el conjurador y le coge el conejo que trae. Luego le mira con curiosidad.Estas un poco raro hoy ¿no? No has abierto la boca desde que te has despertado, ni mientras te curaba la herida. De hecho parecía que ni te dieses cuenta. ¿Estas bien? En fin…- Kanlil se encoge de hombros y se aleja con el conejo.

Voy a recoger algo de leña para hacer el fuego. ¿Alguien tiene una cazuela donde poder guisar el conejo? Si no tendremos que hacerlo directamente al fuego. Bueno, ahora vengo.

Kanlil sale de la choza en busca de ramas para poder encender un fuego. Tras recoger unas cuantas, se acerca al río para lavar el conejo y quitarle las tripas. A ver que tal me sale este conejo, no querría desperdiciarlo. No he cocinado muchas veces, pero tampoco había curado muchas heridas y hoy no lo he hecho nada mal, je, je. Kanlil, vales para todo, amigo.

Tras un rato vuelve a la choza, dispuesto a cocinar el conejo. Tras apilar las maderas, intenta encender el fuego.