Partida Rol por web

Ese "Confio en ti", fue la carga animica que necesitaba. Si bien, tener la responsabilidad de buscar una salida era terriblemente pesada, estaba dispuesto a aceptarla. El que nunca habia aceptado responsabilidades, que habia sido siempre frio con sus relaciones y tenia una desconfianza natural para con todos. Ahora estaba buscando la forma de salvar a aquella chica incluso si para ella tenia que perder la suya.

-El sotano- dijo sacando a toda velocidad la llave de su bolsillo. Despues de eso todo se volvio un caos, correr hasta la puerta, insertar la llave y darle dos vueltas. Hacer pasar a Isabel y evitar que siguiera bajando. Cerrar la puerta, poner la llave. Escuchar el sonido de friccion de muchos pies que iban tras ellos, los gemidos y oler la intensa pudredumbre que invadia ese recinto santo. Bajar y acabar con el primer zombi encadenado. ¿Era Romo? Nunca lo supo, no queria saberlo. Su unica intencion era despejar el camino hasta la ventana y salvar a Isabel. ¿Estaria despejado el camino mas alla de esa reducida ventana? Tampoco lo sabia, pero si estaban en una iglesia quizas Dios los este mirando, quizas les diera esta ayudita. No pedia mucho, solo que no haya mas de esas cosas. Que pudiera salir de alli a salvo. Estar a salvo solo para poder vivir unos minutos mas...

Fuisteis corriendo hasta el sótano, estaba oscuro, y apenas entraba algo de luz por una ventana al fondo de la sala, que estaba inundada de polvo. Afuera debería estar atardeciendo por lo que tampoco ayudaba demasiado a iluminarlo.

Una vez dentro podíais oír claramente el sonido de unas cadenas y unos pies arrastrándose, lo que horas antes os había parecido oír a través de esa puerta.

Con horror en vuestras caras pudisteis observar como había varios zombies en alto estado de descomposición, muchos de ellos apenas se podían mantener en pie y estaban agonizando. Tenían algunos miembros rotos o cortados y estaban encadenados. Uno de ellos, parecía estar recién convertido, y al detectar vuestra presencia se abalanzó sobre vosotros.

Era Romo Lampkin.

Encadenado por el cuello, se detuvo forzosamente al borde de la escalera. No os llegaba a alcanzar pero debíais deshaceros de él para poder pasar por esa estancia.

Marcos levanto el bate, dudo un instante, notaba las manos temblorosas y humedas, pero luego descargo el arma con todas sus fuerzas. Murmuro algo, medio reniego y lamento, pero las palabras resultaban inteligibles. Tal vez una disculpa, tal vez una maldicion por lo que tenia que hacer, ni siquiera el lo sabia.

Ataco mas de reflejo que otra cosa, tenia que sacar a Isabel de alli, no importaba si para eso debia mancharse con la sangre de su compañero, no le importaba nada. Sabian bien que de un momento a otro, muchos zombis se agolparian en la puerta impidiendoles salir, asi que trato de golpear en la cabeza, pero manteniendose a cierta distancia. En la oscuridad del sotano temia que haya mas de lo que pudiera ver...

El sonido de las cadenas me hicieron sobresaltar y aferrarme de la mano de Marcos tan fuerte como pude. El olor putrefacto, los gemidos y lamentos, hicieron paltipar con fuerza mi corazón y un escalofrío recorrío cada parte de mi cuerpo.

Mis ojos se desorbitaron al encontrarme con el cuerpo infectado de Marcos. Un gemido de impacto escapa de mi boca y mis ojos inmediatamente se humedecieron.

Siento dolor al ver a mi compañero en ese estado y no podíamos dejarlo así, en ese estado. Mis ojos se cierran como reflejo al ver a Marcos levantar el bate. Mi mano aprieta la suya y murmuro -No podemos dejarlo así, sometido a... eso...- no se me ocurría que termino darle al estado de un caminante.

-Hazlo...- lo motivo. Desearía acabar con él de otra forma menos violenta y más rápida, pero era lo único que teníamos.

Tras la dura decisión, Marcos, alentado por Isabel, reventó la cabeza debilitada de aquel ser que antaño compartió experiencias inolvidables de supervivencia con vosotros, ahora infectado con aquel virus que estaba atentando contra toda la raza humana.

Tras despachar los debilitados cuerpos, de aquellos seres que no habían sido mutilados y aún se podían mover, avanzasteis por aquel lúgubre sótano sin querer pensar que clase de malvada locura se practicaba ahí abajo.

