Partida Rol por web

Conjuras con éxito el hechizo y una pequeña nube oscura, casi imperceptible debido a la negrura de la noche, se cierne sobre la cabeza de Sir Gareth. Automáticamente puedes observar cómo su actitud enérgica y sus continuas protestas y gritos se calman. El hombre parece mareado y se apoya en uno de sus soldados. El hechizo ha surtido efecto.

- Se encuentra bien, señor? - le pregunta uno de sus hombres. Sir Gareth afirma con la cabeza mientras trata de recuperar la compostura - ¿Qué vamos a hacer? Andrew ni siquiera contesta a su llamada y puede que el mediano haya huido ya, señor.

- Ese idiota habrá sido pasto de las llamas que él mismo provocó. Mira que se lo advertí, maldito estúpido. ¡Cómo se le ocurre empezar  a prender fuego estando dentro! - Sir Gareth escupe al suelo, bastante molesto por la ineptitud de su soldado desaparecido - En cuanto al mediano, si no ha salido todavía, no tardará en hacerlo. Cubrir las puertas y ventanas traseras. No debemos dejar que se escape.

A la orden de Sir Gareth, dos de los tres soldados se encaminan a rodear el edificio. Uno de ellos va directamente hacia tu posición mientras los otros se van por el otro lado...

Por su parte, Ralph consigue soltar a un segundo prisionero sin ser visto por los soldados y, mediante gestos, les indica a los prisioneros liberados que permanezcan quietos en su sitio y callados.

Cuando el ritmo de los gritos y órdenes desciende, no necesito una comprobación visual para sonreir con el éxito conseguido. Otro rápido vistazo me vale para ver la separación de las fuerzas de lo que podría considerar un bando enemigo, y me planteo por un instante si plantar cara ya o posponer el combate un poco, y arremeter contra los dos guerreros que van de inspección más tarde. Sin embargo, solo es cuestión de tiempo, propiciado por el cansancio del jefe a nuestro favor, que se de cuenta de que el objeto que tanto anda buscando lo tiene al lado, preparado para golpearle con algo de fuerza desde un lugar inesperado. La decisión es complicada, y eso mismo casi acaba propiciando la decisión, cuando el soldado se acerca demasiado. Así que me decido, y concentrándome en mi Grimorio, vuelvo a intentar el conjuro que antes tan mal me ha salido, cuando el guerrero se acerca hacia mi esquina y, presumo, el del otro lado hace lo propio bastante lejos.

Agotadas mis reservas arcanas antes conjuradas, las fuerzas se me van esta vez a mí, pero no sale horrible como en el otro caso, y al momento siguiente un golpe mágico se lanza contra el desprevenido guerrero. Ralph, si eso no te parece una buena señal... bueno, no sé qué puede serlo. Pienso para mí, al lanzar el conjuro. Que, según parece, me ha salido bastante poderoso. Ya era hora de que algo saliese bien.

Tras dar rienda suelta a tu hechizo, una tremenda onda de choque eléctrica acompañada de un sonoro estruendo y multitud de luces, arroya al pobre desgraciado que se estaba acercando a ti. Lo lanza por los aires y cae varios metros más allá inconsciente. 

El sobresalto pilla por sorpresa a todo el mundo, Sir Gareth incluido, y los gritos y el caos no tardan en aparecer. Ralph había conseguido soltar a un tercer prisionero y no duda en azuzar a los rehenes sueltos para que salgan corriendo.

- ¡Mierda, es el mediano! - grita Sir Gareth que no tarda darse cuenta de tu presencia - y parece que no está solo. Vosotros atrapar al mediano, yo me encargo de su aliado.

Sir Gareth desenvaina su arma y avanza hacia ti con pasos lentos y torpes debido a la fatiga.
Por otro lado, los otros dos hombres que quedan se encaran con Ralph.
El mediano, con la daga en su mano, se planta desafiante ante sus dos contrincantes - Es esto lo que queríais, no? Venid a por ella

Un golpe arrollador, sin lugar a dudas, tan fuerte que golpea al rival y lo lanza despedido noqueándolo de la potencia. Nada que ver con el otro hechizo. Pero también una manera de llamar la atención de manera masiva, aunque ha habido tiempo más que suficiente para que Ralph, al que le gusta destacar sus logros, haya liberado a unos pocos rehenes, lo que descarta que los usen como protección. Y mientras el caballero avanza hacia mi, recuerdo unas frases de un libro que leí no recuerdo cuando, pero que trataban de describir cómo establecer un buen combate.

