Partida Rol por web

Tras curar por completo las heridas sufridas en el ultimo enfrentamiento, el grupo se prepara para descansar unas cuantas horas.
Haciendo guardias de a dos, la tarde se va rapidamente, oscurece, y comienza ya a clarear.
Owen estudia sus conjuros, mientras Henutsen y Leila preparan sus oraciones para adentrarse a la nueva fortaleza.

Tras investigar el puente, Imdlara encuentra tras uno de los escudos, un compartimento en donde hay un viejo manuscrito lleno de extrañas escrituras.

Tras la grieta en el puente, se puede ver la puerta de hierro cerrada

A pesar de todo, y con enemigos de un poder tan terrible que nunca había soñado con enfrentarse algo así, seguían vivos. Para Leila aquello era en verdad sorprendente, muy sorprendente, y aunque agotada física y psicológicamente, cuando por fin pudo conciliar el sueño lo hizo con una sonrisa.

La mañana la encontró acurrucada en su petate, echando de menos la comodidad de su cama y el calor de un amante, aunque si de algo no se podía quejar era de calor en aquel maldito infierno. Necesitó un esfuerzo consciente para salir de aquel refugio y eso volvió a agriar su humor. Aquella ciudadela parecía sacada de un cuento de terror, y el optimismo que la invadió tras derrotar al demonio dejó paso de nuevo a malos presagios. Aquello sólo había sido el recibimiento, dentro sería peor, y el grupo ya había sido llevado al límite en dos ocasiones.

- Me vendría bien saber si más adelante el calor es como ha sido en el hall. En función de eso podría preparar conjuros de protección contra el calor, o preparar conjuros para potenciaros en combate, o bien para curaros. ¿Sería posible explorar un poco y después pararnos para que pueda solicitar los dones a mi señora?

Me levanto y me tomo alguna de mis raciones de viaje, no como mucho, eso me ayuda a tener la mente despejada. No vi, antes de dormir, que Imdlara finalmente revisase el cuerpo del animal, asi que me dedico a hacerlo yo, asi como el resto de la habitacion, y comienzo a estudiar la manera mas sencilla para pasar al otro lado.

Dentro del escudo, el cual por cierto es un escudo de acero de gran calidad tallado con la forma de una cabeza de toro, está el libro (cuya tapa está con jeroglificos extraños, pero escrito en comun en su interior...)

Cita:

Dranger encuentra unas maderas con las cuales improvisa un precario puente para cruzar la grieta. Sin embargo, a la mayoría de ustedes, le da mas seguridad cruzar de un salto que pisar esas tablas...pero el enano es el enano.

Tras llegar al otro lado de la grieta, algunos de un corto salto y Dranger pisando las maderas que ha preparado, se acercan a la puerta de hierro.

Henutsen investiga la lanza de la criatura, así como el resto del equipo, y se da cuenta de que no hay nada de valor allí. Sin embargo, lo extraño, es que si se trata de una criatura conjurada, tendría que haber regresado a su mundo al morir...Evidentemente ha llegado a éste plano de otra forma.

Al acercarse a las puertas de hierro, se puede sentir que hay mucho calor acumulado alli. Sin embargo, debido a que el puente es bastante más fresco gracias a la grieta, pueden acercar la mano e incluso seguramente aunque está caliente, se la pueda tocar sin quemarse.

- La puerta está hirviendo, se nota sólo con mirarla. Puedo protegernos del calor a mí y a otros dos, aunque luego ya sólo podré aportar curaciones al grupo, y lo poco que pueda hacer con mi cimitarra. Creo que es la mejor opción tal y como se ve la cosa. Desgraciadamente, no puedo protegernos a todos. Esperemos también que el calor no sobrepase el poder de mis conjuros, si es así tendremos que retirarnos me temo. Si alguien puede protegerse a sí mismo, será mejor que lo intente.

En cuanto siento el calor de los elementos, mis labios conjuran casi silenciosamente un hechizo de proteccion.

- Yo puedo cuidar de mi mismo, pero quedarnos sin curaciones en el grupo me parece extremadamente arriesgado. Prefiero tener que volver a aqui de cuando en cuando que no tener posibilidad de sanar a nadie en caso de necesidad extrema.

Despues de un merecido descanso, las cosas se veían más optimistas. Owen seguía confuso por el hecho de que la críatura no hubiese vuelto a su plano de origen. Definitivamente ahí había un misterio, pero lamentablemente no tenía tiempo para él, pues tenían una misión más urgente.