Al fondo había una pequeña obertura en la pared que desembocaba un poco mas arriba en una pequeña ventana del sótano por el que aún se filtraba algo de luz del atardecer.

Detrás vuestro se podía oír como centenar de cuerpos arrastraban pesadamente sus pies por encima vuestro, en el piso de arriba. Unos golpes en la puerta que habíais cerrado detrás vuestro os hicieron entender que os habían encontrado. Una vez mas la prisa apremiaba sobre la que ya teníais.

PUM PUM - los golpes se hacían cada vez mas fuertes.

Como no, todo empezaba a salir mal de nuevo.

Aquella ventana parecía atascada.

Sintio como el bate destrozaba el craneo de Romo, ya habia escuchado ese sonido antes, pero ahora resultaba aun mas atroz, pues sabia que habia acabado con el sufrimiento de un amigo. Ni siquiera tuvo tiempo de lamentarlo, los zombis seguian entrando en la iglesia, por lo que no tadarian en encontrarlos.

Depacho a los demas zombis que estuvieran mas cerca, no queria correr riezgos. Trato de abrir la ventana pero esta tercamente permanece cerrada. Marcos siente como la sangre se le congela en el cuerpo. ¿Habia tomado una mala decision? ¿Los habia condenado a ambos a una muerte horrible y dolorosa? Podria romper el vidrio, pero no creia que pudieran pasar a travez del agujero.

-Isabel- su voz sonaba ronca a causa de la tension-. ¿Aun tenés el hierro...?

Recordaba que Isabel habia tomado un pesado hierro de chimenea cuando salieron de la casa en donde dejaron a Liz... Dedico un segundo al recuerdo de su otra amiga, preguntandose que habia sido de ella en todo ese tiempo. Parecia que habia pasado mil años. Volvio a concentrarse en lo que queria hacer, si ella tenia ese hierro podrian forzar la ventana y salir de alli sin hacer tanto ruido...

No pude evitar cerrar los ojos en el instante en que Marcos acabó con la vida de Romo, pero era lo único que podíamos hacer; no podíamos dejarlo en ese estado lamentable. Lo hecho, hecho estaba y debíamos continuar y sobrevivir de aquella situación.

Caminamos con rapidez y al llegar a la ventana, noté que Marcos no podía abrirla. Mi estómago se retorció y unas fuertes nauseas aparecieron. Necesitaba aire fresco.

Caigo de rodillas, cansada y mareada. Respiraba profundamente para recobrar mis fuerzas. Una tos de nerviosismo apareció al igual que arcadas.

El sudor frío bañaba mi frente y por primera vez sentí que no podía más, que era absurdo seguir luchando, porque no había salvación. Éste era el fin de la humanidad.

¿El hierro? pienso al tiempo que limpiaba mi rostro con ambas manos de forma frenética. Rápidamente me quito el maletín en el cual llevaba alimentos y aquel diario que había encontrado. Debía estar allí. Con cierta torpeza abro el maletín e introduzco una mano en busca del objeto. Allí estaba.

Asiento con la cabeza e inmediatamente se lo paso a Marcos -Sácanos de aquí...- le suplico.

Marcos tomó lo que le tendia Isabel con manos temblorosas y freneticas. Podia ver el terror en los ojos de su compañera, su pose era de rendicion, temblaba visiblemente. No podia dejar que se derrumbara ahora, estaban tan cerca, no podria vivir sin ella. Ahora lo sabia, era mas que una relacion nacida en el caos, era una muestra de esperanza, de vida, de verdadero amor.

-Hey- dijo con ojos suplicantes-. Quedate conmigo. Por favor, te necesito conmigo...

Sin mas, uso el arma para forzar la cerradura, hacer palanca y tratar de abrir la ventana, unica barrera que le impedia estar a salvo. O eso creian. si fallaba tenia que usar toda su fuerza y romper a golpes la ventana, pero esto atrairia a mas zombis.

Marcos, agarró el hierro de Isabel y con toda la fuerza y determinación que tenía empezó a forzar esos barrotes de la ventana, esperar poderla abrir a tiempo.

Los segundos pasaban muy lentamente, podiais oír decenas de zombies a vuestras espaldas, echando abajo la puerta, pues esta cedería en cuestión de instantes.

¡¡PLANK!!

Un fuerte ruido sonó detrás vuestro.

¡¡PLANK!!

Otro fuerte ruido sonó delante vuestro.

La ventana había cedido forzada por Marcos, a la vez, los zombies habían destrozado la puerta, y empezaban a bajar las escaleras. Los primeros de ellos cayeron torpemente por las escaleras, aunque los que iban detrás parecían no tener reparos en pisarlos y seguir adelante.