No debe reflejarse a nivel emocional. Dejo que el caballero siga avanzando, mientras me recoloco fuera de la esquina. Primero, distrae al objetivo. -Pensaba que los caballeros tenían más aguante. Si eso es todo lo que teneis, caballero, no es nada contra un mago. Entonces muestra tu poder y continúa con un concepto demoledor. Preparo mi bastón a un lado, mientras mantengo el Compendio junto a mí. -Os noto cansado, ¿os ha fatigado algo en especial? -Y sonrío de medio lado, o al menos lo intento, que seguro que no me ha salido demasiado bien. Luego, continúa con la preparación de tu ataque, y concluye con un golpe definitivo. -Aquí os espero. -Y tras eso, concentro mi energía, esperando hasta que está suficientemente cerca, y vuelvo a conjurar mi onda atronadora, lanzándosela entera contra él.

Sir Gareth va enfureciéndose a medida que le sueltas esas impertinencias. No es hasta que nombras su "cansancio" que el hombre cae en la cuenta - ¿Esto ha sido cosa tuya? ¡Maldito seas muerde-libros! ¡Voy a ensartarte como a un cerdo!

En ese momento tu hechizo sale disparado con bastante intensidad y una tremenda descarga eléctrica golpea a Sir Gareth. Pero el caballero ve venir el golpe y se posiciona de modo que el impacto no consigue tirarlo para atrás, como si había ocurrido con su desprevenido lacayo.

Con su espada en la mano, Sir Gareth saca fuerzas de flaqueza y se lanza a la carga contra ti. A pesar de su estado de fatiga, consigue llegar hasta ti y descarga su mandoble describiendo un mortal arco vertical...

Por su parte, Ralph se enfrenta a los otros dos hombres. Debido a su pequeña estatura, y a la torpeza de sus atacantes, le resulta bastante sencillo esquivar sus golpes. El mediano se agacha y tras coger un puñado de tierra, se lo lanza a uno de sus adversarios a los ojos y aprovecha para apuñalarlo en el tórax. 

Al igual que el campo mágico es mi especialidad y mi conjuro le causa gran daño, aunque no lo haya expulsado y noqueado como a su compañero, a él se le da bien el cuerpo a cuerpo, y pese al cansancio inflingido consigue lanzarme un espadazo que yo no puedo evitar, porque no soy un guerrero. Dolido por el golpe, que me ha causado un gran daño y que probablemente no pueda volver a aguantar, retrocedo un par de pasos y me preparo lanzándole otra onda atronadora ahora que estoy lejos y antes de que se acerque más. Sin embargo, yo no estoy para nada tan bien centrado tras el golpe, y fallo por muy poco. Así, ni ganas por seguirle las puyas y desanimarlo, que nunca ha sido mi estilo.

Das un paso atrás y tratas de conjurar nuevamente una onda atronadora para quitarte a Sir Gareth de encima, pero la falta de concentración debida al dolor hace que confundas un par de palabras y el hechizo no se materializa.

Sir Gareth, contento con su movimiento anterior y viendo que te tiene contra las cuerdas, se abalanza sobre ti nuevamente y blande su espada. Pero esta vez, aunque consigue levantar su arma firmemente, en vez de dar un golpe preciso como el anterior, deja caer la espada torpemente a escasos centímetros de ti - ¡Maldito seas, mago de pacotilla!

Ralph, por su parte, ha conseguido deshacerse de uno de los hombres de Sir Gareth pero el otro parece estarle causando graves problemas...

Pero no todo es malo, pues cuando ya estoy esperando el segundo ataque, su golpe se descarga con mucha menos fuerza de la que debería y el peso de la propia arma le lleva a no acercarla a mí, ni mucho menos golpearme o causarme daño alguno. Retrocediendo un par de pasos más para que no pueda lanzarme un espadazo mientras conjuro, concentro mis pocas fuerzas mentales restantes, sabiendo que este podría ser probablemente el último hechizo que lanzo de ataque hoy, a menos que tenga para usar más energía arcana extra. Apretando uno de los puños, trato de lanzar el conjuro de nuevo... pero no sale para nada, y muy cerca está de explotarme en la propia mano, dispersándose en la nada sin causarme daño alguno. Así que solo me queda depender de mi arma y dejar la magia a un lado. Y sobre todo, tratar de evitar que me de otro golpe como el de antes.

