Partida Rol por web

Durante toda tu vida has vivido en un pequeño asentamiento élfico en la espesura del bosque de Midgar. Alejado de la capital élfica donde el arte y la cultura son más respetadas, tus paisanos siempre han visto de poca o ninguna utilidad tus capacidades para la música y tus inquietudes intelectuales.

Decidido a dejarlo todo atrás y vivir libremente por y para la música, hoy mismo haces el equipaje y partes hacia tu nuevo destino. Pero, ¿a dónde ir a partir de ahora? Tal vez aventurarse en las tierras de los humanos, visitar la capital élfica de Ygdrassil o adentrarse más aún en el bosque, en las tierras de Asgard...

La excitación de los preparativos del viaje le hacía sentirse vivo. La angustia de los peligros que podría encontrar le hacía temblar. La tristeza de dejar a los suyos atrás le agarrotaba la voz. Si ahora mismo tuviera que cantar  necesitaría tomarse una infusión que le relajara. Pero esto es justo lo que andaba buscando desde hacía tiempo. Vivir todas estas sensaciones en primera persona es lo que le convertiría en mejor intérprete. No se podía cantar sobre el amor sin haber estado enamorado alguna vez. Eso ya lo había experimentado él mismo.  Pero necesitaba recorrer el mundo, ver  batallas y participar en ellas. Mezclarse con otras razas y culturas.
Echó su petate a la espalda después de comprobar que llevaba todo y echó a andar por el camino que atravesaba el bosque, en dirección a la carretera principal. Llevaba el pelo recogido en una elaborada trenza, que brillaba reflejando los primeros destellos que atravesaban las hojas de los árboles del bosque. Caminaría por el bosque lo máximo que pudiera, para luego acceder a la carretera principal, y dirigirse a la capital élfica, Ygdrassil.

Comienzas tu viaje por el bosque, tratando de permanecer el máximo tiempo posible en él antes de adentrarte en el camino principal que lleva hasta la capital.

Avanzas por pequeños senderos que se abren paso a través de la maleza y los árboles. El viento mece las hojas de los árboles más altos y el cálido sol que se cuela por ellas te hacen más placentero el camino. Las aves alegran tu marcha con su suave melodía y, excepto algún que otro animal pequeño como las ardillas, no te cruzas con nadie.

A lo lejos escuchas el sonido de un arroyo cercano. El estómago te empieza a rugir y los tus piernas comienzan a estar cansadas...

Ya empezaba a estar cansado de caminar toda la jornada. Hizo un último esfuerzo para encaminarse hacia el arroyo.  Llenaría de agua fresa su cantimplora y podría reposar los pies en el agua. Al llegar preparó una hoguera para tener fuego, se descalzó y metió los pies en el agua.  Así sentado comió un poco de pan con queso mientras ajustaba las cuerdar de su arco-arpa para tocar un poco antes de irse a dormir. Las cuerdas de su arpa estaban hechas con su propio pelo, un secreto guardado de generación en generación en su familia. Llevaba consigo bastante pelo praparado de esa manera, para que no le faltara. Cuando estuvo afinada el arpa, Loto comienza a tocar una hermosa melodía, perfecta para el atardecer en aquel bucólico paraje.

Mientras estás tocando el arpa, notas cómo algo se mueve en un árbol cercano. Descartas que sea la suave brisa que mece las hojas, de echo se trata de algo más grande. Un ronroneo surge del árbol y va seguido de una voz femenina, aunque aguda, resulta agradable.

- Qué melodía tan preciosa - dice la voz. Seguidamente ves caer un cuerpo del árbol y toma tierra con un sonoro "Miau". Ante ti ves a una esbelta y joven mujer gato que te mira con sus ojos grandes y bien abiertos y una sonrisa en su cara.

Loto deja de tocar cuando la mujer gato posa sus delicadas patas en tierra. No la había oído venir hasta que ya estaba encima suyo. Era normal, esta raza de semihumanos conservaban muchas de las características de los felinos, entre ellas su agilidad y sigilo.  Loto sentía gran admiración por dichos seres, y como la felina parecía amistosa, decidió aprovechar la situación para conocer mejor su cultura. Un bardo debe siempre estar abierto a nuevas experiencias.