El olor dulzón y empalagoso a putrefacción los envolvió en cuanto los zombis irrumpieron. Cada latido de corazón martilleaba en sus sienes con terrible fuerza, como apremiándoles a darse prisa. Marcos sintió como la adrenalina volvía a desatarse en su cuerpo, levanto a Isabel para que pasara por la ventana, en ningún momento pensó en pasar primero él, aunque en otro tiempo no lo hubiera dudado. ¿Tan cambiado estaba? ¿Era posible que ese mundo de mierda pudiera sacar lo mejor de él cuando en otros solo sacó lo peor? Aunque no había dudado en matar al falso cura hacia solo unos minutos.
Creyó que Isabel le dijo algo, aunque no estaba seguro, de todas formas no permitirá que quedara allí, que muriera en una iglesia olvidada por dios, hogar de un psicópata y testigo de tantos horrores. Ya había perdido a un amigo, no iba a perder a la única mujer que en verdad lo había hecho sentir vivo.
-Ya...- dijo apremiante mientras escuchaba como los zombis se acercaban con decisión, maquinas perfectas de matar, sin ambiciones, solo hambre guiando sus pasos. Una vez que Isabel pasó por ella, Marcos fue detrás suyo, agitando los pies para que ninguno de esas cosas lo atrapara. Casi sentía sus garras muertas y frías sobre su piel, era como estar desnudo ante un fuego frío que quemaba hasta los huesos.

Aquellas palabras me llenaron nuevamente de energía. Era lo que necesitaba para continuar luchando por nuestras vidas.

Con una mano temblorosa me aferro de la suya. Tomé impulso y allí estaba de nuevo en pie, forzando la ventana junto a él para salir de allí.

Temía que mi corazón no soportara más, pues sus latidos aumentaban cada vez mas y mas. Comenzaba a sentir aquel olor putrefacto y por unos segundos mi respiración se detuvo.

Jadeos escapaban de mis labios. Gotas de sudor bañaban mi frente y timidamente bajaban por mi cuello. Miraba una y otra vez hacia atrás. Estábamos cerca de escapar...

¡¡Por fin la puerta había cedido!! Era tiempo de escapar. Sonreí y besé la mejilla de Marcos y acto seguido me deslicé por la ventana, pero sin soltar si mano. Tiro de ésta para que se diera prisa.

¿Qué había en el exterior? Con curiosidad y nerviosisimo, miro.

Salisteis rápidamente como podíais de aquel agujero infernal, pensando que en cualquier momento unas garras os atraparían y os harían descender a lo que sería vuestra muerte.

Fuera empezaba a irse el sol, era el atardecer, que en poco tiempo dejaría paso a la noche.

Delante vuestro se alzaban varias criptas antiguas, del cementerio situado en la parte posterior de aquella iglesia. Era un recinto cerrado con murallas de piedra altas y con una gran verja cerrada al fondo del jardín.

Ahora que estabais fuera, notasteis como una bocanada de aire puro entraba en vuestro cansados pulmones y de alguna manera os revitalizaba.

En unos instantes vuestra respiración había dejado de ser puros jadeos y podíais oír como dentro de aquella ventana del sótano se llenaba de aquellos seres. Y a fuera, en el aire libre se oía un rumor que no cesaba, como si cientos o miles de personas estuvieran hablando o murmurando, aunque suponíais que no estaban demasiado vivas.

Traspasar esa ventana fue como volver a nacer, como si dejaran atras una muda de piel increiblemente pesada y sucia, respirar, caminar, ver los pocos rayos del sol renovaron su espiritu. Escapaban de la muerte una vez mas, por los pelos y por grandes dosis de suerte. Marcos aun sentia el calido y humedo beso en su mejilla, parecia que era lo unico que sentia su cuerpo. Como un faro en su mar de sentimientos, brillaba con mas luz que el sol.

Reacciono al instante y miro hacia todos lados con rapides, aun no estaban a salvo. Una vez mas sus sentidos se pusieron alertas, apreto la mano de Isabel, como si temiera que algo la alejara de su lado.

-Pense...pense que no la contabamos- murmuro, casi para si mismo. Pero luego la miro y la abrazo con fuerza, recordando lo calido que era su cuerpo y lo dulce que era el perfume de su pelo. Cada segundo que pasaba con ella se daba cuenta que era lo que necesitaba, que jamas volveria a ver la vida o la muerte de la misma manera, que ella era lo unico verdadero.

¿Acaso el resto de su vida iba a ser de aquella forma? ¿Correr, sufrir y huir? Pensaba por un instante que su corazón no aguantaría mucho tiempo aquella situación.