- ¡Aaaggg, deja de moverte, maldito mago! - masculla Sir Gareth que vuelve a acercarse para tenerte al alcance de su afilada espada. Esta vez blande su arma en un acertado movimiento...

Con el fragor de la batalla y la poca estatura de Ralph, pierdes de vista al mediano por un instante, pero reparas en que el otro hombre al que se estaba enfrentando está tendido en el suelo desangrándose...

Vaya día. En serio, no me puedo imaginar un peor día de inicio de aventura. Por la noche, me hacen centro de atención cuando quería pasar desapercibido. Luego, un mediano se cuela en mi habitación, registrando mis cosas y cotilleando mi libro de conjuros. Tras conseguir echarlo y volverme a dormir, un par de soldados se dedican a quemar la posada en la que he dormido, y para librarme de uno de ellos mi hechizo me rebota y me lanza volando varios metros, justo antes de que el susodicho soldado se me eche encima y trate de matarme casi consiguiéndolo. Como el fuego se ha extendido, cuando el soldado ya no está, tengo que saltar por la ventana. Y una vez fuera, consigo hechizar al lider de los soldados para disminuir su fuerza y efectividad, y aun así me causa un dolor terrible mientras mis hechizos fallan una y otra y otra vez sobre él. En definitiva, un gran plan.

Así que abandono la magia, ya que mis fuerzas son nulas en ese aspecto, y paso del grimorio al bastón, empuñándolo con fuerza para lanzarle un golpetazo al tio en la cabeza. O donde le pille, mayormente... -¡Nunca debiste pelearte contra mí! -Le grito, acumulando todas mis fuerzas en ese impacto demoledor.

El golpe de tu bastón caen a plomo sobre la cabeza descubierta del Caballero de la Mano Roja. Sir Gareth se lleva su mano al lugar del impacto mientras te maldice - Joder! Para una vez que no me pongo el casco. ¡Vas a ver lo que es bueno maldito come libros porta-faldas! - El hombre tiene intención de volver a abalanzarse sobre ti con su arma en ristre, pero un fallo en su pierna seguido de intenso grito de dolor lo postra de rodillas en el suelo.

Detrás de Sir Gareth y a una altura más o menos por tu cintura, ves la sonriente cara de Ralph. El mediano porta su daga ensangrentada y de la pierna del caballero mana un intenso chorro de sangre. - Atrápame si puedes, señor Caballero - Dice Ralph en tono de burla y, dándo un salto atrás, se aleja rápidamente de Sir Gareth con una risa maquiavélica.
Éste se gira para ver qué le ha atacado y sus ojos casi se salen de las órbitas cuando contempla a Ralph - ¡Maldito mediano traicionero! Voy a rebanarte como a un puto pavo asado - Sir Gareth se pone en pie y trata de alcanzar al mediano, pero la herida en su pierna le impide avanzar rápido - ¡No huyas, cobarde!

Cuando el caballero grita y deja de agitar su espada en mi dirección, me cuesta más de unos instantes darme cuenta de qué está pasando y quién ha sido el causante, ni más ni menos que el mediano pinchando otra vez. No sé qué tiene su daga de especial, pero desde luego es capaz de causar mucho más daño que mis golpes, aunque no descarto que el hecho de haberme enfrentado contra un combatiente experimentado en vez de un par de luchadores menos entrenados no haya tenido bastante que ver.

-¡No es una falda, es una túnica! -Alcanzo a gritarle mientras se aleja de mí, agitando mi bastón en un vano intento por golpearle. Se aleja persiguiendo al mediano, y eso me deja un instante para pensar, contemplar el campo de batalla -porque a esto solo lo puedo llamar batalla, sabiendo las peleas callejeras que he tenido más de una vez en mi infancia donde todos acababan en el suelo y rodando unos encima del resto- y meditar sobre mi próxima acción. Pero si el caballero decide darme la espalda y descuidarse por un odio absurdo, no voy a ser yo el que se lo impida, así que avanzo por su espalda y usando el bastón como herramienta segadora, apunto a sus piernas para derribarlo en el sitio, contando con su cansancio para ayudarme en el proceso.