- Me alegro de que te guste. Mi nombre es Loto y la Música es mi profesión- El bardo inclina ligeramente la cabeza en señal de respeto. Juguetea con los dedos en las cuerdas del harpa, haciendo sonar unas notas juguetonas a modo de presentación. - ¿Cuál es tu nombre? No todos los días se tiene el placer de conocer a una mujer gato. ¿Qué haces por aquí?

- Mi nombre es Lilly - dice la gata estrechándote la mano enérgicamente - Encantada de conocerle, señor Loto. Vaaaaya, que bonito es su instrumento. Parece un arpa - comenta mientras la mira de cerca y se rasca la cabeza como si estuviese confundida - pero también tiene forma de arco.

Tras una inspección más detallada de tu arpa, Lilly desvía su atención y observa más detenidamente la zona en la que os encontráis mientras contesta a tu pregunta - Pues mi profesión no es tan interesante como la tuya, maese elfo. Soy una simple herborista y... aaaah!! - grita tras haber posado sus ojos en un punto y señala con la uña afilada de su dedo índice - Ahí está! - La chica sale corriendo hasta el punto que señalaba y se agacha para coger una flor de pétalos blancoazulados. Te la enseña con una sonrisa de satisfacción - Ésto es lo que hago aquí... ¿No crees que es hermosa?

- Claro que es hermosa, pero...¿es por su hermosura por la que la buscas? O guarda oculta tras su belleza otras aptitudes, digámoslo así, más prácticas.

Loto observa los gráciles movimientos de la mujer gato, que rivalizan con los suyos propios.

- El arpa es un intrumento que mi familia ostenta con orgullo.- El elfo pasa su grácil mano, de dedos largos y finos, por el contorno curvado del arco- Dependiendo de la tensión de la sexta cuerda puede usarse también como un arco.- El bardo tensa ahora el arco, para después tensar una flecha con él y lanzarla contra un árbol.- ¿Ves? Sirve para las dos cosas.

- Me dirigo a Ygdrassil pero ya estoy cansado de toda la jornada caminando. Así que me disponía a dormir. Siempre antes practico un poco con el arpa.

- Por si sola, este tipo de flor se puede consumir en infusión o pipa para relajar los nervios - dice la mujer gato observando detenidamente la flor. Hace una pausa de unos segundos y después vuelve a desviar su mirada para posar sus ojos en los tuyos - pero en combinación con otras hiervas terapéuticas, potencia en gran medida el efecto de éstas.

La chica atiende a la explicación sobre el arpa-arco muy atentamente. Finalmente da un respingo cuando utilizas el instrumento para lanzar una flecha - Vaya, ¡es genial! Nunca había visto algo semejante. 

- ¿Tu también te dirijes a Ygdrassil? ¡Qué casualidad, igual que yo! - comenta Lilly muy entusiasmada - Resulta que las hiervas y flores que estoy recolectando son para una elfa amiga mía. Ha caído enferma y necesita un remedio para sanar cuanto antes. Pero no puedo volver hasta que no tenga todos los ingredientes. Dice apenada mientras juguetea con la flor.

- Y no sabes lo mejor. Esta arpa tiene un nombre, se llama Anturio, sabrás lo que significa puesto que es el nombre de una flor. Otra casualidad. –Loto se atusa el pelo con la mano y posteriormente recupera la flecha clavada en el árbol.- Si quieres puedo ayudarte con las plantas que tienes que buscar, así no iré solo después por el camino. Quizás pueda contarte la historia de Anturio mientras caminamos. La vida de un bardo no puede ser una vida solitaria. ¿Sabes?

Lamuejr gato le había hecho gracia. Parecía vivaz y dicharachera, perfecta compañía de viaje.

¿Qué ingredientes te faltan por encontrar?

No sabía si podría ayudar mucho a la mujer gato, pero si no al menos iría entretenido durante el trayecto a la capital. No tenía prisa, tenía toda la vida por delante.

- ¡Genial! - grita Lilly cuando accedes a acompañarla. La chica salta de alegría y te salta encima, con los brazos abiertos, para darte un par de lametones en la cara - ¡Muchas gracias por acompañarme! Cuatro ojos ven más que dos, no? Claro que si.