Ahora se sentía tranquila y más aún que Marcos la tenía acunada en sus brazos. Cierro los ojos y un suspiro largo se me escapa. Mis manos se aferran a su lasio pelo y mi cuerpo deseaba fundirse en el suyo. -Pero lo logramos, gracias a ti...- susurro.

Las palabras salían con dificultad de mi boca. Estaba cansada, necesitaba descansar, pero sabía que para ello aún faltaba. En su mente se animaba a continuar, pero su estado anímico comenzaba a deteriorarse.

Nuevamente suspiro y beso el cuello de Marcos. Él era lo único que la mantenía con cordura y con fuerzas para seguir sobreviviendo.

-¿Hacia dónde vamos?- le susurro.

Cansados, pero vivos y juntos (que no era poco), reposabais apoyados en una pared de una cripta cercana, con vuestros sentidos alerta, aunque muy cansados y exhaustos. Un cementerio no parecía un gran sitio para descansar, pero parecía no serlo ninguno, y vuestros cuerpos fatigados os pedían a gritos silencioso que los dejaseis reposar.

Marcos alzó la vista hacia el cielo anaranjado, parecía haber visto algo, notado un pequeño movimiento por el rabillo del ojo, instantes después Isabel entornó su mirada para seguir con los ojos la misma dirección que oteaba su compañero.

Parecía un helicóptero, que volaba cerca del pueblo. Era extraño porque no llevaba ningún tipo de luz y de haber pasado en otro momento del día seguramente no os habríais enterado.

A parte de esto, empezasteis a oír unos sonidos extraños, no sabíais bien del todo de donde provenían, aunque parecía cercano. Había varios ruidos de estos por todo el cementerio: un repiqueteo contra madera y piedra, rascadas y pequeños golpes.

Marcos comenzo a temblar, no porque habia visto el helicoptero, sino porque esos sonidos le dijeron que en ese cementerio, no estaban solos.

-En las tumbas...- murmuro lo mas bajo posible-. Hay zombis...

Saco de su cinturon la pistola de bengalas, si el helicoptero estaba cerca, tal vez podria usarla. Pero eso atraeria a los zombis, se quedaria sin una municion. Ahora veia las cosas de otra forma, algo tan simple como esa bengala se habia convertido en algo escencial, temia desperdiciarla. No sabia si los rescatarian.

Deposito un dedo en sus labios y a asiento lentamente. Si, estábamos rodeados de aquellas criaturas y necesitábamos salir de allí cuanto antes, pero energía me faltaba para caminar.

Con mucho precaución para no hacer ruido alguno, comienzo a abrir el cierre de la maleta en la que guardaba un poco de alimentos. Una barra energética y un poco de agua, quizás nos ayudarían, pero el ruido de algo en el cielo, hace que interrumpa la busqueda en el interior de mi maleta.

¿Acaso eso era un... helicóptero? Mi corazón da un vuelvo y la esperanza resurge en mi interior. Miro a Marcos y le sonrío.

Marcos le muestra la pistola de bengalas a Isabel, aun tiene miedo de que esta alertara a los zombis, pero podria ser la unica forma de salir de ese lugar de una vez por todas. Con cuidado busca un lugar donde lanzarla, eso si el helicoptero viene hacia ellos o si esta cerca. La esperanza que vio en los ojos de Isabel parecio contagiarlo, como si el estado de animo de la chica le llegara como un aura, arrancando el negro miedo, mostrandole un camino que de otra forma no hubiera visto.

Por un momento todo se quedó en silencio. Un agudo sonido estalló en vuestros oídos cuando Marcos alzó la pistola de plástico y tras quitar el seguro, acciono el gatillo.

La bengala de salvamento surco los aires del cielo que ya estaba oscureciendo, con un halo anaranjado, como si fuera un cohete de fuegos artificiales, pero no estalló al llegar arriba.

Tras unos instantes, seguía todo en silencio, como si el rumor de aquellos zombies se hubiera detenido. Como si por alguna razón aquellos seres estuvieran buscando y orientándose de la ubicación de aquella baliza.

El rumor se volvió a extender por todo el ambiente, aunque esta vez era mas fuerte y cercano. La suerte estaba echada con el lanzamiento de esa bengala, pues era como si todos los zombies del pueblo se dirigieran a vuestra posición.

Pasaron unos segundos cuando el primer tintineo proveniente de la puerta se empezó a escuchar. Unos segundos mas y parecía que otro zombie intentaba tirar abajo esa puerta metálica de acceso al cementerio.