Lanzas un golpe rápido por la espalda con el bastón cuando Sir Gareth se aleja y luego tratas de tirarlo al suelo, pero te chocas contra su fornida espalda y te da la sensación de que estás tratando de derribar una montaña con las manos desnudas.

El hombre te mira de reojo y vuelve a centrar su atención en Ralph y en la daga que porta el mediano. El caballero nuevamente se acerca hasta Ralph y blande su espada en un movimiento tan torpe que ni siquiera el mediano ha tenido que moverse para esquivarlo.

- Vamos Sir Caballero de la mano tonta, ¿a qué estás esperando? ¡Ven a recuperar tu preciosa daga si tienes lo que hace falta! - Ralph sigue burlándose de su enemigo y parece estar en su salsa. Esta vez Ralph no ataca, más bien parece que está jugando con Gareth. Hace acción de lanzar una estocada con la daga pero en el último momento cambia la trayectoria de la hoja y con su mano izquierda lanza un puñado de arena a los ojos del enemigo. Sir Gareth que estaba atento al peligro de la daga no se lo ve venir y queda cegado temporalmente - Venga granduñón, ¡atrapame si puedes! - Ralph vuelve a salir corriendo y te anima con gestos a que lo lances por los aires como habías echo antes con el otro soldado.

Y entonces es cuando me doy cuenta de qué diantres pretende el mediano que haga, y no es en absoluto que le de un par de palos en la cabeza al caballero -aunque he de decir que, por ahora, ha funcionado bastante mejor que el resto, aunque también puede ser porque me he quedado casi sin energía de primeras, ¡pero no hay que desesperar, todavía tengo algo!- sino que lo funda con mis rayos y lo derribe. Así pues, dejo que se aleje hacia Ralph a la vez que le hago un gesto de "dame un momento" y vuelvo a centrarme en los vientos de la magia para convocar unas reservas extra que me puedan permitir lanzar esa magia que ahora no puedo. Lentamente me acerco al borde del agotamiento, pero mientras cuente con un poco más de energía, todo irá bien. Hecho eso, avanzo hacia el caballero, manteniéndome lo suficientemente alejado para no impactar al mediano, mientras preparo una vez más ese conjuro atronador para lanzárselo por la espalda y aplastarlo contra el suelo. Esta vez no puede fallar...

El caballero de la mano roja, aún cegado por la jugarreta de Ralph, blande su espada al aire sin saber a dónde o a qué acertará. Ralph está fuera de su alcance al igual que tu, por tanto sus estocadas solo cortan el aire. ¡Aaarrggg, malditos seáis bribones!

Ralph se aleja todo lo que puede de tu radio de acción cuando ve que por fin estás preparando un conjuro. El astuto mediano corre hasta colocarse detrás de ti. - Fríelo, amigo Collan. Por nuestro propio bien, será mejor que este bandido no sobreviva a esta noche - te susurra el mediano mientras observa divertido como Sir Gareth está indefenso.

No puedo evitar mostrar una mueca de asco y decepción ante las palabras acuciantes del mediano, que me está sirviendo en bandeja atacar al caballero sin que este pueda siquiera defenderse de ninguna manera. Sin embargo, también es cierto que seguirá tratando de atacarnos mientras permanezca consciente, lo cual nunca es una buena señal. Sopesando los dos puntos, y aún frunciendo el ceño, me coloco en posición y auno las fuerzas mágicas para, no como dice el mediano acabar con la vida del caballero, que sería solamente una mala idea, sino tratar de noquearlo y dejarlo ahí. Inconsciente no nos perseguirá, y los asesinatos para los asesinos.

Y sin embargo, frente a todo lo que me ha estado pasando desde que llegué aquí, siendo objetivo del mediano y su populacho de fiesta, el ataque en la habitación, caerme de la cuerda y no romperme la crisma por poco, e incluso los varios intentos contra el caballero... mi magia decide responder con fuerza desmedida y los vientos de poder se acumulan lanzando una onda tremendamente poderosa, más que suficiente como para cumplir con las espectativas del mediano. Aunque no fuese realmente ese mi plan en absoluto, que era solo derribarlo.