La chica-gato coge un saquito de paño que lleva colgado en el cinturón y mete la flor que había cogido. Después se dirige a donde había visto flor para arrancar dos más y meterlas también en el saco.

- Ya solo quedan dos ingredientes más. Uno es fácil de encontrar, se trata de una raíz, de color marrón, que crece bajo los árboles de esta región. El otro es algo más complicado - dice la chica acercándose a ti nuevamente, y en tono misterioso, añade - se trata de una especie de hongo que solo crece en el interior de las cuevas. - volviendo otra vez a su tono alegre y utilizando sus dedos para abrir más sus ojos gatunos, dice - Tendremos que tener los ojos bien abiertos para encontrar una cueva. Así que, en marchaaaa - Lilly extiende su brazo y apunta con su dedo en una dirección. Seguidamente comienza a caminar despacio con la cabeza agachada, observando el suelo por donde va pisando.

- Ge-ni-al...- Dice el bardo con la boca pequeña. No le gustaba mucho el contacto físico, así que las palabras le salieron algo forzadas, cuando la chica-gato le salto encima y le chupó la cara. Tuvo que esforzarse para no gritar !puag! y limpiarse la cara frenéticamente.  Con disimulo, se limpió las babas de la felina compañera con la manga de su camisa.- Pronto escurecerá, no sé si encontraremos algo.- Loto hace lo propio imitando a Lilly, como no era bueno rastreando, iba detrás de ella calladito y tratando de perturbarla lo menos prosible. Se preguntaba si los hombres gato tebnían buena visión nocturna.

- Pues si oscurece no podremos buscar bien las plantas - comenta Lilly con desazón. La chica se encoje de hombros - Tal vez debamos buscar un sitio donde pasar la noche, ¿no te parece? Así mañana al amanecer podemos ponernos en marcha ¡Y tendremos muchas horas de luz para buscar bien!

Loto se pone amanos a la obra aprovechando las últimas luces antes del anochecer. Recoge su petate y se disponea buscar un sitio para acampar. Busca un pequeño claro al abrigo de los árboles del bosque y que no quede demasiado lejos de la orilla del arroyo donde se econtraban. Mientras busca donde pasar la noche, no deja de buscar los ingredientes que Lilly necesitaba , por si podían matar dos pájaros de un tiro.  Caminando tararea una canción que en su familia siempre se cantaba para despedir al sol cada día.

Consigues dar con un lugar muy parecido a lo que buscabas cuando ya cae la noche. La chica-gato enciende rápidamente una pequeña hoguera y saca de su petate unas tiras de venado ahumado y una hogaza de pan duro. 
- ¿Tienes hambre, quieres comer? - te dice Lilly ofreciéndote un poco de su comida - la noche se hace más llevadera con el estómago lleno, ¿no crees? - te sonríe dulcemente. 

La chica empieza a comer con la boca abierta y a beber con demasiada ansia, lo que hace soltar un pequeño eructo,  demostrando unos modales no muy refinados - Es una lástima que no hayamos encontrado el resto de ingredientes. Pero no pasa nada. Mañana tendremos más suerte, estoy convencida de ellos. Y más teniendo a alguien a mi lado - te comenta Lilly y consigues intuir que sus mejillas se ruborizan un poco - Por cierto, antes habías mencionado una historia sobre un tal Arturio, o algo así. ¿De qué trata esa historia? ¿Es un romance o tal vez una aventura? ¿Me vas a contar esa historia? Por faaa....

Loto apenas puede soportar los ruidos de la mujer gato al comer. Sus modales no eras refinados precisamente. Aguantó como pudo mirando al suelo. Finalmente ella le solicita que le cuente la historia de Anturio, a lo cual el elfo responde encantado.