El libro que encontró Imdlara parecia tener posibilidades, en cuanto pudiera le echaría un vistazo.

Despues de preparar sus conjuros para el día y comer un poco de sus raciones, se unió al grupo para atravesar el puente. No fue facil pero lo consiguieron. Al llegar a la puerta del otro lado encontraron un nuevo problema.

Yo no tengo ese tipo de protección. Pero al igual que Henutsen, no creo que debieras usar sólo esos conjuros. Como ya te dije, una protección contra el mal puede ser muy util si encontramos más seres de esos o parecidos. Pero bueno, tú sabrás mejor como administrarte.

 Dranger, satisfecho por la improvisada pasarela que había montado, pues se aburría un poco mientras Henutsen y Leila hacían sus rezos y Owen empollaba el libro. Y ya que lo había montado no se quedaría sin usarlo.

 Durante el tiempo que estuvo montando guardia y descansando no le pasó por alto que el brillo que había adquirido su arma se había desvanecido y volvia a ser una simple y mortíefera arma mundana.

 Por lo menos no se ha deteriorado su filo con el potiengue ese.

 Una vez al otro lado, tras inspeccionar la candente puerta, todo chulo él comenta.

 - Yo no necesito de esa magia, Leila, guarrrdala para otrras cosas. Este calorrcito no es mayorr que el sol del invierrno parra un enano hecho y derrecho como yo.

- Soy primeriza en esto, aprecio vuestros consejos, pero si me protejo de ese modo, no tendría ya mucho que ofreceros a los demás, sólo un conjuro de curación, y no merece la pena gastar un conjuro para poder utilizar otro con más libertad. Prepararé un conjuro contra el calor para mí, y ya veré qué más solicito a mi señora...

Ya preparados, el grupo se planta en frente a la candente puerta. Evidentemente hace mucho calor alli adentro, aunque se puede tocar sin llegar a quemarse.
Luego que Imdlara revise en busca de posibles trampas, la empujan abriéndola sin mucho esfuerzo. Los engranajes están bien aceitados ésta vez, y la gran puerta se abre dejando paso a una gran forja.

Adentro...
El resplandor rojo de la lava ilumina débilmente a ésta habitación amplia. Riachuelos de roca fundida recorren el piso de la sala, alimentado por las corrientes de lava que fluye por las paredes.

Cuatro enormes forjas están espaciadas uniformemente alrededor de la sala, con grandes martillos, fuelles, yunques, y tanques de agua que gotean en la lava abajo.

Una rampa circular, se eleva suavemente cerca del centro de la sala, cruzando por encima de los canales de lava antes de desaparecer en la oscuridad, como accediendo a otro nivel de la fortaleza.

Adentro, ademas del calor, sienten el ruido de metal contra metal...
Clank! Clangg...clanggg clanshhh...shhhhhhhhhhh....clank!

Leila siguió a Indlara pisando en los mismos sitios que esta había pisado, hasta que llegó al borde mismo de al puerta, allí interrumpió un momento a su amiga.

- Déjame  ver si hay algún veneno o magia en esta puerta antes de que intentes buscar las trampas, si descubro algo puede serte de ayuda a la hora de intentar desactivarla.

- Oh, dios... qué horror... Ojalá pudiésemos llevar todo esto al Norte, un sistema de calefacción así no debería estar en el desierto.

El calor sofocanet de la lava golpeó al mago quitandole el aliento momentaneamente.  Desde luego si no fuera por estar acostumbrado al desierto, este sofoco acabaría con él.

Demonos prisa. está claro que aquí hay alguien. Por el ruido más que nada. Acabemos nuestro trabajo y marchemonos de este lugar infernal.

Pongo un pie en la entrada, cimitarra en la mano mientras hago una señal a Kasr para que de momento se quede fuera. Entre cierro los ojos en busca de cualquier cosa que pudiera llamarme la atencion y un poco fascinado por los elementos mecanicos....

 Dranger se adentra un par de pasos en la enorme forja que tiene delante.

Caray pero si es como regresar a casa... eso me recuerda que hace tiempo que no paso por allí.

 El joven enano tiene una estraña sensación, la de estar sudando pero sin lelgar a sentir como el sudor corre por su piel... es que no tiene tiempo de correr ¡Antes se evapora!

 - Sí, vayamos. Ya curriosarremos al rregrresarr.