Tu último hechizo sale con furia desbocada y la tremenda onda de impacto lanza al caballero por los aires en dirección a la posada, con tan mala pata que atraviesa una de las ventanas y se cuela en el interior del edificio en llamas. Tras un intenso alarido de dolor que dura varios segundos el silencio roto por el crepitar del fuego se impone en el lugar.

Ralph se queda perplejo ante tal derroche de poder y el posadero, que aún andaba por las inmediaciones del lugar, empieza a sollozar mientras cae de rodillas al suelo en gesto impotente.
- Mi posada... ¿de qué viviré ahora?

Tras la pelea y la muerte del caballero de la mano roja y sus vasallos, empiezan a aparecer el resto de rehenes que había liberado Ralph antes de entrar en acción. Todos parecen estar en estado de shock al igual que el posadero.

Por tu parte, tu empiezas a sentirte mareado debido a las heridas y al intenso desgaste físico y mágico del combate...

Y tras haberlo conseguido. Tras la descarga de energía mágica, tras el derrumbe, tras todo... me desplomo en el suelo, cayendo de culo y sentado. Algo más allá, supongo que, el posadero llora por la pérdida de su hogar. Pero al menos está vivo para llorar por eso, no como el hombre al que acabo de tirar a un fuego crepitante. Cojo aire varias veces, contemplando el fuego y tratando de recuperarme. Y eso que es par de mañana, y casi me siento sin fuerzas para nada más.

-Bueno, ahí está. -Digo, con un tono no muy alto, antes de levantarme. Que el mediano se de por aludido si así lo de sea. -Con ese humo, pronto vendrán las autoridades. -Y estando tan cerca de la torre, probablemente les llegue a sus oidos para el mediodía, si no lo ha hecho ya casi. -No puedo hacer más por vos, señor, pues debo partir. -Le digo al posadero. Porque desde luego, incluso como defensa propia, no quiero estar aquí para argumentar nada, y no quiero que revisen mis pertenencias en absoluto. Me agacho para tomar el cayado del suelo, donde ha caido, y empiezo a caminar. Probablemente por Ralph no tenga que preocuparme, ya que casi seguro se me pegará al costado, pero ahora mismo no tengo la cabeza como para pensar en mucho más que apoyarme en mi bastón y seguir caminando paso a paso.

Aprovechando que todo el mundo está estupefacto con el resultado de la pelea, echas a andar apoyado en tu bastón. Tomas el camino que sale de la pequeña villa y conforme van pasando los minutos y el sol va saliendo perezosamente por el este, vas notando que estás realmente cansado. Esa noche no has descansado propiamente, has tenido una intensa batalla y para colmo llevas sin comer nada desde anoche. Tu estómago ruge como un león y el frío matutino de esta región cala rápidamente tus huesos, haciéndote tiritar de frío como un cachorro asustadizo. Cada segundo que pasa ves el horizonte más difuso...

- ¡Eh Collan! ¡Esperameeee! - a lo lejos oyes la voz del impertinente mediano.

Apoyado en el bastón, con todo lo demás en la mochila a la espalda, resoplo paso a paso manteniéndome por pura fuerza de voluntad en el camino, con la convicción de quedarse es mucho mas terrible que permanecer ahí. El sol en el costado me reanima poco a poco, aunque tanto el hambre como el sueño se hacen de notar, y el frío no hace mucho por mejorar el asunto, así que me detengo un momento para asegurar la capa de viaje sobre mis hombros. Y entonces lo oigo venir, porque ya lo estaba esperando. Una mirada hacia atras me permite saber a qué distancia está el mediano, y sigo caminando paso a paso, con lentitud, dejando que me alcance.

-Hola Ralph. Caminemos algo más, y luego podemos pararnos a desayunar, ¿sí? -Al fin y al cabo, si voy a tener que estar cargando con él -y no parece que vaya a poder ser de otra manera, por cómo me ha seguido- prefiero alejarme un poco más, forzarle un poco y luego ya descansar. Porque no estoy seguro de si voy a querer levantarme alguna vez si me paro ahora.