- La historia de Anturio es larga y antigua.  Ya su nombre tiene historia ¿sabes?. Pero tú lo sabrás si eres experta en plantas y flores. Anturio es un nombre de planta. Una planta de hojas verdes y flor roja, como la sangre.- Loto carraspea para aclarar la voz, ya que iba a reproducir la historia de la reliquia de su familia.-

Cuenta la leyenda que el poderoso mago elfo, Dagda, poseía una arpa mágica hecha de roble, la Anturio, que gracias al sonido de sus cuerdas era capaz de interpretar los tres nobles acordes: el del llanto, el de la risa y el del sueño. Pero sucedió que durante el fragor de la batalla de Mag Tuired, el arpa cayó en manos de sus enemigos los orcos, los siniestros señores de la noche, tomado como botín de guerra.- El joven bardo frunce el ceño, dándole a su rostro una expresión d eprofundo asco hacia dichas criaturas- Estos sin embargo dejaron el preciado instrumento olvidado en un rincón, puesto que ninguno de ellos sabía ni como tocarlo.  Pasó el tiempo, y un joven semiorco, que había vivido entre humanos, al ver el instrumento, lo confundió con un arco y se lo quedó usándolo como tal.
Aún siendo conscientes del peligro que corrían, Dagda y dos de sus más fieles compañeros se presentaron en el refugio de los orcos para recuperar su Anturio. Una vez llegaron a la sala de banquetes y después de comprobar cómo el preciado instrumento colgaba de la espalda de un semiorco, el buen mago  alzo su canto:

“¡Ven Anturio, dulce manzana murmuradora
Ven, armonía formada de cuatro ángulos,
Venga el verano, venga el invierno,
Saliendo de las bocas de arpas y gaitas y flautas!”

Al escuchar la voz de Dagda el arpa se descolgó de la espalda del semiorco y voló velozmente hasta reposar en las manos de su dueño. El regreso fue con tal ímpetu y violencia que se llevó la vida de nueve hombres por el camino. En ese momento los dedos de su dueño hicieron sonar los tres nobles acordes. Provocando con el primero las enormes carcajadas de sus enemigos, que se convirtieron en sollozos poco después, para finalmente caer todos acribillados por flechas élficas, hecho que aprovecharon Dagda y los suyos para poder escapar. Ni el propio Dagda sabía que había pasado. El tercer acorde que había tocado era el del sueño, pero en vez de dormir a los enemigos, una flechas habían sido disparadas en dirección a los orcos. Finalmente llegaron a la conclusión, de que, la manipulación del semiorco había estropeado de alguna manera el arpa. Ahora, era inútil para provocar el sueño, pero a cambio podía usarse como un arco.- El elfo se quedó mirando a Lilly esperando algún tipo de reacción.

La chica gato permanece atenta escuchando tu historia con mucha atención. Sus ojos y su boca se abren de vez en cuando en señal de asombro, sobre todo cuando el arco vuelve mágicamente a las manos de Dagda

- ¡Es una historia fascinante! Sin duda Anturio es un arpa excelente - Lilly se pone un poco cabizbaja - Es una lástima que yo no pueda cautivarte con una historia tan buena. Imagino que la vida de una herborista no es tan interesante...
Bueno, creo que ya es hora de ir a dormir. ¿Qué te parece si hacemos guardia? Solo por si acaso.

- Gracias. Si claro, haremos guardias. Yo haré la primera, descansa.- Después de todo la mujer gato conocía mejor la zona que él, así que no puso objeciones. Sin más, se dispuso a pasar unas horas delante del fuego, avivándolo y observando los alrededors.

La noche resulta ser bastante tranquila. Las llamas del fuego bailan en una danza juguetona mientras algunas aves nocturnas se dejan oir por los alrededores. El aire está en calma y no hace mucho frío, gracias en parte a la hoguera que mantienes encendida. El cansancio empieza a hacer mella en ti y escuchas a Lilly emitir algún leve ronquido de vez en cuando...

La noche estaba resultando ser bastante tranquila, incluso agradable con el chisporrotear del fuego. Se acurrucó agarrando las piernas encogidas con los brazos. Las llamas danzaban como bailarinas en un espectáculo al que Loto no podía dejar de mirar. Recordaba historias sobre hechiceros que usaban el fuego para hipnotizar a sus enemigos, o para ver el futuro , el pasado o comunicarse con los muertos. Su imaginativa mente ya estaba dando forma a esas historias en su cabeza, añadiendo  detalles de su cosecha, como si estuviera preparando una representación para deleitar a un selecto público.

De repente fue de nuevo consciente de donde estaba. Debía haber pegado una cabezada. Se pellizcó la mejilla para para quitarse el sueño puesto que aún le quedaba un buen tiempo de guardia. Pero las llamas que ya empezaban a menguar eran como un canto de sirenas difícil de resistir...